miércoles, 4 de abril de 2018

UNA VERDADERA ENTREGA A DIOS PARA SU SERVICIO.


UNA VERDADERA ENTREGA A DIOS PARA SU SERVICIO.
“Y Él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” - (Lucas 18:29-30).
Dios le ha dado habilidades y Él quiere que usted use esas habilidades y las invierta en Él. Amigo, es un pecado el que usted sea menos de lo que Dios le ha llamado a ser. Es cierto, pudiera ser que no sea usted el próximo Einstein, o Pelé, o Michael Jordan o Billy Graham. Pero ese no es el punto. El peligro es que usted no haga lo que puede hacer. Hay tres personas dentro de usted: Uno, quien es usted ahora mismo; dos, quien podría ser para lo malo si permite que el diablo lo atrape; tres, quien pudiera ser para Dios.
En una demostración física de su entrega, abra sus manos y levante sus brazos, extendidos hacia Dios, y ore: “Padre, me aparto del mundo con ambas manos, y entrego todo lo de mí a Ti. Úsame para tu gloria en la forma que Tú creas es la mejor.”
SERVICIO Y ADORACIÓN A DIOS.
“Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” - (Juan 4:23).
El Padre desea tener comunión con usted en adoración. Él no busca ni su dinero, ni su gloria, ni su fortaleza. Él busca su corazón. C.S.Lewis dijo: “Es en el proceso de ser adorado que Dios comunica su presencia a los hombres.” Si usted no adora a Dios, pero le está sirviendo (o por lo menos así lo cree), usted está cometiendo un gran error. El orar sin adorar es una burla. El cantar sin adorar es como metal que resuena. El trabajar sin adorar es un insulto a Dios. El enseñar sin adorar es ignorancia. El servir sin adorar es hipocresía. El testificar sin adorar es perjurio. Dios quiere su genuina adoración.
¿DÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN?
Hoy en día, vemos como las medidas de seguridad, se hacen cada vez más sofisticadas. Los bancos, disponen de bóvedas con complicados mecanismos, para resguardar el dinero de sus clientes. También contratan personal especializado, para brindar protección y de esa manera dar una imagen de confianza frente a la sociedad. Hay personas que depositan los ahorros de toda una vida, porque creen en la solvencia de una institución. Obviamente los bancos saben de la importancia de cuidar fielmente su tesoro.
La Palabra nos dice: “Donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón”.
Lamentablemente y a raíz de la crisis económica global, podemos ver con pesar, como personas que han puesto todo su corazón en las riquezas, han caído en profundas depresiones e incluso otros han tomado medidas drásticas para su vida.
La Biblia nos dice:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Mateo 6:19-20.
Cuidamos con el mismo celo por nuestros tesoros espirituales, así como una institución bancaria cuida del dinero que los clientes les han confiado?
Por lo tanto donde está tu corazón? En las riquezas, en un trabajo, en una posición de poder? En la familia, en tu relación con Dios?
La Biblia nos alerta, y nos hace reflexionar, sobre los tesoros que nosotros consideramos valiosos, permanentes y seguros, que muchas veces son perecederos, momentáneos y pasajeros. Hay personas, que de un momento a otro, han perdido el fruto del esfuerzo de años, ante las repentinas caídas de las bolsas mundiales. Si su corazón estaba en esas riquezas, ven como lamentablemente todo se desmorona como un endeble castillo de naipes. Muy diferente sucede, cuando nuestro tesoro está en las cosas de Dios: Valoramos nuestro tiempo de oración y comunión con El, tenemos una actitud de agradecimiento por lo que Dios nos da cada día, somos capaces de alimentarnos diariamente con la preciosa Palabra de Dios, podemos congregarnos y no nos pesa, pasamos tiempo en su presencia hallando deleite.
También para los que sirven a Dios en algún ministerio o actividad. Tu corazón sigue estando primeramente en Dios? O todo se ha vuelto una rutina que cumples por obligación o temor?
En un momento, tomamos la decisión más importante de nuestras vidas, la de entregarle nuestro corazón a Jesús, para que él sea Señor de todo nuestro ser.
Desde ese día Jesús es tu especial tesoro, que no se aparte tu corazón.
Autor. Daniel Zangaro.
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El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVC La Voz para que sea útil en la vida de cada persona que lo lea.
AGRADECIDOS POR LA OBRA DE JESUCRISTO.
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro 1:18-19).
AHORA SOMOS LIBRES.
¡Emancipación! ¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos. Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1 Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado. La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su sangre.
¿Está usted sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos, los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él hará.
UNA VIDA VICTORIOSA EN CRISTO JESÚS.
“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10).
Muchas personas quieren saber qué es la vida victoriosa. Primero le diremos lo que no es la vida victoriosa.
1. No es una vida sin jamás cometer un pecado. No es una vida sin tener ningún fracaso.
2. No es una vida sin tener nunca una duda.
3. No es una vida sin experimentar desánimo.
 Por el contrario:
1. La vida victoriosa es una vida que trae nuestros fracasos al Señor Jesús, permitiéndole a Él darnos un nuevo comienzo.
2. Día tras día debemos decirle al Señor Jesús que necesitamos un nuevo comienzo, que necesitamos ser ungidos con aceite fresco diariamente, y que necesitamos perdón.
3. Agradezca a Dios que Él es un Dios de gracia, un Dios de gloria, un Dios de segundas oportunidades. Usted probablemente estará mejor preparado para servir a Dios después de un fracaso y restauración, que quizás en ningún otro momento de su vida.
OREMOS POR UN NUEVO COMIENZO.
¿Ha fallado usted en algo recientemente? NO hay mejor tiempo que ahora para pedir su perdón (si es que tiene pecados no confesados) y pedirle que le dé un nuevo comienzo.
EN BUSCA DE LA VERDADERA FELICIDAD.
“Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad” (Salmo 97:12).
Años atrás, la revista Selecciones publicó un artículo en el que se decía que para que una persona sea feliz y tenga satisfacción, tres cosas eran necesarias.
1. Primero, necesitaban algo en qué creer.
2. Segundo, necesitaban alguien a quien amar y,
3. tercero, necesitaban algo que valga la pena realizar.
 Eso es verdad, no porque la revista lo haya mencionado, sino porque la Palabra de Dios lo afirma. Debe haber algo más en la vida que el siguiente aliento o el próximo paso. Y su nombre es Jesucristo.
 Él es, por cierto, el cumplimiento de esas tres necesidades.
1. Jesús es el único en quien creer,
2. Él es a quien debemos amar,
3. Y a quien vale la pena servir.
 ¿Usted anhela la felicidad? Jesucristo satisface toda necesidad en su vida.
¿CÓMO ESTÁ HOY VIVIENDO SU VIDA?
¿En qué gastó sus energías la semana pasada, tratando de ser feliz? ¿En los centros comerciales? ¿En el estadio de fútbol? ¿En la playa o en las montañas?
 No hay nada de malo en estas cosas si están balanceadas por una vida de oración, de estudio de la Palabra de Dios y de servicio a otros menos afortunados que usted, o evangelizando a los perdidos.
 Haga un compromiso hoy de re-dedicar su vida a Dios.
CONFIANZA EN DIOS Y UNA VIDA EN LIBERTAD.
“Porque vosotros, hermanos, a LIBERTAD fuisteis LLAMADOS; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gálatas 5:13).
Una de las señales que le indica que usted ha dejado de CONFIAR en Dios es que deja de funcionar. Usted simplemente deja las actividades de la vida. Usted empieza a tener temor de esto y aquello; se agobia por una pérdida; es oprimido por el diablo. ¿Y qué hace usted? Renuncia a todo, cierra las cortinas, se acuesta a dormir, se levanta tarde. ¿Ha estado alguna vez así? Así afecta la preocupación. Cuando usted se preocupa, es porque no está CONFIANDO en DIOS. Usted quizás diga: “Perdí mi trabajo.” Bueno, ¿qué está haciendo? “Me la paso sentado en la casa.” ¡Levántese! Usted tiene más oportunidad de servir a Dios. Haga el bien porque está CONFIANDO en el SEÑOR.
¿Está sin trabajo? Haga lo que tenga que hacer para encontrar un trabajo y cuando lo logre... ¡haga el bien! Vaya a su iglesia y pídales que le pongan a trabajar. Vaya a su misión local de voluntario. Corte el pasto de un vecino. Lleve comida a una persona incapacitada. Escriba una carta a un prisionero.
EL QUE QUIERE SERVIR A DIOS, ENCUENTRA EN QUE SERVIR.

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