LA HERMOSA NAVIDAD. 2013. IGLESIA SANTA ROSA DE OSOS.
LA NAVIDAD Y
EL SIGNIFICADO PARA MI VIDA:
“… dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo” (Efesios 5:20 RV 1960).
Me doy
cuenta que el Día de la Acción de Gracias que se celebra en Estados Unidos, ya
ha pasado y ahora se acerca rápidamente la Navidad. Mi preocupación es que, con
nuestro enfoque moviéndose hacia la Navidad, podríamos perder nuestro sentido
de gratitud que muchas veces cultivamos durante la temporada del Día de Acción
de Gracias.
Estoy
consciente de que Jesucristo probablemente no nació el 25 de diciembre, pero no
me es molesto celebrar Su nacimiento ese día. Lo que realmente me causa
conflicto es el sentirme envuelto(a) en el materialismo que se ha desarrollado
alrededor de la Navidad. Disfruto de dar regalos a mis seres queridos — y el
recibirlos tampoco no es nada malo — pero es tan fácil permitir que las
compras, las envolturas de regalos y la decoración navideña tomen el centro del
escenario, apartando hacia las sombras del olvido la conmemoración de Jesús.
Muchas
personas pasan los días hasta llegar al Día de la Acción de Gracias haciendo
una lista de las cosas por las cuales están agradecidos, y eso es un esfuerzo
digno. Pero me gustaría desafiarlo(a) a usted a seguir esa práctica a lo largo
del mes de diciembre, diariamente eligiendo una cosa en que enfocarse y al
mismo tiempo expresando gratitud por el mayor Regalo de todos. Creo que si
hacemos eso todos los días, esto nos ayudará a enfocarnos en lo Mejor, en lugar
de enfocarnos en todo lo demás. Las Escrituras nos instruyen a dar “gracias
siempre por todas las cosas a Dios Padre en nombre de nuestro Señor
Jesucristo.” ¿Se compromete usted a afiliarse conmigo para dar gracias este
mes? Algo me dice que si somos fieles haciendo esto, encontraremos que un
espíritu de gratitud se transmitirá a lo largo de nuestro Año Nuevo.
¡Abundantes bendiciones de Navidad para
todos ustedes, el 25 de diciembre y siempre!.
LA LUZ
VERDADERA: JESUCRISTO EL SEÑOR.
La luz
verdadera
¡Levántate,
resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre
ti!… Andarán las naciones a tu luz… Isaías 60:1,3
Durante
muchos siglos las antorchas, las velas y las lámparas, fueron los elementos que
iluminaron los hogares y los templos.
Antes del
descubrimiento de la electricidad, las noches de la humanidad eran muy oscuras,
peligrosas e inseguras, por lo que esas llamas minúsculas y frágiles eran
altamente valoradas. En el inmenso silencio de la noche, hombres y mujeres
contemplaban las llamas descubriendo dentro de aquel fuego luz, vida, calor y
seguridad. En los templos el fuego fue el símbolo y señal de la presencia
divina, llegando, en muchos casos, al extremo de ser honrado como un “dios”.
La vela,
como símbolo, habla claro: la luz que brota de ella es una llama viva que
dispersa las tinieblas y da calor. La vela tiene un pabilo que saca de su
interior la cera, que es su fuente de alimentación y sustento. La cera se
entrega totalmente, consumiéndose en esa sublime misión de iluminar, a la vez
que su llama tiene la facultad de encender otras llamas sin disminuirse.
En esta
época del año son comunes las luces navideñas. Las utilizamos para decorar y
así demostrar el tiempo festivo que
estamos viviendo y que queremos compartir con el resto del mundo. Hagamos que
todas las luces que utilicemos en esta Navidad, simbolicen la única luz
verdadera: la luz de Jesucristo, que vino a este mundo para disipar hasta la
más profunda e impenetrable oscuridad, sacrificándose a sí mismo para
rescatarnos de todos nuestros pecados.
ORACIÓN:
Jesús, luz para las naciones, ven e ilumina cada rincón de nuestra existencia y
danos siempre tu paz y esperanza. Jesús, luz del mundo y de mi vida, brilla en
mí y a través de mí. Amén.
UNA PREGUNTA
DIFICIL, PERO CON UNA RESPUESTA DE PARTE DE DIOS.
La pregunta
correcta
Entonces
María preguntó al ángel: “¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.” - Lucas
1:34
A primera
vista, las preguntas que María y Zacarías hicieron al ángel que les visitó no
parecen ser diferentes. Zacarías pregunta: “¿Cómo podré saber esto?” (Lucas
1:18), mientras que María pregunta, “¿cómo será esto?” (Lucas 1:34).
Zacarías,
lleno de dudas, busca pruebas. María, llena de asombro, busca entendimiento.
¿Cómo pudo una joven como ella demostrar tal fe? Indudablemente, el Espíritu
Santo había hecho prosperar la enseñanza recibida en su hogar. Cuántas veces
habrá escuchado a su madre citar los salmos en sus momentos de oración: “Dame
entendimiento, guardaré tu Ley y la cumpliré de todo corazón” (Salmo 119:34).
En la vida
de María todo había cambiado. Sin embargo, en vez de pensar en sí misma, ella
trataba de entender la voluntad de Dios. Luego de revelarle el plan, el ángel
dijo: “Pues nada es imposible para Dios”
(Lucas 1:37). Eso era todo lo que María necesitaba escuchar. Entonces su
respuesta fue: “Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu
palabra” (Lucas 1:38).
Esas dos
respuestas son el fundamento que necesitamos para responder a todo lo que
ocurre a nuestro alrededor. Al enfrentar noticias sorprendentes, como el amor
de Dios que estuvo dispuesto a enviar a su Hijo para pagar por nuestros
pecados, nosotros también buscamos pruebas o entendimiento. Lo primero se
enfoca en nosotros mismos. Lo segundo se enfoca en Dios y su poder.
Que esta
época de Adviento evoque un espíritu de oración y arrepentimiento al recordar
que Cristo nació en Belén para luego morir por nosotros en la cruz, y que nos
motive a aguardar con esperanza su
segunda venida, cuando venga a juzgar a los vivos y los muertos. Pues
creyendo en él, su venida será motivo de gozo eterno.
ORACIÓN:
Dios Padre, gracias por darme la fe que salva. Amén.
LA PARTICIPACIÓN
DEL ESPIRITU SANTO EN LA NAVIDAD.
Sellados con
el Espíritu Santo
En él
también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa - Efesios 1:13
¡Bienvenidos
a esta hermosa época del año en que celebramos la venida al mundo de nuestro
Señor Jesús en la Nochebuena, víspera de Navidad, el fin de un año y la
bienvenida del Año Nuevo!
El mensaje
navideño es uno de vida, esperanza y motivación para quienes transitamos por
este mundo. El nacimiento de Jesús nos inspira a una misma fe y esperanza. En
nuestro diario caminar por la vida, durante esta época de Aviento y Navidad, es
bueno que tomemos en cuenta los siguientes pensamientos y reflexionemos sobre
nuestra vida y sobre cómo Dios obra a favor de nosotros.
Valoricemos
este tiempo de preparación y expectativa que nos trae esta época del año,
meditando especialmente en el mensaje de salvación a través de Jesucristo que
la iglesia cristiana proclama por todo el mundo.
Aprovechemos
este tiempo para dar a conocer las Buenas Nuevas de salvación en Jesucristo a
quienes nos rodean, ya sean familiares, amistades, conocidos o desconocidos,
porque todos somos pecadores a quienes Cristo vino a perdonar.
Alentémonos
mutuamente para perseverar en la esperanza de la salvación que hemos recibido
de Cristo por la fe en él.
Comúnmente
se dice que la vida es como un viaje. Para que Jesús naciera de acuerdo con la
voluntad de Dios, José y María tuvieron sus viajes y sus momentos para meditar
en lo que Dios estaba haciendo con ellos, y a través de ellos. Nosotros
también, habiendo sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa, vamos
marchando y llevando con nosotros la esperanza de Cristo.
ORACIÓN:
Jesús, Hijo de Dios, ven y guíanos con tu esperanza y paz. Amén.
JESÚS ES EL
" RETOÑO". INCRUSTADO EN TU ÁRBOL GENEALÓGICO.
¿Cómo luce
tu árbol genealógico?
De ese
tronco… sale un retoño; un retoño brota de sus raíces. - Isaías 11:1
Jesús tiene
muchos nombres. Todos tenemos uno favorito. Uno de ellos, que no usamos
regularmente, es “retoño”. Sin embargo, pocos nombres ofrecen tanta esperanza
para aquellos separados de sus familiares y amigos como este nombre con que se
lo llama en el Antiguo Testamento. Jesús, el retoño, invita al que se siente
solo a ser parte de él y a vivir una vida plena.
El profeta
Isaías nos revela que el retoño siempre estará defendiendo los derechos de los
pobres, los abandonados y los débiles. Y a la verdad, debido a nuestra
condición humana de rebeldes y desobedientes ante Dios, necesitamos la gracia
de Dios, su perdón y su reconciliación.
¿Dudas esto?
Sólo tienes que mirar a tu “árbol genealógico” en Mateo 1. Los nombres allí
escritos no son los que esperamos ver en un álbum familiar. Hay un rey que
rechazó a Dios (Roboam), un hombre intrigante y tramposo, una prostituta
(Rahab) y una mujer adúltera. No. No son exactamente los nombres que
esperaríamos encontrar. Entonces, ¿por qué se incluyen?
Porque Jesús
es el “retoño” que busca injertar al árbol de la vida a todos los pecadores,
sin tenerles en cuenta sus pecados. Cada nombre, incluyendo los nuestros,
declara su amor. No importa el pecado: su amor es más grande.
Todos
nosotros, por la pura gracia y amor de Dios, somos unidos al “retoño” por medio
de la fe en la sangre derramada en la cruz por él por toda la humanidad,
pasando así a ser parte del árbol genealógico del Salvador.
ORACIÓN:
Jesús, gracias por ser el “retoño” de vida para mí. Ayúdame a dar ricos frutos
para muchos más. Amén.
UN SÓLO
CALENDARIO ES IMPORTANTE: EL ADVENIMIENTO.
¿Con cuántos
calendarios vivimos?
Aconteció
que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Lucas 2:6
Vivir con un
calendario puede ser difícil, ¡pero con dos es prácticamente imposible! Si has
tratado de mantener un calendario en tu casa y otro en tu trabajo, habrás visto
que llega un momento en que uno interfiere con el otro, o en que algo se te
olvida.
El Adviento
nos recuerda la tensión que el cristiano continuamente siente al vivir con dos
calendarios. Mientras que el Adviento marca el comienzo de un año nuevo
eclesiástico, en el cual se vuelve a recordar a Jesucristo como el punto y tema
central de nuestra vida, el resto del mundo se prepara para terminar el año.
Dos calendarios diferentes.
Pero esa
tensión no se vive solamente ahora, sino a través de todo el año. En la
primavera, cuando el mundo del hemisferio norte celebra el regreso a la vida,
los cristianos recordamos el sufrimiento y la muerte de Jesús. Dos calendarios
diferentes.
Para muchas
personas, el domingo es el día para hacer lo que les plazca. En cambio para el
cristiano, el domingo es el día del Señor, el tiempo para adorar a Dios, para
agradecerle, y para recibir su instrucción. Dos calendarios diferentes.
Usualmente un calendario apremia al otro, y lo más urgente triunfa.
Nuestro
Dios, por su parte, tiene un sólo calendario perfectamente sincronizado: en
el momento apropiado envió a su Hijo
para ser nuestro Salvador de todos los pecados. En estos días de Adviento alabamos a Dios por sus tiempos
perfectos, porque ¿quién mejor que él puede dirigir nuestro tiempo, que aquél
que lo creó, lo mantiene y lo sincroniza?.
UN REGALO
ANTICIPADO: UN HIJO ESPERADO.
Un regalo
anticipado
Tal como el
SEÑOR lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había
hecho. Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto
sucedió en el tiempo anunciado por Dios. - Génesis 21:1-2
¿Se le está
haciendo difícil esperar la Navidad? ¡Esta recién es la primera semana de
Adviento! Si queremos experimentar un "Adviento Radical", recordando
los cientos de años que el pueblo de Dios tuvo que esperar, tenemos que esperar
mucho más.
Abraham
(antes Abram) y Sara (antes Saray) no habían estado esperando un mes o un año,
o ni siquiera toda la vida. Ellos eran parte del pueblo de Dios que había
estado esperando desde Adán y Eva. Y ahora Dios le da a Sara un regalo, pero no
el regalo. Todavía no.
Después de
armar el arbolito y de poner algunos regalos debajo de él, nuestros niños
empezaban a rogar: "¿Podemos abrir sólo un regalo? ¿Por favor?"
Quizás usted no esté de acuerdo, pero algunas veces les permitimos abrir un
regalo antes de tiempo. Y cuando dijimos: "Está bien, pero solamente
uno", se rieron y aplaudieron, y corrieron hacia el arbolito. Como Sara,
estaban llenos de alegría y de risa ante la perspectiva de descubrir qué era el
regalo secreto. Pero, también al igual que Sara, sabían que ese no era el
regalo verdadero. El "regalo grande" no iba a estar todavía debajo
del arbolito - sólo uno pequeño que sería una muestra de lo que habría de venir
después.
"Dios
me ha hecho reír", dijo Sara luego de que naciera Isaac. Nosotros también
hemos experimentado regalos maravillosos de Dios. Pero si estas cosas que son
pasajeras nos pueden dar tanta alegría, imagine cuán magnífico será el regalo
supremo de Dios, el Salvador, que vendrá nuevamente por nosotros.
ORACIÓN:
Señor, llena mi corazón de alegría al ver hoy tus regalos, y de deseos de ver
tu gran Regalo que está por venir. Amén.
LA
DESCENDENCIA BENDECIDA POR DIOS.
¿Quién
quiere polvo?
"Multiplicaré
tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de
la tierra, también podrá contar tus descendientes." Génesis 13:16
"¡Por
medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!" Génesis
12:3b
Hace unos
cuantos años vivíamos en el campo. Miráramos para donde miráramos, todo lo que
veíamos era maíz, frijoles, y remolacha azucarera. Un día ventoso, y antes de
que aprendiéramos la lección, nos fuimos de picnic y dejamos la puerta del
patio abierta. Al regresar a casa descubrimos que el viento había soplado el
polvo del campo a través de la puerta con tejido, cubriendo todo con una fina
capa negra.
Uno puede
contar las remolachas. Incluso puede contar el maíz, al menos por toneladas. Y
la tierra se vende por metro o pie cúbico. Pero con el polvo no es así. Ni
siquiera se puede tratar de adivinar cuánto hay. El polvo es tan extenso, que
uno simplemente dice cuánto espacio cubrió (en este caso, todo el comedor y
cocina, hasta el pasillo).
Así es como
la promesa de Dios a Abram habría de ser medida: sus descendientes cubrirían la
tierra.
Desdichadamente,
para Abram fue difícil imaginar un regalo tan incalculable. Al igual que
nosotros, él quería algo comprensible, algo tangible. "Señor Jehová, ¿qué
me darás, si no me has dado hijos…?" Génesis 15:2 (RVR1995). Al igual que
un niño esperando la Navidad, él estaba impaciente por ver y contar los
regalos.
Pero los
mejores regalos de Dios no son así. No podemos siempre identificar cada uno de
ellos. En el tremendo regalo de nuestro Salvador hemos recibido innumerables
bendiciones e interminables días de gracia. No podemos señalar a un pecado
perdonado, o incluso a un gran número de pecados perdonados. Porque lo que Dios
ha hecho es cubrirnos completamente con su perdón y misericordia.
ORACIÓN:
Querido Jesús, dame ojos para ver hoy todos tus regalos, y una voz que te alabe
en todas las cosas. Amén.
JESÚS: ES EL
MÁS GRANDE DE TODOS.
Jesús,
nuestro bien
No nos
cansemos, pues, de hacer bien. - Gálatas 6:9
Hace más de
dos mil años nació un hombre que, al destruir la oscuridad causada por el
pecado, el diablo y la muerte, cambió la humanidad para siempre.
No tuvo
grandes títulos, ni riquezas, ni posición social. Pero apenas recién nacido
atemorizó a un rey, y en su juventud asombró con sus conocimientos a los
doctores de la ley.
Nunca
escribió un libro. Sin embargo, ningún libro se ha distribuido tanto como aquel
que habla sobre su vida y lo que él hizo mientras vivió en este mundo.
Nunca fundó
una escuela. Sin embargo, ningún maestro ha tenido tantos alumnos como él.
Nunca
reclutó un ejército ni entrenó soldados. Sin embargo, ningún general ha contado
con tantas personas dispuestas a dar sus vidas por su causa, como lo han hecho
para él.
Vino al mundo
por amor, vivió, predicó y enseñó ese amor, y dio su vida por ese amor.
Sus amigos
más allegados lo abandonaron. Uno lo negó, y otro lo traicionó.
El Rey
Herodes no lo pudo matar. Satanás no lo pudo seducir. La tumba no lo pudo
retener.
Él es la
suprema autoridad de todas las potencias, y el Salvador de todos los perdidos.
Él afirmó:
“Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá”.
Al tercer
día de ser crucificado resucitó, y ahora está sentado a la diestra del Padre y
es adorado por todos los ángeles y temido por los demonios.
Él es Jesús,
el Cristo, mi Dios y mi Señor. En él confío, y por él haré el bien, sin medir a
quién.
ORACIÓN:
Amado Jesús, enséñame a confiar en ti con mi corazón, mi mente, mi vida y todo
mi ser, y a confesarte en todo tiempo y circunstancia. Amén.
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