DILATAR Y NO
HACER LAS COSAS BUENAS QUE NOS CORRESPONDE, ES UNA CLARA POSICIÓN DE
DESOBEDIENCIA.
“Y al que
sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17).
Dilación!
Sólo al mirar la palabra da el deseo de no decir nada más, debido a que nos
pone bajo convicción en esa área. Dios enseña que la “dilación” es una forma de
desobediencia. Cuando Dios nos dice que hagamos algo y no lo hacemos, podemos
etiquetar nuestras acciones con toda clase de elaboradas palabras, pero al final no es sino pecado.
Los días pasan y el tiempo no puede ser detenido. Usted no puede pedir un “time
out” en la vida. Y el tiempo no puede ser acumulado como dinero en el banco. En
realidad, lo único lógico que usted puede hacer con el tiempo, es usarlo o
perderlo. Alguien sabiamente dijo: “Se ha perdido: una hora dorada, adornada
con sesenta diamantes-minutos. No se ofrece ninguna recompensa, porque está
perdida para siempre.” Amigo, debemos aprender a “redimir el tiempo”.
¿Ha dilatado
usted el hacer algo? Tal vez está dilatando el decirle a alguien acerca de
Jesucristo, por el temor que tiene de ser rechazado. A lo mejor no se ofrece
como voluntario o voluntaria en un asilo de ancianos ―a pesar de que la necesidad
es grande―, porque piensa que alguien más lo hará. Tal vez está dilatando el
pedirle a alguien que le perdone, porque se siente avergonzado. Amiga,
amigo, es tiempo de hacerlo.
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