jueves, 21 de julio de 2016

AYER YA PASÓ, Y EL MAÑANA, SOLO DIOS SABE DE EL; PERO EL HOY, ES PARA NOSOTROS DECIDIR QUÉ HACER.

AYER YA PASÓ, Y EL MAÑANA, SOLO DIOS SABE DE EL; PERO EL HOY, ES PARA NOSOTROS DECIDIR QUÉ HACER.
“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios 27:1).
Leí una investigación realizada por el psicólogo William Morris, quien informa que el 94% de las 3.000 personas que entrevistó, estaban “soportando el día de hoy”, a fin de poder llegar “a mañana”. ¿Conoce usted a alguien así? Tal vez usted mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana limpiará y arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a poner al día su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el mañana nunca llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana que le preocupó ayer. ¡Siempre es hoy!
¿Qué es lo que le tiene preocupado? Es tiempo de pedir perdón a Dios, y entregarle sus preocupaciones. Él está más que listo para manejarlas. La preocupación es el cubrir con las nubes de mañana, el brillante sol de hoy. ¡No lo haga!
HOY PODEMOS ORAR Y ENTREGAR TODAS NUESTRAS CARGAS.
¿Está usted plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está experimentando la enfermedad de la amargura?



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