DIOS PONE EL
ÉNFASIS EN EL CARÁCTER.
Proverbios
20:7: “Camina en su INTEGRIDAD el justo; sus hijos son dichosos después de él.”
El mundo
dice que si podemos arreglar las condiciones o circunstancias para que no haya
pesar, ni sufrimiento, entonces podríamos cambiar al hombre. Si podemos cambiar
las condiciones, podemos cambiar el carácter. No obstante, la Biblia nos enseña
lo opuesto. El mundo pone el énfasis en la condición, mientras que DIOS PONE EL
ÉNFASIS EN EL CARÁCTER. Alguien bien dijo que no podemos purificar el agua al
pintar el pozo. Sin embargo, eso es lo que tratamos de hacer. Pensamos que si
podemos cambiar lo exterior o crear condiciones en las que nunca haya dolor,
entonces estaremos bien. Pero, JESÚS PUSO EL ÉNFASIS EN EL CARÁCTER. En lo que
usted ES y no en lo que tiene.
¿Existe
alguna persona en su vida a la cual admira? ¿Alguien con integridad? Alabe a
Dios por lo que Él hace en la vida de esa persona y exprésele unas palabras de
motivación.
ESTA
HISTORIA LO VA A MOTIVAR
EN LA FORMACIÓN DE SU CARÁCTER.
PARA
COMPONER EL MUNDO...
Se cuenta la
historia de un muchacho al que se le hacía difícil la geografía. Por más que
estudiaba, le costaba trabajo ubicar los continentes, las naciones y las
capitales del mundo.
Un día, su
padre, a fin de ayudarle, encontró un mapa del mundo en una revista. Arrancó la
página y dijo:
—Mira lo que
voy a hacer, hijo.
Con una
tijera cortó la página en unos cincuenta pedazos, y le dijo al muchacho:
—Ahora
quiero que compongas este mapa.
El padre
salió, y regresó a los quince minutos. ¡Cual no sería su sorpresa al ver que su
hijo había terminado de componer el mapa!
—¿Cómo
pudiste terminarlo tan pronto? —le preguntó.
—La verdad
es que fue fácil —contestó el hijo—. Recordé que al otro lado de esa página
había el retrato de un hombre, así que para componer el mundo, sólo tenía que
componer al hombre.
Aquel
muchacho tenía razón, no sólo en sentido literal sino también en sentido
figurado. Porque no hay duda de que el mundo está descompuesto moral y
espiritualmente. Los interminables conflictos nacionales e internacionales nos
tienen desmoralizados a todos. Las tensiones políticas en el medio oriente nos
tienen los nervios de punta. Bien sabemos que un enfrentamiento bélico pudiera
convertirse en la guerra más terrible que el mundo jamás haya visto. Los
déficits económicos del mundo nos tienen consternados. Y por si todo eso fuera
poco, la deplorable condición moral que impera en el mundo —la deshonestidad,
la deslealtad, el descaro y el desenfreno en las pasiones y en los vicios— nos
tiene a todos descontrolados. Es innegable que el mundo se encuentra en una
condición deplorable. Está descompuesto por fuera y por dentro. ¿Acaso hay
alguna forma de componerlo?
Sí, la hay.
La forma está en la solución que halló el muchacho de la anécdota: para
componer el mundo hay que componer al hombre. El mal no radica en la geografía
ni en el medio ambiente sino en el género humano y en su herencia. El hombre
heredó su naturaleza pecaminosa de su progenitor Adán. Fue por el pecado de
Adán que comenzó a descomponerse el mundo. De ahí que ahora, para que se
componga el mundo, es necesario que el hombre permita que Dios lo componga a él
individualmente. Tiene que reconciliarse con Dios, pidiéndole perdón por el
pecado que practica a raíz de haber heredado esa naturaleza pecaminosa.
Cuando nos
reconciliamos con nuestro Creador, Él nos transforma a tal grado que nos hace
una nueva creación. Nos compone desde adentro hacia afuera mediante un
renacimiento espiritual. No comencemos por nuestro vecino; comencemos, más
bien, por nosotros mismos. Invitemos a Jesucristo, el Hijo de Dios, a que tome
posesión de nuestro ser. Él compone a todo el que le da la oportunidad de
hacerlo.
“No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.” Romanos 12:2
COMPROBANDO
LA VOLUNTAD DE DIOS.
Rete al
Señor a mostrarse en su vida, encontrará que su voluntad le acompaña siempre,
puede ser que no siempre entienda su propósito, pero podrá ver su divina mano,
obrando para bien, en las más adversas situaciones.
BUENA.
Dios tiene
buenos deseos para usted, no quiere su destrucción, le ama, y espera
pacientemente que su corazón se vuelva a él. Dios es bueno todo el tiempo.
AGRADABLE.
La voluntad
de nuestro Dios le será agradable, sabrá que la mejor forma de pasar por un
valle de sombra muerte, será entre sus brazos. Nos deleitamos en su presencia.
PERFECTA.
Dios no se
equivoca, no comete errores, su naturaleza es simplemente perfecta, por tanto
no hay nada que nuestra limitada humanidad pueda discutir con el arquitecto de
todas las cosas. Nosotros somos finitos, él es infinito.
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