lunes, 30 de abril de 2018

UNA RELACIÓN DIARIA E ÍNTIMA CON NUESTRO CREADOR Y DIOS.


UNA RELACIÓN DIARIA E ÍNTIMA CON NUESTRO CREADOR Y DIOS.
Deseo animarte y desafiarte a darle más tiempo a Dios. Recuerda que no podemos ser mejores cristianos, sino pasamos mejor tiempo con Él. Por otro lado no logramos esto por medio de los sentimientos, o mejores intenciones. No podemos lograr ser mejores para Dios sin amor hacia Él, sin perseverancia, y disciplina, es decir sin cambios en nuestra vida. Cuando nos disciplinamos para conocerle, esto nos fortalece, cambia nuestra perspectiva de vida y renueva nuestras fuerzas. Nuestra calidad de vida como cristianos, efectividad, fervor y pasión por Sus cosas, lo determina nuestro tiempo con Él y su Palabra. Sin esto muchas veces nos deslizamos, nos vamos alejando, enfriando y hasta perdemos de vista nuestro llamado. Cuídate mucho y no te apartes del estudio de la Palabra.
DIOS TODAVÍA ES SOBERANO.
“Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí”. Salmos 131:1
El rey David estaba preocupado por la cercanía de una insurrección rebelde. En vez de enfrentarse a una guerra civil, David renunció y huyó con sus más leales seguidores. Tan solo eso pudo haber sido humillante, pero lo que ocurrió después fue peor aún.
Un hombre llamado Simei aprovechó la oportunidad para maldecir al rey. Manteniéndose a una distancia segura, Simei corre en forma paralela al desmoralizado ejército de David, arrojando piedras al igual que insultos (2 Samuel 16:5-8,13). Vaya tipejo, ¿cierto? Podemos contar con esto: siempre habrá un Simei que venga a lanzarnos piedras mientras estamos en el suelo desmoralizados, diciendo lo que piensa de nosotros.
Uno de los soldados de David llamado Abisaí le pidió permiso a David para acabar con Simei: «Le cortaré el cuello tan rápido que no se dará cuenta de lo que le sucedió». El rey lo detuvo con las siguientes palabras sabias: «Déjalo que siga maldiciendo, porque el Señor se lo ha dicho. Quizá el Señor mire mi aflicción y me devuelva bien por su maldición de hoy» (2 Samuel 16:11-12).
La verdad es que esa fue una respuesta llena de una teología sana. En vez de venganza o auto conmiseración, David recordó que ni siquiera este evento había sido una equivocación. El Señor no estaba ausente. Por el contrario, Dios tenía todo el control. David enfrentó la prueba y rehusó tirar la toalla. ¿Cómo lo hizo? Lo hizo recordando que Dios todavía es soberano.
Pocas doctrinas traen mayor consuelo que la de la soberanía de Dios.
- Cuando no puedo comprender la razón de algo, Dios es soberano.
- Cuando los eventos, absolutamente desafían mi propia lógica, Dios es soberano.
- Cuando las circunstancias, situaciones, necesidades, pruebas o enfermedades se salen de nuestro control Dios continúa siendo soberano.
Y cuando el dolor se intensifica a causa de los Simeis que nos lanzan piedras e insultos, Dios todavía sigue realizando Su obra.
Como creyentes en Cristo no olvidemos que el Señor nunca está ausente de los distintos momentos de nuestra vida.
Autor. Pastor C. Swindoll.

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