martes, 14 de noviembre de 2017

LA MEJOR MANERA DE COMUNICARNOS CON DIOS. TERCERA PARTE.

8. NUNCA DEJEMOS DE EXPRESAR NUESTRO AGRADECIMIENTO A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
¡SEÑOR, GRACIAS!
Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmo 103:1-2.
Con los afanes diarios, muchas veces se nos olvida agradecer a Dios por un nuevo día, por tener una familia, por estar sanos, por tener un trabajo y lo más importante, por haber enviado a su único hijo a morir por nosotros y darnos salvación.
No dejemos que hoy sea un día más solo de pedir sin reconocer y agradecer que todo lo que tenemos, lo hemos recibido por su infinita misericordia, gracia y amor. Traigamos a la memoria todas las oraciones respondidas de parte de Dios y los milagros que Él hizo en nuestras vidas o en las de nuestros seres queridos y con un corazón agradecido, bendigamos su nombre.
A pesar de las dificultades, debemos agradecer a Dios porque Él nunca se equivoca, sus juicios son siempre justos y porque Él está en control de todo lo que sucede debajo del sol.
Cuando agradecemos, se apodera de nuestro interior un sentimiento de paz y satisfacción, al punto de reconocer que todo es bueno, aun cuando estamos enfrentando la dificultad más dura.
Anhelo que Dios pueda encontrar un corazón agradecido en ti y en mí el día de hoy.
Aprendamos a ser felices y agradecidos con todo lo que Dios nos da!!
Brisna Bustamante.
9. DISFRUTE LA PAZ ABUNDANTE DE DIOS.
“Mucha paz tienen los que aman tu ley” (Sal. 119:165).
La sociedad en la que estamos padece de desasosiego. Los problemas que se presentan en todos los sentidos, llenan de inquietud. En alguna medida esto alcanza también a los creyentes, que somos llamados a vivir una continua experiencia de paz. Este es el tema de la penúltima estrofa del Salmo (vv. 161-168). Ella presenta tres pasos para la experiencia de tener “mucha paz”.
El primero es el de una elección correcta (vv. 161-164). Somos seres con capacidad para escoger. Una mala elección trajo el pecado y sus consecuencias, una decisión de fe, trae la salvación. La paz perfecta comienza por un modo sabio de elegir, que consiste en respetar reverentemente a Dios (v. 161). Por esa razón podemos ser perseguidos sin causa: calumnian sin causa, persiguen sin causa. Esto ha ocurrido con Jesús: “sin causa me aborrecieron” (Jn. 15:25), por nos dice: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Jn. 15:20). En la persecución sin causa hay paz, porque “si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 P. 4:16). El cristiano deja de ocuparse del acosamiento para ocuparse de la Palabra (v. 162). Muchos se obsesionan con sus problemas, pero el creyente que se centra en la Biblia descubre quién es Dios, cómo actúa y cómo protege. En ella encuentra algo superior a muchos tesoros, lo que determina una valoración correcta de las cosas.
El segundo es limpieza personal (v. 163). Lo que amamos determina lo que aborrecemos. El cristiano no miente. No se trata solo de hacerlo con palabras, sino con apariencias engañosas, que la Biblia llama hipocresía. El salmista hace una elección aborrecer y abominar la mentira. El tercero es ocuparse de la alabanza (v. 164). La alabanza no es una actividad, sino una actitud. Es con la vida personal que se alaba a Dios (Mt. 5:16). La alabanza forma parte de la oración, debemos alabar antes de pedir.
La bendición suprema se alcanza en los pasos anteriores, así lo indica el texto seleccionado: “Mucha paz tienen los que aman tu ley”. Por ella descubrimos una perfecta paz de relación con Dios, sin condenación alguna (Ro. 8:1); porque también nos revela la perfecta paz de comunión en medio de los conflictos de la vida, una paz que Jesús da, imposible de hallar en el mundo (Jn. 14:27); en ella encontramos la paz de la esperanza, en la promesa de Jesús de venir a buscarnos para que estemos siempre con Él (Jn. 14:1-4). Esta paz divina que “sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús” (Fil. 4:7). La mente llena de Dios, permite la paz de comunión con Él, sintiendo que “el Dios de paz, estará con vosotros”. En el conflicto sabemos que nuestra salvación está en Dios, y sabemos que Él tiene Su tiempo para actuar (v. 166). Por eso tenemos paz, porque sabemos que nuestros caminos están delante del Señor, que los conoce (v. 168).
Ciertamente necesito experimentar la paz de Dios en mi vida. Siento mi pequeñez y mi impotencia ante situaciones adversas, grandes conflictos y profundos problemas, mi camino es desconocido para mí, pero, “está delante de Él”. Tengo paz, porque Tú “me guiarás por sendas de justicia, por amor de tu nombre.”
 Autor: Samuel Pérez Millos.
10. TENEMOS UN DIOS TODOPODEROSO Y CREADOR.
Génesis 1:1: “En el principio CREÓ Dios los cielos y la tierra.”
Un predicador elocuente dijo: “Dios salió detrás de la cortina de ningún lugar y se puso de pie sobre la plataforma de la nada y al hablar pronunció un mundo en existencia.”
Dios es el CREADOR de TODO lo que su mano puede tocar, su ojo puede ver, sus oídos pueden oír, y su nariz puede oler. Si usted mira un reloj, espero que asuma que existe un relojero. Y si observa la continuidad atómica precisa del universo, espero que usted no piense que eso pasó por casualidad. Los evolucionistas creen que si usted toma billones de años y suma tiempo más casualidad, que usted podrá convertir las ranas en príncipes. En la escuela a eso se le llama cuento de hadas. En el laboratorio, ellos lo llaman ciencia.
Al HABLAR Dios hizo que su vida existiera. Su PALABRA sostiene su aliento. Su PALABRA puede silenciar su respiración. ¡AGRADÉZCALE POR SU VIDA HOY!


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