lunes, 27 de noviembre de 2017

LA MEJOR MANERA DE COMUNICARNOS CON DIOS.QUINCEAVA PARTE.

58. ACTITUD FRENTE AL FRUTO DE RESENTIMIENTO.
Fruto del resentimiento.
Por Carlos Rey.
A un hombre que trabajaba en un aserradero se le trabó la manga de la camisa en la maquinaria de la sierra. Ésta haló la manga hacia la sierra mecánica, y no hubo manera de salvar el brazo.
Cuando lo llevaron de emergencia al hospital, los médicos determinaron que era necesario hacerle una transfusión de sangre. Menos mal que en aquel tiempo las transfusiones se hacían directamente de un cuerpo a otro, y no había tanto peligro de recibir sangre contaminada como el que hay en la actualidad. Una vez que confirmaron el tipo de sangre de la víctima, buscaron a un donante con su mismo tipo de sangre que se ofreciera para hacer la transfusión. Por fin hallaron a un hombre que resultó ser vecino del herido.
El vecino se presentó con buena disposición en el hospital y ofreció su sangre. Pasó mucho tiempo acostado al lado de la víctima mientras la vida fluía de un cuerpo al otro. Durante todo ese tiempo, el herido no dijo nada en absoluto. El vecino que le donaba la sangre esperaba escuchar alguna expresión de gratitud, por sencilla que fuera. Pero sabía que el hombre acostado a su lado estaba muy enfermo, así que pensó que tal vez no pudiera decir nada.
Si bien la víctima perdió el brazo, por lo menos salvó la vida. Pero jamás le expresó ni la más mínima palabra de gratitud a su vecino, que le había salvado la vida al darle su propia sangre.
Pasaron los años, y el benefactor, ya anciano, comenzó a sentir deseos de acercarse a Dios. Mientras oraba de rodillas en el altar de una iglesia, se acordó de aquel vecino que nunca le había agradecido el haberlo salvado con su sangre. El viejo resentimiento le impidió la comunión con Dios. Sintió entonces que Jesucristo mismo le decía: «No olvides que tú mismo pasaste más de cincuenta años sin agradecerme a mí el favor de dar mi sangre por tu salvación. Si yo abrigara el resentimiento que te consume a ti, no podría darte paz, pues no la tendría yo mismo, ya que ninguno puede dar lo que no tiene. Pero yo no abrigo ningún resentimiento contra ti, a pesar de que no me tuviste en cuenta durante tantos años. Perdona a aquel ingrato y olvida ese viejo resentimiento.»
Reconociendo que más vale tarde que nunca, el vecino siguió el consejo que creyó que venía de Cristo mismo, y perdonó al prójimo por su ingratitud. Valiéndose de la sabiduría que suele acompañar a la vejez, aprendió la lección del divino Maestro, que se puso a su lado para transfundirle su sangre salvadora y darle paz, esa paz perfecta que sólo tienen aquellos que abandonan los resentimientos del pasado. Pues, como dice un refrán: «El hombre astuto, hasta de los males saca buen fruto.»
59. ACTITUD FRENTE AL ATAQUE DEL ENEMIGO PARA DESANIMARNOS.
¿VIVIENDO INJUSTICIAS?
24 Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo. Gn. 26:24.
Isaac recibe esta Palabra directamente de parte de Dios, de que El bendecirá y multiplicará su descendencia.
La Biblia nos cuenta, como Isaac abría nuevos pozos, pero venía el enemigo y se los cerraba vez tras vez.
Alguien, ante semejante situación, podría haber adoptado una actitud de desánimo, diciendo, es en vano que me esfuerce, si finalmente viene el enemigo a tirar abajo todos lo que hago. Sin embargo a Isaac, nada lo desanimaba, cuando algo se cerraba, automáticamente estaba pensando en levantarse y emprender algo nuevo.
Con esta actitud, finalmente llegó el día de paz y conquista:
Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot,[c] y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra. Gn. 26:22.
Llegó el tiempo, donde el enemigo se dio cuenta, que era inútil seguir atacando a Isaac, cerrándole los pozos, porque siempre se iba a levantar y abrir uno nuevo.
Isaac pudo resistir y de tal manera alcanzó la victoria.
Cuál es nuestra actitud, cuanto te cierran un pozo? Como reaccionas, cuando te arrebatan algo que era tuyo, que te pertenece o que legítimamente te lo has ganado?. Qué pasa cuando otros se llevan los méritos de tu trabajo? O que cuando otros te arrebatan lo que por años te costó edificar?
Como Isaac, levántate, hay otro pozo que abrir, otras metas que alcanzar, negocios por iniciar, empresas por plantar. No es tiempo de llorar por lo perdido. Llegará el tiempo donde podrás alcanzar la victoria y la paz, disfrutando de la vida abundante que Dios tiene para tu vida.
Adelante, abre un nuevo pozo.
60. ACTITUD  CON EL INTERCESOR ETERNO, JESUCRISTO SIEMPRE ESTÁ ORANDO POR USTED.
Hebreos 7:25: “Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.”
¿Ha sentido alguna vez que está totalmente solo (a) cuando una dificultad golpea su vida? Dígase: “Estoy siendo bendecido (a) por sus oraciones.”
Jesús está velando por usted y Él está orando por usted. El Salvador. El Pastor. El Rey. El Príncipe. ¡Él está orando por usted!
¿Se siente animado? ¡Esperamos que sí! Tan sólo saber que el que murió por usted, y vive “para interceder” por usted es suficiente. Él vive para estar firme en la brecha por usted.
¡Qué Dios tan poderoso el que servimos! ¡Qué misericordia inmerecida! ¡Usted está en la lista de oración de Jesús! Él lo conoce. Y Él está orando cuando usted está pasando por el ojo de la tormenta.
¿Posee usted una lista de oración? Revísela hoy y ore por alguien que no ha orado desde hace algún tiempo y confíe en que Dios contestará, ¡incluso hoy mismo!
Si Jesucristo ora por usted, ¿por qué no oramos por nuestros hermanos?












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