¿POR QUÉ
SUFREN LOS HIJOS DE DIOS?
La Palabra
de Dios es contraria a lo que se escucha con tanta frecuencia hoy en día sobre
cómo, si uno es cristiano, su vida está llena de alegría, Dios le quita toda
espina y toda piedra de su camino, y todo en su vida será color de rosa. Puedo
decirle que eso no es cierto.
Dios lo dejó
muy claro: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo" (Véase Juan 16:33). Esta es una promesa que Él hizo. Algunos dicen,
"¡Oh, usted debe recibir las promesas de Dios! Sí, Dios tiene muchas
promesas maravillosas, pero una de ellas es que, en el mundo, usted va a tener
problemas.
¿Tiene
problemas? Dios no lo ha abandonado. Él está haciendo esto para moldearlo. El
hierro se calienta a una temperatura al rojo vivo para doblarlo y moldearlo, y
eso es la manera en que Dios tiene que lidiar con algunos de nosotros. ¿Puedo
decirles esto, amigos? Esta idea hoy que algo bueno le va a pasar a usted -
Ojalá que sí - pero pueda que no. Vamos a tener problemas en este mundo en el
que vivimos, y no hay manera de escapar. Necesitamos ser fortalecidos.
Necesitamos, en realidad, tener toda la armadura de Dios, porque hay una
batalla en marcha y nos encontramos justo en medio de ella.
ENTRÉGALE A
DIOS TUS PROBLEMAS, Y ÉL TE DARÁ SOLUCIONES.
Dios nos da
Otras Oportunidades.
Dios te da
una nueva oportunidad de ser feliz porque grande es su Amor por ti.
La Biblia es
la historia de los hombres y mujeres que muchas veces fallaron a Dios. Pero
también es la historia de las muchas oportunidades que Dios les da.
Hoy usted
puede pedir a Dios su nueva oportunidad y salir victorioso de sus problemas.
Abraham se
equivoca y falla, una y otra vez, y aun así Dios no deja de darle lo que Él le
había prometido.
Abraham es
llamado un hombre de fe
Jacob fue
obstinado y egoístamente quiere tener bendiciones y es Dios que, vez tras vez,
le enseña que la bendición está en poner su confianza en Él.
Jacob
finaliza su vida en compañía de todos sus hijos.
El pueblo de
Israel que por 40 años desconfía, se queja y divaga por el desierto y es Dios
que por 40 años les guarda, protege y ama. Finalmente les lleva a la tierra que
Él les prometió.
El pueblo de
Israel se demoró para entender a Dios.
Sansón, que
muchas veces se aparta de los caminos de Dios, hace su voluntad e incumple sus
promesas y con todo, Dios le sigue amando y cumple sus propósitos y sus
promesas en él.
Dios puso a
los enemigos de Sansón en sus propias manos.
David, quien
pide ser examinado aún de sus pecados que le son ocultos, pero que horroriza
con los que son públicos. Pero aun así Dios ve en el su fe y la intención de su
corazón, y le perdona, haciendo de él un ejemplo de integridad.
De David se
dice que es un hombre conforme al corazón de Dios.
Los
apóstoles, hombres imperfectos que aspiran y anhelan vivir una vida de
perfección. Y que sinceramente prometen y vuelven a prometer. Pero Dios les
hace testigos de su amor y su poder.
Finalmente
ellos terminan sirviendo y siendo fieles a Dios.
Algo
parecido pasa con nosotros. Hacemos promesas sinceras que fallamos una y otra
vez, Prometemos y volvemos a prometer. Fallamos y volvemos a fallar. Y Dios lo
sabe, y no por eso disminuye su amor y su gran misericordia, esperando que
volvamos a Él.
Lo que Dios
anhela es nuestra determinación de insistir, de proseguir, de obstinadamente
volver a prometer y anhelar la vida que Dios espera de los suyos.
No dejemos
de mirar a Jesucristo para mantenernos firmes hasta el final.
Levántate.
Inténtalo de nuevo. Vuelve a intentarlo. No te dejes vencer y cree en tu Dios,
que es un Dios de nuevas oportunidades.
LA Palabra declara
que somos más que vencedores en Cristo.
Y recuerda
que lo importante no es quien gana o
pierde las batallas sino quien gana la guerra. Y Dios nos ha prometido
la victoria. Porque eso desea Dios y eso finalmente hará Dios.
APRENDAMOS
LA LECCIÓN DE DIOS.
“y habéis ya
olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no
menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por
él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por
hijo”. - Hebreos 12: 5-6.
La
disciplina no es algo que nos agrade, es más nunca nos imaginamos que Dios nos
va a disciplinar en las formas en que lo hace, pero teniendo en cuenta que aún
nos faltan tantas cosas por corregir, podemos estar seguros que recibiremos los
azotes del Señor.
Yo sé que al
igual que yo, usted se ha encontrado en muchas oportunidades orando a Dios para
que le cambie, para que transforme su vida y haga de usted la persona que El
desea. Dios escucha nuestra oraciones y mas cuando esas oraciones están
buscando su perfecta voluntad, El sabe que áreas de nuestra vida deben se
pulidas y que aspectos de nuestra personalidad necesitan corrección, así que no
se hace esperar y de una vez da inicio a su transformación.
Pero la
corrección no es fácil, la corrección viene con llanto, dolor y en muchos casos
aun vergüenza. Pero sin disciplina no llegaríamos a ser lo que Dios que desea,
sin disciplina sencillamente no hay aprendizaje.
Sin embargo
lo más crucial de la disciplina, aparte de quien nos corrige y la forma en que
lo hace, es la actitud con que la recibimos, cualquier padre puede confirmar
que el hijo a quien se le corrige y toma una actitud grosera o altanera, en
vano fue la corrección. Dios va a corregirnos y de seguro nos va a dolor, pero
la forma en que tomemos esa disciplina va a definir si la corrección tomo su
efecto en nosotros o si al contrario el problema se hizo aún mayor.
Cuando Dios
venga con su disciplina, no te molestes, no grites, no renuncies y dejes todo
tirado, de ser así, su disciplina no cumplió su propósito. Cuando llegue la
hora de sentir el azote que aunque doloroso es con amor, respira, espera, ora y
agradece a Dios que es en su gran misericordia que el Dios del universo se
acuerda de seres tan pequeños y se preocupa por ellos.
Señor y
Dios, ayúdanos a identificar tu disciplina para aceptarla con humildad y
sencillez de corazón, a entender que solo aquellos que se dejan corregir son
útiles en tus manos y que nuestra actitud es clave en este proceso.
APOYESE EN
LAS PROMESAS DE DIOS.
Segunda
Corintios 9:8: “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra.”
El diablo
quiere que usted viva su vida en una copa vacía. Él quiere que usted crea que
la copa de gracia de Dios ya se ha agotado para usted. Desea que usted se
desilusione de Dios. Especialmente, él quiere que usted sienta que Dios es un
aguafiestas cósmico... que Él está siempre pensando cómo robarle su gozo y su
paz. Satanás sabe que si usted comienza a pensar negativamente de Dios,
entonces él podrá tener cabida en toda área de su vida. Sea valiente. ¡Sea
fuerte porque Jesús ya ha ganado la victoria por usted! Envíe esas mentiras de
regreso al abismo de donde surgieron y apóyese en las promesas de Dios.
AUNQUE ANDE
EN VALLE DE MUERTE.
Salmos 23:4:
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú
estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”
Hermano, amigo,
no existe nada que le acerque más a Dios que atravesar los valles sombríos de
la vida. Cuando usted se encuentre allí, se asirá de las vestiduras del Señor y
se aferrará a su mano. No se apartará mucho del redil en la oscuridad. ¿Cree
usted que Él está con usted? El supremo Soberano es su amoroso Salvador. No
tendrá que cruzar el Jordán solo. No comparecerá solo ante el juicio del Dios
Santo. No morirá solo.
¡Qué promesa
tan alentadora! ¡Usted no está solo! Escriba estas palabras en una tarjeta: “No
estoy solo. Dios está conmigo.” Póngalas en un lugar donde pueda observarlas
constantemente.
DIOS DECLARA
QUE SOMOS SUS HIJOS Y QUE HEMOS VENCIDO.
Primera Juan
4:4: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo.”
¡Aquel que
creó el valle está allí con usted! Él ha preparado el camino a través del
valle. No es un lugar de permanencia, sino transitorio. Él conoce toda curva y
esquina, toda sombra cambiante, toda fosa donde el peligro acecha, y ¡Él está
con usted! Enfóquese en la luz y no en las tinieblas. Dios le ha hecho para que
camine a través de sombras. Cuando la oscuridad se le aproxime, atraviésela.
¡Aquél mayor que la muerte está en usted! Él es nuestro Jehová: el Señor
siempre presente. Su gracia es más grande. Su paz es más pura. Su devoción es
la más querida. Donde Satanás lanza tinieblas, nuestro Señor Soberano reina en
supremacía.
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