Navidad Del 2013: Incluso los pastores Necesitan Un Pastor
Pasemos, pues, hasta Belen, y veamos . . .
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño . . .
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios . . . – Lc. 2:15-20
Pasemos, pues, hasta Belen, y veamos . . .
Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño . . .
Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios . . . – Lc. 2:15-20
Hno. Juan con Maria
No sabemos cuántos pastores había ahí. Ni sabemos porqué Dios les envió ángeles a ellos.
Lo que sí sabemos es que los pastores recibieron el mensaje de los ángeles. Ellos respondieron de inmediato. Y esos humildes hombres iletrados de los campos fueron las primeras personas en conocer al Salvador del mundo. Transformados, ellos regresaron, llenos con un espíritu fresco de alabanza gloriosa a Dios.
Pero me pregunto, cuánto sabían en realidad esos pastores mientras contemplaban a ese pequeño bebé - yaciendo en un pesebre hecho para los animales. ¿Se darían cuenta que estaban celebrando la primer noche de Navidad? ¿Sabían que ellos estaban viendo a Aquel que había creado las estrellas y los planetas en el cielo? ¿Estaban ellos consientes de que ese pequeño bebé había venido para pastorearlos a ellos? ¡Para pastorearlos a ellos!
¡Sorprendente! Un Pastor para los pastores. Incluso los pastores necesitan un Pastor y esa es la razón por la cual Dios les dio a Jesús.
Los pastores no son muy diferentes que sus ovejas. Son vulnerables a quedarse solos. Fácilmente se desaniman. Ellos necesitan ser alimentados si quieren ser saludables y efectivos. Algunas veces los pastores incluso vagan. No siempre son obedientes, ellos necesitan disciplina, guía y dirección. Lo que ocasionó que esos primeros pastores corrieran a Jesús esa noche fue el profundo sentido de necesidad que todos nosotros experimentamos - un vacío que sólo Dios puede satisfacer.
Así como las ovejas, los pastores hacen cosas extrañas. Se enojan y a veces tienen miedo. Luchan el uno con el otro, a menudo por asuntos insignificantes. Caen presa de los enemigos del orgullo, la arrogancia y un espíritu crítico. Cuando son honestos consigo mismos, reconocen lo necesitados que están.
Así que como aquellos ángeles de antaño, vengo a ti ahora como mensajero de Dios. Esta temporada de Navidad, porqué no unirnos a esos primeros pastores. Acude a Jesús - tal y como eres, con todas tus necesidades - e inclínate sobre ese humilde pesebre. Mira Su rostro lleno de paz. Él te conoce como nadie más te conocerá jamás. Él sabe tus motivos, tus pecados no confesados, tus lágrimas - nada se esconde de Él. ¡Y Él nunca tiene un pensamiento negativo de ti! Sus brazos que te invitan están abiertos, esperando para que vengas. Él anhela compartir Su corazón contigo. Cuando ya renovado te reúnas con Jesús esta Navidad, sabrás una vez más que no hay nadie más misericordioso, más comprensivo, ni más paciente contigo que Él.
Una pastora recientemente se sentó junto a mí y lloró. Ella tenía el corazón roto. “Hermano John, mi esposo me dejó por una mujer más joven. Me siento tan sola. Estoy lista para renunciar a la iglesia. ¿Qué piensa que debería hacer?” Yo lloré. ¡Me dolió! Yo estaba en silencio. Después de un momento, le dije, “Sólo Dios puede decirte lo que debes hacer, querida hermana. Lo que sí te puedo decir es que no estás sola! Tienes a Alguien que conoce tu soledad y tu dolor. Ya que él fue abandonado, de la misma manera que tu. Él no sólo siente tu dolor. Él lo está experimentando contigo. Él hará tornar tu situación para bien. No puedo decirte que tu marido regresará. Lo que sí sé es que estás siendo llevada a una intimidad y una identificación con Jesús que muy poca gente experimentará jamás en su vida. ¡No te rindas! ¡Sino escucha! Tu escucharás el dolor de Su corazón. Sentirás Su aflicción a causa del rechazo. Y sentirás las lágrimas mientras estas caen de Sus ojos. Jesús está pidiéndote que camines con Él en Sus pasos. Él te está llamando a una intimidad más profunda con Él. Tu te regocijarás y conocerás Su abrazo como nunca antes.” Su carga fue levantada.
Mi querido amigo, los pastores no sólo necesitan un Pastor. La Navidad significa que ellos tienen Uno. Y no cualquier pastor. Ellos tienen al Príncipe de los pastores. Ellos tienen a quien ama sus almas. Así que celebra a Jesús. Adórale. Permítele enjugar las lágrimas de este año que termina. Canta y declara Su gloria. Y descansa. Tu Pastor está aquí y Él te ama más de lo que puedes imaginar jamás. Feliz Navidad.
Lo que sí sabemos es que los pastores recibieron el mensaje de los ángeles. Ellos respondieron de inmediato. Y esos humildes hombres iletrados de los campos fueron las primeras personas en conocer al Salvador del mundo. Transformados, ellos regresaron, llenos con un espíritu fresco de alabanza gloriosa a Dios.
Pero me pregunto, cuánto sabían en realidad esos pastores mientras contemplaban a ese pequeño bebé - yaciendo en un pesebre hecho para los animales. ¿Se darían cuenta que estaban celebrando la primer noche de Navidad? ¿Sabían que ellos estaban viendo a Aquel que había creado las estrellas y los planetas en el cielo? ¿Estaban ellos consientes de que ese pequeño bebé había venido para pastorearlos a ellos? ¡Para pastorearlos a ellos!
¡Sorprendente! Un Pastor para los pastores. Incluso los pastores necesitan un Pastor y esa es la razón por la cual Dios les dio a Jesús.
Los pastores no son muy diferentes que sus ovejas. Son vulnerables a quedarse solos. Fácilmente se desaniman. Ellos necesitan ser alimentados si quieren ser saludables y efectivos. Algunas veces los pastores incluso vagan. No siempre son obedientes, ellos necesitan disciplina, guía y dirección. Lo que ocasionó que esos primeros pastores corrieran a Jesús esa noche fue el profundo sentido de necesidad que todos nosotros experimentamos - un vacío que sólo Dios puede satisfacer.
Así como las ovejas, los pastores hacen cosas extrañas. Se enojan y a veces tienen miedo. Luchan el uno con el otro, a menudo por asuntos insignificantes. Caen presa de los enemigos del orgullo, la arrogancia y un espíritu crítico. Cuando son honestos consigo mismos, reconocen lo necesitados que están.
Así que como aquellos ángeles de antaño, vengo a ti ahora como mensajero de Dios. Esta temporada de Navidad, porqué no unirnos a esos primeros pastores. Acude a Jesús - tal y como eres, con todas tus necesidades - e inclínate sobre ese humilde pesebre. Mira Su rostro lleno de paz. Él te conoce como nadie más te conocerá jamás. Él sabe tus motivos, tus pecados no confesados, tus lágrimas - nada se esconde de Él. ¡Y Él nunca tiene un pensamiento negativo de ti! Sus brazos que te invitan están abiertos, esperando para que vengas. Él anhela compartir Su corazón contigo. Cuando ya renovado te reúnas con Jesús esta Navidad, sabrás una vez más que no hay nadie más misericordioso, más comprensivo, ni más paciente contigo que Él.
Una pastora recientemente se sentó junto a mí y lloró. Ella tenía el corazón roto. “Hermano John, mi esposo me dejó por una mujer más joven. Me siento tan sola. Estoy lista para renunciar a la iglesia. ¿Qué piensa que debería hacer?” Yo lloré. ¡Me dolió! Yo estaba en silencio. Después de un momento, le dije, “Sólo Dios puede decirte lo que debes hacer, querida hermana. Lo que sí te puedo decir es que no estás sola! Tienes a Alguien que conoce tu soledad y tu dolor. Ya que él fue abandonado, de la misma manera que tu. Él no sólo siente tu dolor. Él lo está experimentando contigo. Él hará tornar tu situación para bien. No puedo decirte que tu marido regresará. Lo que sí sé es que estás siendo llevada a una intimidad y una identificación con Jesús que muy poca gente experimentará jamás en su vida. ¡No te rindas! ¡Sino escucha! Tu escucharás el dolor de Su corazón. Sentirás Su aflicción a causa del rechazo. Y sentirás las lágrimas mientras estas caen de Sus ojos. Jesús está pidiéndote que camines con Él en Sus pasos. Él te está llamando a una intimidad más profunda con Él. Tu te regocijarás y conocerás Su abrazo como nunca antes.” Su carga fue levantada.
Mi querido amigo, los pastores no sólo necesitan un Pastor. La Navidad significa que ellos tienen Uno. Y no cualquier pastor. Ellos tienen al Príncipe de los pastores. Ellos tienen a quien ama sus almas. Así que celebra a Jesús. Adórale. Permítele enjugar las lágrimas de este año que termina. Canta y declara Su gloria. Y descansa. Tu Pastor está aquí y Él te ama más de lo que puedes imaginar jamás. Feliz Navidad.
-- Dr. Juan Jauchen
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