8. NUNCA
DEJEMOS DE EXPRESAR NUESTRO AGRADECIMIENTO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
¡SEÑOR,
GRACIAS!
Bendice,
alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a
Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmo 103:1-2.
Con los
afanes diarios, muchas veces se nos olvida agradecer a Dios por un nuevo día,
por tener una familia, por estar sanos, por tener un trabajo y lo más
importante, por haber enviado a su único hijo a morir por nosotros y darnos
salvación.
No dejemos
que hoy sea un día más solo de pedir sin reconocer y agradecer que todo lo que
tenemos, lo hemos recibido por su infinita misericordia, gracia y amor.
Traigamos a la memoria todas las oraciones respondidas de parte de Dios y los
milagros que Él hizo en nuestras vidas o en las de nuestros seres queridos y
con un corazón agradecido, bendigamos su nombre.
A pesar de
las dificultades, debemos agradecer a Dios porque Él nunca se equivoca, sus
juicios son siempre justos y porque Él está en control de todo lo que sucede
debajo del sol.
Cuando
agradecemos, se apodera de nuestro interior un sentimiento de paz y
satisfacción, al punto de reconocer que todo es bueno, aun cuando estamos
enfrentando la dificultad más dura.
Anhelo que
Dios pueda encontrar un corazón agradecido en ti y en mí el día de hoy.
Aprendamos a
ser felices y agradecidos con todo lo que Dios nos da!!
Brisna
Bustamante.
9. DISFRUTE
LA PAZ ABUNDANTE DE DIOS.
“Mucha paz
tienen los que aman tu ley” (Sal. 119:165).
La sociedad
en la que estamos padece de desasosiego. Los problemas que se presentan en
todos los sentidos, llenan de inquietud. En alguna medida esto alcanza también
a los creyentes, que somos llamados a vivir una continua experiencia de paz.
Este es el tema de la penúltima estrofa del Salmo (vv. 161-168). Ella presenta
tres pasos para la experiencia de tener “mucha paz”.
El primero
es el de una elección correcta (vv. 161-164). Somos seres con capacidad para
escoger. Una mala elección trajo el pecado y sus consecuencias, una decisión de
fe, trae la salvación. La paz perfecta comienza por un modo sabio de elegir,
que consiste en respetar reverentemente a Dios (v. 161). Por esa razón podemos
ser perseguidos sin causa: calumnian sin causa, persiguen sin causa. Esto ha
ocurrido con Jesús: “sin causa me aborrecieron” (Jn. 15:25), por nos dice: “Si
a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Jn. 15:20). En la
persecución sin causa hay paz, porque “si alguno padece como cristiano, no se
avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 P. 4:16). El cristiano deja de
ocuparse del acosamiento para ocuparse de la Palabra (v. 162). Muchos se
obsesionan con sus problemas, pero el creyente que se centra en la Biblia
descubre quién es Dios, cómo actúa y cómo protege. En ella encuentra algo
superior a muchos tesoros, lo que determina una valoración correcta de las
cosas.
El segundo
es limpieza personal (v. 163). Lo que amamos determina lo que aborrecemos. El
cristiano no miente. No se trata solo de hacerlo con palabras, sino con
apariencias engañosas, que la Biblia llama hipocresía. El salmista hace una
elección aborrecer y abominar la mentira. El tercero es ocuparse de la alabanza
(v. 164). La alabanza no es una actividad, sino una actitud. Es con la vida personal
que se alaba a Dios (Mt. 5:16). La alabanza forma parte de la oración, debemos
alabar antes de pedir.
La bendición
suprema se alcanza en los pasos anteriores, así lo indica el texto
seleccionado: “Mucha paz tienen los que aman tu ley”. Por ella descubrimos una
perfecta paz de relación con Dios, sin condenación alguna (Ro. 8:1); porque
también nos revela la perfecta paz de comunión en medio de los conflictos de la
vida, una paz que Jesús da, imposible de hallar en el mundo (Jn. 14:27); en
ella encontramos la paz de la esperanza, en la promesa de Jesús de venir a
buscarnos para que estemos siempre con Él (Jn. 14:1-4). Esta paz divina que
“sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y pensamientos en
Cristo Jesús” (Fil. 4:7). La mente llena de Dios, permite la paz de comunión
con Él, sintiendo que “el Dios de paz, estará con vosotros”. En el conflicto
sabemos que nuestra salvación está en Dios, y sabemos que Él tiene Su tiempo
para actuar (v. 166). Por eso tenemos paz, porque sabemos que nuestros caminos
están delante del Señor, que los conoce (v. 168).
Ciertamente
necesito experimentar la paz de Dios en mi vida. Siento mi pequeñez y mi
impotencia ante situaciones adversas, grandes conflictos y profundos problemas,
mi camino es desconocido para mí, pero, “está delante de Él”. Tengo paz, porque
Tú “me guiarás por sendas de justicia, por amor de tu nombre.”
Autor: Samuel Pérez Millos.
10. TENEMOS
UN DIOS TODOPODEROSO Y CREADOR.
Génesis 1:1:
“En el principio CREÓ Dios los cielos y la tierra.”
Un
predicador elocuente dijo: “Dios salió detrás de la cortina de ningún lugar y
se puso de pie sobre la plataforma de la nada y al hablar pronunció un mundo en
existencia.”
Dios es el
CREADOR de TODO lo que su mano puede tocar, su ojo puede ver, sus oídos pueden
oír, y su nariz puede oler. Si usted mira un reloj, espero que asuma que existe
un relojero. Y si observa la continuidad atómica precisa del universo, espero
que usted no piense que eso pasó por casualidad. Los evolucionistas creen que si
usted toma billones de años y suma tiempo más casualidad, que usted podrá
convertir las ranas en príncipes. En la escuela a eso se le llama cuento de
hadas. En el laboratorio, ellos lo llaman ciencia.
Al HABLAR
Dios hizo que su vida existiera. Su PALABRA sostiene su aliento. Su PALABRA
puede silenciar su respiración. ¡AGRADÉZCALE POR SU VIDA HOY!
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