“Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová”-- 1 Samuel 2:12
Las declaraciones y pasajes tristes abundan en las Escrituras, pero ninguno más triste que el que está encima. Eli era un sacerdote, y aún la Biblia nos dice que sus hijos eran corruptos “y ellos no tenían conocimiento de Jehová.” Todos nosotros experimentamos acontecimientos y situaciones angustiosas en nuestras vidas, pero como madre no puedo pensar en nada peor que mis hijos no conozcan al Señor. De hecho, es la oración diaria de mi corazón — que no sólo mis hijos sino también mis nietos y bisnietos también conocerán y servirán y amarán al Señor.
Debo confesar que hay veces que me distraigo de la pasión de orar por ese resultado en las vidas de mi familia. Cuando las cosas van bien — ellos están felizmente casados, tienen empleos buenos, disfrutan de una salud excelente - casi me olvido de lo temporal que eso es. Recuerdo que una señora una vez me dijo que ella prefería tener a su hijo en la celda de los condenados a muerte en la prisión sirviendo a Jesús que disfrutando de una vida fácil como la de un presidente de alguna gran empresa y viviendo en una gran mansión sin conocer al Salvador. Sus palabras me impresionaron al principio, hasta que consideré la verdad de lo que ella dijo. ¿Por supuesto, ninguno de nosotros quiere ver a un ser querido pasar ningún tiempo en la prisión, pero cuándo recordamos que nuestro tiempo en esta tierra es sólo un parpadeo de ojos con relación a la eternidad, esto cambia nuestra perspectiva, verdad?
Hoy hago un nuevo compromiso de orar con pasión, no sólo por mi propia familia, pero por cada uno que cruza mi camino y no conoce a Jesús como su Salvador. Quiero ser capaz de decirle a cada uno de ellos que ellos realmente “conocen al Señor,” porque entonces también puedo decir, en las palabras de 3 Juan 1:4, “¡No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad!”Que esto sea así que cuando oremos con pasión por aquellos que necesitan doblar su rodilla al Nombre sobre todo nombre, el Nombre de Jesús!
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