jueves, 13 de agosto de 2015

DIOS PONE EL ÉNFASIS EN EL CARÁCTER.

DIOS PONE EL ÉNFASIS EN EL CARÁCTER.
Proverbios 20:7: “Camina en su INTEGRIDAD el justo; sus hijos son dichosos después de él.”
El mundo dice que si podemos arreglar las condiciones o circunstancias para que no haya pesar, ni sufrimiento, entonces podríamos cambiar al hombre. Si podemos cambiar las condiciones, podemos cambiar el carácter. No obstante, la Biblia nos enseña lo opuesto. El mundo pone el énfasis en la condición, mientras que DIOS PONE EL ÉNFASIS EN EL CARÁCTER. Alguien bien dijo que no podemos purificar el agua al pintar el pozo. Sin embargo, eso es lo que tratamos de hacer. Pensamos que si podemos cambiar lo exterior o crear condiciones en las que nunca haya dolor, entonces estaremos bien. Pero, JESÚS PUSO EL ÉNFASIS EN EL CARÁCTER. En lo que usted ES y no en lo que tiene.
¿Existe alguna persona en su vida a la cual admira? ¿Alguien con integridad? Alabe a Dios por lo que Él hace en la vida de esa persona y exprésele unas palabras de motivación.
ESTA HISTORIA  LO VA  A MOTIVAR  EN LA FORMACIÓN DE SU CARÁCTER.
PARA COMPONER EL MUNDO...
Se cuenta la historia de un muchacho al que se le hacía difícil la geografía. Por más que estudiaba, le costaba trabajo ubicar los continentes, las naciones y las capitales del mundo.
Un día, su padre, a fin de ayudarle, encontró un mapa del mundo en una revista. Arrancó la página y dijo:
—Mira lo que voy a hacer, hijo.
Con una tijera cortó la página en unos cincuenta pedazos, y le dijo al muchacho:
—Ahora quiero que compongas este mapa.
El padre salió, y regresó a los quince minutos. ¡Cual no sería su sorpresa al ver que su hijo había terminado de componer el mapa!
—¿Cómo pudiste terminarlo tan pronto? —le preguntó.
—La verdad es que fue fácil —contestó el hijo—. Recordé que al otro lado de esa página había el retrato de un hombre, así que para componer el mundo, sólo tenía que componer al hombre.
Aquel muchacho tenía razón, no sólo en sentido literal sino también en sentido figurado. Porque no hay duda de que el mundo está descompuesto moral y espiritualmente. Los interminables conflictos nacionales e internacionales nos tienen desmoralizados a todos. Las tensiones políticas en el medio oriente nos tienen los nervios de punta. Bien sabemos que un enfrentamiento bélico pudiera convertirse en la guerra más terrible que el mundo jamás haya visto. Los déficits económicos del mundo nos tienen consternados. Y por si todo eso fuera poco, la deplorable condición moral que impera en el mundo —la deshonestidad, la deslealtad, el descaro y el desenfreno en las pasiones y en los vicios— nos tiene a todos descontrolados. Es innegable que el mundo se encuentra en una condición deplorable. Está descompuesto por fuera y por dentro. ¿Acaso hay alguna forma de componerlo?
Sí, la hay. La forma está en la solución que halló el muchacho de la anécdota: para componer el mundo hay que componer al hombre. El mal no radica en la geografía ni en el medio ambiente sino en el género humano y en su herencia. El hombre heredó su naturaleza pecaminosa de su progenitor Adán. Fue por el pecado de Adán que comenzó a descomponerse el mundo. De ahí que ahora, para que se componga el mundo, es necesario que el hombre permita que Dios lo componga a él individualmente. Tiene que reconciliarse con Dios, pidiéndole perdón por el pecado que practica a raíz de haber heredado esa naturaleza pecaminosa.
Cuando nos reconciliamos con nuestro Creador, Él nos transforma a tal grado que nos hace una nueva creación. Nos compone desde adentro hacia afuera mediante un renacimiento espiritual. No comencemos por nuestro vecino; comencemos, más bien, por nosotros mismos. Invitemos a Jesucristo, el Hijo de Dios, a que tome posesión de nuestro ser. Él compone a todo el que le da la oportunidad de hacerlo.
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
COMPROBANDO LA VOLUNTAD DE DIOS.

Rete al Señor a mostrarse en su vida, encontrará que su voluntad le acompaña siempre, puede ser que no siempre entienda su propósito, pero podrá ver su divina mano, obrando para bien, en las más adversas situaciones.

BUENA.

Dios tiene buenos deseos para usted, no quiere su destrucción, le ama, y espera pacientemente que su corazón se vuelva a él. Dios es bueno todo el tiempo.

AGRADABLE.

La voluntad de nuestro Dios le será agradable, sabrá que la mejor forma de pasar por un valle de sombra muerte, será entre sus brazos. Nos deleitamos en su presencia.

PERFECTA.


Dios no se equivoca, no comete errores, su naturaleza es simplemente perfecta, por tanto no hay nada que nuestra limitada humanidad pueda discutir con el arquitecto de todas las cosas. Nosotros somos finitos, él es infinito.

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