UN PROYECTO
DE VIDA BASADO EN LOS VALORES DE HOY: LA GENEROSIDAD Y LA GRATITUD
Nació y se
crió en la pobreza. Sus padres eran trabajadores esforzados, y le inculcaron
virtudes como gratitud, respeto, cortesía y honor. También le legaron conceptos
de vida como generosidad e integridad, y esmero en el estudio y en el trabajo.
Vivió todos sus días en su país natal de Suecia, y murió a los ochenta y cinco
años de edad.
¿Quién era
esta persona? Era Holger Nisson, que a una temprana edad puso en práctica los
valores heredados de sus padres.
Consiguió
trabajo en una cervecería y, debido a su integridad y su dedicación, con el
paso de los años llegó a ser socio de la empresa y posteriormente dueño
absoluto. Fue frugal, ahorrativo y ordenado. Al morir, dejó una respetable
fortuna de tres millones de dólares.
¿Cómo
distribuyó Holger Nisson su fortuna? La dejó toda a los trescientos habitantes
de su pequeña aldea, Kracklinge. Cada habitante, entre los dieciocho y sesenta
y cinco años de edad, recibió diez mil dólares. «Dios dejó una herencia para
todos —expresó Nisson en su testamento—. Yo también deseo dejar la mía para
todos.»
Entre todas
las virtudes que el ser humano puede tener, las que más satisfacción producen
son la generosidad y la gratitud. La persona que es agradecida sabe recrearse
con el sol de la mañana, sabe apreciar los favores del día y sabe disfrutar del
descanso en la noche. Tal persona vive en armonía con todos.
Y la persona
que agradece cada favor que se le hace es también una persona que sabe dar. Ya
sea que tenga mucho o poco, el dar es, para ella, su mayor satisfacción. Esta
es la persona que le ha encontrado el verdadero sentido a la vida.
Quizá sea
así porque fue Dios quien le enseñó al hombre estas virtudes. El pasaje de la
Biblia que más se cita trata sobre este gran don de Dios: «Porque tanto amó
Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no
se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
A todos nos
conviene adoptar como práctica diaria estas dos grandes virtudes: el dar y el
agradecer. Son virtudes que vienen de Dios. Fue Él quien nos enseñó a dar,
entregando en sacrificio vivo a su propio Hijo. A nosotros nos toca, ahora,
corresponder dándole nuestra vida.
Comencemos
hoy mismo a expresar nuestra gratitud. En profundo agradecimiento digamos:
«Gracias, Señor, por darnos tu Hijo. Te entrego todo mi corazón, toda mi
voluntad y todo mi ser.»
«¡FÍJATE EN
LA HORMIGA!»
El desierto
ardía como horno encendido. El sol llameante calcinaba la tierra, y fuertes
vientos levantaban olas de arena que ennegrecían el cielo.
En medio del
calor una caravana, que cruzaba el Sahara, se vio de pronto rodeada de negras
nubes y debió buscar refugio donde lo hubiera. Pasado el simún, la caravana,
larga y abatida, miró atentamente al cielo, y con paso firme regresó al rumbo
que había perdido.
No eran
personas ni eran camellos. Eran hormigas. Hormigas que con sólo mirar a las
estrellas sabían cómo encontrar su ruta.
Las hormigas
del Sahara tienen un maravilloso instinto de dirección. Si se desvían, con sólo
mirar las estrellas vuelven a encontrar su rumbo.
El Dr.
Rudiger Wehner, de la Universidad de Zurich, Suiza, lo explicó así: «Esta
hormiga, al levantar su mirada a las estrellas, puede ver patrones de luz
polarizada. Eso le basta para conducirse a través de la larga travesía.»
La Biblia
también habla acerca de la hormiga. En el libro de los Proverbios dice:
«¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría»
(Proverbios 6:6). La hormiga sabe, por instinto, interpretar las señales de los
cielos. Sabe dirigirse a través de vastos desiertos sin perder la dirección.
Labora todos los días de su vida y siempre está a la expectativa de algo nuevo.
Nunca deja de actuar, nunca deja de trabajar, nunca deja de producir, pase lo
que pase.
¿Qué le da
ese ánimo? ¿Cómo es que nunca se da por vencida? La respuesta es una lección
para todos nosotros. La hormiga se sujeta a leyes. En el caso de la hormiga,
esas leyes forman parte de su instinto natural, y sin embargo son leyes. Ahí,
precisamente, está la lección.
Muchos en
este mundo, incluso algunos llamados sabios, no saben que el verdadero triunfo
en la vida, incluyendo el dominio propio, consiste en vivir dentro de los
parámetros de las leyes morales de Dios.
Todos los
problemas personales y colectivos del ser humano vienen por no reconocer y
someterse a los mandamientos morales y espirituales de Dios. Cuando ignora las
leyes divinas, se encuentra sin brújula en medio de un desierto de confusiones.
Es entonces que se da a las drogas, al alcohol y a la vida desenfrenada, y
termina al fin deseando suicidarse.
Regresemos
al consejo del proverbista: «¡Fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y
adquiere sabiduría.»
- Prov
6:6-11
6 Ve a la
hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; 7 La cual no teniendo
capitán, Ni gobernador, ni señor, 8 Prepara en el verano su comida, Y recoge en
el tiempo de la siega su mantenimiento. 9 Perezoso, ¿hasta cuándo has de
dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? 10 Un poco de sueño, un poco de
dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; 11 Así vendrá tu
necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado.
EL
SIGNIFICADO DE ARTE
¿Sabías que
La Amistad es:
un ARTE?
· SaludARTE
· AnimARTE
· AbrazARTE
· BromeARTE
· MolestARTE
· LlamARTE
ApoyARTE
· CantARTE
· AdmirARTE
·
AconsejARTE
· SoportARTE
· AguantARTE
·
EscuchARTE..!
· AbrigARTE
· Y a veces
IMITARTE (en lo bueno)...
Pero nunca,
nunca, olvidARTE...
· y mucho
menos ignorARTE.
¡EL ÉXITO ES
MUY NECESARIO PARA CRECER!
Dios quiere
que su familia tenga éxito y prospere, y Él le ha dado el plano para que la
felicidad de su familia sea posible. La Biblia contiene principios sólidos como
la roca sobre los cuales usted puede construir una familia fuerte.
LOS
CIMIENTOS DE UNA FAMILIA
Note el
cimiento que Dios puso para la familia. En la creación, Dios formó a Eva de una
de las costillas de Adán, para que sea su ayuda y su complemento. Luego Dios
ofició la primera ceremonia matrimonial y bendijo la unión de por vida de un
hombre y una mujer.
Génesis 2:18
dice: “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él.” Y así lo hizo, pronunció los primeros votos matrimoniales:
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
serán una sola carne” (Génesis 2:24).
Sépalo en
forma precisa y clara: ¡Dios es el arquitecto del hogar! Si su familia va a
enfrentar las tormentas que vendrán, debe anclarse firmemente a la Palabra de
Dios y sus promesas y mandatos para su hogar.
Me gusta el
Salmo 127:1 que dice: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que
la edifican.” Construir un hogar es un asunto muy complicado que requiere mucho
más que ingenio y sabiduría humanos para lograrlo. Usted necesita un plan
divino y un Constructor divino para construir un hogar cristiano feliz,
fructífero y próspero. El Constructor y ese plan son Jesucristo y su Palabra.
LA
FLEXIBILIDAD DE UNA FAMILIA
¿Sabía que
el largo del gran Puente “Golden Gate”, en San Francisco, California, oscila
como veinte pies o seis metros? Las dos torres de ese puente están sólidamente
ancladas; sin embargo ese puente suspendido se puede mover un poco y mantener
su fortaleza.
¡Qué hermoso
cuadro de un hogar cristiano feliz y saludable! Su familia necesita alguna
flexibilidad, espacio para moverse. No estoy hablando de no tener reglas. Estoy
hablando de la familia que ríe y se divierte junta: un hogar en donde sus
integrantes no “hacen montañas de un grano de arena”, y en donde una palabra de
perdón está siempre a flor de labios.
Primera
Corintios 13:4-8 tiene mucho que decir que se aplica al amor que necesitamos
mostrar en nuestras familias:
“El amor es
sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se
envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre,
todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero
las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”
¿Desea un
matrimonio feliz? ¿Quiere tener una familia exitosa? Entonces aprendan a amarse
los unos a los otros, a ser generosos dadores de gracia. Elimine algo del
estrés de usted mismo, de su cónyuge y de sus hijos. Haga de su hogar un lugar
de amor y de alegría.
EL FRUTO DE
LA FAMILIA CRISTIANA
Hay tres
verdades muy importantes en el Salmo127 acerca de la felicidad que traen los
hijos al hogar. Primero, los hijos son deseados. Salmo 127:3 dice: “He aquí,
herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.”
Segundo, los
hijos son manejables. Salmo 127:4: “Como saetas en mano del valiente, así son
los hijos habidos en la juventud.” Y cuando son criados, nutridos y amonestados
por el Señor, esos hijos son confiables. Salmo 127:5: “Bienaventurado el hombre
que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado cuando hablare con los
enemigos en la puerta.”
Los hijos no
son una carga, sino una bendición. Feliz es el hogar donde los niños son
bienvenidos y amados, como si diéramos la bienvenida y amáramos al Señor
Jesucristo mismo. Mateo 18:5 dice: “Y cualquiera que reciba en mi nombre a un
niño como este, a Mí me recibe.”
Debemos
empezar hoy mismo a recuperar nuestras familias. De otra manera el mundo
llegará a ser el padre de nuestros hijos. Usted puede empezar hoy con estos
principios. Y oro para que su familia tenga éxito y para que la Palabra de Dios
traiga avivamiento y una renovada entrega de usted y los suyos.
La vida
espiritual de los hijos...
Nuestros
hijos necesitan conocer la Biblia. Deben alimentarse de ella a diario así como
se alimentan físicamente, mediante la lectura personal y familiar. De lo
contrario, llegan a ser endebles espiritualmente.
Así mismo,
nuestros hijos necesitan ejercitarse en la oración. Ésta también forma parte de
nuestra dieta espiritual cotidiana. Al igual que la lectura de la Biblia, debe
practicarse tanto en privado como en familia.
Por último,
nuestros hijos se fortalecen espiritualmente y se mantienen fuertes si combinamos
el estudio de la Palabra de Dios con la oración. A esto algunos lo llaman un
tiempo devocional, y otros, el altar familiar. Durante estos tiempos
espirituales, de ser posible todos los días, la familia entera se reúne unos
minutos para leer y comentar un pasaje de la Biblia, seguido de oración en
conjunto. No debemos preocuparnos tanto porque estas reuniones sean largas como
por ir creando una tradición espiritual en nuestro hogar. Es más, tal vez sea
mejor que las abreviemos, no sea que arriesguemos innecesariamente la
continuidad de la tradición.
Recordemos
que fue Dios quien estableció la magna institución que conocemos como la
familia. Si no lo hemos hecho, entreguémosle nuestra vida y nuestro hogar a Él
para que nos ayude a contrarrestar la desintegración familiar que está plagando
todas las sociedades del mundo. Cristo no sólo quiere ser el Señor y Salvador
de nuestra vida, sino que desea posesionarse como Señor y Salvador de nuestra
familia y de nuestro hogar (Hechos 16:31). Basta con que le pidamos que lo haga
para que suceda, y así reine en nuestro hogar en pro de una familia íntegra.
Cómo
fortalecer los vínculos familiares y mantenerlos fuertes...
El primer
vínculo familiar que debemos fortalecer es horizontal: el del matrimonio. De él
depende toda la familia. Debemos, pues, acercarnos a nuestro cónyuge,
manifestándole amor y comprensión. El esposo debe amar y cuidar a su esposa, y
la esposa debe aceptar al esposo como cabeza del hogar (Efesios 5:33;
Colosenses 3:18-19). La armonía conyugal es algo que obtenemos con esfuerzo.
Viene cuando determinamos hacer a un lado el egoísmo.
El segundo
vínculo que hay que fortalecer es vertical: el de los hijos. Tenemos que
aprender a mostrarles amor y a imponerles disciplina de una manera equilibrada.
Nuestros hijos necesitan saber que no los amamos por lo que hacen sino porque
son nuestros hijos. Y necesitan aprender que hay que respetar ciertas leyes, y
que mamá y papá tienen la responsabilidad de imponer la disciplina, por amor y
con amor, cuando lo consideran necesario.
El tercer y
último vínculo que nos urge fortalecer por ser el más importante es vertical al
igual que el segundo. Se trata del vínculo espiritual, el que establece que en
nuestro hogar Dios ocupa el primer lugar. Si fortalecemos este vínculo, nos
ayuda a mantener fuertes los otros dos. En cambio, si lo descuidamos, corremos
el riesgo de que se debiliten.
El maltrato
físico y verbal en el matrimonio y con los hijos..
Otro de los
factores lamentables que conducen a la desintegración familiar es el maltrato
físico o verbal del cónyuge o de los hijos. El que maltrata a su cónyuge se
maltrata a sí mismo (Efesios 5:28,29), y el que maltrata a sus hijos maltrata a
la herencia que Dios le ha dado. «Los hijos son una herencia del SEÑOR, los
frutos del vientre son una recompensa» (Salmo 127:3). Si vamos a seguir a
Cristo, es imprescindible que dejemos de maltratarnos y que nos amemos más
bien, tal y como Él nos amó a nosotros. Él se dejó maltratar para que dejáramos
de maltratarnos unos a otros, y entregó su vida para que entregáramos la
nuestra, hasta la muerte, por amor (1 Juan 4:7-11).
Es sumamente
importante que la familia que padece de tal abuso busque ayuda antes de que
suceda una desgracia, incluso la desintegración del hogar. Tanto las personas
maltratadas como los agresores sufren a raíz de la violencia perpetrada, y por
lo tanto necesitan buscar ayuda como familia. Sin embargo, cuando el agresor no
está dispuesto a buscar la ayuda que necesita, el cónyuge y los hijos deben
alejarse de él para estar libres del peligro. Es, desde luego, mucho más
factible recibir la ayuda apropiada si uno vive en un lugar que tiene recursos
dedicados a prestarla. Sin embargo, el que no tenga a su alcance ayuda
profesional puede acudir a una iglesia en busca de ayuda. Dios está en todo
lugar; si clamamos a Él, podemos tener la seguridad de que Él vendrá en nuestro
auxilio de alguna forma u otra (Salmo 46:1). El Juez de toda la tierra nunca es
partidario de la injusticia, tal como el abuso o maltrato de cualquier ser
humano creado a su imagen y semejanza (Génesis 1:26,27; 9:6; 18:25; 2 Crónicas
19:7).
La falta de
respeto y de comunicación entre padres e hijos...
Uno de los
problemas más grandes en la familia de hoy es la falta de respeto y de
comunicación que son elementos básicos en cualquier relación exitosa. San Pablo
nos aconseja: «Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo.
"Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa—
para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra." Y
ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina
e instrucción del Señor» (Efesios 6:1-4).
En realidad,
tanto los padres como los hijos tienen responsabilidades y deberes que deben
cumplir para lograr una buena relación y por lo tanto un ambiente agradable en
el hogar. Desde luego, la responsabilidad de los padres es mucho más grande
cuando los hijos son pequeños. Pero la responsabilidad de los hijos aumenta a
medida que se desarrollan física, intelectual y emocionalmente. Si bien es
cierto que la adolescencia presenta un gran reto tanto para los hijos como para
los padres, las siguientes normas podrían ayudar a mejorar esa relación tan
especial e importante para todos los involucrados:
* Respete.
El respeto, que no se demanda sino que se gana, necesita ser mutuo. Los hijos
respetarán a los padres que les muestren respeto. Obedecer es reconocer la
autoridad. La obediencia conduce directamente al amor y al respeto. A los
padres que deseen mejorar la relación que tienen con sus hijos, en vez de
señalar constantemente sus errores, faltas e ineptitudes, les conviene estudiar
sus dones, talentos, habilidades e intereses a fin de ayudarles a realizar sus
sueños.
* Escuche.
El elemento clave de la buena comunicación es saber escuchar y así ganarse el
privilegio de ser escuchado. No es simplemente oír lo que la otra persona dice,
sino prestar atención con el deseo de comprenderla.
* Diga
siempre la verdad, pero con amor, para que sea edificante y no destructiva. Así
inspirará confianza que no puede faltar en una buena relación.
* Reconozca
cuando ha cometido un error, una falta o una ofensa, y pida perdón.
* Cuando se
trate de buscar un acercamiento, no espere a que la otra persona tome la
iniciativa; tómela usted más bien. Lo más probable es que la otra persona no
sólo esté esperando sino deseando de todo corazón que usted la busque.
Debido a que
el sacrificarnos por los demás no está en nuestra naturaleza, las relaciones
humanas se nos hacen difíciles, sobre todo en el hogar. Sin embargo, Dios nos
ofrece una respuesta por medio de su Hijo Jesucristo. Él puede y quiere traer
la sanidad que nuestra vida y nuestro hogar tanto necesitan. ¡Cristo es la
respuesta!
La
desintegración de la Familia
La causa
mayor de la desintegración social en el mundo es la desintegración de la
familia. Lamentablemente se ha hecho más énfasis en el problema y en los
culpables que en hallar la respuesta y ayudar a restaurar los hogares
quebrantados. Sin embargo, aunque no lo parezca, hay esperanza. La respuesta la
tiene Dios nuestro Creador. Como buen Creador que es, Él se encargó de que se
produjera un libro en el que incluiría el equivalente a un manual de
mantenimiento del ser humano. Ese libro es la Biblia. Dios se empeñó en que ese
Manual estuviera al alcance de todos para que cada uno de nosotros, fuera cual
fuera nuestra condición en la vida, pudiera acudir a él y encontrar allí la
solución. Al consultar el consejo divino sobre la familia —esa institución
sagrada que Dios mismo estableció y a la que le da tanta importancia en la
Biblia— encontramos algunos factores clave que están causando la desintegración
familiar.
EJEMPLO DE
RECTITUD, INTEGRIDAD Y JUSTICIA
El
espectáculo era apasionante, al extremo de ser morboso. Unas cincuenta personas
lo contemplaban ávidamente. Se trataba de una joven de dieciséis años de edad,
de la ciudad Ho Chi Min, en la antigua Saigón. Ella intentaba suicidarse,
arrojándose de un alto puente al río que corría abajo. Las cincuenta personas,
sin corazón, le gritaban: «¡Tírate! ¡Tírate!» Y en un momento dado, la
adolescente, en efecto, se lanzó al agua.
Nueve
personas corrieron al borde del puente para verla caer al agua. El peso
acumulado rompió el frágil puente, y las nueve cayeron al abismo. Pero, cosa
curiosa, la joven suicida se salvó, pues lograron rescatarla, mientras que los
nueve mórbidos curiosos perecieron en las aguas.
A la gente
como que le gustan los espectáculos morbosos, truculentos, dramáticos,
trágicos; especialmente el espectáculo que dan los presuntos suicidas. Los
espectadores no acuden necesariamente para mostrarles cariño y aconsejarles que
conserven la vida. Al contrario, ansiosos de sangre y de desgracia ajena,
gritan: «¡Tírate! ¡Tírate!»
Dicen que
cuando se junta una multitud, el nivel intelectual de la gente desciende al del
más bruto. Lo mismo pasa con el sentido moral. Éste también baja de grado
conforme aumenta el monto de gente congregada.
«Las
multitudes —concluyó Goethe— oyen mejor los gritos que las razones.» Cuanta más
gente se reúne en un lugar para vociferar y gritar, más baja el nivel de
humanidad, y más sube el nivel de inhumanidad.
¿Será por eso
que nuestros jóvenes caen tan fácilmente en la desgracia de la inmoralidad y el
materialismo? «Todos lo hacen», es la excusa que ofrecen, y siguiendo el rumbo
del montón, se reducen al nivel del menor común denominador.
¿Dónde está
el joven recto? ¿Dónde está el líder íntegro? ¿Por qué tiene que ser el
perverso, el injurioso, el malo, el que atrae la atención?
Dios ha
creado a todo joven como un individuo. Cada uno es un ser único. No hay nada en
el mundo entero que lo obligue a ser como los demás. Es un individuo en el
sentido más estricto de la palabra. Más vale que no deshonre su individualidad,
ni sacrifique su decencia, ni se rebaje al nivel del montón, sino que sea el
líder sano, recto y fuerte que este mundo tanto necesita.
Jesucristo
establece el dechado para nuestra vida. Él se atrevió a ser diferente de todos
los demás, dando ejemplo de rectitud, integridad y justicia. Sigamos su
ejemplo. Ser recto en toda causa es mil veces más grato que recibir el aplauso
del montón. Atrevámonos a ser personas dignas de confianza.
¿QUIÉN ES
JESÚS PARA EL MUNDO Y QUIÉ ES PARA TI?
¿Quién es
Jesús?.
Estimado
amigo, estimada amiga, los psicólogos desde hace mucho tiempo han tenido
conocimiento de que cada persona tiene un gran anhelo y una gran necesidad
interna. El anhelo de ser amado, y la necesidad de amar. Más cuando las
presiones y aflicciones llegan a nuestras vidas, muchos pierden toda esperanza
de encontrar algún día el amor.
La tragedia
es que frecuentemente buscamos llenar esta profunda necesidad y este profundo
anhelo, en los lugares equivocados. Algunos substituyen la lujuria por el amor.
Otros persiguen el materialismo o las relaciones superficiales; todo con el
inútil intento de llenar el vacío creado por Dios en el corazón humano. ¡Pero
le tenemos buenísimas noticias! Existe un amor que vale la pena encontrar y un
amor que vale la pena compartir. La Biblia dice: "Porque de tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16). Sobre la cruz de
Cristo, el poderoso amor de Dios fue revelado y ofrecido incondicionalmente a
todo aquel que desee la salvación.
¿Anhela
usted conocer este gran amor? Entonces necesito hacerle la pregunta más
importante que jamás se le hará: ¿Sabe sin lugar a dudas que Dios le ama, que
sus pecados han sido perdonados, y que usted es salvo y va en camino al cielo?
¡La
maravillosa noticia es que sí puede saberlo! Permítame compartir con usted cómo
descubrir el amor más grande, el amor que vale.
Admita su
pecado
Usted debe
admitir que es pecador. La Biblia dice: "No hay justo, ni aun uno"
(Romanos 3:10). "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la
gloria de Dios" (Romanos 3:23).
Nuestro
pecado es lo que nos separa de Dios y nos impide satisfacer nuestros anhelos y
necesidades más íntimas. Según Romanos 6:23, el pecado es un delito contra Dios que
conlleva un serio castigo: "Porque la paga del pecado es muerte (eterna
separación del amor y misericordia de Dios)".
Abandone sus
propios esfuerzos
Usted debe
abandonar todo esfuerzo de tratar de salvarse a sí mismo. Si pudiéramos
salvarnos a nosotros mismos, ¡la muerte de Jesús habría sido en vano!
Inclusive
"el comportarse religiosamente" no lo puede salvar. La Biblia dice
que "nos salvó [Dios], no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino por su misericordia" (Tito 3:5). La salvación es por la gracia
de Dios, "no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
Admita el
sacrificio de Cristo
Lo que usted
no puede hacer por sí mismo, ¡Jesucristo lo ha hecho por usted! "Mas Dios
muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros" (Romanos 5:8). Él murió en la cruz por usted, y resucitó de
entre los muertos para demostrar que su sacrificio o pago fue aceptado por
Dios. Pero usted debe reconocer y creer en este hecho. "Cree en el Señor
Jesucristo, y serás salvo" (Hechos16:31).
Acepte a
Jesucristo como su Salvador
La salvación
es el regalo de Dios para usted. "La dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Cuando alguien le ofrece un
regalo invaluable, lo más sabio de su parte es ¡aceptarlo! En este mismo
instante, usted puede recibir el regalo de la salvación que Cristo le ofrece al
orar esta simple oración de corazón:
"Amado
Dios. Sé que soy pecador. Sé que Tú me amas y deseas salvarme. Jesús, creo que
Tú eres el Hijo de Dios, quien murió en la cruz para pagar por mis pecados.
Creo que resucitaste de entre los muertos. Ahora me alejo de mis pecados y por
medio de la fe, te recibo como mi Salvador y Señor personal. Entra en mi
corazón, perdona mis pecados y sálvame, Señor Jesús. En tu nombre te lo
suplico. Amén".
Amigo, si
usted no ha tomado aún la decisión de recibir a Cristo, le ruego que lo haga
hoy. ¡Usted estará eternamente agradecido de conocer el amor que vale!
QUÉ TIPO DE
AMIGOS SOMOS?
¿Qué tipo de
amigos somos?
En todo
tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios
17:17
Un autor de
novelas del oeste, dice que en aquellos días había dos tipos de amigos: los que
huían corriendo y los que se quedaban. A la primera señal de problemas, los primeros
partían como un rayo, abandonando a su amigo en medio del peligro. Pero había
otros que se quedaban y permanecían con su compañero, sin importar las
circunstancias. Desafortunádamente, no se podía saber qué clase de amigo se
tenía hasta que llegaba el problema. Y entonces, ya era muy tarde, a menos que
dicho amigo fuera de los que se quedaban.
Sin embargo,
más que estar preocupados con el tipo de amigos que tenemos, debiéramos
considerar qué tipo de amigos somos. En sus últimos días, mientras Pablo aguardaba
su muerte, algunos de los que habían ministrado con él, huyeron y lo
abandonaron para que enfrentara su ejecución solo. En su última carta, él
menciona a algunos (como Demas) que habían huido, y luego simplemente declaró:
«Sólo Lucas está conmigo» (2 Timoteo 4:11). Lucas era de los que se quedaban.
Si bien se sentía decepcionado por aquellos que lo habían abandonado, Pablo
sintió un profundo consuelo al saber que no estaba solo.
Los
Proverbios nos dicen que «en todo tiempo ama el amigo» (17:17). Durante tiempos
de adversidad, necesitamos amigos en quien confiar. Todos necesitamos amigos
para compartir nuestras tristezas y alegrías, nuestros tiempos de diversión y
los tiempos de profunda aflicción. Pero requiere esfuerzo desarrollar y
mantener una amistad así. Una amistad cercana requiere comunicación continua,
confianza, apertura y respeto mutuo. La forma en que llevamos nuestras
amistades determinará si esas amistades nos ayudan o nos lastiman.
Alguien
escribió: “En la medida en que amamos, así servimos. Ningún hombre es inútil si
es un amigo”. Cuando las personas que conocemos enfrentan problemas, ¿qué clase
de amigos seremos: los que huyen o los que se quedan?
"Un
verdadero amigo se queda con nosotros en los tiempos de prueba."
FELIZ DIA!!!
HOLA MI
BERTO:
NO CREAS QUE
ME OLVIDE DE TU CUMPLE, TE DESEO LO MEJOR DEL MUNDO, QUE EL SEÑOR TE BENDIGA Y
CONCEDA TODAS LAS PETICIONES DE TU CORAZON.....
ERES EL
MEJOR HOMBRE DE ESTE MUNDO, GRACIAS POR BRINDARME TU AMISTAD Y TODO TU APOYO,
TU SABES QUE TE AMO MUCHO Y QUE ERES MUY IMPORTANTE PARA MI....Pastel de
cumpleaños Regalo con lazo Pastel de cumpleaños Regalo con lazo
Le pido a
Dios, que te tenga muchísimos años más con nosotros, que te amamos, Dios te
bendiga!!!
Señor eres
mi luz y mi salvación.
PARA
COMPONER EL MUNDO...
Se cuenta la
historia de un muchacho al que se le hacía difícil la geografía. Por más que
estudiaba, le costaba trabajo ubicar los continentes, las naciones y las
capitales del mundo.
Un día, su
padre, a fin de ayudarle, encontró un mapa del mundo en una revista. Arrancó la
página y dijo:
—Mira lo que
voy a hacer, hijo.
Con una
tijera cortó la página en unos cincuenta pedazos, y le dijo al muchacho:
—Ahora
quiero que compongas este mapa.
El padre
salió, y regresó a los quince minutos. ¡Cual no sería su sorpresa al ver que su
hijo había terminado de componer el mapa!
—¿Cómo
pudiste terminarlo tan pronto? —le preguntó.
—La verdad
es que fue fácil —contestó el hijo—. Recordé que al otro lado de esa página
había el retrato de un hombre, así que para componer el mundo, sólo tenía que
componer al hombre.
Aquel
muchacho tenía razón, no sólo en sentido literal sino también en sentido
figurado. Porque no hay duda de que el mundo está descompuesto moral y
espiritualmente. Los interminables conflictos nacionales e internacionales nos
tienen desmoralizados a todos. Las tensiones políticas en el medio oriente nos
tienen los nervios de punta. Bien sabemos que un enfrentamiento bélico pudiera
convertirse en la guerra más terrible que el mundo jamás haya visto. Los
déficits económicos del mundo nos tienen consternados. Y por si todo eso fuera
poco, la deplorable condición moral que impera en el mundo —la deshonestidad,
la deslealtad, el descaro y el desenfreno en las pasiones y en los vicios— nos
tiene a todos descontrolados. Es innegable que el mundo se encuentra en una
condición deplorable. Está descompuesto por fuera y por dentro. ¿Acaso hay
alguna forma de componerlo?
Sí, la hay.
La forma está en la solución que halló el muchacho de la anécdota: para
componer el mundo hay que componer al hombre. El mal no radica en la geografía
ni en el medio ambiente sino en el género humano y en su herencia. El hombre
heredó su naturaleza pecaminosa de su progenitor Adán. Fue por el pecado de
Adán que comenzó a descomponerse el mundo. De ahí que ahora, para que se
componga el mundo, es necesario que el hombre permita que Dios lo componga a él
individualmente. Tiene que reconciliarse con Dios, pidiéndole perdón por el
pecado que practica a raíz de haber heredado esa naturaleza pecaminosa.
Cuando nos
reconciliamos con nuestro Creador, Él nos transforma a tal grado que nos hace
una nueva creación. Nos compone desde adentro hacia afuera mediante un
renacimiento espiritual. No comencemos por nuestro vecino; comencemos, más
bien, por nosotros mismos. Invitemos a Jesucristo, el Hijo de Dios, a que tome
posesión de nuestro ser. Él compone a todo el que le da la oportunidad de
hacerlo.
«EL PROVECHO
DE LA AGONÍA»
La tragedia
ocurrió de noche en una de las capitales más grandes del mundo. Joseph Hawkins,
de veintiún años de edad, se encontraba en el patio de su casa cuando lo
mataron a tiros desde un auto que pasó velozmente. Se suponía que el joven
había tenido vinculación con alguna pandilla de muchachos de la comunidad,
aunque esto no pudo comprobarse. Fue un gran dolor para toda la familia.
La madre de
Joseph, Loma Hawkins, quien no se amilanó ante su muerte, lanzó un programa de
televisión que tituló «El provecho de la agonía», en el que invitó a todas las
madres que habían pasado por una experiencia similar a venir a exponer ante las
cámaras su sentir. El proyecto comenzó a tomar auge.
No obstante,
dos años después la tragedia golpeó por segunda vez el hogar de Loma. Un
segundo hijo, Geraldo, de diecisiete años de edad, fue asesinado en idéntica
forma. El dolor para Loma fue casi insoportable. Pero al preguntarle si
seguiría con el programa, ella respondió con énfasis: «Sí, y ahora con doble
razón.»
He aquí una
madre doliente y sufrida, pero noble, valiente y determinada, que tomó su
desgracia como algo inevitable, y dándole vuelta al dolor, lo usó para lanzar
un proyecto que tenía el fin de cambiar el destino de su comunidad. En la zona
donde ella vivía, ese tipo de homicidios ocurrían a diario. El esfuerzo de esta
mujer contribuyó a cambiar la situación.
El
comentario de ella fue: «Espero abrir camino, poco a poco, en la conciencia de
todo adolescente que, por tener un auto potente y un arma de fuego en la mano,
se cree con derecho a matar al que se le ocurra.»
Ante
desgracias como ésta, la reacción del doliente toma uno de dos cursos: o sume a
la persona destrozada en una profunda depresión de la cual no encuentra, ni
desea encontrar, salida, o reacciona como lo hizo Loma Hawkins, quien ante el
terrible dolor de ver a su hijo muerto a balazos, alzó la vista al cielo y
dijo: «Señor, ayúdame a encontrarle algún provecho a esta tragedia.»
Ella no sólo
se permitió hallar consuelo y fortaleza, sino que actuó inmediatamente en
auxilio de otros. Y en su dolor, usó su agonía para lanzar un proyecto con el
fin de cambiar a su comunidad.
En medio de
la desesperación, podemos pedirle a Dios gracia para llenar primero nuestro
propio corazón con amor y perdón, y luego para ayudar a otros que tienen
aflicciones afines. Él es más grande que toda tragedia, y puede cambiar en
provecho lo que es desastre. Dios sólo espera que acudamos a Él.
UN SALUDO DE
UN HERMANO-ES UNA BENDICIÓN
Quiero
hacerte un especial saludo en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo,
bastante notoria tu ausencia en la iglesia pero comprensible.
Espero que
de acuerdo a las noticias tu esposa siga mejorando.
Recuerda
este texto:
Salmo 20
1 Jehová te
oiga en el día de conflicto;
El nombre
del Dios de Jacob te defienda.
2 Te envíe
ayuda desde el santuario,
Y desde Sion
te sostenga.
3 Haga
memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu
holocausto. Selah
4 Te dé
conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla
todo tu consejo.
5 Nosotros
nos alegraremos en tu salvación,
Y alzaremos
pendón en el nombre de nuestro Dios;
Conceda Jehová
todas tus peticiones.
6 Ahora
conozco que Jehová salva a su ungido;
Lo oirá
desde sus santos cielos
Con la
potencia salvadora de su diestra.
7 Estos
confían en carros, y aquéllos en caballos;
Mas nosotros
del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.
8 Ellos
flaquean y caen,
Más nosotros
nos levantamos, y estamos en pie.
9 Salva,
Jehová;
Que el Rey
nos oiga en el día que lo invoquemos.
Espera en
Dios y mucho ánimo,
CARLOS
ARISTIZABA
LA MUERTE DE
UNO SOLO BASTA
Parecía una
escena bíblica, de los tiempos de hierro de la edad patriarcal, pero no lo era.
El padre levantó el cuchillo de carnicero, de afilada hoja, y tomó a su hijo.
La madre había corrido al patio despavorida, pidiendo auxilio.
El padre,
creyendo cumplir la voluntad de Dios, pasó la hoja del cuchillo por la garganta
del hijo, y le seccionó las carótidas. «Tienes que morir, hijo mío, por los
pecados del mundo», había dicho con espantosa determinación.
La escena no
era de los tiempos de Abraham sino en Randallstown, Maryland, Estados Unidos.
Stephen Johnson, un hombre de veintiocho años, semitrastornado, sin duda, había
sacrificado a su hijo Steve de sólo catorce meses de edad.
Gente
fanática y trastornada hay mucha en este mundo. Stephen Johnson, que estaba
bajo tratamiento psiquiátrico, era uno de ellos. Llevado por sus propias
imaginaciones, y quizá por el uso de drogas, llegó a creer que él era Dios, y
su pequeño hijo, Jesucristo. Y por eso cometió el crimen.
Así ha
pasado durante todos los siglos en que ha existido el cristianismo en este
mundo. Gente fanática, gente que se deja llevar de sus ideas, sus impresiones y
sus sueños y visiones más que de la Biblia, ha caído en excesos, desatinos y
locuras.
No es
necesario que nadie más muera por los pecados del mundo. Sólo Jesucristo, Dios
hecho hombre, podía morir en rescate por todos los pecadores. Cristo murió una
sola vez, y su sacrificio es irrepetible. Con una sola vez que muriera, ha
bastado para expiar los pecados de toda la humanidad de todos los tiempos.
El apóstol
Pedro lo dice con toda claridad en su primera carta universal: «Porque Cristo
murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de
llevarlos a ustedes a Dios» (1 Pedro 3:18). También en la epístola a los Hebreos
está escrito: «Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los
pecados de muchos» (Hebreos 9:28).
Nadie debe
morir por los pecados de nadie. Cristo ya lo ha hecho por todos, de una vez y
para siempre. ¿Qué debemos hacer nosotros? Simplemente aceptar la validez
eterna de ese sacrificio único y perfecto, y reconciliarnos con Dios, dándole
gracias por Jesucristo. Él murió una sola vez, y una sola vez resucitó, por
nosotros. Por eso ahora no tenemos que hacer más que aceptarlo.
«EJEMPLO DE
FIDELIDAD»
Durante
cinco años y medio estuvo haciendo lo mismo. Cada vez que llegaba el tren a la
estación, iba a esperar a los pasajeros. No necesitaba leer los horarios. No le
importaba ni el calor tórrido del verano ni el frío gélido del invierno. Cuatro
veces al día, con cada tren que llegaba, ya fuera del norte o del sur, iba y
esperaba pacientemente en el andén. Era un perro, un perro pastor alemán.
Tiempo atrás
se habían llevado, en tren, el cadáver de su amo, y desde entonces Shep, que
era el nombre del perro, había ido a esperarlo a la estación a ver si volvía.
Viejo ya, un día calculó mal sus pasos y lo arrolló un tren. Esto ocurrió en un
pequeño pueblo de Canadá en 1942. Muchos años después, el pueblo aún celebraba
al perro pastor alemán, Shep. Lo llamaban «ejemplo de fidelidad.»
La fidelidad
no sólo es una gran virtud, sino que es además indispensable para el
desenvolvimiento correcto de la vida diaria.
Supongamos
que el reloj despertador no nos es fiel, y en vez de llamarnos a las seis de la
mañana nos deja dormir hasta las nueve, y perdemos un importante negocio. ¿Qué
si la pastilla de aspirina, el gran remedio universal, no nos es fiel, y en vez
de quitarnos el dolor de cabeza nos provoca fuerte hemorragia gástrica? ¿O qué
si nuestro banquero no nos es fiel, y de repente desaparece con todo el dinero
que tenemos en el banco?
Desgracias
indecibles ocurren cuando hay falta de fidelidad. Un ejemplo clásico se da
cuando el marido le es infiel a la esposa, o cuando la esposa le es infiel al
marido. Todo el hogar se hunde en la desgracia. Los dolores más grandes del
corazón los provoca la infidelidad conyugal. Lo cierto es que la sociedad
entera depende de que haya fidelidad en todo.
¿Y qué de lo
espiritual? ¿Qué sería de este mundo si el hombre no le fuera fiel a su Dios?
La respuesta es muy evidente. La desgracia de familias destruidas, de esposos y
esposas infieles, de hijos abandonados y de vidas deshechas es prueba
suficiente de lo que es este mundo cuando el hombre no le es fiel a su Dios.
Sin embargo,
la Biblia nos dice acerca de Dios que «si somos infieles, él sigue siendo fiel,
ya que no puede negarse a sí mismo» (2 Timoteo 2:13). Cristo es fiel aun cuando
nosotros no lo somos. En Él podemos encontrar un seguro y fiel Salvador, Uno
que no falla, que no engaña, que no desilusiona y que no fracasa. Él es el
Salvador que todos necesitamos en estos tiempos de cruda infidelidad.
PASTOR:
Rigoberto Gómez E
No hay comentarios:
Publicar un comentario