¿Ocupado para conocer a Dios?
Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. —Lucas 10:39
Un día, mientras esperaba para abordar un avión, un extraño que me oyó decir que era capellán empezó a describirme cómo era su vida antes de conocer a Cristo. Dijo que estaba marcada por «el pecado y el ensimismamiento. Pero después, conocí a Jesús».
Escuché con interés la lista de cambios que había experimentado en su vida y las buenas obras que había hecho. Pero como todo lo que me decía era sobre estar ocupado haciendo cosas para Dios y no sobre su comunión con Él, no me sorprendí cuando agregó: «Sinceramente a esta altura de mi vida, a veces pienso que me sentiría mejor con mi vieja vida».
Creo que Marta, uno de los personajes del Nuevo Testamento, habría comprendido las palabras de aquel desconocido. Después de invitar a Jesús a su casa, se puso a hacer cosas que consideraba importantes, pero eso implicó no poder centrar su atención en el Señor. Como María no la ayudaba, Marta pensó que era justo pedirle a Jesús que la reprendiera. Muchos de nosotros cometemos este error: Estamos tan ocupados haciendo el bien que no dedicamos tiempo para conocer mejor a Dios.
Mi consejo para mi nuevo amigo del avión brotó de la esencia de las palabras que Jesús le expresó a Marta en Lucas 10:41-42. Le dije: «Detente un poco y dedícate a conocer al Señor. Deja que se te manifieste a través de Su Palabra». Si estamos demasiado ocupados para pasar un tiempo con el Señor, sencillamente estamos demasiado ocupados.
Recordemos: Nuestro Padre celestial anhela pasar tiempo con Sus hijos.
Autor: Editores de Nuestro Pan Diario.
Un día, mientras esperaba para abordar un avión, un extraño que me oyó decir que era capellán empezó a describirme cómo era su vida antes de conocer a Cristo. Dijo que estaba marcada por «el pecado y el ensimismamiento. Pero después, conocí a Jesús».
Escuché con interés la lista de cambios que había experimentado en su vida y las buenas obras que había hecho. Pero como todo lo que me decía era sobre estar ocupado haciendo cosas para Dios y no sobre su comunión con Él, no me sorprendí cuando agregó: «Sinceramente a esta altura de mi vida, a veces pienso que me sentiría mejor con mi vieja vida».
Creo que Marta, uno de los personajes del Nuevo Testamento, habría comprendido las palabras de aquel desconocido. Después de invitar a Jesús a su casa, se puso a hacer cosas que consideraba importantes, pero eso implicó no poder centrar su atención en el Señor. Como María no la ayudaba, Marta pensó que era justo pedirle a Jesús que la reprendiera. Muchos de nosotros cometemos este error: Estamos tan ocupados haciendo el bien que no dedicamos tiempo para conocer mejor a Dios.
Mi consejo para mi nuevo amigo del avión brotó de la esencia de las palabras que Jesús le expresó a Marta en Lucas 10:41-42. Le dije: «Detente un poco y dedícate a conocer al Señor. Deja que se te manifieste a través de Su Palabra». Si estamos demasiado ocupados para pasar un tiempo con el Señor, sencillamente estamos demasiado ocupados.
Recordemos: Nuestro Padre celestial anhela pasar tiempo con Sus hijos.
Autor: Editores de Nuestro Pan Diario.
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