EL PRINCIPIO
DE LA OBEDIENCIA PARA GUARDAR EN EL CORAZÓN.
EL PRIMER
DESEO ES OBEDECER.
DESEO DE
OBEDECER.
Aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a
la cual fuisteis entregados.
Romanos 6:17
Si yo fuera
a definir la vida cristiana con una palabra, escogería la palabra obediencia.
La obediencia, el poder, la bendición y el gozo son elementos esenciales de la
vida cristiana. Sin la obediencia, no habrá poder, bendición ni gozo en nuestra
vida.
Una
distinción fundamental entre un cristiano verdadero y alguien que simplemente
dice que es cristiano es un sincero deseo de obedecer a Dios. Para el
cristiano, obediencia es una palabra agradable, prometedora y alentadora. Debe
ser una expresión agradable del más profundo deseo de su corazón. Si está
dispuesto a obedecer a Dios, y su deseo de hacerlo es resultado del amor y no
del temor, ese es un buen indicio de que usted es un verdadero hijo de
Dios.
EL OBEDECER
ES UNA ORDEN DE DIOS.
OBLIGADOS A
OBEDECER.
Para que la
justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu.
Romanos 8:4
Algunos
creen que, como somos salvos por gracia y ya no estamos bajo la ley, entonces
ya no estamos obligados a cumplir la ley. Eso es cierto en este sentid "No
estamos condenados al castigo de la ley". Como nos entregamos a Cristo, ya
la ley no tiene poder para condenarnos ni ejecutarnos. Sin embargo, estamos
obligados con sus preceptos, ya que Dios no ha cambiado su moralidad.
El apóstol
Pablo dijo "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús... Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha
librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para
la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en
semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la
carne" (Ro. 8:1-3). El sacrificio de Cristo nos libró del castigo de la
ley. Él murió en nuestro lugar. De modo que somos libres de la ley en el
sentido de que ella no puede condenarnos, pero seguimos obligados a obedecer
sus preceptos.
LA
OBEDIENCIA ES LA CONSIGNA DE DIOS.
ESPERANZA EN
LA LUCHA DIARIA PARA OBEDECER.
Con la mente
sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Romanos 7:25
Como a los
cristianos se les llama a la obediencia y la nueva naturaleza desea obedecer,
¿qué hace usted cuando se siente tentado a desobedecer? En primer lugar, tiene
el poder del Espíritu Santo en usted (Ro. 8:2), que lo capacita para hacer la
voluntad de Dios. Pero Pablo también describe la realidad de nuestra lucha
constante con la carne en Romanos 7. Él dice: "Veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente" (v. 23).
El pecado en
nuestra naturaleza humana lucha contra nuestro deseo de obedecer. Todo
cristiano libra esa lucha. Su aspecto humano lucha contra la nueva criatura que
se deleita en la ley de Dios. Lo que nos da esperanza es que, cuanto más
luchemos, tanto más victoriosos seremos. Así que dé gracias al Señor por
continuar su obra para librarlo y darle cada día la victoria sobre el pecado.
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