GIGANTES QUE
TENEMOS QUE ENFRENTAR.
REVISE ESTA
LISTA POR SI ALGUNO DE ESTOS HA TENIDO QUE ENFRENTARLO.
¿Está usted
plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen
sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo
de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está
experimentando la enfermedad de la amargura?.
“Porque de
cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el
mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que
diga le será hecho” (Marcos 11:23).
Cuando era
niño, ¿alguna vez jugó al “rey de la montaña”? Cuando lograba llegar a la cima
de un pequeño montículo, usted podía empujar a los otros abajo, porque ellos
trataban de empujarlo a usted, para ser ellos los “reyes de la montaña”.
En Josué 14,
leemos que Caleb enfrentó una ciudad de gigantes, y porque él había seguido
fielmente al Señor, tuvo la fortaleza del Señor y dijo: “Dame, pues, ahora este
monte” (Josué 14:11,12).
Todos
nosotros enfrentamos gigantes cada día: gigantes de la duda, del temor, del
desánimo, de la bancarrota, de la enfermedad, de amistades destruidas. ¿Cree
usted que los gigantes que habitaban en la Tierra Prometida, tomaron a Dios por
sorpresa? Dios sabía que ellos estaban allí, todo el tiempo. Eran parte de Su
propósito para fortalecer la fe de Su gente. Es tiempo de que usted se aferre
firmemente a la Palabra de Dios, y crea que lo que Él dice es verdad.
¿Cuáles son
los gigantes que usted está enfrentando hoy? Pídale a Dios fe para conquistar
esos gigantes, como lo hizo Caleb, pídale a Dios “que le dé esa montaña”.
EL PEQUEÑO
GIGANTE.
Lea: 1
Samuel 17:32-37
… [El Señor]
me librará… —1 Samuel 17:37
El imponente
enemigo entra de repente en el valle de Ela. Mide 2,70 metros de altura, y su
armadura, hecha de varias planchas pequeñas de bronce, brilla bajo los rayos
del sol. La vara de su lanza está envuelta en cordeles, para que gire en el
aire y pueda arrojarse más lejos y con suma precisión. Goliat parece
invencible.
Pero David
sabe que no es así. Aunque su adversario parezca un gigante y actúe como tal,
comparado con el Dios viviente, es pequeño. David tiene una perspectiva
correcta del Señor, y en consecuencia, una visión apropiada de las
circunstancias. David ve a Goliat como alguien que desafía a los ejércitos del
Dios vivo (1 Samuel 17:26). Con confianza, aparece vestido de pastor delante
del gigante, y armado tan solo con su cayado, cinco piedras y una honda. Su
confianza no está en lo que él es, sino en quien lo acompaña (v. 45).
¿Qué
«Goliat» estás enfrentando en este momento? Tal vez sea una situación imposible
en el trabajo, una dificultad financiera o la ruptura de una relación afectiva
con otra persona. Comparada con Dios, toda situación es insignificante. Nada es
demasiado grande para Él. Las palabras de Carlos Wesley, el escritor de himnos,
nos recuerdan: «La fe, la poderosa fe, la promesa ve y no mira otra cosa; se
ríe de los imposibles y exclama que será hecho». Si el Señor desea librarte,
puede hacerlo, y quizá lo haga de maneras que no esperas.
Para
Reflexionar: No le digas a Dios cuán grandes son los gigantes; diles a los gigantes
cuán grande es tu Dios.
DEL TEMOR A LA
FE EN JESUCRISTO.
Repasar todo
esto siempre nos hace bien: Del Temor a la Fe.
- Comience
con un temor sano (reverencia) a Dios. (Proverbios 1:7)
- Sepa que
vivir en un “estado de temor” no es parte del plan de Dios para usted. (Salmos
56:4)
- Esté dispuesto
a analizar con honestidad su temor para descubrir el origen real de su miedo.
(Proverbios 29:25)
- Reconozca
el poder del amor de Dios por usted. (Jeremías 31:3)
- Haga un
compromiso de acrecentar su fe en el Señor. (Salmos 1:2)
-
Involúcrese con otros creyentes. (Proverbios 27:17)
- Comience a
utilizar la verdad de la palabra de Dios para que controle sus pensamientos en
cuanto éstos se salgan fuera de su control (Salmos 46:1)
- Esté
dispuesto a enfrentar situaciones que le atemorizan con fe en el poder de
Cristo. (1 Tesalonicenses 5:24)
-Libérese de
su temor y fortalézcase en su fe. (Colosenses 2:6–7)
Versículo
para memorizar: “El temor de Jehová es manantial de vida para apartarse de los
lazos de la muerte”. (Proverbios 14:27)
¿ ES BUENA
LA PRUEBA O EL SUFRIMIENTO?.
¿PUEDE SER
BUENO EL SUFRIMIENTO?
Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de
toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones.
2 Corintios
1:3-4
A veces no
nos detenemos a pensar que Dios puede convertir lo malo del sufrimiento en una
lección para bien, una lección que podemos aprovechar para crecer
espiritualmente. A veces el sufrimiento en forma de persecución se produce
sencillamente porque no queremos comprometer nuestra fidelidad al Señor. Muchas
otras veces es simplemente el dolor común, la dificultad, la enfermedad y los
conflictos resultantes de la corrupción del pecado del mundo.
Sin embargo,
a veces Dios trae el sufrimiento como un medio de disciplinarnos cuando caemos
en pecado. Eso fue lo que les ocurrió a Ananías y Safira en la iglesia
primitiva (vea Hch. 5:1-11). De igual manera, Dios castigó a algunos miembros
de la iglesia de Corinto por sus pecados (1 Co. 11:29-30).
Cualquiera
que sea el caso, no hay que ver el sufrimiento como malo. Puede enseñarnos
bondad, solidaridad, humildad, compasión, paciencia y mansedumbre. Mucho más
importante es que Dios puede usar el sufrimiento de formas excepcionales para
hacer que usted se acerque más a Él.
“De modo que
los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel
Creador, y hagan el bien” (1 Pedro 4:19).
Permítame
hablarle de tres reacciones que usted necesita tener cuando enfrenta el
sufrimiento. Primero, debe regocijarse (vea 1 Pedro 4:13). Segundo, debe
revisar su vida (vea 1 Pedro 4:17-18). “¿Estoy sufriendo por algo que he
hecho?” Si el Espíritu Santo le convence que su sufrimiento es el resultado de
su pecado, entonces necesita arrepentirse. Tercero, cuando revisa su vida y
descubre que sus sufrimientos son por la causa de Cristo, entonces,
sencillamente confíe, descanse en Él (vea 1 Pedro 4:19). Ya no es su problema,
sino el problema de Dios. En ese versículo vemos la palabra “encomienden”. Ese
es un término bancario que significa el poner algo en las manos de alguien más
como depósito seguro. Tenga plena seguridad que Dios cuidará de usted.
¿Cómo
reacciona usted, generalmente, cuando está enfrentando sufrimientos? Pídale a
Dios que le dé un plan para estar listo cuando el sufrimiento llegue: ¿qué
incluye eso? ¿Qué debe o no debe hacer?.
RECUERDE QUE
LA FE ES POR EL OÍR.
“Así que la
fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17).
¿Alguna vez
se ha preguntado por qué algunas personas parecen tener tanta fe, otras una fe
débil, y otras no tener ninguna fe? ¿Es Dios injusto? No, “Dios no hace
acepción de personas” (vea 2 Crónicas 19:7). Él ha dado a cada ser humano una
medida de fe (vea Romanos 12:3).
Entonces,
¿qué es fe? Permítanos primero decirle lo que NO ES la fe. Fe no es pensamiento
positivo u optimismo. Fe no es un “sentir” que puede hacer algo. Fe no es una
corazonada o el mirar el lado brillante de las cosas. Fe es recibir una palabra
de Dios y actuar de acuerdo a esa palabra.
Verá, usted
puede recibir una palabra de Dios y creer esa palabra. Eso es creer. Pero
cuando usted actúa de acuerdo a esa palabra, eso es fe. Fe es creer, ¡pero con
piernas! Hoy es el día en que usted puede poner sus pies de fe sobre las
promesas de Dios y decir: “¡Esa promesa es mía!”
La mayoría
de ministerios como: Evangelismo, servicio, oración; tienen “Declaraciones de
fe”, o sea, una lista de creencias a las cuales se adhieren. Tome algún tiempo
esta semana para hacer lo mismo para usted. Comience cada frase con: “Yo creo…”
Algunos temas que podría cubrir son: la, salvación, la naturaleza de Dios, la
fe, la Palabra de Dios, etc.
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