EL SEÑOR NOS
PIDE SEGUIR INSTRUCCIONES.
Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la roca. —Mateo 7:24
Uno de mis
pasatiempos de la niñez era armar modelos de aeroplanos. Cada vez que abría una
caja nueva, lo primero que veía eran las instrucciones, pero creía que no
necesitaba seguirlas. En mi mente, sabía exactamente cómo armarlo. Recién después
de haber pegado algunas piezas, me daba cuenta de que había saltado un paso
importante: colocar al piloto en la cabina de mando.
Es fácil
creer que no necesitamos instrucciones para la vida; sin embargo, al poco
tiempo, nos damos cuenta de que hemos arruinado todo. Exactamente por esta
razón, Jesús aconsejó que seguir Sus instrucciones es la manera que la gente
sabía desarrolle una vida sólida, segura y significativa (Mateo 7:24-29). El
Señor recién acababa de decirles a las multitudes que lo escuchaban que
pusieran la otra mejilla, que continuarán la segunda milla, que perdonaran a
los enemigos y que vendieran los tesoros para poder dar a los pobres (5:39-44).
No obstante, recibir instrucciones no basta. La clave está en seguirlas.
«Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un
hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (7:24).
El ser
humano que no sigue las indicaciones es, como expresa Jesús, «insensato» (v.
26). Para el mundo, perdonar a tus enemigos y dar a los pobres puede parecer
una manera ridícula de construir una vida; sin embargo, el Señor nos dice que
es la forma sabia de hacerlo.
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