sábado, 1 de abril de 2017

LA SINCERA GENUINA Y PODEROSA ORACIÓN DE JABES AL DIOS DE ISRAEL Y SU RESPUESTA.

LA SINCERA GENUINA Y PODEROSA ORACIÓN DE JABES AL DIOS DE ISRAEL Y SU RESPUESTA.
—La persona más notable de este capítulo es Jabes. No se nos dice Por qué. 
Jabes fue más honorable que sus hermanos, pero hallamos que era hombre de oración.
El camino para Ser verdaderamente grande es el de buscar hacer la voluntad de Dios y orar fervorosamente.
Aquí aparece La oración que él hacía. Jabes oraba al Dios vivo y verdadero, que es el único que puede oír y responder la Oración; y, orando lo consideraba como Dios que tiene un pacto con su pueblo.
Jabes no expresa promesa alguna; la deja sobreentendida; temía prometer según su propia fuerza y resolvió dedicarse por entero a Dios.
Dios. Sí me dieras bendición, y me guardaras! Haz lo que quieras conmigo; yo estaré a tus órdenes y a tu disposición por siempre. Como dice el texto, este fue lenguaje del deseo más ardiente y afectuoso.
¡Oh, sí Me dieras bendición! Jabes oró por cuatro cosas. —
1.     Que Dios verdaderamente le bendijera.
Las Bendiciones espirituales son las mejores: Las bendiciones de Dios son cosas reales y producen efectos Reales.
2.     Que ensanche su territorio.
Que Dios ensanche nuestros corazones y, así, agrande nuestra
Parte en Él, y en la Canaán celestial, tal debiera ser nuestro deseo y oración.
3. Que la mano de Dios Estuviera con él.
La mano de Dios con nosotros, para guiarnos, protegernos, fortalecernos y hacer todas Nuestras obras en y para nosotros, es una mano absolutamente suficiente en todo.
3.     Que le guardara del mal.
El mal del pecado, el mal del problema, todo los malos designios de sus enemigos, para que que no lo Dañen, y no hicieran de Jabes un varón de dolores. Dios le concedió lo que pidió. Dios siempre está listo Para oír la oración: Su oído hoy no está sordo.
Jabes es recordado por un pedido de oración, más que por un acto heroico. En su oración, pidió a Dios (1) que lo bendijera, (2) que lo ayudara en su trabajo («ensancharas mi territorio»), (3) que estuviera con Él en todo lo que hiciera y (4) que lo guardara del mal y del daño.
Jabes reconoció a Dios como el verdadero centro de su trabajo.
Cuando oramos por la bendición de Dios, también debemos pedir que Él tome su posición legítima como Señor sobre nuestro trabajo, nuestro tiempo en familia y nuestra recreación. Obedecer en las responsabilidades diarias es heroico.
ES IMPORTANTE RECORDAR LA ORACIÓN DE EZEQUÍAS.
Versículos 1—8. Enfermedad y recuperación de Ezequías. 9—22. Su acción de gracias.
Vv. 1—8. Cuando oramos en nuestra enfermedad, aunque Dios no nos mande una respuesta como la que aquí envió a Ezequías, nos insta, por su Espíritu, a tener buen ánimo, nos asegura que nuestros pecados son perdonados y que, sea que vivamos o muramos, somos suyos, y no oramos en vano. Véase 2 Reyes xx, 1–11.
Vv. 9—22. Tenemos aquí la acción de gracias de Ezequías. Bueno es que recordemos las misericordias que recibimos en la enfermedad. Ezequías narra la condición en que estaba. Insiste en esto: No veré a JAH. El hombre bueno no desea vivir para ningún otro fin que poder servir a Dios y tener comunión con Él.
—Nuestra residencia presente es como la de un pastor en su choza, alojamiento pobre, bajo y frío, y con un encargo comisionado a nuestra cuenta, como lo tiene el pastor.
—Cuando estamos enfermos, somos muy buenos para calcular nuestro tiempo, pero aún tenemos incertidumbre. Debiéramos cuidar más cómo llegar a salvo al otro mundo.
Mientras más saboreemos la paciencia amorosa de Dios más le amará nuestro corazón y vivirá para Él.
Cristo libró con amor nuestras pobres almas perecederas. El perdón no hace que el pecado deje de ser pecado, si no es castigado como merece.
Agradable es pensar en nuestra recuperación de la enfermedad cuando las vemos fluir del perdón del pecado.
La oportunidad de Ezequías para glorificar a Dios en este mundo, la convirtió en la actividad, placer y finalidad de su vida.
Estando recuperado, resuelve abundar en alabanzas y servir a Dios.
—Las promesas de Dios no son para quitar el uso de los medios, sino para vivificar y estimular su uso.
La vida y la salud son dadas para que glorifiquemos a Dios y hagamos el bien.
¿Es tiempo de alegría para ustedes? Oh, que Cristo pueda sazonar la
Alegría de ustedes e impedir que la intoxicación de las bendiciones terrenales.
Los aparten de caminar cerca de Él. En la noche del dolor rueguen para que Él los bendiga, en verdad, no sea que el ajenjo los intoxique y los
emborrache, no sea que las aflicciones de ustedes los hagan pensar du- ramente de Él.
 Oren por la bendición, que al recibirla, los hace ricos para todos los
Propósitos de gloria, o que si falta, los hace pobres y desamparados, aunque su bodega esté completamente llena.
 “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” Pero, “¡Oh, si en verdad me bendijeras!”
LA VIDA DE EZEQUÍAS ES UN EJEMPLO PARA NOSOTROS.
Los que disfrutan del beneficio de un ministerio establecido no reclamarán por los gastos que produce. En todo lo que Ezequías intentó para el servicio de Dios, fue fervoroso y decidido en su enfoque y dependencia, siendo consecuentemente prosperado.
Sea que se nos haya confiado pocos o muchos talentos, podemos, de este modo, procurar mejorarlos y estimular a los demás para que hagan lo mismo.
Lo que se emprende con sincera consideración de la gloria de Dios, triunfará finalmente para nuestro honor y consuelo.


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