UNA MARCHA
TRIUNFAL QUE CONMOVIÓ AL MISMO CIELO.
«MARCHA
TRIUNFAL»
Por Carlos
Rey.
«La
expresión “marcha triunfal” nos trae a la mente lo que el poeta nicaragüense
Rubén Darío plasmó en el siguiente trozo poético:
¡Ya viene el
cortejo!
¡Ya viene el
cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se
anuncia con vivo reflejo;
ya viene,
oro y hierro, el cortejo de los paladines.
Ya pasa
debajo los arcos ornados de blancas Minervas y martes,
Los arcos
triunfales de donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria
solemne de los estandartes
llevados por
manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha
el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos
que mascan los fuertes caballos de guerra,
los cascos
que hieren la tierra
y los
timbaleros,
que el paso
acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan
los fieros guerreros
debajo los
arcos triunfales!
»Los
protagonistas de este cortejo o marcha son los “heroicos atletas”, los
“caballeros armados” y los “fuertes caballos de guerra”.
»¡Qué
diferentes son los actores del cortejo triunfal de Jesús en Jerusalén: sus
fieles discípulos —pescadores, campesinos, [recaudadores de impuestos]—, un
grupo de seguidores liderados por los niños y un burro!»,1. comenta en un
artículo escrito para el Domingo de Ramos el doctor Edesio Sánchez, biblista y
teólogo de las Sociedades Bíblicas Unidas.
Es que «la
entrada a Jerusalén... recogió a muchos que querían seguir a Jesús —dice el
doctor Sánchez—. Pero al final, sólo quedaron aquellos que... formaban la
verdadera caravana triunfal de Jesús2... sus discípulos; las muchas personas
que fueron sanadas y liberadas de la marginación, de la futilidad y de la
enfermedad; los niños; y un burro. Ellos son la metáfora que encierra el
maravilloso secreto mesiánico de Jesús. Los define, en primer lugar, el hecho
de que sean vulnerables, marginados y totalmente dependientes de la gracia
divina. En segundo lugar, se les conoce como quienes tienen un ojo especial
para reconocer a Dios y su proyecto de salvación. Ellos encarnan el símbolo de
la esperanza y de la paz.
»La marcha
triunfal de Jesús es una invitación a celebrar y gozar en una situación... en
la que el triunfador parece perdedor y fracasado, y el perdedor, un triunfador.
Es el juego serio de Dios al que sólo están convidados los que a los ojos de
este mundo no sirven para nada. Pero es un juego serio; en él está en juego la
vida eterna. Es un juego en el que quien ha acumulado muchas “fichas”, en los
juegos no divinos, debe ir perdiéndolas para que los jugadores carentes de
“fichas” terminen poseyéndolas. Es el juego de la solidaridad y la liberación.
Es un juego que no gusta a los que tienen mucho y están “arriba”, pero que
celebran y aplauden los de “abajo”.
»Dios nos
invita a celebrar fiestas en las que los que no tienen el poder, ni los
privilegios, ni las riquezas, tengan la ocasión de criticar, desenmascarar y
enjuiciar a los poderosos....
»Es, en
realidad, la fiesta de la cruz.... en la [que] los celebrantes llegan
desprovistos de posesiones, privilegios y poderes. Es la fiesta de los niños,
de los pobres y de los burros.... Unámonos a [ellos] para vitorear a Jesús...
aclamando: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»3.
1
Edesio
Sánchez, «Mensaje para el Domingo de Ramos» diseminado por correo electrónico
por la Red de Liturgia del CLAI (redclai@lists.redclai.com.ar) el 31 de marzo
de 2009.
2
Mt 21:9,15-16. 21:9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás
aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!
21:10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se
conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
21:11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret
de Galilea.
21:12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a
todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los
cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;
21:13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será
llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
3
21:14
Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.
21:15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo
las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo:
¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron,
21:16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les
dijo: Sí; ¿nunca leísteis:
4
De
la boca de los niños y de los que maman
Perfeccionaste la alabanza?
5
Mr.
11:7. 11:7 Y trajeron el
pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.
11:8 También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros
cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.
11:9 Y los que iban delante y los que venían detrás daban
voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
11:10 ¡Bendito el reino de nuestro padre David que viene!
¡Hosanna en las alturas!
3 Sánchez
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