lunes, 29 de marzo de 2010

EL AMOR POR EL HERMANO I

El amor por el hermano como Prueba de mi Conversión
1 Juan 2:7-11

7 Amados, no os escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que habéis tenido desde el principio; el mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído. 8 Por otra parte, os escribo un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en El y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya está alumbrando. 9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. 11 Pero el que aborrece a su hermano, está en tinieblas y anda en tinieblas, y no sabe adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

La pregunta que quisiera responder hoy es ¿qué significa amar al hermano y qué no lo es?

En los versos anteriores, Juan parece preocupado con algunas personas que decían ser creyentes, pero que no estaban dando evidencias de serlo al no amar a su hermano en la fe. Es posible que de manera principal Juan estuviera pensando en aquellos gnósticos que decían ser creyentes en Cristo mientras, a su vez, negaban que Jesús hubiese venido en la carne. Ese grupo de personas entendían que ellos pertenecían a una élite capaz de alcanzar conocimientos secretos a los que no todos tenían acceso. Es posible que en ese elitismo, ellos estuvieran rechazando o aún odiando a personas que ciertamente estaban en la fe. De manera secundaria, Juan pudo haber tenido en mente a personas dentro de la iglesia primitiva que no estaban dentro del grupo gnóstico pero que, llamándose hermanos, no manifestaban el amor por su hermano que debe caracterizar a verdadero cristiano.

El amor que tengo o no tengo por mi hermano habla a favor o en contra de mi conversión. A lo largo de su evangelio y a lo largo de esta carta, Juan usa la palabra “luz” para referirse al que ha experimentado el “nuevo nacimiento” y las palabras “oscuridad o tinieblas” para referirse al mundo de pecado; al reino de Satanás, o al estado de incredulidad de aquel que aún no ha creído.

Por eso, aquí una vez más Juan habla de que: “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está aún en tinieblas”. Que es otra manera de decir que, el que dice ser creyente y aborrece a su hermano, está dando evidencia de no serlo. Juan, entonces, de una manera positiva afirma lo mismo al decir que: “El que ama a su hermano, permanece en la luz”. El que aborrece a su hermano no es creyente y el que lo ama, permanece en la luz que equivale a decir, ha llegado a creer.

En los próximos escritos, continuaremos revisando este y otros pasajes que nos hablan de la validez de nuestra fe relacionada con el amor que manifestamos por el hermano.

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