LOS CAMBIOS
SÚBITOS Y RADICALES EN NUESTRA VIDA.
¿Cómo
reacciona usted ante un cambio tan súbito y radical?. Eso no lo sabemos, pues
la gente muchas veces no lo manifiesta,
pero no podemos menos que compararlo con cómo reaccionamos nosotros ante
cambios inesperados en nuestra vida.
Todos
tenemos situaciones en la vida que, sin la más mínima premonición, nos
sorprenden: un diagnóstico médico que es presagio de calamidad; la noticia de
un accidente automovilístico que trae consigo informe de muerte; el anuncio del
marido, de que otro amor ha desplazado a la esposa; la noticia devastadora de
que nuestro hijo ha contraído el SIDA. Tales circunstancias pueden pasarnos a
todos. Nadie es tan santo como para que no le ocurran. ¿Cómo reacciona uno ante
semejantes situaciones?
Cuando no
hay fe, cuando no creemos en un ser superior, cuando no nos hemos relacionado
en forma personal y continua con Dios, no nos queda más que una horrible
desesperación que nos deja sin ánimo de seguir viviendo.
En cambio,
cuando hemos vivido tomados de la mano del Señor, y cuando conocemos lo que es
fe segura en la sabiduría y en la providencia divina, no nos amedrentamos ante
el anuncio imprevisto de alguna calamidad. Sí tendremos luchas, pero con Cristo
de amigo, seremos más que vencedores.
Romanos 8:37
Pero en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:
18- 29; 30- 38.
8:18 Pues
tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con
la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
8:19 Porque
el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos
de Dios.
8:20 Porque
la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa
del que la sujetó en esperanza;
8:21 porque
también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de Dios.
8:22 Porque
sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto
hasta ahora;
8:23 y no
sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la
adopción, la redención de nuestro cuerpo.
8:24 Porque
en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza;
porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
8:25 Pero si
esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
8:26 Y de
igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles.
8:27 Más el
que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque
conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
8:28 Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.
8:29 Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos.
La sabiduría
de Dios es suprema. Ahora, nosotros sabemos después de los hechos. Dios conoce
antes de los hechos. La expresión “antes conoció” proviene de la palabra griega
“proginosko”. El que Dios sepa de antemano puede ser ilustrado, en forma
limitada, como el observar un desfile. Si usted mira un desfile a nivel del
suelo, verá pasar los carros alegóricos, uno por uno. Pero suponga que usted está
en el último piso de un edificio de 30 pisos, y desde ahí mira el desfile.
Entonces no sólo verá el carro alegórico que va al frente, sino que también
podrá ver el último carro y todo lo que hay en el intermedio. Usted está en un
punto de observación ventajoso. Vivimos en la historia. Vemos los eventos a
cómo van aconteciendo, uno a la vez. Por el contrario, Dios mora en la
eternidad. Él lo ve todo. Él ve el comienzo, el final y todo lo que hay entre
el principio y fin. Pero más que eso, Él tiene el conocimiento anticipado de
todas las cosas que suceden.
“Conocer” puede implicar también que hay una
relación, como lo descubrimos al examinar la palabra “conoció”, en cuanto a
relaciones maritales, en el Antiguo Testamento (vea Génesis 4:1, 17, 25; 19:8;
24:16).
Para
comprender más el significado de la expresión “antes conoció”,
Lea: Hechos 2:23; a éste, entregado por el determinado
consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándole;
Romanos 11:2 – 6.No ha desechado Dios a su
pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la
Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo:
11:3 Señor,
a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he
quedado, y procuran matarme?
11:4 Pero
¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han
doblado la rodilla delante de Baal.
11:5 Así
también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia.
11:6 Y si
por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si
por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
1 Pedro 1:20- 21, ya destinado desde antes de
la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de
vosotros,
1:21 y
mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado
gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
8:30 Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
8:31 ¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que
no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo
no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién
acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
8:35 ¿Quién
nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o
hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
8:36 Como
está escrito:
Por causa de
ti somos muertos todo el tiempo;
Somos
contados como ovejas de matadero.
8:37 Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
8:38 Por lo
cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
8:39 ni lo
alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de
Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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