EL SERMÓN
DEL MONTE, TAMBIÉN NOS HABLA DE LA FE.
Jesús nos
amonesta: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15). Sin duda, la vida
eterna es el don de Dios «no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios
2:9). Pero, también es verdad que «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2:20).
La enseñanza es falsa cuando ofrece la vida eterna para llegar al cielo sin
mencionar la vida del discipulado. Para clarificar la diferencia entre los
verdaderos profetas y los falsos profetas, nuestro Señor dijo: «No todo el que
me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de Mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21). Sin embargo, la
evidencia de ser un verdadero creyente es mucho más que hacer grandes obras; es
el ser obediente al Señor Jesucristo.
Nuestro
Señor nos dejó esta parábola: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras, y
las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra
aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera
que Me oye estas Palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina» (7:24-27).
OBEDIENCIA
ES FE. UNA ROCA ES FE EN JESUCRISTO.
La
obediencia tiene un sentido doble: el primero: «Cualquiera, pues, que Me oye
estas Palabras», entonces reacciona: «y las hace (estas Palabras)». El sabio y
el necio les dan mucho cuidado y labor a sus actividades — el uno está haciendo
tesoros en el cielo, pero el otro solamente está cumpliendo metas humanas.
Cuando nuestro mayor deseo es agradar a Cristo, Su Palabra será nuestro mando
supremo para esta vida, y nos guiará a evitar el lazo de la obstinación, del
orgullo, y de la avaricia. Por medio de Su Palabra sola, guiados por el
Espíritu Santo, es que podemos estar a cuenta con nuestro Creador.
EL
FUNDAMENTO ES LA ROCA Y LA ROCA ES JESUCRISTO.
Es imposible
vivir otra vez los años malgastados, pero es posible dejar de edificar sobre la
arena que se hunde y empezar a edificar sobre la Roca de la eternidad. «Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta
porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada
uno cuál sea, el fuego la probará» (I de Corintios 3:11-13).
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