sábado, 1 de julio de 2017

LA REVELACIÓN DE DIOS ES GLORIOSA Y MAJESTUOSA.

LA REVELACIÓN DE DIOS ES GLORIOSA Y MAJESTUOSA.
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11:27).
Cuando Dios condescendió para darse a conocer a nosotros, la Biblia llama a este acto “revelación”. El Infinito revelándose a lo finito. Ahora, ¿cuál es el agente de esta revelación? El Espíritu Santo. Sólo el Espíritu Santo conoce la mente de Dios y busca las cosas profundas de Dios. Usted y yo no podemos conocer a Dios, aparte de lo que el Espíritu Santo nos revele acerca de Él.
En Isaías 55:9 leemos: “Como son más altos los cielos que la tierra, así son Mis caminos más altos que vuestros caminos, y Mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”
Incluso en el plano humano, la única manera de conocernos mutuamente, es cuando en forma personal nos “revelamos” el uno al otro. Y la única manera para el hombre de conocer a Dios, es que Dios mismo se le revele. ¡Alabado sea Dios porque escogió hacer eso!
¿Cuán bien conoce usted a Dios? ¿Cuán bien usted quiere conocerle? Una forma de saberlo es sumando los períodos de tiempo que usted invierte para conocerlo. ¿Cómo se compara eso con la cantidad de tiempo que usted pueda tomar tratando de conocer a su novio o novia, o en pasatiempos, o aprendiendo cómo jugar un juego? Amigo (a), ¿en dónde está su pasión?
“Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi MISERICORDIA, ni el pacto de mi PAZ se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti” - (Isaías 54:10).
DESCUBRIENDO LA GRANDEZA DE DIOS.
En ocasiones las más grandes revelaciones vienen por medio de la confrontación.
¿Por qué Dios llevó a los israelitas hacia el Mar Rojo?
A fin de que ellos tuvieran una confrontación con Él, y DESCUBRIERAN su GRANDEZA y LIBERACIÓN. Muchas veces lo que pensamos son tragedias y problemas, no son más que las maneras que utiliza Dios para acercarnos a Él. Dios cierra esta puerta. Dios cierra aquella puerta. Parece que no hubiera una salida. Con todo, debemos AFERRARNOS al hecho de que DIOS se REVELA a nosotros en la TORMENTA, y Él pone sus huellas en el mar.
Piense en tres cosas que usted puede hacer hoy para traer la luz del Hijo de Dios a alguien que pudiera ser que esté luchando con su fe. Luego, ¡vaya y hágalo!
DIOS HA REVELADO SU PODER Y GLORIA POR MEDIO DE JESUCRISTO EL SEÑOR.
“Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en Él, pero viviremos con Él por el poder de Dios para con vosotros” - (2 Corintios 13:4).
¿Está enfrentando un problema que necesita resolver? Podemos aprender mucho en cuanto a cómo resolver problemas, leyendo sobre el milagro que Jesús realizó cuando alimentó a 5.000 personas. Cuando Jesús y los discípulos estuvieron con miles de personas hambrientas, Él le preguntó a Felipe: “¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” (Juan 6:5).Amigo, le diré que Jesús no estaba pidiendo información. Él ya sabía lo que iba ha hacer. Más bien estaba tratando de darle a Felipe la revelación que nosotros nunca debemos evaluar nuestros problemas a la luz de nuestros propios recursos o fortaleza. No tenemos ningún derecho de pedirle al mundo que crea nuestro mensaje a menos que haya algo en nosotros que es inexplicable y sobrenatural. Debe haber una dimensión divina en nuestras vidas.
¿Qué es lo que Proverbios 3:5-6 le dice que debe hacer cuando está enfrentando un problema? 3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia.
3:6 Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
JESUCRISTO ES REAL, PUEDE CREER EN TODAS SUS PROMESAS.
“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” - (2 Timoteo 1:12).
El pastor Rogers testificó: “Es un milagro que yo conozca al Señor Jesucristo. No dije que es un milagro que sepa acerca del Señor Jesucristo. Lo conozco. Puedo leer un libro sobre Abraham Lincoln, pero eso no significa que le conozca. Yo conozco a Jesucristo porque Él se ha revelado a mí. Dios me salvó y ahora Él es muy real para mí.”
¿Es Jesucristo real para usted? El Espíritu Santo revela a Dios a cada no de nosotros. Sin Él, no tendríamos ningún entendimiento de nuestra relación con Dios por medio de su Hijo Jesucristo. ¡Aleluya! ¡Cuán maravilloso es que Dios haya escogido conocernos a través de Su Hijo, por medio del Espíritu Santo! Tenemos un compañero constante. El trabajo del Espíritu Santo no es sólo ser nuestro maestro, sino también nuestro protector. Él protege los intereses de Dios en sus hijos cada día.
Ore: “Señor, con todo mi corazón, con todo lo que soy, yo quiero conocerte. Deseo que nuestra relación sea muy íntima y que mi fe crezca. Límpiame y hazme todo lo que Tú quieres que sea. Rindo por completo mi vida a Ti.”
DIOS NOS REVELÓ SU VOLUNTAD.
La historia del pueblo de Dios confirma los muchos que tuvieron que soportar circunstancias hostiles y sufrimientos, pero aún se mantuvieron fieles y pudieron cumplir con la perfecta voluntad de Dios. En la famosa lista de los «héroes de la fe» (Hebreos 11:1-38), Dios nos da un repaso de muchos de ellos. «Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac . . . pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir . . . Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales (de corta duración) del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios» (11:17-26). Los hombres y las mujeres del Antiguo Testamento escritos en esta lista son ejemplos de personas que escogieron obedecer a Dios y vivir piadosamente, sin considerar las consecuencias.
Esto nos recuerda de lo mucho que nuestro Salvador ha dispuesto para nosotros por medio del Espíritu Santo que mora en nosotros y por medio del conocimiento completo de Su voluntad revelado en Su Palabra escrita. En verdad, «nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (12:1). Los corredores que ganan la carrera de la vida ponen «los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios» (12:2). La vida del creyente demanda negarse a sí mismo, la disciplina, y un corazón sincero y lleno de amor para con Dios y para Su Palabra. Estas características distinguen al creyente del desenfreno que se practica en el mundo. Tenemos que decidir por nuestra propia cuenta, por medio de la oración y la lectura de las Escrituras y una examinación personal, si hay algo en nuestras vidas que nos está estorbando que necesita ser eliminado.
«La carrera» de la cual el apóstol Pablo nos escribe es una vida de lealtad y de obediencia. «Y (Jesús) decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23).
DIOS NOS REVELA EN SU PALABRA, LO QUE DEBEMOS HACER.
«Hijo mío. . . (que) tu corazón guarde Mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán» (Proverbios 3:1-2).
EL SEÑOR PIDE SANTIDAD Y OBEDIENCIA A SUS HIJOS.
Jesús nos amonesta: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces» (Mateo 7:15). Sin duda, la vida eterna es el don de Dios «no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:9). Pero, también es verdad que «la fe sin obras es muerta» (Santiago 2:20). La enseñanza es falsa cuando ofrece la vida eterna para llegar al cielo sin mencionar la vida del discipulado. Para clarificar la diferencia entre los verdaderos profetas y los falsos profetas, nuestro Señor dijo: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos» (Mateo 7:21). Sin embargo, la evidencia de ser un verdadero creyente es mucho más que hacer grandes obras; es el ser obediente al Señor Jesucristo.
Nuestro Señor nos dejó esta parábola: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que Me oye estas Palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina» (7:24-27).
La obediencia tiene un sentido doble: el primero: «Cualquiera, pues, que Me oye estas Palabras», entonces reacciona: «y las hace (estas Palabras)». El sabio y el necio les dan mucho cuidado y labor a sus actividades — el uno está haciendo tesoros en el cielo, pero el otro solamente está cumpliendo metas humanas. Cuando nuestro mayor deseo es agradar a Cristo, Su Palabra será nuestro mando supremo para esta vida, y nos guiará a evitar el lazo de la obstinación, del orgullo, y de la avaricia. Por medio de Su Palabra sola, guiados por el Espíritu Santo, es que podemos estar a cuenta con nuestro Creador.
Es imposible vivir otra vez los años malgastados, pero es posible dejar de edificar sobre la arena que se hunde y empezar a edificar sobre la Roca de la eternidad. «Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará» (I de Corintios 3:11-13).
El tener la mente de Cristo purifica nuestros pensamientos (Filipenses 2:5).
DIOS NOS REVELA EL VERDADERO EVANGELIO.
Efesios 2:8: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”
¿Cómo puede usted decir si tiene o no el verdadero evangelio?
 El apóstol Pablo nos da tres pruebas.
 1.La primera es el origen del evangelio. ¿De dónde proviene éste? Dios lo dio. Es revelación directa y divina. El evangelio es legitimado por su origen.
2. La segunda es por su salvación. Todo evangelio que no sea el evangelio de gracia no es el verdadero evangelio. Usted no lo puede comprar, ni lo puede pedir prestado, ni lo puede robar, ni se lo puede ganar. Éste fue comprado por Cristo en la cruz. Es la obra sobrenatural de Dios.
3. La tercera prueba es el tema. Éste debe ser la gracia de Cristo. Jesús es el tema. Desde Génesis hasta Apocalipsis, toda la Biblia es acerca de Jesús.

Dedique una o dos horas esta semana y busque las profecías acerca de Jesús en el libro de Isaías. Encuentre consuelo en saber que ¡Jesús es el que era, es, y ha de venir!

No hay comentarios:

Publicar un comentario