martes, 5 de junio de 2018

PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO.


 PORQUE DE TAL MANERA  AMÓ DIOS  AL MUNDO.
Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
La Navidad se deletrea A-M-O-R. ¿Cuál es el mensaje de Navidad? Juan 3:16, Dios nos obsequió el regalo de amor en la primera Navidad. Correctamente se dice: “Lo que el mundo necesita es amor.” Yo lo necesito. Usted lo necesita. Su cónyuge lo necesita. Su hijo (a) lo necesita. Un anciano o anciana sentada sola en un asilo lo necesita. Un niño abandonado y solo en un orfanato lo necesita también. Dios envió a su único Hijo como el Salvador. Él sabía que no podíamos salvarnos a nosotros mismos. Así que mandó a su Hijo a nacer en un pesebre, a morir en la cruz, a resucitar en gloria, y a regresar otra vez a redimir su iglesia.
SI USTED CREE EN EL AMOR DE DIOS, ENTONCES TAMBIÉN DEBE CREER EN EL SEÑOR JESUCRISTO.
“El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18).
El mundo en realidad no sabe lo que es el pecado. Se piensa que pecado es mentir, robar, asesinar, adulterar, violar, etc. No. Esos son pecados. ¿Sabe lo que es el pecado? Pecado es rechazar a Jesucristo, y eso condenará un alma al infierno. Usted no va al infierno porque ha robado, mentido o matado.
La gente dice: “Cierto, miento de vez en cuando, pero Dios no me va mandar al infierno sólo por eso. Tal vez puedo penar unos años en el Purgatorio, pero morir eternamente en el infierno por eso no tiene sentido.”
Cuando una persona habla de esa manera, no entiende lo que es pecado. Pecado es alta traición contra un Dios Santo. Pecado es un puño cerrado en el rostro de Dios. El pecado le dice a Dios: “No me inclinaré ante Ti. No te serviré. No confiaré en Ti.” Eso es pecado.
 El gran mandamiento es “amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente”. El gran pecado es no hacerlo.
¿Se ha dado cuenta que, sin Cristo, su destino es el infierno? ¿Está usted de acuerdo con el Salmo 16:2. Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor;
No hay para mí bien fuera de ti.
 Y con Isaías 43:11? Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve
 Si no lo está, le animamos a que se arrepienta y crea en el Señor hoy mismo. Entregue su vida a cambio de la de Él.
SU AMOR ES INCONDICIONAL.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. - Juan 3:16.
La biblia relata que uno de los malhechores que estaba colgado junto a Jesús lo insultaba diciendo: - Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Respondiendo el otro, lo reprendió, diciendo: - ¿Ni siquiera estando en la misma condenación temes tú a Dios? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; pero éste ningún mal hizo.
Y dijo a Jesús: - Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.
Entonces Jesús le dijo: - De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
La respuesta que tuvo Jesús superó las esperanzas de este hombre, porque le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. Posiblemente el malhechor esperaba una salvación futura, pero Jesús le prometió llevárselo ese mismo día.
Este acto refleja la gracia de Dios, que es su amor, su favor inmerecido para con este pecador y para todo aquel que lo reconoce como su Salvador.
Lo que ninguna persona ha sido capaz de hacer hasta ahora, Dios lo hizo por todos aquellos que recibimos su Palabra con un corazón arrepentido y humillado. Él borra nuestras faltas: “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25) y nos ofrece el privilegio de empezar una nueva vida. No tiene más en cuenta nuestros pecados, sino que los olvida; y por su gracias, a menudo borra algunas consecuencias: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
El camino más corto para llegar al trono de la Gracia Divina, es reconocer que soy pecador, que lo necesito y que haga por mí, lo que yo no puedo hacer con mis propias fuerzas.
La salvación es gratuita, no podemos hacer nada para adquirir el favor de Dios; solo debemos recibirla por medio de la fe, como un don que proviene de Él y agradecérselo cada día.
Autora. Brisna Bustamante S.
Sub Coordinadora Call Center.
Tags: Salvación, gracia, amor, esperanza, cruz.
UN AMOR TAN GRANDE EXPRESADO EN UNA CRUZ.
¿POR QUÉ UNA CRUZ?
(c) Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota.
1 Corintios 1:18. Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.
¿Te has puesto a pensar que el emblema de nuestra fe es una cruz? La cruz ha sido el logotipo del Cristianismo por más de 2,000 años. Es el símbolo más reconocido del mundo. Y todo comenzó con dos pedazos de madera donde los criminales eran ejecutados. Un instrumento de muerte. La pregunta es: ¿Por qué una cruz? Después de todo si yo fuera Dios no hubiese representado la fe con algo asociado a la muerte. ¡No es buena Imagen!
Hoy en día todas las empresas buscan un emblema que represente victoria, abundancia y prestigio; un logotipo que se quede imborrablemente en las mentes de los consumidores, que sea claro, irresistible y deseable. Sin embargo, Dios eligió una cruz no una velita ni un arco iris; tampoco una estrella o una paloma.
La cruz no era un símbolo de victoria ni de abundancia, mucho menos algo deseable. Era un símbolo de una gran pérdida y humillación. Pero para Dios representa poder. Poder para perdonar TODOS nuestros pecados por más horribles, sucios u oscuros que sean. Poder para que busquemos la reconciliación los unos con otros. Poder para derrotar al maligno. En la cruz, el pecado, la culpabilidad y la muerte fueron derrotados. Y por último, poder para transformar nuestras vidas y  ser más como Dios y menos como nosotros.
La Pascua es un recordatorio de que Dios quiere que seamos personas de la cruz. Que seamos menos egoístas y más amorosos. El problema con muchas personas es que quieren celebrar la Pascua sin una cruz.
La pregunta es: ¿Estás viviendo como una persona de la cruz? ¿Has experimentado el perdón de Dios a los pies de la cruz? Le has dicho a Dios: "Señor, cada día cuando me levante, tomaré mi cruz. Seré un seguidor tuyo. Y cualquier cosa que haya en mi vida que te desagrade, o deshonre, lo crucificaré".
Como puedes ver, en este mundo hay muchos caminos que podemos tomar. Podemos ser personas de posesiones, prestigio, poder, placer o prosperidad. Podemos acumular muchos emblemas que nos hagan sentir que verdaderamente somos alguien en esta vida. Pero al final, solamente existe un símbolo que vale algo en la próxima... La cruz.
AMOR, REGALO Y SALVACIÓN.JUAN 3: 16.
Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”
Este versículo bíblico es uno de los versículos más citados de la Biblia. Y esto con mucha razón, porque en este versículo está contenido el mensaje del evangelio. Es más podemos decir que tenemos en este versículo el resumen del mensaje de toda la Biblia. Por eso Martín Lutero lo llamaba: La Biblia en miniatura.
De qué nos habla este versículo, nos habla de por los menos de tres cosas medulares: nos habla del Gran Amor del Padre, nos habla del Gran Regalo del Padre y de la Gran Salvación que obtenemos del Padre. Veamos cada uno de estos tres puntos.
I.EL GRAN PADRE.
Fíjate cómo dice el versículo bíblico “Porque de tal manera amó Dios al mundo”.  Generalmente hablamos mucho acerca de Jesús. Y en muchos lugares se habla mucho acerca del Espíritu Santo. Pero aquí Juan nos habla acerca del Padre. Cuando nos dice que Dios amó, ese Dios se refiere a la persona del Padre. Y nos dice por lo menos dos cosas:
1. Nos habla acerca del mundo. ¿Qué es el mundo? A la luz de todo el evangelio de Juan el mundo es la humanidad, los seres humanos. Pero no solo los seres humanos sino la humanidad en rebelión contra Dios. Todos los seres humanos desde nacimiento viven en rebeldía contra Dios. El apóstol Pablo le dijo a la iglesia de los efesios lo que eran ellos y lo son todos los seres humanos desde nacimiento. En Efesios 2:3 “éramos por naturaleza hijos de ira”. Fíjate que dice: por naturaleza, no por imitación y ejemplo, no por el ambiente, sino por naturaleza, desde el mismo nacimiento, somos hijos de ira. Herederos de la ira de Dios. Los seres humanos nacemos en rebelión contra Dios. No queremos que Dios reine sobre nosotros. Ni queremos recibir a Jesús como el Rey y Salvador nuestro. Por eso el apóstol Juan dice, desde el mismo comienzo de su evangelio, en Juan 1:11 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Si miramos las portadas de los periódicos de Puerto Rico qué leemos: robos, asesinatos, violaciones, mentiras, engaños, bullyings, corrupción, egoísmo, materialismo, adulterio, fornicaciones, odio, envidia, etc. Este es un retrato de la humanidad. Es un retrato de nosotros. Es un retrato de nosotros porque todos nosotros somos pecadores. Y el pecado no es otra cosa que rebelión contra Dios. Todos somos rebeldes ante Dios porque todos somos pecadores.
2. Cuando le trajeron a Jesús a la mujer adúltera, qué fue lo que Jesús dijo a los que la trajeron en Juan 8:7 “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Nadie en este mundo está sin pecados. Ni tú ni yo. Este mundo está perdido. Es de ese mundo que nos habla Juan en este pasaje de Juan 3:16.  El mundo es la humanidad perdida, pecadora y rebelde contra Dios.
Pero el pasaje nos habla de algo más. Nos habla…
3. Del Gran Amor del Padre. “Porque de tal manera amó Dios”’. El énfasis del pasaje es el Gran Amor del Padre. ¡Cuán Grande es el Amor de Dios por la humanidad! Es increíble el pensar que Dios, quien es tres veces santo, pueda tener compasión con una humanidad terriblemente pecadora. Es incomprensible que Dios tenga la intensión de salvar a criminales, porque eso es lo que somos por naturaleza.
Qué decimos del que mata a su padre, madre, hijos, roba, asalta, viola, maldice, destruye, etc.? ¿Qué decimos de esa persona? ¡Enciérrenlo y boten la llave! Pero Dios dice: yo tengo compasión de él, yo le voy a mostrar mi misericordia. Yo le voy a dar el regalo más grande que alguien puede recibir en esta tierra.
El amor de Dios es incomprensible, no lo podemos entender plenamente. ¿Cómo es posible que Dios desee salvar a una humanidad rebelde? ¿Cómo es posible que Dios quiera redimir a aquellos que no merecen nada excepto la condenación? Pero el amor de Dios supera el obstáculo del pecado. Podemos decir que el pecado es algo grande, pero más grande es el amor de Dios. El pecado destruye pero el amor de Dios construye. El pecado deshumaniza pero el amor de Dios nos hace verdaderos seres humanos. El pecado mata pero Dios da vida. ¡Cuán grande es el amor de Dios!
Por eso nos dice Juan “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado”. El Amor de Dios es tan inmenso que El provee, El provee, un camino para salvar a la humanidad perdida por sus pecados. Y ese camino es el...
II.EL GRAN REGALO DEL PADRE.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda”. Con respecto al regalo del Padre podemos ver por lo menos tres cosas:
Jesús es el Gran Regalo del Padre. El Padre nos dio a nada más ni nada menos que a su propio Hijo, a su Hijo unigénito. Fíjate que el énfasis es “de tal manera”. Su Amor es tan Grande, tan inmenso, que Él no puede dar sino lo mejor de Él, a su Hijo unigénito. Cuando el amor es grande uno da lo mejor. El Padre nos dio a su Hijo, el Regalo más Grande que puede existir. Dios es perfecto, por tanto su regalo es perfecto: Jesús es Dios y por tanto perfecto. Dios es santo, por tanto su regalo es santo: Jesús jamás pecó ni podía pecar. Dios es infinito, por tanto su regalo el cual es Jesús, ofreció un sacrificio de poder infinito para salvar a los pecadores.
Jesús es el Gran Regalo del Padre. ¿Por qué lo es? Porque con El hay salvación y sin El hay condenación.
Eso es lo segundo que vemos aquí.
Fe en Jesús libra de la condenación. El pecado trae condenación. Eso está incluido en el paquete. No nos gusta que esté incluido en el paquete, pero así es. La paga del pecado es muerte. No nos gusta eso, pero está incluido allí. Dios odia el pecado y condenará a los que persisten en vivir en pecado. Eso es lo que Dios mismo dice en su Palabra. Como dice el Salmo 5:5-6 “Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová”.
Pero la fe en Jesús libra de la condenación. ¿Por qué? Nos contesta Pablo de Romanos 1:16 “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. Fe en Jesús salva, nos libra de la condenación. ¿Sabes cómo? Porque sola la fe nos une a Cristo quien con su muerte, su sacrificio en la cruz paga la deuda ante Dios de todos los que creen en El. El pecado nos hace deudores ante Dios. Pero la “moneda” que paga la deuda es la muerte de Cristo a los que creen en El.
Por eso el Amor de Dios es tan Grande que nos dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en El cree no se pierda. Los que creen en Él no se pierden pero los que no creen en Él se pierden, es decir, serán condenados. Y el Padre dice que esa salvación solo se encuentra en su Hijo. Por eso dice Hechos 4:11-12 “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” Fe en Jesús libra de la condenación producto del pecado. Los milagros de Jesús probaban que eso era cierto. Por eso dice Lucas 5:24 “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Fe en Jesús libra de la condenación producto del pecado.
Pero esa fe en Jesús no es cualquier cosa. No es levantar la mano y decir: yo creo en Jesús como mi Salvador personal. La fe en Jesús, la que salva, no es una fe cualquiera. Es una fe que salva. Es una fe que transforma, que cambia a la persona en otra persona. Una fe en Cristo que deja a la persona igual no es fe que salva. La fe que salva no viene sola. Es acompañada por un cambio de vida, un cambio de carácter, un cambio de mentalidad hacia el pecado, una sensibilidad hacia el pecado (con un deseo y lucha contra el pecado), un corazón obediente a la Palabra de Dios, un amor y respeto por el prójimo (sea niño, adulto, joven, rico, pobre, lindo o no), un amor por la Iglesia, un deseo de servir en la misma, una boca que busca hablar verdad, solo la verdad y nada que no sea la verdad en amor. Y sobre todo una fe que recibe a Jesús como su Salvador, Amigo y Rey.
Juan 3:16 nos enseña algo más acerca de lo que el Padre hace por nosotros. Y no habla arca de…
III.LA GRAN SALVACIÓN QUE DA EL PADRE.
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” El Gran Amor del Padre por la humanidad le llevó a dar el Gran Regalo que es Jesús. Y el Gran Regalo que da el Padre es salvación y vida eterna por medio de Jesús. Dos cosas podemos ver aquí.
La salvación que el Padre nos da por medio de Jesús es vida. A todos nos gusta la vida. Y no solo eso, nos gusta el vivir. Y Juan nos dice que este vivir solo se encuentra en la fe de Jesús. Jesús es la vida. Tener a Jesús es vivir. Sin Jesús tenemos muerte y el resultado la condenación.
Pero la fe en Jesús nos da verdadera vida, nos lleva a vivir la vida plena. Jesús dijo en Juan 10:10 “yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” La vida que Jesús se refiere es vida plena, feliz, alegre, satisfaciente en comunión con Dios. Es disfrutar de Dios y a Dios en las cosas que Él nos da en la vida. Es disfrutar de adorar a Dios, de estudiar su Palabra, de hablar con Él por medio de la oración. Pero es algo más. Es vivir esta vida y disfrutar de las cosas que Dios nos da en comunión con El. Es darle gracias por el pan, por los hijos, por la libertad, por la playa, por la familia, por la Iglesia, por todo. Es vivir la vida bajo la seguridad de su amor y su cuidado de mí y los míos. Es vivir bajo la paz y la alegría que solo Dios da aun en medio de los problemas, aflicciones de la vida. Es vida plena.
La vida que nos da es eterna. El disfrute de esa vida, que obtenemos por la fe en Cristo, es por toda la eternidad. El vivir natural es temporero. Pero el vivir que Dios da es vivir en el disfrute de Él desde hoy hasta la eternidad sin fin. Así como la condenación será sin fin, la salvación es vida plena, abundante, sin fin.
REFLEXIÓN PROFUNDA DEL AMOR DE DIOS.
Jesús no solo es el Salvador si no también Amigo de los que le reciben como Salvador del pecado. Siendo Jesús el Gran Regalo del Padre, producto de su Gran Amor por la humanidad, es con El con quien podemos contar para todo. El no solo nos salva, Él se une a nosotros. El mora dentro de nosotros por el Espíritu Santo. Con El podemos conversar. Pero conversar no solo con alguien que me escucha sino con alguien que me entiende como nadie puede en este mundo. Con alguien que es compasivo como ninguna persona. Con El puedo contar para todo problema, decisión, temor, ansiedad, necesidad. Su gracia, su amor, su fortaleza es conocida por todo creyente. Entonces, ven a Él. Conviértete de tus pecados a Él. Renuncia a tu vida antigua de pecado e incredulidad y cree en el evangelio. Solo así tendrás perdón y vida eterna. El amor de Dios es tan grande que no hay pecado tan grande que Él no pueda perdonar. Pero no hay perdón sin fe ni arrepentimiento. Ven a Él y hallarás la vida y vida eterna.
Autor. Pastor Roberto Quiñones.

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