LA
REVELACIÓN DE DIOS ES GLORIOSA Y MAJESTUOSA.
“Todas las
cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre,
ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera
revelar” (Mateo 11:27).
Cuando Dios
condescendió para darse a conocer a nosotros, la Biblia llama a este acto
“revelación”. El Infinito revelándose a lo finito. Ahora, ¿cuál es el agente de
esta revelación? El Espíritu Santo. Sólo el Espíritu Santo conoce la mente de
Dios y busca las cosas profundas de Dios. Usted y yo no podemos conocer a Dios,
aparte de lo que el Espíritu Santo nos revele acerca de Él.
En Isaías
55:9 leemos: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos
más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros
pensamientos.”
Incluso en
el plano humano, la única manera de conocernos mutuamente, es cuando en forma
personal nos “revelamos” el uno al otro. Y la única manera para el hombre de
conocer a Dios, es que Dios mismo se le revele. ¡Alabado sea Dios porque
escogió hacer eso!
¿Cuán bien
conoce usted a Dios? ¿Cuán bien usted quiere conocerle? Una forma de saberlo es
sumando los períodos de tiempo que usted invierte para conocerlo. ¿Cómo se
compara eso con la cantidad de tiempo que usted pueda tomar tratando de conocer
a su novio o novia, o en pasatiempos, o aprendiendo cómo jugar un juego? Amigo
(a), ¿en dónde está su pasión?
“Porque los
montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi
MISERICORDIA, ni el pacto de mi PAZ se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene
misericordia de ti” - (Isaías 54:10).
DESCUBRIENDO
LA GRANDEZA DE DIOS.
En ocasiones
las más grandes revelaciones vienen por medio de la confrontación.
¿Por qué
Dios llevó a los israelitas hacia el Mar Rojo?
A fin de que
ellos tuvieran una confrontación con Él, y DESCUBRIERAN su GRANDEZA y LIBERACIÓN.
Muchas veces lo que pensamos son tragedias y problemas, no son más que las
maneras que utiliza Dios para acercarnos a Él. Dios cierra esta puerta. Dios
cierra aquella puerta. Parece que no hubiera una salida. Con todo, debemos
AFERRARNOS al hecho de que DIOS se REVELA a nosotros en la TORMENTA, y Él pone
sus huellas en el mar.
Piense en
tres cosas que usted puede hacer hoy para traer la luz del Hijo de Dios a
alguien que pudiera ser que esté luchando con su fe. Luego, ¡vaya y hágalo!
DIOS HA
REVELADO SU PODER Y GLORIA POR MEDIO DE JESUCRISTO EL SEÑOR.
“Porque
aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también
nosotros somos débiles en Él, pero viviremos con Él por el poder de Dios para
con vosotros” - (2 Corintios 13:4).
¿Está
enfrentando un problema que necesita resolver? Podemos aprender mucho en cuanto
a cómo resolver problemas, leyendo sobre el milagro que Jesús realizó cuando
alimentó a 5.000 personas. Cuando Jesús y los discípulos estuvieron con miles
de personas hambrientas, Él le preguntó a Felipe: “¿De dónde compraremos pan
para que coman éstos?” (Juan 6:5).Amigo, le diré que Jesús no estaba pidiendo
información. Él ya sabía lo que iba ha hacer. Más bien estaba tratando de darle
a Felipe la revelación que nosotros nunca debemos evaluar nuestros problemas a
la luz de nuestros propios recursos o fortaleza. No tenemos ningún derecho de
pedirle al mundo que crea nuestro mensaje a menos que haya algo en nosotros que
es inexplicable y sobrenatural. Debe haber una dimensión divina en nuestras
vidas.
¿Qué es lo
que Proverbios 3:5-6 le dice que debe hacer cuando está enfrentando un
problema? 3:5 Fíate de
Jehová de todo tu corazón,
Y no te
apoyes en tu propia prudencia.
3:6
Reconócelo en todos tus caminos,
Y él
enderezará tus veredas.
JESUCRISTO
ES REAL, PUEDE CREER EN TODAS SUS PROMESAS.
“Por lo cual
asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y
estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” - (2
Timoteo 1:12).
El pastor
Rogers testificó: “Es un milagro que yo conozca al Señor Jesucristo. No dije
que es un milagro que sepa acerca del Señor Jesucristo. Lo conozco. Puedo leer
un libro sobre Abraham Lincoln, pero eso no significa que le conozca. Yo
conozco a Jesucristo porque Él se ha revelado a mí. Dios me salvó y ahora Él es
muy real para mí.”
¿Es
Jesucristo real para usted? El Espíritu Santo revela a Dios a cada no de
nosotros. Sin Él, no tendríamos ningún entendimiento de nuestra relación con
Dios por medio de su Hijo Jesucristo. ¡Aleluya! ¡Cuán maravilloso es que Dios
haya escogido conocernos a través de Su Hijo, por medio del Espíritu Santo!
Tenemos un compañero constante. El trabajo del Espíritu Santo no es sólo ser
nuestro maestro, sino también nuestro protector. Él protege los intereses de
Dios en sus hijos cada día.
Ore: “Señor,
con todo mi corazón, con todo lo que soy, yo quiero conocerte. Deseo que
nuestra relación sea muy íntima y que mi fe crezca. Límpiame y hazme todo lo
que Tú quieres que sea. Rindo por completo mi vida a Ti.”
DIOS NOS
REVELÓ SU VOLUNTAD.
La historia
del pueblo de Dios confirma los muchos que tuvieron que soportar circunstancias
hostiles y sufrimientos, pero aún se mantuvieron fieles y pudieron cumplir con
la perfecta voluntad de Dios. En la famosa lista de los «héroes de la fe»
(Hebreos 11:1-38), Dios nos da un repaso de muchos de ellos. «Por la fe
Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac . . . pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado,
también le volvió a recibir . . . Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó
llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el
pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales (de corta duración) del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de
los egipcios» (11:17-26). Los hombres y las mujeres del Antiguo Testamento
escritos en esta lista son ejemplos de personas que escogieron obedecer a Dios
y vivir piadosamente, sin considerar las consecuencias.
Esto nos
recuerda de lo mucho que nuestro Salvador ha dispuesto para nosotros por medio
del Espíritu Santo que mora en nosotros y por medio del conocimiento completo
de Su voluntad revelado en Su Palabra escrita. En verdad, «nosotros también,
teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo
peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que
tenemos por delante» (12:1). Los corredores que ganan la carrera de la vida
ponen «los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, el cual por el gozo
puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios» (12:2). La vida del creyente demanda negarse a sí
mismo, la disciplina, y un corazón sincero y lleno de amor para con Dios y para
Su Palabra. Estas características distinguen al creyente del desenfreno que se
practica en el mundo. Tenemos que decidir por nuestra propia cuenta, por medio
de la oración y la lectura de las Escrituras y una examinación personal, si hay
algo en nuestras vidas que nos está estorbando que necesita ser eliminado.
«La carrera»
de la cual el apóstol Pablo nos escribe es una vida de lealtad y de obediencia.
«Y (Jesús) decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23).
DIOS NOS
REVELA EN SU PALABRA, LO QUE DEBEMOS HACER.
«Hijo mío. .
. (que) tu corazón guarde Mis mandamientos; porque largura de días y años de
vida y paz te aumentarán» (Proverbios 3:1-2).
EL SEÑOR
PIDE SANTIDAD Y OBEDIENCIA A SUS HIJOS.
Jesús nos
amonesta: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15). Sin duda, la vida
eterna es el don de Dios «no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios
2:9). Pero, también es verdad que «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2:20).
La enseñanza es falsa cuando ofrece la vida eterna para llegar al cielo sin
mencionar la vida del discipulado. Para clarificar la diferencia entre los
verdaderos profetas y los falsos profetas, nuestro Señor dijo: «No todo el que
me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de Mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21). Sin embargo, la
evidencia de ser un verdadero creyente es mucho más que hacer grandes obras; es
el ser obediente al Señor Jesucristo.
Nuestro
Señor nos dejó esta parábola: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras, y
las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra
aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera
que Me oye estas Palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande
su ruina» (7:24-27).
La
obediencia tiene un sentido doble: el primero: «Cualquiera, pues, que Me oye
estas Palabras», entonces reacciona: «y las hace (estas Palabras)». El sabio y
el necio les dan mucho cuidado y labor a sus actividades — el uno está haciendo
tesoros en el cielo, pero el otro solamente está cumpliendo metas humanas.
Cuando nuestro mayor deseo es agradar a Cristo, Su Palabra será nuestro mando
supremo para esta vida, y nos guiará a evitar el lazo de la obstinación, del
orgullo, y de la avaricia. Por medio de Su Palabra sola, guiados por el
Espíritu Santo, es que podemos estar a cuenta con nuestro Creador.
Es imposible
vivir otra vez los años malgastados, pero es posible dejar de edificar sobre la
arena que se hunde y empezar a edificar sobre la Roca de la eternidad. «Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta porque
el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno
cuál sea, el fuego la probará» (I de Corintios 3:11-13).
El tener la
mente de Cristo purifica nuestros pensamientos (Filipenses 2:5).
DIOS NOS
REVELA EL VERDADERO EVANGELIO.
Efesios 2:8:
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues
es don de Dios.”
¿Cómo puede
usted decir si tiene o no el verdadero evangelio?
El apóstol Pablo nos da tres pruebas.
1.La primera es el origen del evangelio. ¿De
dónde proviene éste? Dios lo dio. Es revelación directa y divina. El evangelio
es legitimado por su origen.
2. La
segunda es por su salvación. Todo evangelio que no sea el evangelio de gracia
no es el verdadero evangelio. Usted no lo puede comprar, ni lo puede pedir
prestado, ni lo puede robar, ni se lo puede ganar. Éste fue comprado por Cristo
en la cruz. Es la obra sobrenatural de Dios.
3. La
tercera prueba es el tema. Éste debe ser la gracia de Cristo. Jesús es el tema.
Desde Génesis hasta Apocalipsis, toda la Biblia es acerca de Jesús.
Dedique una
o dos horas esta semana y busque las profecías acerca de Jesús en el libro de
Isaías. Encuentre consuelo en saber que ¡Jesús es el que era, es, y ha de
venir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario