domingo, 13 de abril de 2014

EL TEMOR DEBE SER SOLO A DIOS, SOLO A DIOS SANTIFICAMOS.

EL TEMOR DEBE SER SOLO A DIOS, SOLO A DIOS SANTIFICAMOS.
Un temor que ayuda.

Ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo. A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.

Isaías 8:12-13

En la época del profeta Isaías, Acaz rey de Judá se enfrentó a una crisis en la inminente invasión del ejército asirio. Cuando Acaz se negó a hacer alianza con los reyes de Israel y Siria contra Asiria, también amenazaron con invadir Judá. Entre bastidores Acaz se había aliado con Asiria. Isaías advirtió a Acaz contra esa alianza impía, pero le dijo que no temiera. El rey solamente debía temer al Señor y no preocuparse.

En igual sentido, un cristiano no ha de estremecerse por ninguna hostilidad que lo amenace. El temor al Señor lo ayudará a afrontar con valor la oposición y a ver el sufrimiento como una oportunidad de bendiciones espirituales, no como una oportunidad de comprometer su fe delante del mundo que cree.

Consagrarse al Señor ante la persecución exige que la mente y los afectos se concentren en los valores eternos, no en los terrenales. Si usted se preocupa por los bienes, los placeres y la popularidad, temerá los ataques del enemigo. Pero si tiene puesta su mirada en el cielo, se regocijará cuando tenga que pasar por pruebas.
EL MÁS GRANDE DE TODOS ERÉS TÚ MÍ DIOS. A ÉL QUIERO CONOCER, AMAR Y HONRAR Y SERVIRLE.
“Desde el principio Tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos” - (Salmos 102:25).
El pastor Adrián Rogers en una ocasión dijo: “He predicado el Evangelio del Señor Jesucristo por más de 50 años, pero siento que sólo estoy en el umbral de descubrir a Jesús. Quiero acercarme más y más a Él y aprender más y más de Él.”
¿Sabe usted lo que Pablo dijo al final de su ministerio? “Que pudiera conocer a Dios”(vea Filipenses 3:10). ¿Conoció él a Dios? Sí, pero sabía tan poco acerca de Él. Permítame hacerle una pregunta: ¿Descubrió Cristóbal Colón América? Bueno, él desembarcó en las playas de América. Con todo, aún hoy en día hay miles de lagos sin nombres, bosques y muchos sitios que todavía no han sido completamente explorados. Existe tantísimo en Cristo. Usted puede haber “tocado” a Cristo, pero el plan de Dios es que usted le conozca a Él cada día más y más.
Conozca a Dios hoy. ¿Cómo hacerlo? Usted puede salir y descubrir a Dios afuera, en su creación. Usted puede profundizar en su Palabra leyendo tal vez uno de los profetas menores en el Antiguo Testamento. Usted puede sentarse ante Él, en silencio reverente, mientras medita en su santidad.
Entre delante de su presencia en Oración y manifieste con sus labios lo agradecido que está por su Salvación, cante, alabe a Dios con todas sus fuerzas, dígale que usted lo Ama y pídale perdón por sus pecados; deje que Jesucristo sea su Fuerza, Esperanza, Castillo, Pastor y Rey.
ES NECESARIO, CONOCER, CREER, HONRAR Y SERVIR A DIOS; COMO TAMBIÉN DAR GLORIA A SU NOMBRE Y NO DEJAR DE TESTIFICAR.
Hechos 3: 1- 26.
3:1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.
3:2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.
3:3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
3:4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.
3:5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
3:6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
3:7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;
3:8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
3:9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.
3:10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
3:11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
3:12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?
3:13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.
3:14 Más vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida,
3:15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
3:16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta  completa sanidad en presencia de todos vosotros.
3:17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes.
3:18 Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer.
3:19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,
3:20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado;
3:21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.
3:22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable;
3:23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo.
3:24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días.
3:25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.
3:26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.
Hechos 4:1-22
1Mientras ellos hablaban al pueblo, se les echaron encima los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo, y los saduceos, 2indignados porque enseñaban al pueblo, y anunciaban en Jesús la resurrección de entre los muertos. 3Les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. 4Pero muchos de los que habían oído el mensaje creyeron, llegando el número de los hombres como a cinco mil. 5Y sucedió que al día siguiente se reunieron en Jerusalén sus gobernantes, ancianos y escribas; 6estaban allí el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje de los sumos sacerdotes. 7Y habiéndolos puesto en medio de ellos, les interrogaban: ¿Con qué poder, o en qué nombre, habéis hecho esto? 8Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes y ancianos del pueblo , 9si se nos está interrogando hoy por causa del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste ha sido sanado, 10sabed todos vosotros, y todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos, por El, este hombre se halla aquí sano delante de vosotros. 11Este Jesús es la PIEDRA DESECHADA por vosotros LOS CONSTRUCTORES, pero QUE HA VENIDO A SER LA PIEDRA ANGULAR. 12Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. 13Al ver la confianza de Pedro y de Juan, y dándose cuenta de que eran hombres sin letras y sin preparación, se maravillaban, y reconocían que ellos habían estado con Jesús. 14Y viendo junto a ellos de pie al hombre que había sido sanado, no tenían nada que decir en contra. 15Pero habiéndoles ordenado salir fuera del concilio, deliberaban entre sí, 16diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque el hecho de que un milagro notable ha sido realizado por medio de ellos es evidente a todos los que viven en Jerusalén, y no podemos negarlo. 17Mas a fin de que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen más a hombre alguno en este nombre. 18Cuando los llamaron, les ordenaron no hablar ni enseñar en el nombre de Jesús. 19 Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 21Y ellos, después de amenazarlos otra vez, los dejaron ir (no hallando la manera de castigarlos) por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que había acontecido; 22porque el hombre en quien se había realizado este milagro de sanidad tenía más de cuarenta años.


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