LOS ANTI VALORES DE HOY: LA IRA Y EL ENOJO
LA IRA Y EL ENOJO MATAN A MUCHAS PERSONAS HOY
Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has enojado en gran
manera Caín, y por qué ha decaído tu semblante?
Génesis 4:6
El primer homicidio en la historia de la humanidad, del cual
tenemos noticia según la Biblia, es el cometido por el hijo mayor de Adán,
Caín, quien mató a su hermano menor, Abel. ¿Será posible imaginar el inmenso
dolor de Adán y Eva viendo el cuerpo de su hijo, sin vida? Habrán llorado amargamente
y se habrán preguntado muchas veces: “¿Por qué?”
La Biblia cuenta de que Caín tenía problemas con su excesiva
rabia . Dios le había preguntado a Caín: ¿Por qué estás enojado?
¿Por qué la ira y el enojo son tan comunes entre familiares
y parientes? Encontramos a personas que tienen un pésimo auto imagen, viven
abatidos, hacen parte de una familia dominada por la ira, la rabia, el enojo y
no tienen control emocional.
La Biblia dice: “El amor... no se irrita fácilmente, no
guarda rencor”. Este pasaje bíblico, se refiere en primer lugar, al amor de
Dios por nosotros. Siempre enfrentamos personas o situaciones que nos provocan.
Pero debemos dominar nuestros impulsos recordando la manera como Dios nos trata
cuando le ofendemos. Dios es paciente y bondadoso con nosotros. Debemos amar a
los demás con el mismo amor que Dios nos ama y mantener sobre control nuestros
impulsos. Dominar nuestro temperamento con la ayuda de Dios.
Piensa
Quien controla su temperamento, evita heridas en el corazón
de otros y en su propio corazón.
Ora
Perdónanos Señor, por herir y lastimar a muchas personas con
nuestra ira, rabia y enojo. A veces entristecemos y hacemos llorar a muchos por
no controlarnos. Enséñanos a amar de verdad. Amén.
¿Por qué esa rabia?
Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres
bien, el pecado está a la puerta... y tú te enseñorearás de él.
Génesis 4:7
Dios nos alerta que cuando nos airamos, el pecado se
convierte en una amenaza. En otras palabras, la ira es como un animal salvaje,
listo para atacar a su presa indefensa.
La ira nos puede dominar y aún más, intentar aniquilar lo
que está provocando nuestra ira – “... más el espíritu deprimido, quién lo
levanta?” (Proverbios 18:14)
¿Cuántos de nosotros ya hemos lastimado a otros porque no
supimos controlar nuestra ira y nuestra lengua? El Señor nos advierte: “No te
apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los
necios”. (Eclesiastés 7:9). Cuando estamos dominados por la ira, nos sentimos
poderosos, pero en lo íntimo sabemos que solamente escondemos nuestra
debilidad.
Vivimos una época de mucho nerviosismo. Vemos gente nerviosa
en el tránsito de las grandes ciudades. Las personas dicen palabras groseras e
hirientes cuando están enojadas.
EL Dios eterno nos pregunta hoy: ¿Por qué estás enojado?
(Génesis 4:6). Dios nos hace esa pregunta, para llevarnos a la raíz del
problema. Él quiere sanar las heridas que otros nos causaron. Podemos confiar
que Él pondrá límites al pecado que toca a nuestra puerta.
Piensa
Cuando nos provocan a ira, es bueno preguntarnos: “¿Porqué
es que estoy tan enojado?”
Ora
Señor, ayúdanos a dominar nuestra ira. Danos paciencia,
autocontrol y sabiduría, para saber convivir con los demás, de tal manera que
no les causemos sufrimiento o destrucción. En nombre de Jesús. Amén.
Respondiendo como Jesús
Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido?
Génesis 4:7
La ira crea un vacío en nuestras vidas.
Pedro dice a los cristianos: “Porque también Cristo padeció
(...) quien cuando le maldecían, no respondía con maldición, cuando padecía, no
amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. Debemos imitar a
Cristo... Jesús podría haber llamado a legiones de ángeles y barrer de la
tierra a sus adversarios, pero respondió con amor y no con ira.
Cuando somos heridos en lo más íntimo, no debemos responder
con represalia e ira, porque eso no ayudará ni resolverá en nada. Dios insistió
con Caín cuando estaba a punto de matar a su hermano Abel: “¿Si hicieres el
bien, no serás enaltecido?. Pero Caín no escuchó el consejo de Dios.
Muchas veces es difícil librarnos de nuestra ira. Parece que
las cosas que hacen las personas a nuestro alrededor, la hacen simplemente para
irritarnos y ponernos nerviosos. Tal vez sea el esposo, la esposa, un hijo, un
colega de trabajo, un vecino o alguien de la iglesia, que con frecuentemente
nos irrita. ¿Por qué?
El problema está dentro de nosotros mismos. No es culpa del
otro cuando actuamos con ira. En realidad es nuestro problema y nuestra
responsabilidad. Necesitamos mansedumbre y la simpatía para lidiar con las
faltas de los otros, así como Cristo lidia con nosotros.
Piensa
La culpa de quien tiene ataques de ira, descontrol
emocional, no es de los otros, pero sí de quien las tiene.
Ora
Perdónanos Señor, cuando respondemos irritados, con ira y
hasta con furia, a las provocaciones y los insultos. Ayúdame, pues no quiero
ser un impedimento para que otros te conozcan. Amén.
¿Dónde está tu hermano?
Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano?...
Génesis 4:9
Hace poco, mi esposa y yo estuvimos conversando con una
pareja de ancianos, a quienes admiramos mucho. Ellos nos contaron que asumieron
el compromiso de apoyar a cuatro mujeres que quedaron viudas. Frecuentemente le
hacen visitas y construyen una relación de amistad y compañerismo con cada una
de ellas. Mientras compartía su experiencia, pensé: “que Dios los bendiga y les
multiplique sus fuerzas”. Recuerdo que mi padre contaba de que cuando mi madre
falleció, los amigos nunca más lo visitaron.
Uno de los problemas más grande que existe en el mundo, es
la soledad. Muchas familias son inestables, o están divididas por el divorcio.
Dios nos dice a todos, que la iglesia es nuestra familia también. La iglesia es
un lugar donde personas extrañas pasan a ser hermanos y hermanas, en Cristo.
Las altas secuoyas, son árboles muy altos que viven más de
2.000 años, en California, siempre crecen en grupos. Es difícil encontrar un
árbol grande solito, porque las secuoyas no tienen raíces profundas, y solas
difícilmente resistirían a la tempestad. Pero un grupo de secuoyas, sí
permanecen en pié, porque las raíces se entrelazan entre si.
Podemos decir que lo mismo sucede con una iglesia que vive
en comunión.
Piensa
Desde los tiempos remotos de Caín y Abel, Dios ya nos
enseñaba a cuidar de nuestros hermanos.
Ora
Gracias Señor, por aquellos que se interesan por nosotros.
Que demostremos interés por los demás y creemos una relación de amor que nos
mantenga unidos contra las tempestades. Amén.
Calor humano
Sobrellevad unos las cargas de los otros, y cumplid así la
ley de Cristo.
Gálatas 6:2
Jackie Robinson, el primer jugador negro del beisbol
profesional americano, estaba jugando en el estadio de su ciudad natal. Durante
el juego el cometió un grave error, comprometedor, y la multitud comenzó a
gritar insultos peyorativos y frases racistas. Robinson se quedó paralizado y
cabizbajo, severamente humillado. Entonces el jugador Pee Wee Reese, fue junto
a Jackie, mientras la multitud continuaba gritando, abrazó a Jackie y enfrentó
al público. Al poco tiempo la hinchada se calmó. Tiempos después, Robinson dijo
que recibir un abrazo caluroso fue lo que salvó su carrera de jugador.
Conozco lo que sucedió a un grupo de 9 personas que
trabajaban en la extracción de mineros y quedaron atrapados por tres días en un
pozo lleno de agua. Estar por mucho tiempo dentro del agua helada podría
matarlos poco a poco por hipotermia. Sabiendo que eso podría ocurrir, cuando
uno de ellos ya no aguantaba el frío, los otros 8 se juntaban a su alrededor
para calentarlo. También se amarraron unos a otros para quedarse juntos y
apoyarse mutuamente, sabiendo que si morían serían encontrados todos juntos.
Finalmente todos salieron vivos.
Estas son dos historias increíbles acerca de cómo cuidar al
otro. Dos ejemplos de cómo una iglesia debe ser y actuar.
Piensa
Un abrazo en un momento crucial de la vida, puede salvar
nuestra vida.
Ora
Señor, cuándo nos preguntas: ¿Dónde está tu hermano?,
sabemos lo que quieres decir. Que podamos ayudar a nuestro hermano con alegría
y amor. En nombre de Cristo Jesús. Amén.
Un nuevo mandamiento
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como
yo os he amado, que también os améis unos a otros.
Juan
13:34
A veces las personas se confunden cuando Jesús dice que está
dando un nuevo mandamiento: “Amaos los unos a los otros”. ¿Es que acaso ese no
fue siempre el mandamiento de Dios? Para entender lo que hay de nuevo en ese
mandamiento, necesitamos observar que Jesús añade: “como yo os amé, vosotros
también debéis amaros los unos a los otros” Jesús nos amó dando su vida en la
cruz por nosotros. Jesús nos enseñó que el amor verdadero requiere sacrificio.
¡Qué comunidad maravillosa sería la iglesia, si todos los
seguidores de Jesús amasemos como Él nos amó!. En ese bello escenario todos los
miembros de la iglesia andarían lado a lado con sus hermanos, hermanas y
vecinos, estimulándose mutuamente, ayudándose y apoyándose. El amor cristiano
puesto en práctica, estaría dispuesto a ayudar a cualquiera en nombre de Jesús,
sin importar las dificultades. Infelizmente no encontramos siempre este tipo de
amor dentro de nuestras iglesias, a pesar de eso, el compromiso nuestro debe
ser con Jesús, quien nos amó.
Hay tantas personas que necesitan un hermano o hermana que
estén a su lado, apoyándolos y amándolos cuando tienen que enfrentar
situaciones difíciles en la vida. Muchos, en éste momento, se encuentran solos.
Piensa
Sólo el amor de Cristo es sin límites, pero dentro de
nuestras limitaciones debemos amar a nuestro prójimo.
Ora
Señor, te agradecemos por amarnos de una manera totalmente
nueva. Que podamos demostrar tu amor de manera auténtica y desinteresada, a las
personas que nos rodean. En nombre de Cristo. Amén.
Mi hermano es mi problema
.... Y él respondió: ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Génesis 4:9
Veamos nuevamente la pregunta que le hizo Dios a Caín a
respecto de su hermano Abel, y la respuesta que él le dio. Caín respondió con
otra pregunta: “¿Soy yo responsable por mi hermano?”. Es una respuesta que
siempre escuchamos y la empleamos frecuentemente.
La pregunta de Caín revela los sentimientos que manifestamos ante los
problemas de los otros: “No puedo ayudar porque tengo mis propios problemas”.
Conocemos a personas que están pasando por angustias, pero
preferimos cruzar la calle y tratamos de evitarlas. Vemos noticias en la
televisión sobre el hambre en el África y la epidemia del SIDA y damos la
espalda, no hacemos caso y olvidamos, nos distraemos con el frenesí de la vida
cotidiana. Es cierto que no podemos cargar los problemas del mundo entero, pero
tampoco debemos preocuparnos solamente con nosotros mismos, a punto de nunca
ayudar a otros.
Con nuestra actitud estamos diciendo a Dios: “¿Acaso soy yo
responsable de mi hermano?” Y Dios respondería: “¡Si, tú eres!”.
Dios no nos quitará nunca esa responsabilidad, porque Él nos
ve a cada uno de nosotros como responsables por nuestros hermanos y hermanas y
por su bienestar. En vez de divulgar sus debilidades, debemos amarles.
Piensa
¿Dónde está tu hermano?
Ora
Padre bondadoso, te damos gracias porque tú no dejas que nos
olvidemos de nuestros hermanos y hermanas. Ayúdanos a responder por los que
sufren, por los que están en crisis en sus vidas. En nombre de Jesús. Amén
PASTOR: Rigoberto Gómez E
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