viernes, 12 de septiembre de 2014

NO SABEMOS QUIÉN TUVO LA CULPA CUÁL MANO LO HIZO, PERO SI SABEMOS CUÁL MANO PUEDE LIMPIARNOS.

NO SABEMOS QUIÉN TUVO LA CULPA CUÁL MANO LO HIZO, PERO SI SABEMOS CUÁL MANO PUEDE LIMPIARNOS.
¿CUÁL MANO TUVO LA CULPA?.
¿ QUIÉN ES MÁS CULPABLE?, EL QUE CONSUME EL LICOR O LA SUSTANCIA O QUIEN LA VENDE Y LA FABRICA?.
Por el Hermano Pablo.

Fueron dos manos juntas, dos manos de la misma sangre, unidas firmemente. Pero no eran manos unidas en oración. Esas dos manos empuñaban juntas un revólver. Y juntas dispararon el arma.

El problema del jurado era decidir qué dedo, de cuál mano, fue el que apretó el gatillo. Porque ambos hermanos, Jesse Hogan y su hermana Jean, habían matado a la enfermera Ana Urdiales. El jurado decidió, por fin, que fue el dedo de Jesse el que apretó el gatillo. Así que condenaron a Jesse a muerte.

He aquí un caso dramático. Dos personas, hermano y hermana, empuñan un arma y con ella matan a una enfermera. Ambas manos sostienen el revólver, pero es un solo dedo el que hace el movimiento fatal. A una mano, la que no apretó el gatillo, le corresponde un castigo menor; a la otra, la pena de muerte.

¡Cuántas veces son dos manos las que cometen el delito, pero una sola recibe el castigo! ¡Cuántas veces el mal que se comete es resultado de otros elementos que han contribuido al mal, pero sólo una persona es castigada!

Una persona bajo la influencia del alcohol comete un asesinato, y sólo ella lleva la culpa. Pero ¿qué del fabricante de licores? ¿Qué del que anuncia con llamativa propaganda su veneno? ¿Qué del que vende el licor? Es más, ¿qué de las leyes que autorizan tales ventas? ¿No tienen todos ellos, también, la culpa de ese homicidio?

Una muchacha se escapa de su casa y se hace miembro de una pandilla callejera. Allí prueba drogas. Para tener con qué comprar las drogas, se vuelve prostituta. A causa de la prostitución, contrae SIDA. Así infecta a decenas de hombres que a su vez infectan a sus esposas. Y las que están embarazadas le transmiten el SIDA al hijo que está por nacer.

¿Quién es culpable? ¿La joven infectada? Claro que sí, pero junto con ella tienen la culpa, también, los padres, si no le dieron un hogar amoroso, las pandillas callejeras, los narcotraficantes y los hombres lujuriosos que compraron por una ínfima cantidad de dinero el cuerpo y el alma de aquella mujer.

Nadie peca solo. Todo lo que hacemos tiene repercusiones enormes. El pecado de Adán ha manchado la vida de toda la humanidad de todo tiempo y de todo lugar. Nadie peca solo.

Sólo Dios puede hacernos cambiar nuestra conducta. Lo hace cuando cambia nuestra vida. A esto Cristo lo llama «nacer de nuevo». Busquemos el perdón de Dios. Cuando Él limpia nuestro corazón, la semilla que sembramos produce vidas sanas y puras.
LA INVITACIÓN QUE NOS HACE EL SEÑOR JESUCRISTO.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
Cada rebelde tiene su razón para sus acciones. Usted seguramente habrá escuchado a algún jovencito decir: “Bueno, mi papá bebe. Así que yo fumo marihuana.” Ese es un razonamiento irracional, lo menciona 2 Pedro 2:12: “Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición.”
El joven al que hicimos referencia hace algunos segundos no piensa que debe obedecer a su padre. Y su razonamiento aún va más allá: “Bueno, él no es digno de mi obediencia.”

¿Sabe quiénes son los únicos que pueden demandar padres perfectos? ¡Hijos perfectos! La única persona que puede demandar tener un pastor perfecto, es un miembro perfecto de la congregación. La única persona que puede demandar tener políticos perfectos, es el ciudadano perfecto. Nunca hay una licencia para la rebelión. Hay maneras de razonar juntos en la iglesia, en el hogar, y en el gobierno. Un espíritu de rebelión pondrá de rodillas a cualquier nación.
Segunda Corintios 5:21 dice: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.” Jesús dio su vida por usted. Pregúntese qué es lo que usted debe hacer en respuesta. Ahora, ¡vaya y hágalo!

EL SEÑOR JESUCRISTO NOS INSTRUYE POR MEDIO DE SU PALABRA.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
Años atrás el pastor Rogers leyó acerca de unos bomberos en el Fuerte Dix que estaban tratando de apagar un incendio. Pronto se vieron rodeados por el fuego, y sin ninguna ruta de escape. De manera inesperada un avión sobrevoló por encima de donde ellos estaban, dejando caer notas informándoles que aunque estaban rodeados por el fuego, sin embargo había un muy estrecho sendero, libre de llamas. Y les daban las instrucciones de cómo encontrarlo. Los bomberos así lo hicieron y lograron escapar. Ellos, a nivel del suelo, no podían ver el sendero, pero los pilotos, sí. Menos mal que esos bomberos no cuestionaron la autenticidad o confiabilidad de las notas, y por eso pudieron salvarse.

¡Qué cuadro de nuestra sociedad hoy! Estamos en un fiero incendio de dificultades y en un infierno de problemas. Dios, desde el cielo, nos da precisas instrucciones para que escapemos, para que salvemos nuestras vidas. Amigo (a), ¿qué hará usted?
Salmos 19:2 y 90:8 nos dicen que tenemos faltas “secretas, ocultas.” Eclesiastés 12:14 que “Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Confiésale a Dios que usted no sabe todas las formas en que ha pecado contra Él. Pídale que le revele sus faltas secretas, para que pueda confesar las y ser limpio.



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