EL ROL QUE
VINO A DESEMPEÑAR JESUCRISTO HACIENDO LA VOLUNTAD DE SU PADRE.
DICE JESÚS:
VINE A HACER SU VOLUNTAD.
“Porque he
descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió” - Juan 6:38.
Consideramos
extraordinario el que un ser humano rinda plenamente sus planes y su voluntad a
la voluntad de Dios, probablemente porque no es común encontrar ese tipo de
personas.
Pero como
hemos visto, a la luz de quién es Dios y quiénes somos nosotros, dicha
rendición de su voluntad a la del Padre solo se puede explicar en términos de
abnegación, confianza y humildad absolutas así como de una profunda devoción al
Padre.
Durante los
años que pasó aquí en la tierra. Jesús mantuvo su postura de obediencia a Dios.
Aceptó la
voluntad de su Padre, aun siendo dolorosa lo hizo porque su amor hizo que se
sometiera a su voluntad, pues en ningún momento vimos su resistencia o querer
hacer lo contrario.
Así también
nuestro pensar, actuar, nuestra vida entera debe rendirse a la voluntad de
Dios, pues ¿qué otro objetivo existe para que estemos ahora aquí sino es el
propósito para el que nos creó: para hacer su voluntad?
¿Perdiste tu
trabajo, tu familia está destruyéndose, sientes que tu vida no tiene sentido?
Pues, levanta la cabeza para salir adelante.
Si haces su voluntad, también recibirás las instrucciones y las armas
para llevarla a cabo. Preséntate a Él y dile:
“Aquí me
tienes, he venido oh Dios a hacer tu voluntad” - Hebreos 10:7.
Autora.
Telma Céspedes.
EL PODER Y
LA GLORIA SON DE DIOS Y NO DE NOSOTROS.
Segunda
Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la
excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.”
Si usted es
como la mayoría de las personas, usted no se da cuenta de su dependencia en
Dios hasta que ya está consumido por el estrés causado por usted mismo, o por
circunstancias más allá de su control.
¿Por qué
pasa esto?
Pablo enseña
que es porque somos frágiles, y añade que Dios nos ha hecho de esta manera para
que el poder de Dios sea dado a conocer a través de nosotros. Quizás algunos le
digan: “Haga un nudo en la cuerda de su vida y ¡sosténgase!” En ocasiones Dios
desea que soltemos la cuerda que nos ata a hábitos destructivos. Dependemos
totalmente en Dios para que el amor de su Hijo sea dado a conocer a todo el
mundo.
Consiga una
cuerda y ate un nudo en ella. Manténgala en su escritorio durante esta semana
como un recordatorio que Dios no es solamente el nudo al final de la cuerda,
¡Él es el Salvador del mundo!
"RECONOCE
TU DEPENDENCIA"
UN PEQUEÑO
PASO DE OBEDIENCIA ES UN GIGANTESCO PASO HACIA LA BENDICIÓN.
Cuenta la
historia que Dalila había intentado varias veces pedirle a Sansón que le dijera
qué lo hacía tan fuerte, pero no lo había logrado hasta que un día le dijo:
¿Cómo puedes decirme “te amo” si no me confías tus secretos? ¡Ya te has burlado
de mí tres veces y aún no me has dicho lo que te hace tan fuerte!”. Lo presionó
tanto que finalmente logró que Sansón le revelara su secreto: “Nunca se me ha
cortado el cabello -le confesó-, porque fui consagrado a Dios desde mi
nacimiento. Si me raparan la cabeza, perdería la fuerza, y me volvería tan
débil como cualquier otro hombre”.
Dalila
arrulló a Sansón hasta dormirlo con la cabeza sobre su regazo y luego hizo
entrar a un hombre para que le afeitara las siete trenzas de su cabello. De esa
forma, comenzó a debilitarlo y la fuerza lo abandonó. Entonces ella gritó:
“¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!”. Cuando se despertó, pensó:
“Haré como antes y enseguida me liberaré”, pero no se había dado cuenta que el
Señor lo había abandonado. Así los filisteos lo capturaron y le sacaron los
ojos, se lo llevaron a Gaza, donde lo ataron con cadenas de bronce y lo
obligaron a moler grano en la prisión, pero en poco tiempo, el cabello comenzó
a crecerle otra vez.
Los
gobernantes filisteos se habían juntado para celebrar un gran festival y
exigían que trajeran a Sansón para que los entretuviera, así que lo sacaron de
la prisión. En ese momento Sansón le pidió a un joven sirviente que lo llevara
hasta el lugar donde se encontraban las columnas que sostenían el templo y
pusiera sobre ellas sus manos. Entonces oró: “Soberano Señor, acuérdate de mí
otra vez. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas sólo una vez más. Con un solo
golpe, déjame vengarme de los filisteos por la pérdida de mis dos ojos”.
Entonces Sansón apoyó las manos sobre las dos columnas centrales que sostenían
el templo, las empujó con ambas manos y pidió nuevamente en oración: “Déjame
morir con los filisteos”. Y el templo se derrumbó. De esa manera, Sansón mató
más personas al morir, que las que había matado durante toda su vida.
Cuando
reconocemos que dependemos completamente de Dios, El convierte nuestros
fracasos en victorias, lo hizo con Sansón y hoy también puede hacerlo contigo,
solo acepta que ya no puedes seguir luchando en tus propias fuerzas y necesitas
que Él intervenga a tu favor para darte la victoria que estás esperando.
Dios no
puede evitar las consecuencias de nuestros actos y decisiones pero si puede
hacer que estos sean más beneficiosos para nuestras vidas.
Un pequeño
paso de obediencia es un gigantesco paso hacia la bendición.
Autor(a).
Brisna Bustamante S.
Sub
Coordinadora Call Center.
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