LA VERDADERA
IMAGEN DE JESUCRISTO PARA EL MUNDO ACTUAL.
¿ QUIERES
SABER CUÁL ES LA VERDADADERA IMAGEN DE JESUCRISTO PARA EL CREYENTE?.
La verdadera
descripción.
Me propuse
no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.
1 Corintios
2:2
Jesucristo
evoca muchas imágenes en la mente de las personas. Algunas lo ven como un
niñito en un pesebre: el Cristo de la Navidad. Otras lo imaginan de niño, tal
vez viviendo en el hogar de un carpintero o confundiendo a los guías religiosos
de Jerusalén. Muchas personas lo perciben como un compasivo y poderoso sanador
que sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Aun otras lo presentan
como el valeroso y apasionado predicador que enseña la Palabra de Dios a
grandes multitudes. Y hay quienes lo ven como el hombre perfecto, un modelo de
virtud, bondad, simpatía, interés, cuidado, ternura, perdón, sabiduría y
comprensión.
Pero la
imagen de Cristo que supera a todas las demás es la de Jesucristo en la cruz.
Conocer a Cristo crucificado es conocerlo como el autor y consumador de su fe,
la verdadera descripción de su persona y de su obra.
El
sufrimiento de Cristo en la cruz es el punto central de la fe cristiana. Allí
es donde se ve con más claridad su deidad, su humanidad, su obra y su
sufrimiento.
JESUCRISTO
EL PORTADOR DE UNA GRAN NOTICIA: EL REINO DE LOS CIELOS SE HA ACERCADO.
Arrepentimiento.
JUAN EL
BAUTISTA.
Lo que dice
la Biblia:
En aquellos
días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía:
“Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 3:1-2)
Es el
comienzo del Nuevo Testamento. Habían pasado 400 años de silencio de Dios y
aparecía Juan el Bautista, que más que profeta parecía hippie, a pesar de que
ese concepto no aparecería sino 2000 años después.
Al escuchar
la palabra: “Arrepiéntanse,” ¿qué escuchamos? Muy probablemente la mayoría de
las personas escuchan una amenaza o una advertencia. Estas personas incluso
completan la palabra con la siguiente frase: “O se irán al infierno.” Quizás
han escuchado juntas esas expresiones tantas veces en boca de predicadores
emotivos, pastores de recio carácter, sacerdotes expresivos, o incluso amigos o
conocidos que tratan de evangelizar enarbolando razones convincentes, que es
inevitable pensar que no son el mismo concepto.
¿Qué tal si
nos esforzamos por escuchar en la palabra “Arrepiéntanse,” una invitación en
lugar de una condenación? Sin duda así lo tenía pensado originalmente Juan. Una
invitación a cambiar de dirección, a cambiar la forma pecaminosa de actuar, a
mostrar un nuevo rostro, porque el reino de los cielos, donde predomina el
amor, está cerca. Cuando aceptamos una invitación para convivir con amigos, lo
hacemos porque creemos que pasaremos un buen tiempo juntos y no por las
consecuencias de no hacerlo. De la misma manera, aceptemos la invitación de
arrepentirnos de pecado para pasar el mejor tiempo posible con Jesús.
La pregunta
es: ¿cómo mostraremos al mundo que hemos aceptado la invitación de Juan?
Tenemos que ejemplificar con nuestra vida a quienes nos rodean que
efectivamente el reino de los cielos está cerca. Tan cerca que ya nos alcanzó y
puede alcanzarlos a ellos también.
¿ ACASO
CREES QUE NO HAY PECADO EN EL MUNDO?.
UN EJEMPLO
NO MÁS.
UNA HISTORIA
EXTRAORDINARIA EN LA CRUZ.
“Cuando
Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu” - (Juan 19:30).
En el
Antiguo Testamento, el sacerdote entraba en el templo para ministrar, quemar
incienso y ofrecer oraciones y sacrificios. Pero había una pieza del mobiliario
que no estaba en el lugar Santísimo, y esa era la silla en la cual el sacerdote
se sentaba. ¿Por qué? Porque su trabajo nunca se terminaba. No obstante, cuando
Jesús inclinó su cabeza en la cruz y exclamó: “Consumado es”, terminó su labor
de redención y se sentó a la diestra de Dios Padre. Las primeras palabras
registradas del joven Jesús fueron: “¿No sabías que en los negocios de mi Padre
me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Y sus últimas palabras en la cruz fueron:
“Consumado es” (Juan 19:30). Él se quedó hasta terminar el trabajo encomendado
por su Padre. Nada de lo que usted haga puede añadir nada a su trabajo
cumplido. “Consumado es.” ¡Aleluya!
En el monte
Calvario.
Adore a Dios
cantando el himno “En el Monte Calvario”, letra de George Bennard.
Durante Su
última Pascua aquí en la tierra, nuestro Señor Jesucristo nos reveló que Su
muerte en la cruz cumpliría y reemplazaría la Pascua. El apóstol Pablo nos
habló de este nuevo pacto, diciendo: « . . . Que el Señor Jesús, la noche que
fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad,
comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de
Mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa
es el nuevo pacto en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en
memoria de Mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis
esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga» (11:23-26).
La
circuncisión del creyente también es explicada por el apóstol Pablo: «En Él
también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de
vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados
con Él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con Él, mediante
la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados» (Colosenses 2:11-13).
Lea con
mucho cuidado y mucho Amor éste cántico e himno de profundo Amor, que muestra
la obra Salvadora de Nuestro Señor Jesucristo.
En el monte
calvario estaba una cruz
Emblema de
afrenta y dolor
Y yo amo esa
cruz do murió mi Jesús
Por salvar
al más vil pecador.
CORO
¡Oh! yo
siempre amaré esa cruz,
En sus
triunfos mi gloria será;
Y algún día
en vez de una cruz,
Mi corona
Jesús me dará.
Aunque el
mundo desprecie la cruz de Jesús,
Para mi
tiene suma atracción,
Porque en
ella llevó el Cordero de Dios
Mi pecado y
mi condenación.
En la cruz
do su sangre Jesús derramó,
Hermosura
contemplo en visión,
Pues en ella
el Cordero inmolado murió,
Para darme
pureza y perdón.
Yo seré
siempre fiel a la cruz de Jesús,
Sus
desprecios con él sufriré;
Y algún día
feliz con los santos en luz,
Para siempre
su gloria tendré.
NO PODEMOS
SEGUIR LLEVANDO CADA DÍA A JESÚS A LA CRUZ.
El mayor
peligro para los israelitas estaba aún por delante. «Entonces Josué dijo al
pueblo . . . Si dejareis a Jehová y sirviereis a dioses ajenos, Él se volverá y
os hará mal, y os consumirá, después que os ha hecho bien. . . . Quitad, pues,
ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a
Jehová Dios de Israel» (24:19-20,23).
Jesús,
nuestro «Josué», nos libró del pecado por Su muerte substitucionaria en la cruz
y Su triunfante resurrección física.
Nosotros
también necesitamos ser recordados diariamente de «inclinad vuestro corazón a
Jehová Dios». Qué tragedia más grande que tantas personas creen que después que
una persona acepta a Jesucristo como su Único Salvador, que tal persona ya no
tiene más nada que hacer, y solamente piensan que tienen que «dejar todo en las
manos de Dios». Pero la verdad es que Dios ha puesto el querer como el hacer en
nuestras manos. «Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues,
firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad
el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la
Palabra de Dios» (Efesios 6:13-17).
Cada día
vamos a servir solamente al Señor.
También ha y
una cruz para el seguidor de Jesucristo.
Mateo 16:
24- 26.
24Entonces
Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí
mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque cualquiera que quisiere salvar su
vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la
hallará.26Porque ¿de qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y
perdiere su alma? O ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?.
LOS
DISCÍPULOS QUE EL SEÑOR QUIERE PARA SU IGLESIA.
LOS
VERDADEROS DISCÍPULOS DE JESUCRISTO.
¿Quién es un
discípulo?.
El que no
toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Mateo 10:38
Un discípulo
es alguien que confiesa a Cristo como Señor y Salvador, cree que Dios lo ha
resucitado de los muertos, y declara esa fe públicamente mediante el bautismo.
No es un tipo de cristiano de "nivel superior".
Usted no
tiene que esperar para ser discípulo en algún momento del futuro en su vida
cristiana cuando haya alcanzado determinado nivel de madurez. Según Mateo
28:19-20, uno se convierte en discípulo en el momento de la salvación.
Algunos
afirman que hay muchos cristianos que no son discípulos. Recuerdan el versículo
de hoy y dicen que, para ser discípulo, hay que negarse a sí mismo, tomar su
cruz y seguir a Cristo. Si no se llega a ese nivel de entrega, piensan ellos,
entonces no se es digno de ser discípulo de Cristo. Pero no se puede separar el
discipulado de la conversión.
Cuando
alguien es salvo, recibe un espíritu dócil que se manifiesta por una
disposición a hacer una confesión pública y a obedecer cualquier cosa que
ordene Cristo. ¿Es entonces usted un discípulo?.
LIBERTAD
PARA LOS ESCLAVOS DEL PECADO.
“Sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” -
(1 Pedro 1:18-19).
¡Emancipación!
¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos.
Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1
Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un
esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de
vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin
interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es
hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el
servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su
sangre.
HÁGASE AHORA
UN SERVIDOR DE JESUCRISTO.
¿Está usted
sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos,
los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a
Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él hará.
COMPLETE
TODA LA OBRA: PERDONE, RECONCÍLIESE Y ADORE A DIOS.
PERDONE Y
PIDA PERDÓN.
“Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestras ofensas” - (Mateo 6:14-15).
Un padre
llegó a su casa un día, y encontró a sus dos pequeños hijos en medio de una
gran pelea. Cuando la niña vio a su padre, supo que estaba en problemas. Así
que de inmediato vertió unas lágrimas de cocodrilo, se abrazó al cuello de su
papá y le dijo: “Papi, lo siento mucho. No debíamos haber estado peleando.
Perdóname. Te amo mucho.” Ella estaba en los brazos de su padre, y él pensaba:
“Ella en realidad tiene una buena actitud sobre esto.” Pero entonces, con el
rabillo de su ojo, él vio que su hija le estaba mostrando la lengua a su
pequeño hermano. El papá le dijo: “No puedes estar abrazándome y mostrándole la
lengua a tu hermano, al mismo tiempo.” ¿Tiene usted esa clase de corazón? ¿Está
usted jugando a amar a Dios, pero guarda resentimientos contra alguien? ¿Piensa
que Dios recibirá su adoración? Amigo, es tiempo de hacer lo correcto. Su
espíritu no perdonador le hará más daño a usted que a la persona a la cual
usted no quiere perdonar.
Si hay alguien
que ha pecado contra usted, perdone. Si hay alguien que tiene algo en contra
suya, vaya a esa persona y reconcíliese. Y entonces, invierta tiempo en
adoración.
DEBEMOS
SEGUIR AL MODELO DE SUFRIMIENTO.
Un modelo de
sufrimiento.
Porque tal
sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los
pecadores, y hecho más sublime que los cielos.
Hebreos 7:26
Jesús fue
ejecutado como un criminal en una cruz. Pero no era culpable de delito algún
ninguna maldad, ninguna transgresión, ningún pecado. Ni siquiera tuvo alguna
vez un mal pensamiento ni dijo una mala palabra. La suya fue la ejecución más
injusta perpetrada en un ser humano. Pero nos muestra que, aunque una persona
esté perfectamente en la voluntad de Dios, muy amada y con dones, justa y
obediente, puede aún sufrir injustamente. Al igual que Jesús, a usted se le
pudiera interpretar mal, odiar, perseguir e incluso asesinar. Pero usted debe
seguir su modelo.
IMITAR A
CRISTO EN TODO.
Siga el
ejemplo de Cristo.
También
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.
1 Pedro 2:21
Jesús nos
dio el ejemplo supremo del sufrimiento. La palabra griega traducida
"ejemplo" se refiere a un modelo que se coloca debajo de un pedazo de
papel para ser trazado. Al igual que los niños que aprenden sus letras trazando
en un papel sobre un modelo, nosotros debemos trazar nuestra vida según el
modelo que Cristo nos dejó.
Copiamos su
modelo al seguir "sus pisadas". Debemos seguir las pisadas de Cristo
porque Él anduvo por la senda recta. Fue también una senda de injusto
sufrimiento, que es parte de la senda de justicia. Algunos sufren más que
otros, pero si verdaderamente usted quiere seguir a Cristo, practicará
siguiendo su ejemplo.
¿ CÓMO
RESPONDES FRENTE A LA AGRESIÓN?.
No devuelva
el golpe.
Angustiado
él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
Isaías 53:7
Jesús
muestra una humilde actitud ante quienes lo atormentan: "cuando le
maldecían, no respondía con maldición" (1 P. 2:23). A pesar de la
provocación constante, Jesús no dijo nada malo porque no había pecado alguno en
su corazón.
Sin embargo,
ante semejante provocación, nuestra reacción sería más como la del apóstol
Pablo. Cuando estaba en el juicio ante el sanedrín, el sumo sacerdote Ananías
ordenó que se le golpeara en la boca. Su inmediata respuesta a Ananías fue:
"¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada!" (Hch. 23:3). Pablo tuvo
que disculparse de inmediato; tal exclamación contra un sumo sacerdote era
contraria a la ley (vv. 4-5; cp. Éx. 22:28).
Pablo no era
perfecto. Él no es nuestro modelo de justicia. Solo Cristo es un modelo
perfecto de cómo afrontar la injuria de los enemigos.
Siguiendo el
ejemplo de nuestro Maestro, nunca debemos maltratar a quienes nos maltratan.
PERDÓN PARA
LOS QUE ME MALTRATAN.
No amenace.
Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Lucas 23:34
Jesús
"no amenazaba" a pesar de un increíble sufrimiento (1 P. 2:23). Lo
escupieron, le tiraron de la barba, le pusieron en la cabeza una corona de
espinas y atravesaron con clavos su carne para asegurar su cuerpo a una cruz.
En cualquier otra persona, semejante tratamiento injusto habría provocado
sentimientos de venganza, pero no en Cristo. Él era el Hijo de Dios, Creador y
Sustentador del universo, santo e inmaculado, con el poder de enviar a quienes
lo atormentaban al fuego eterno.
Pero Jesús
nunca amenazó a sus verdugos con juicio inminente; más bien los perdonó. Cristo
murió por los pecadores, incluso por quienes lo perseguían. Sabía que la gloria
de la salvación podía alcanzarse solamente por la senda del sufrimiento, de
modo que aceptó su sufrimiento sin amargura, sin enojo y sin espíritu de
venganza. Que pueda reaccionar usted de igual modo ante su propio sufrimiento.
JESÚS
ENTREGÓ SU ESPÍRITU A DIOS. Y ¿ USTED HARÁ LO MISMO?.
Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu.
Lucas 23:46
El apóstol
Pedro les dijo a los cristianos que no devolvieran "mal por mal, ni
maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo" (1 P. 3:9).
Esa fue la actitud de Jesús. Él pudo hacerlo porque "encomendaba la causa
al que juzga justamente" (2:23). La palabra traducida como
"encomendaba" significa "entregar a alguien para que se ocupe de
eso". En cada ocasión de sufrimiento, nuestro Señor entregó la
circunstancia y se entregó a sí mismo a Dios. Era porque tenía confianza en el
justo juicio de Dios y la gloria que sería suya. Esa confianza le permitió
aceptar con serenidad tan grande sufrimiento.
Esa es la
manera en la que usted debe reaccionar cuando se enfrenta a una persecución
injusta en el trabajo, en su familia o en otras relaciones. Cuando usted se
venga, se pierde la bendición y la recompensa que ha de traer el sufrimiento.
La venganza muestra que le falta la confianza que debe tener en el poder de
Dios para resolver las cosas a su debido tiempo, que incluirá castigar a los
injustos y recompensar a quienes son fieles en el sufrimiento. Así que
entréguele eso a Dios y deje que Él lo resuelva.
JESUCRISTO
QUIERE QUE DIGAMOS: PADRE PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN.
Vindicados.
Señor, no
les tomes en cuenta este pecado.
Hechos 7:60
Vivimos en
una época en la que el cristianismo se ha vuelto cada vez más impopular con la
sociedad secular. La defensa de la verdad de las Escrituras y del mensaje del
evangelio pudiera pronto volverse intolerable. Eso resultará en el trato
injusto de los cristianos.
La
posibilidad de semejante trato debe llevarnos a pasajes como 1 Pedro 2:21-25.
Allí aprendemos que, al igual que nuestro Señor, debemos andar por la senda del
sufrimiento para alcanzar la gloria de recompensa y exaltación en el futuro.
Esa comprensión de seguro llevó a Esteban a poner su mirada en Jesucristo en
gloria y a pedirle a Dios que perdonara a quienes lo asesinaban (Hch. 7:54-60).
Se encomendó a Dios, sabiendo que Él lo vindicaría. Si usted hace lo mismo,
Dios también lo vindicará.
JESUCRISTO
ES MODELO Y EJEMPLO DE SANTIDAD.
Nuestro
Salvador inmaculado.
[Cristo] no
hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no
respondía con maldición.
1 Pedro
2:22-23
Jesucristo
tiene que haber estado en el pensamiento de Pedro cuando escribió los
versículos de hoy porque fue testigo del dolor de Jesús, aunque de lejos. A
pesar de lo severo de su dolor, Cristo no cometió pecado alguno de palabra o de
hecho.
Isaías 53:9
dice: "Nunca hizo maldad". "Maldad" se traduce como
"desobediencia" en la Septuaginta (la versión griega del Antiguo
Testamento hebreo). Los traductores entendieron que "maldad" se
refería a la desobediencia a la ley de Dios, o el pecado. A pesar del trato
injusto que tuvo que soportar, Cristo no pecó ni podía pecar (cp. 1 P. 1:19).
Isaías 53:9
añade: "Ni hubo engaño en su boca". Por lo general el pecado hace su
primera aparición en nosotros por lo que decimos. En Jesús no había pecado
alguno, ni externa ni internamente.
Jesucristo
es el ejemplo perfecto de cómo debemos reaccionar ante el trato injusto porque
Él soportó el peor trato que pueda soportar persona alguna, y sin haber pecado
nunca.
LES PRESENTO
A NUESTRO SUSTITUTO.
Nuestro
sustituto.
Llevó él
mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando
muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis
sanados.
1 Pedro 2:24
La muerte
expiatoria de Jesucristo es una verdad fundamental de la fe cristiana. La
redención, la justificación, la reconciliación, la eliminación del pecado y la
propiciación son todos resultados de la obra expiatoria de Cristo.
El apóstol
Pablo también destacó esa obra cuando dijo que Dios "al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios en él" (2 Co. 5:21), y que "Cristo nos redimió de la
maldición de la ley, hecho por nosotros maldición" (Gá. 3:13).
Algunos
sostienen que es inmoral enseñar que Dios tomó forma humana y llevó los pecados
de hombres y mujeres en su lugar. Dicen que es injusto transferir el castigo
del pecado de un culpable a un inocente. Pero eso no es lo que sucedió. Cristo
tomó voluntariamente nuestro pecado y llevó su castigo. Si no hubiera estado
dispuesto a tomar nuestro pecado y aceptar su castigo, como pecadores nosotros
hubiéramos llevado el castigo del pecado en el infierno para siempre. La obra de
Cristo en la cruz no fue injusta; ¡fue el amor de Dios puesto en práctica! .
EL SUSTITUTO
ESTABA LISTO PARA LLEVAR NUESTRAS CARGAS.
3:20 ya que
por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él;
porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
3:21 Pero
ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por
la ley y por los profetas;
3:22 la
justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él. Porque no hay diferencia,
3:23 por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
3:24 siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús,
3:25 a quien
Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados,
El peso de
nuestro castigo.
Cristo fue
ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos.
Hebreos 9:28
Cuando el
apóstol Pedro dijo que Cristo "llevó" nuestros pecados (1 P. 2:24),
empleó un término que significa "llevar una carga muy pesada". Eso es
el pecado. Es tan pesado que Romanos 8:22 dice: "Toda la creación gime a
una, y a una está con dolores de parto" bajo su peso. Solo Jesucristo pudo
quitarnos semejante peso.
Cuando
Cristo "llevó nuestros pecados", llevó el castigo de nuestros
pecados. Él sufrió la muerte física y espiritual. Cuando Jesús clamó en la cruz
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mt. 27:46), el
suyo fue el grito de muerte espiritual. Ese era el castigo de llevar nuestros
pecados.
HAY UNA GRAN
NOTICIA PARA EL QUE CREE EN DIOS Y EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
“Y
juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús” - (Efesios 2:6).
¿Por qué la
tumba vacía es tan gloriosa? Porque significa mucho más que sólo el hecho de
que Dios levantó a Jesús de entre los muertos. Él lo ha levantado a usted
también, para que camine “en novedad de vida” (ver Romanos 6:4). Yo he salido de
esa tumba. He ascendido. Y usted también, si es que es salvo. ¿Dónde está
Cristo hoy? “Sentado en las lugares celestiales. ”¿Dónde está usted sentado? En
el mismo lugar. Usted no tiene que morir para ir al cielo. En Cristo usted
“está sentado en lugares celestiales “¡ahora mismo! ”Animamos a nuestros
hermanos y hermanas a que se mantengan “mirando hacia arriba”, cuando
deberíamos estar diciéndoles que “miren hacia abajo”. Usted ya está sentado en
los lugares celestiales, y puede mirar sus problemas allá abajo. Usted, mi
querido amigo, ¡tiene una nueva y gloriosa vida!.
Aquiétese
por un momento y pídale a Dios que le dé una vida completamente nueva, o
agradézcale por la vida nueva que ya la ha dado.
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