sábado, 11 de noviembre de 2017

LA MEJOR MANERA DE COMUNICARNOS CON DIOS. SEGUNDA PARTE.

5. SACIADOS DE FELICIDAD EN CRISTO CON UN SERVICIO GENUINO.
Mateo 5:6: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.”
La felicidad es algo con lo que usted se tropieza al servir a Jesús. Cuando usted está sirviendo al Señor Jesucristo, la felicidad es el derivado de la justicia. Las personas que están tratando de ser felices enfocan su energía en el blanco equivocado. Si usted busca la justicia, entonces será feliz. Lo que usted necesita es beber del Espíritu. Es alimentarse de la Palabra de Dios. La necesidad más profunda de su corazón sólo será satisfecha en JESÚS.
Órele al Señor que lo llene de su presencia, que satisfaga la necesidad más profunda de su corazón en Él y sólo en Él. Ahora confíe en que Él lo hará.
SIN CRISTO NO ESTAMOS SACIADOS DE FELICIDAD, SINO LLENOS DE MALDAD Y DESESPERACIÓN, COMO NOS MUESTRA ESTA HISTORIA.
«Pégate un tiro»
Por el Hermano Pablo.
Fue una conversación muy emotiva entre madre e hijo, una conversación realizada por teléfono en una de las grandes ciudades del mundo. El hijo, de treinta y siete años de edad, lloraba. Lloraba como cuando era niño.
—¿Qué hago, mamá, qué hago? —decía entre sollozos.
Y la madre, sollozando también, y con el alma partida en dos, sin hallar una palabra de consuelo le dijo:
—Antes que sigas matando gente, hijo, pídele perdón a Dios por lo que has hecho, y pégate un tiro.
A los diez segundos, la madre oyó en su auricular el disparo. Se trataba de Dean Hemrick, hijo de Sara Carpenter. Dean había matado a cuatro personas, y estaba encerrado en su apartamento, rodeado de policías. Había perdido toda esperanza.
He aquí otro drama de pasiones descontroladas. Dean Hemrick, loco de celos, había matado a su esposa y a tres personas más. Luego se había encerrado en su apartamento, y desde allí había llamado desesperadamente a su madre. La anciana, con el corazón desgarrado, no le dio más consejo que: «Pégate un tiro.»
Cuando se ha esfumado toda esperanza, nuestras decisiones nunca son racionales. Cuando hemos perdido la fe, hemos perdido también el rumbo. Sin fe y sin esperanza no sabemos qué hacer. Cuando no tenemos luz ni guía el mundo nos parece un gigantesco laberinto. Todo lo que hacemos y pensamos nos confunde y nos trastorna. Somos como un barco en alta mar sin brújula y sin timón. Esa es la vida del que no tiene esperanza. Esa es la vida del que no tiene fe.
Sin embargo, nadie en este mundo tiene que vivir sin fe. Al contrario, la fe es parte natural del ser humano. Nacimos con fe. Nacimos con la capacidad de confiar. Si así no fuera, ningún bebé sobreviviría. La fe es parte de nuestra herencia divina.
¿Qué es entonces lo que nos ocurre? Que con los años y las traiciones, con las mentiras y los artificios, nos volvemos ariscos. Perdemos la candidez. Se nos va la fe. Le tenemos miedo a todo, y nuestra vida entera es un constante huir.
A Dios gracias que esa no tiene que ser nuestra condición. Ninguno de nosotros tiene por qué vivir así. Para cada uno hay un mejor destino que ese. La venida de Jesucristo a este mundo es la solución de Dios para esa condición desesperada del ser humano. Cristo mismo dijo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Si nuestra vida está llena de desasosiego y confusión, busquemos a Cristo. Él es la solución. Él nos está esperando.
6. EL SEÑOR JESÚS LE DIJO A SUS APÓSTOLES: HOMBRES DE POCA FE.
Mateo 6:30: “Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
¿Sabe cuál es la razón por la que nos preocupamos? Porque pensamos que nuestras necesidades no van a ser suplidas. Decimos: “¡Oh, no voy a tener lo que necesito!” Jesús nos dice que NO nos preocupemos por lo que vamos a comer, ni por lo que vamos a vestir. Él nos enseña que sólo una cosa es importante: SU JUSTICIA. Lo demás ni siquiera tiene importancia hasta que sus necesidades más profundas sean satisfechas. Usted debe encontrar su satisfacción en Él. Si no lo hace, usted vivirá preocupándose por todo.
¿Está usted preocupado por algo hoy? Deposítelo en las manos de Jesús y ponga su mirada en Él. Permita que Jesús satisfaga sus necesidades y transforme su corazón hoy.
CONTROLE SUS EMOCIONES.
¿Está usted plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está experimentando la enfermedad de la amargura?
7. DIOS NOS CUENTA SU HISTORIA DE AMOR.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” - Juan 3:16.
¿CUÁL ES TÚ HISTORIA DE AMOR?
Recientemente observé un video que cuenta la historia de una joven que conoció a un apuesto fotógrafo, entablaron una linda amistad y pronto nació entre ellos un fuerte sentimiento de atracción.
Un día cuando ella estaba ayudándolo a revelar sus fotos, fue a buscar un químico que se encontraba en un estante, por lo cual necesitó esforzarse para alcanzarlo, debido a sus escasa altura. Al hacerlo, involuntariamente volcó la botella mal cerrada, cayendo el líquido sobre sus ojos. Si bien fue llevada a la clínica de manera inmediata, el esfuerzo resultó en vano, pues el químico ya había hecho el daño, dejándola ciega. Ella estaba muy dolida, no solo por el accidente que afectó su vista, sino también al sentirse abandonada por el hombre que ella amaba, por lo tanto con mucha tristeza y decepción continuó su vida habitual.
Pero había un nuevo capítulo en su vida, al cabo de un tiempo, surgió una nueva esperanza, un trasplante, era la única posibilidad de recuperar la vista, esta intervención se concretó con éxito y finalmente pudo recobrar su vista.
Solucionado este tema, recordó aquella historia de amor que había quedado pendiente y tomó la decisión de buscar a ese joven que tanto amaba. Lamentablemente, él ya no vivía en el mismo lugar, se había ido, sin dejar noticias, ni despedirse.
Un día caminando por el puerto, lo vio sentado a la orilla, a su lado un perro; se acercó con la intención de pedir explicaciones, con una mezcla de enojo e indignación por haberla dejado cuando más lo necesitaba. Sin embargo al acercarse, se dio cuenta que ahora era él quien no podía ver, la amaba tanto que había sido capaz de donar sus ojos para que ella pudiera ver.
Que historia de amor! si este hombre dio algo tan preciado como sus ojos, imagínate ahora el sacrificio que hizo Cristo no dando solamente su vista, sino toda su vida por ti y por mí.
Cuanto amor tiene para con nosotros que a pesar de nuestras acciones, reacciones, pensamientos negativos, Dios no se arrepiente de haber dado lo más preciado, a su único Hijo en rescate por todo el mundo.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
    Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
 “Isaías 53:6-7.
Ahora podemos disfrutar de su gracia, bendición y vida eterna. Si tu deseas darle algo a Dios, ¿qué le darías?, Ámalo, dale lo mejor de ti, sin privaciones, ni reservas como Él lo hizo.
Tal vez no te sientas amado, o quizás estés inseguro acerca de cuanto le importas a los que te rodean, o sencillamente te sientes rechazado, puedes estar seguro, que hay un amor más grande, el amor de Dios, que te ama como eres y sin condiciones. Comienza hoy a vivir en la seguridad y plenitud de reconocerte perfectamente amado por tu Padre. Ahora tú eres el protagonista de esta preciosa historia de amor.
Telma Céspedes.


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