DIOS HA
DECLARADO QUE JESÚS ES SU HIJO Y ES UN HIJO EXTRAORDINARIO.
9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
EL PRINCIPE
DE PAZ.
“Porque nos
ha nacido un niño... la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán
estos nombres: … Príncipe
de paz”.
Isaías 9:6.
Una de las
más fuertes críticas que se hace al cristianismo es la cantidad de guerras que
se han hecho usando el nombre de Dios. Eso siempre ha sido así. Sin embargo, el
Mesías se nos presenta aquí como Príncipe de paz. Eso no quiere decir que quede
excluida la guerra, sino que el principado o reino que Él va a implantar se
caracterizará por la paz.
En las
bienaventuranzas dice que son felices los pacificadores, los que se esfuerzan
por construir, establecer y mantener la paz, porque ellos serán llamados hijos
de Dios, es decir, los que más se parecen a Dios, los que son como su Padre. Si
Dios es rey en nuestro hogar, podemos poner en la puerta de entrada nuestra
casa “bienvenido al Reino de Paz”. Si tenemos a Dios como rey en nuestras
relaciones laborales, podremos declarar también la paz a pesar de todas las
tensiones que surjan en el quehacer diario. Lo más importante: una vez
justificados gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro señor
Jesucristo (Romanos 5:1).
Piensa. Cristo
ha vencido la guerra crucial, derrotando el pecado, para hacernos partícipes de
su Principado de Paz.
PADRE ETERNO.
Porque nos
ha nacido un niño... la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán
estos nombres: … Padre eterno”.
Isaías 9:6.
Cuando el
Mesías anunciado se nos presenta como un padre eterno, está subrayando dos
anhelos profundos del ser humano: por un lado, la necesidad de un padre, de
alguien en quien podemos confiar, que nos va enseñar, que nos va guardar, que
va proveer para nuestras necesidades y crecimiento, a quien podemos acudir
cuando tenemos miedo, etcétera. Pero no menos importante es la noción de que
ese padre es eterno.
Querido hermano,
imagínate ahora siendo niño, con nueve o diez años de edad, disfrutando de
todas las bendiciones que supone tener un buen padre, pero que te digan que ese
padre se marcha dentro de semanas, meses, incluso años. Creo que eso es
terrible.
Nuestro
Salvador es padre eterno, tenemos en Él todo lo que necesitamos como hijos,
como niños que somos, débiles y siempre en proceso de aprendizaje. Tenemos en
Él esa preciosa provisión con carácter eterno, con la seguridad de que nunca
nos va a faltar.
Piensa. Tu
Padre eterno te ama eternamente.
DIOS FUERTE.
“Porque nos
ha nacido un niño... la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán
estos nombres: … Dios fuerte”.
Isaías 9:6.
El
Mesías se nos anuncia también como Dios. Necesitamos a Dios. Y necesitamos a un
Dios fuerte.
Las religiones siempre han tenido
una tendencia pendular entre un Dios severo, huraño, rígido, justiciero,
vengativo, y un Dios blando, indulgente, casi indolente, al que no le preocupa
tanto el pecado. En la Biblia tenemos una descripción de Dios que deja muy
clara su misericordia, su benevolencia, su amor y disposición a perdonar, pero
también su fuerza.
Nuestro Dios es Dios fuerte, suya
es la victoria. Si miramos al futuro, contemplamos al Dios fuerte venciendo y
estableciendo su reino. Y es necesario que lo veamos así, porque los problemas
que enfrentamos también son fuertes, las tentaciones que nos asaltan también
son fuertes, los pesos que nos aplastan también son fuertes. Lo precioso del
versículo de Isaías es que este Dios fuerte es un niño, es el Hijo que se
entrega para salvarnos. Él tiene la santidad, el amor y la fuerza para ser
nuestro Dios.
Piensa. Por
fuertes que sean los problemas que enfrentas, más fuerte es nuestro Dios.
CONSEJERO ADMIRABLE.
Porque nos ha nacido un niño...
la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero
admirable”.
Isaías 9:6.
La presencia y el éxito comercial
de los libros de auto ayuda –que llenan muchos estantes en las librerías-
resultan un tanto paradójicos, porque cuando hablamos con las personas de
nuestro alrededor lo normal es que digan que no necesitan o no aceptan
consejos, cada uno es autoridad para sí mismo. La realidad pone de manifiesto
algo muy distinto. Aunque rechacen el consejo de Dios, consciente o
inconscientemente buscan consejo, no solo empresarial o profesional, sino
espiritual, de formación personal, de tratamiento familiar, de lucha contra
problemas internos.
En la
Palabra de Dios tenemos consejos de sabiduría para todos esos asuntos. El
Mesías es consejero admirable. Cuando nos acercamos a Él y escuchamos su voz,
nos quedamos asombrados. Además nos dio su Espíritu Santo como consejero, como
abogado y compañero que nos consuela, aconseja, guía a la verdad, da testimonio
de la presencia de Dios en nuestro interior, nos pone en contacto con los
atributos espirituales de Dios. Vemos necesario, pues, ese consejero admirable,
que no solo nos deja consejos, sino que se pone a nuestro lado para aconsejar.
Piensa. Es
consejero admirable, así que admira sus consejos.
BUEN
GOBIERNO, UN REGALO
...al cual
se le ha concedido el poder de gobernar...
Isaías 9:6
Es rara la
semana en que los titulares de los periódicos no traen alguna noticia sobre el
gobierno. Los medios se encargan de dar a conocer al pueblo, los fracasos y las
fallas salen a la luz. Somos fallos y todos fracasamos fácilmente como seres
humanos.
A pesar de
eso, todavía tenemos esperanza. A cada elección, esperamos algo mejor, pensando
que seremos favorecidos con líderes sabios e íntegros. Sin embargo muchas veces
nos quedamos desconcertados. Naturalmente, nosotros también no siempre actuamos
de manera correcta. Muchas veces, criticamos a nuestros líderes, en vez de
sustentarlos en oración delante de Dios.
¿Quién no se
admira al descubrir que el poema de Isaías, es político? Este poema del
advenimiento está lleno de promesas políticas. El advenimiento es antes de la
venida del Soberano que colocará todo en orden y en su lugar. El es el
“Maravilloso Consejero, Dios Fuerte, Padre de la Eternidad, Príncipe de Paz”.
¿Isaías está hablando aquí a cerca de un rey que es un sueño? Los cristianos
saben que el evangelio de la Navidad es más que una utopía. Jesús vino, y está
viniendo otra vez para establecer su reino completo. El gobierno reposa sobre
sus hombros. Él establecerá y mantendrá la justicia, la rectitud y la paz en el
reino de Dios para siempre.
Piensa. Es
fácil opinar, difícil es asumir responsabilidad y compromiso.
Padre
nuestro, ayúdanos a considerar debidamente cómo eres Tú, para no amedrentarnos
por las pruebas o dificultades que pretenden hacernos retroceder. Oramos en el
nombre de Jesús. Amado
Señor Jesús, Rey Todopoderoso, ven y ayúdanos a alabar tu nombre y a exaltarte.
Señor fiel y sobre todos victorioso, ven a reinar sobre nosotros todos los días
de nuestras vidas aquí en la tierra. Abre nuestros oídos, Señor, para prestar la atención merecida
a tu preciosa Palabra. Amén.
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