LA GRATITUD
ES UNA ACTITUD HACIA EL DIOS QUE NOS HA DADO TODO.
Éxodos 13:3:
“Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido
de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano
fuerte; por tanto, no comeréis leudado.”
Toda nación
por lo general anualmente honra a los soldados que lucharon y dieron su vida
para que otros pudiesen tener el derecho y privilegio de vivir en un país
libre. Recordar o tener memoria es importante. De hecho, Dios le dio
instrucciones a su pueblo en muchas ocasiones que recordaran de dónde habían
salido y se acordaran de su intervención divina. Es por la poderosa mano de
Dios que somos salvos, que somos protegidos, y podemos vivir en una nación
libre. Nunca tome la libertad a la ligera. Ésta es un preciado producto por el
cual el mundo está hambriento. Su protección es una gran responsabilidad que se
nos delegó.
¿Conoce
usted a alguna persona que ha servido en las fuerzas armadas de su país?
Exprésele esta semana su gratitud por su servicio a la nación.
Recuerda
alguna acción que hicieron por usted sus padres, maestros, amigos, hermanos de
la iglesia?, entonces vaya y expréselo personalmente.
¿ESTÁ USTED
AGRADECIDO CON EL SEÑOR POR SU SALVACIÓN?, ENTONCES COMPARTA ESTE TESORO CON
UNA PERSONA QUE NO CONOCE A JESUCRISTO EL SEÑOR.
El TESORO
ESCONDIDO.
Por el
Hermano Pablo.
Don Julio
Gómez Arbizú hacía un viaje a caballo por el campo. Al ocultarse el sol, pidió
posada en una casa que estaba a la vera del camino. La casa tenía aspecto de
pobreza. No había muebles, y la alimentación era escasa. Todo daba la impresión
de suma indigencia.
La señora de
la casa era joven, y sin embargo en su rostro se veían las huellas de una vida
llena de sinsabores. No era de extrañarse. Su esposo era un borracho
empedernido que la maltrataba una y otra vez.
Mientras el
visitante miraba el aspecto de aquel hogar, vio una vieja y olvidada Biblia que
estaba en un rincón. Al despedirse, le dijo a la familia: «Hay en esta casa un
tesoro que los puede hacer ricos.»
Después que
el forastero partió, los dueños de la casa comenzaron a buscar lo que a su
juicio tendría que ser una joya o una vasija llena de oro. Hasta hicieron hoyos
en el piso, pero todo sin resultado.
Un día la
señora levantó la Biblia olvidada, y encontró escrita en la guarda esta nota:
«Lea Salmo 119:72.» En ese pasaje de los Salmos encontró la siguiente
afirmación: «Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro
y plata.» La señora, recordando las palabras del visitante, se preguntó: «¿Será
éste el tesoro del que habló el forastero?»
Así que le
comunicó al resto de la familia lo que pensaba, y empezaron a leer la Biblia.
Con eso, un gran milagro comenzó a efectuarse. El borracho se convirtió en un
hombre trabajador. El color volvió a las mejillas de la señora. La armonía
desplazó el resentimiento, y la felicidad retornó al hogar.
Cuando el
forastero visitó de nuevo la casa, había desaparecido de ella todo indicio de
tristeza. En su lugar reinaba la paz. Con el corazón rebosante de gratitud, la
familia le dijo: «Encontramos el tesoro, que se ha convertido en todo lo que
usted nos dijo.»
Lo cierto es
que la Biblia es el Libro por excelencia. Produce resultados positivos en la
vida de quienes lo estudian con fe y con devoción.
¿Con cuánta
frecuencia leemos nosotros la Biblia? ¿Hemos leído la historia de Abraham?
¿Hemos experimentado la satisfacción que produce la lectura de los Salmos?
¿Hemos seguido la vida de Cristo? Si no hemos leído la Biblia, hemos hecho caso
omiso del mensaje más importante para nuestra vida.
Leamos la
Biblia. En ella encontraremos tesoros que cambiarán nuestra vida. Leámosla con
sinceridad y fe. Dios, mediante su Santa Palabra, quiere hablarnos. Leamos ese
tesoro que hace rico a todo el que lo descubre.
EXPRESAR LA
GRATITUD POR LO QUE DIOS HACE EN NUESTRAS VIDAS.
Isaías
38:1-22
1En aquellos
días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías, hijo de
Amoz, y le dijo: Así dice el SEÑOR: "Pon tu casa en orden, porque morirás
y no vivirás." 2Entonces Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al
SEÑOR, 3y dijo: Te ruego, oh SEÑOR, que te acuerdes ahora de cómo yo he andado
delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y he hecho lo bueno ante tus
ojos. Y Ezequías lloró amargamente. 4Entonces la palabra del SEÑOR vino a
Isaías, diciendo: 5Ve y di a Ezequías: "Así dice el SEÑOR, Dios de tu
padre David: 'He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; he aquí, añadiré
quince años a tus días. 6'Y te libraré a ti y a esta ciudad de la mano del rey
de Asiria, y defenderé esta ciudad.'" 7Esta será para ti la señal del
SEÑOR, de que el SEÑOR hará lo que ha dicho: 8He aquí, haré que la sombra en
las gradas, que ha descendido con el sol en las gradas de Acaz, vuelva atrás
diez grados. Y la sombra del sol retrocedió diez grados en las gradas por las
que había descendido.
DANDO
GRACIAS POR TODO A DIOS. Y HACIENDO TODO SIN MURMURACIÓN.
“Haced todo
sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos,
hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en
medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses
2:14-15).
¿Sabe cuál
es el problema, con muchos de nosotros, cuando obedecemos a Dios? Murmuramos
acerca del asunto mientras lo efectuamos. Y Dios toma nota de esa clase de
actitud, porque “obediencia a medias” no es obediencia de ninguna manera.
Recuerde: Dios mira el corazón, no la obra (vea 1 Samuel 16:7). ¿Sabe por qué
murmuramos? Porque hemos desviado nuestros ojos del Calvario. Jesús no murmuró
en su camino hacia la cruz. No lo hizo. ¿Agradece usted a Dios por las pérdidas
en su vida? ¿O sólo lo hace cuando hay ganancias? ¿Cuándo se siente más cerca
de Dios: durante las pruebas o durante los tiempos de calma?
¿POR QUÉ
DEBE DAR GRACIAS?
“Dando
siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo” (Efesios 5:20).
SEA
AGRADECIDO CON EL SEÑOR JESUCRISTO Y ENTONCES COMPARTA ESE INMENSO REGALO CON
OTRA PERSONA QUE NO CONOCE A JESUCRISTO.
“¿Cómo,
pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de
quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos
10:14).
SU PAPEL ES
IR Y COMPARTIR EL MENSAJE DE SALVACIÓN.
EL PAPEL DEL
OYENTE ES CREER EN EL MENSAJE Y RECIBIR A JESUCRISTO COMO SU SEÑOR Y ÚNICO
SALVADOR.
SU
TESTIMONIO AL MUNDO ES FUNDAMENTAL.
Usted es una
ayuda o un estorbo cuando se trata de alcanzar el mundo para Cristo. ¿Por qué?
Porque, sea que le guste o no, el mundo está mirando su comportamiento de
“domingo en la iglesia”, y lo compara con su comportamiento del “lunes en el
trabajo”, o del “sábado de descanso y diversión”. El mayor argumento a favor de
Cristo y el mayor argumento contra Cristo, es la vida de un creyente. “¡Permita
que las luces tenues alumbren! ¡Envíe un rayo luminoso sobre las olas! Algún
pobre y casi desmayado marinero pudiera usted rescatar, pudiera usted salvar”
(Philip P. Bliss).
¿Ven sus
vecinos que usted invierte su tiempo y recursos para ayudarle a ellos cuando
están en necesidad? ¿Son testigos de cómo usted trata a su familia o cómo
entretiene a sus amigos? ¿Sabe el nombre de sus vecinos? Amigo, la mano que
tiene un dedo apuntándole, ¡tiene tres dedos apuntando al apuntador!
¡Traigamos
una alma a Jesús, para que Él la salve hoy!
MANTEN UNA
ACTITUD DE AGRADECIMIENTO.
LA ACTITUD
ES LO QUE CUENTA.
Necesitamos
vivir con esa actitud de agradecimiento a Dios, la gratitud es un
reconocimiento de que la vida no me debe nada y todo lo he recibido como un
regalo.
Todo lo que
tengo es un verdadero regalo. Mi esposa es un regalo, mis hijos son un regalo,
mi cuerpo es un regalo, la comida es un regalo, la casa es un regalo.
La gratitud
es el punto donde comienzo a experimentar a Dios de una manera poderosa, sin
comparación alguna, y maravillosa.
El Talmud
judío narra la conocida historia de Bruria. Bruria y su esposo, Rabbi Meir,
tenían dos hijos los cuales murieron un viernes antes del Sabbat.
Bruria
decidió no decirle a su esposo acerca de la muerte de sus dos hijos sino
después de celebrar el Sabbat, ya que de acuerdo a la ley judía no se permite
tener un funeral ni expresar luto en el sábado. De todas maneras no había nada
que ellos pudieran hacer sino hasta después de ese día.
Guardó la
información para ella misma y dejó que su esposo gozara la celebración del
Sabbat.
(Imagínese
la capacidad de esa mujer para hacer eso, tratando de explicarle a su esposo
dónde estaban sus hijos).
Cuando la
celebración del sábado terminó, ella le preguntó a su esposo:
–¿Cuál debe
ser la apropiada actitud de una persona a quien le han prestado dos joyas muy
valiosas y el propietario de las joyas ha pedido que se las retorne?
El esposo
respondió:
–Esa persona
necesita regresarlas al propietario.
Entonces
Bruria tomó a su esposo de la mano y lo llevó al cuarto donde yacían sus hijos
muertos y le dijo:
–Dios nos ha
solicitado que le retornemos las dos joyas que nos prestó.
Bruria
enseñó de esa manera la lección transformadora de la vida. Todo lo que tenemos
no sólo en un regalo, sino también un préstamo. No somos señores de nada, somos
siervos a quien el Señor les ha prestado todo.
“Todos daban
gracias al Señor, y a una le cantaban esta alabanza: “Dios es bueno; su gran
amor por Israel perdura para siempre”. Y todo el pueblo alabó con grandes
aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo”.
Esdras 3:11.
“Si juzgas
que tienes pocos bienes para agradecer a Dios, agradécele al menos… los muchos
males que no tienes en la vida”.
Autor
Desconocido
Dr. Serafín
Contreras Galeano
Fragmento De
su libro: Familia de Gloria o Familia de Escoria.
SEAMOS
AGRADECIDOS CON LAS PERSONAS QUE NOS HACEN FELICES; ELLOS SON LOS JARDINEROS
QUE HACEN FLORECER NUESTRAS ALMAS.
Renuevo.net.
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