LA GRAN
TRIBULACIÓN SE ACERCA. ¡ ESTEMOS ALERTA!.
Daniel
10
El mensajero
celestial es detenido; la profecía de los reinos desde Daniel hasta el
anticristo; la gran tribulación
El reino de
Dios y los reinos de este mundo son presentados por Daniel como reinos en un
estado constante de conflictos que finalmente dan camino a una hostilidad por
todo el mundo contra Dios y Su pueblo. Daniel registró que durante el período
del imperio romano que será renovado al final de esta presente dispensación una
persecución terrible se llevará a cabo.
Jesucristo
nos habló de «la abominación desoladora» que todavía está por venir (Marcos
13:14). El más malvado de todos los anticristos: « . . . hará su voluntad, y se
ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los
dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque
lo determinado se cumplirá» (Daniel 11:36).
Ya sabemos
que estamos en los últimos tiempos y que « . . . han surgido muchos
anticristos» durante los últimos dos mil años, tal y como el apóstol Juan lo
predijo (I de Juan 2:18); y la fuerza que ha estado moviendo a todos los
anticristos es la destrucción del reino de Dios. «En aquel tiempo. . . será
tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en
aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el
libro. . . » (Daniel 12:1).
Daniel
también dijo: «Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de
estas cosas? Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y
selladas hasta el tiempo del fin» (12:8-9). Daniel admitió que habían muchas
cosas en sus profecías que él mismo no entendía, pero que él tenía la suprema
seguridad que Dios controla el futuro y que Su pueblo reinará para siempre con
Él. Una gran paz mental puede descansar dentro de los corazones del pueblo de
Dios con la seguridad de que Jesucristo al final ha ganado la victoria, tal y
como lo predijo Daniel: «Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados;
los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los
entendidos comprenderán» (12:10). Estos capítulos finales de las profecías de
Daniel nos recuerdan que debemos estar preparados para la inminente segunda
venida de Jesucristo, cuando Él reinará y gobernará sobre todo el mundo.
«Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros
andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la
venida del día de Dios. . . !» (II de Pedro 3:11-12).
No hay
ninguna necesidad de temer, pues nuestro Creador nos ama.
UNA VISIÓN
ATERRADORA! ESTEMOS ALERTA!
Daniel 7
La visión de
las bestias que vio Daniel; la visión del carnero y del macho cabrío; la
oración de Daniel por su pueblo; la visión de las 70 semanas
Toda la
grandeza del sueño de Nabucodonosor es después visto por Daniel como una
ambición personal y un poder salvaje del rey. «Daniel dijo: Miraba yo en mi
visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo (las fuerzas
políticas y sociales) combatían en el gran mar» (Daniel 7:2). Los «cuatro
vientos del cielo» representan las fuerzas de las ambiciones personales y la
avaricia que vinieron a estar en desafío delante de Dios y Sus elegidos. El
«gran mar» es la humanidad caída con su competición feroz, e ilustra la
instabilidad de las personas sin Dios. «Y cuatro bestias grandes (naciones del
mundo), diferentes la una de la otra, subían del mar (en orden)» (7:3). Ellas
corresponden a los reinos de Babilonia, Medo Persia, Grecia, y Roma. «La primera
(bestia) era como león, y tenía alas de águila» (7:4). Como la cabeza de la
gran imagen era de oro, así también el león representa el rey de los animales.
«Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso» (7:5), que representa el
imperio de Medo Persia, el cual vino después y conquistó a Babilonia.
La tercera
bestia, «(era) semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus
espaldas», representa el imperio de Grecia. «Los cuatro vientos del cielo»
ilustran la velocidad con la cual Alejandro Magno conquistó el mundo antiguo. «
. . . (Tenía) también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio»
(representan los cuatro oficiales de Alejandro que dividieron su reino después
de su muerte) (7:6).
La cuarta
bestia. . . «era muy diferente de todas . . . y tenía diez cuernos». Esta
bestia final era « . . . espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual
tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras
hollaba con sus pies» (7:7). Esto revela una expansión muy cruel. «(Los) diez
cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes» (7:24), y
corresponden a «los (diez) dedos de los pies» de la gigantesca estatua de
Nabucodonosor, y representa la confederación de diez poderes mundiales que aún
reinarán sobre la tierra.
Los diez
cuernos (7:24) corresponden a los diez dedos de los pies de la gran imagen de
Nabucodonosor y representan una confederación futura de diez reinos. Daniel
declaró: «Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño.
. . este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes
cosas» (7:8,23). Este cuerno pequeño representa al anticristo quien « . . .
hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará»
(7:25).
El
anticristo destruirá todo lo que se pone en su camino para poder llegar a su
meta del dominio mundial (I de Juan 2:18-22;4:3; II de Juan 1:7). Sin embargo,
en medio de una extremada persecución, la Piedra (Jesucristo) quebrantará en
pedazos la imagen gigante (todos los gobiernos mundiales). Todos los creyentes
esperamos juntos con el apóstol Pablo: «cuando venga (Jesucristo) en aquel día
para ser glorificado en Sus santos y ser admirado en todos los que creyeron»
(II de Tesalonicenses 1:10).
La
satisfacción viene cuando vivimos para Jesús.
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