TENEMOS UN LUGAR SEGURO. EN LA PRESENCIA MISMA DE DIOS.
“La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que
penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor,
hecho Sumo Sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos
6:19-20).
LAS TRES PARTES DEL TEMPLO.
El templo del Antiguo Testamento tenía tres partes:
1. El atrio exterior.
2. El atrio de adentro.
3. Y El atrio interno.
EL ATRIO
INTERNO Y SU FUNCIÓN.
1. Este
patio más íntimo era llamado “el lugar santísimo”, y únicamente los sacerdotes
podían entrar allí.
2. Una vez
al año, el Sumo Sacerdote entraba en el lugar Santísimo para hacer expiación
por el pueblo.
3. Levantaba
una esquina del pesado velo que separaba el lugar Santísimo, y entraba para
rociar con sangre el propiciatorio.
4. Si
alguien entraba a ese lugar sin la sangre, moría súbitamente.
5. Cuando el
velo del templo se rompió al morir Jesús, se rasgó de arriba hacia abajo, para
que nadie pensara que alguna persona lo hizo.
6. Dios lo hizo. Con su muerte, Jesús estaba
diciendo que ya no eran necesarios más sacrificios de animales.
7. Ahora,
cada creyente puede entrar en el lugar Santísimo.
ESE ES HOY SU LUGAR DE ADORACIÓN COMO HIJO DE DIOS.
¿Ha estado usted hoy allí? Es tiempo de entrar y alabar a
Dios por haber enviado a su Hijo para que sea la expiación de sus pecados. Es
tiempo de arrodillarse delante de Su propiciatorio y agradecerle por Su gracia
para con usted, que le ha salvado de la eterna separación de la presencia de
Dios.
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