UNA
VERDADERA ENTREGA A DIOS PARA SU SERVICIO.
“Y Él les
dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o
hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho
más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” - (Lucas 18:29-30).
Dios le ha
dado habilidades y Él quiere que usted use esas habilidades y las invierta en
Él. Amigo, es un pecado el que usted sea menos de lo que Dios le ha llamado a
ser. Es cierto, pudiera ser que no sea usted el próximo Einstein, o Pelé, o
Michael Jordan o Billy Graham. Pero ese no es el punto. El peligro es que usted
no haga lo que puede hacer. Hay tres personas dentro de usted: Uno, quien es
usted ahora mismo; dos, quien podría ser para lo malo si permite que el diablo
lo atrape; tres, quien pudiera ser para Dios.
En una
demostración física de su entrega, abra sus manos y levante sus brazos,
extendidos hacia Dios, y ore: “Padre, me aparto del mundo con ambas manos, y
entrego todo lo de mí a Ti. Úsame para tu gloria en la forma que Tú creas es la
mejor.”
SERVICIO Y
ADORACIÓN A DIOS.
“Más la hora
viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le
adoren” - (Juan 4:23).
El Padre
desea tener comunión con usted en adoración. Él no busca ni su dinero, ni su gloria,
ni su fortaleza. Él busca su corazón. C.S.Lewis dijo: “Es en el proceso de ser
adorado que Dios comunica su presencia a los hombres.” Si usted no adora a
Dios, pero le está sirviendo (o por lo menos así lo cree), usted está
cometiendo un gran error. El orar sin adorar es una burla. El cantar sin adorar
es como metal que resuena. El trabajar sin adorar es un insulto a Dios. El
enseñar sin adorar es ignorancia. El servir sin adorar es hipocresía. El
testificar sin adorar es perjurio. Dios quiere su genuina adoración.
¿DÓNDE ESTÁ
TU CORAZÓN?
Hoy en día,
vemos como las medidas de seguridad, se hacen cada vez más sofisticadas. Los
bancos, disponen de bóvedas con complicados mecanismos, para resguardar el
dinero de sus clientes. También contratan personal especializado, para brindar
protección y de esa manera dar una imagen de confianza frente a la sociedad.
Hay personas que depositan los ahorros de toda una vida, porque creen en la
solvencia de una institución. Obviamente los bancos saben de la importancia de
cuidar fielmente su tesoro.
La Palabra
nos dice: “Donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón”.
Lamentablemente
y a raíz de la crisis económica global, podemos ver con pesar, como personas
que han puesto todo su corazón en las riquezas, han caído en profundas
depresiones e incluso otros han tomado medidas drásticas para su vida.
La Biblia
nos dice:
“No os
hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Mateo 6:19-20.
Cuidamos con
el mismo celo por nuestros tesoros espirituales, así como una institución
bancaria cuida del dinero que los clientes les han confiado?
Por lo tanto
donde está tu corazón? En las riquezas, en un trabajo, en una posición de
poder? En la familia, en tu relación con Dios?
La Biblia
nos alerta, y nos hace reflexionar, sobre los tesoros que nosotros consideramos
valiosos, permanentes y seguros, que muchas veces son perecederos, momentáneos
y pasajeros. Hay personas, que de un momento a otro, han perdido el fruto del
esfuerzo de años, ante las repentinas caídas de las bolsas mundiales. Si su
corazón estaba en esas riquezas, ven como lamentablemente todo se desmorona
como un endeble castillo de naipes. Muy diferente sucede, cuando nuestro tesoro está en las cosas
de Dios: Valoramos nuestro tiempo de oración y comunión con El, tenemos una
actitud de agradecimiento por lo que Dios nos da cada día, somos capaces de
alimentarnos diariamente con la preciosa Palabra de Dios, podemos congregarnos
y no nos pesa, pasamos tiempo en su presencia hallando deleite.
También para
los que sirven a Dios en algún ministerio o actividad. Tu corazón sigue estando
primeramente en Dios? O todo se ha vuelto una rutina que cumples por obligación
o temor?
En un
momento, tomamos la decisión más importante de nuestras vidas, la de entregarle
nuestro corazón a Jesús, para que él sea Señor de todo nuestro ser.
Desde ese
día Jesús es tu especial tesoro, que no se aparte tu corazón.
Autor.
Daniel Zangaro.
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su contenido y no se altera o se edita el mismo.
El siguiente
crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este
artículo fue producido por Radio Cristiana CVC La Voz para que sea útil en la
vida de cada persona que lo lea.
AGRADECIDOS
POR LA OBRA DE JESUCRISTO.
“Sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”
(1 Pedro 1:18-19).
AHORA SOMOS
LIBRES.
¡Emancipación!
¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos.
Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1
Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un
esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de
vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin
interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es
hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el
servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su
sangre.
¿Está usted
sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos,
los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a
Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él hará.
UNA VIDA
VICTORIOSA EN CRISTO JESÚS.
“No temas,
porque Yo estoy contigo; no desmayes, porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”
(Isaías 41:10).
Muchas
personas quieren saber qué es la vida victoriosa. Primero le diremos lo que no
es la vida victoriosa.
1. No es una
vida sin jamás cometer un pecado. No es una vida sin tener ningún fracaso.
2. No es una
vida sin tener nunca una duda.
3. No es una
vida sin experimentar desánimo.
Por el contrario:
1. La vida
victoriosa es una vida que trae nuestros fracasos al Señor Jesús, permitiéndole
a Él darnos un nuevo comienzo.
2. Día tras
día debemos decirle al Señor Jesús que necesitamos un nuevo comienzo, que
necesitamos ser ungidos con aceite fresco diariamente, y que necesitamos
perdón.
3. Agradezca
a Dios que Él es un Dios de gracia, un Dios de gloria, un Dios de segundas
oportunidades. Usted probablemente estará mejor preparado para servir a Dios
después de un fracaso y restauración, que quizás en ningún otro momento de su
vida.
OREMOS POR
UN NUEVO COMIENZO.
¿Ha fallado
usted en algo recientemente? NO hay mejor tiempo que ahora para pedir su perdón
(si es que tiene pecados no confesados) y pedirle que le dé un nuevo comienzo.
EN BUSCA DE
LA VERDADERA FELICIDAD.
“Alegraos,
justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad” (Salmo 97:12).
Años atrás,
la revista Selecciones publicó un artículo en el que se decía que para que una
persona sea feliz y tenga satisfacción, tres cosas eran necesarias.
1. Primero,
necesitaban algo en qué creer.
2. Segundo,
necesitaban alguien a quien amar y,
3. tercero,
necesitaban algo que valga la pena realizar.
Eso es verdad, no porque la revista lo haya
mencionado, sino porque la Palabra de Dios lo afirma. Debe haber algo más en la
vida que el siguiente aliento o el próximo paso. Y su nombre es Jesucristo.
Él es, por cierto, el cumplimiento de esas
tres necesidades.
1. Jesús es
el único en quien creer,
2. Él es a
quien debemos amar,
3. Y a quien
vale la pena servir.
¿Usted anhela la felicidad? Jesucristo
satisface toda necesidad en su vida.
¿CÓMO ESTÁ
HOY VIVIENDO SU VIDA?
¿En qué
gastó sus energías la semana pasada, tratando de ser feliz? ¿En los centros
comerciales? ¿En el estadio de fútbol? ¿En la playa o en las montañas?
No hay nada de malo en estas cosas si están
balanceadas por una vida de oración, de estudio de la Palabra de Dios y de servicio
a otros menos afortunados que usted, o evangelizando a los perdidos.
Haga un compromiso hoy de re-dedicar su vida a
Dios.
CONFIANZA EN
DIOS Y UNA VIDA EN LIBERTAD.
“Porque
vosotros, hermanos, a LIBERTAD fuisteis LLAMADOS; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los
otros” (Gálatas 5:13).
Una de las
señales que le indica que usted ha dejado de CONFIAR en Dios es que deja de
funcionar. Usted simplemente deja las actividades de la vida. Usted empieza a
tener temor de esto y aquello; se agobia por una pérdida; es oprimido por el
diablo. ¿Y qué hace usted? Renuncia a todo, cierra las cortinas, se acuesta a
dormir, se levanta tarde. ¿Ha estado alguna vez así? Así afecta la
preocupación. Cuando usted se preocupa, es porque no está CONFIANDO en DIOS.
Usted quizás diga: “Perdí mi trabajo.” Bueno, ¿qué está haciendo? “Me la paso
sentado en la casa.” ¡Levántese! Usted tiene más oportunidad de servir a Dios.
Haga el bien porque está CONFIANDO en el SEÑOR.
¿Está sin
trabajo? Haga lo que tenga que hacer para encontrar un trabajo y cuando lo
logre... ¡haga el bien! Vaya a su iglesia y pídales que le pongan a trabajar.
Vaya a su misión local de voluntario. Corte el pasto de un vecino. Lleve comida
a una persona incapacitada. Escriba una carta a un prisionero.
EL QUE
QUIERE SERVIR A DIOS, ENCUENTRA EN QUE SERVIR.
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