La Armadura de Dios
Efesios 6:14-18
14 Estad, pues, firmes, CEÑIDA VUESTRA CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA, 15y calzados LOS PIES CON EL APRESTO DEL EVANGELIO DE LA PAZ; 16 en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. 17Tomad también el YELMO DE LA SALVACION, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. 18Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos
El Nuevo Testamento cuando se refiere a la guerra espiritual no hace énfasis en la parte ofensiva de la guerra, sino en la parte defensiva. Ahora bien, el hecho de que nuestro rol principal es defender nuestra posición, no implica esto que nuestro rol es simplemente pasivo. Nuestro rol es sumamente activo; pero no es la búsqueda de Satanás para pelear con él; ni la identificación continua de demonios como es la práctica de hoy en día; sino que nuestro llamado es a permanecer firmes en el poder del Señor. El día que Dios nos llamó, nos entregó una posición y ese día El nos vistió con su armadura y nos pidió que defendiéramos la posición que El nos entregó, usando la armadura que El nos otorgó. No tenemos que vencer a Satanás, porque el ya fue desarmado en la cruz. Colosenses 2:15. Este es el texto completo: “Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de El”. No tenemos que ganar la guerra; la guerra está ganada. Lo único que debemos hacer es defender nuestra posición de los ataques de un enemigo que rehúsa aceptar su derrota. Nuestro llamado es a estar firmes: en Su palabra, en voluntad, en la fe depositada en El y en Su cuidado soberano.
No tenemos que vivir cuidándonos del enemigo constantemente, porque Dios es nuestro escudo.
2 Tesalonicenses 3:3 “Pero fiel es el Señor quien os fortalecerá y protegerá del maligno”.
Pablo pone el énfasis no en la fortaleza del maligno, sino en la fidelidad del Señor; en la grandeza de su carácter. Dios promete no solo fortalecernos, sino protegernos del enemigo. En el libro de Josué 23:10 nos dice: “un solo hombre de vosotros hace huir a mil, porque el Señor vuestro Dios es quien pelea por vosotros. .
La protección de Dios es tal que veamos lo que Juan dice en su primera carta: “Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que aquel que nació de Dios lo guarda y el maligno no lo toca”. 1 Juan 5:18. La palabra de Dios afirma que Dios guarda a todo aquel que es nacido de nuevo hasta el punto que Satanás no lo toca, si Dios no se lo permite.
• La naturaleza de la armadura de Dios
Mientras analizamos en que consiste la armadura, debemos remontarnos al primer siglo y pensar como lucía un uniforme de soldado de ese entonces para entender qué es lo que esta armadura está supuesta a hacer, e identificar claramente sus piezas.
El texto de Efesios 6 identifica:
a) Un cinturón
b) Y una espada
c) Una coraza que cubría el tórax
d) Un yelmo o casco
e) Calzados
f) Un escudo
En la segunda parte, estaremos viendo en detalles cada una de estas piezas y lo que nos dice el Señor acerca de ellas en Su Palabra.
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