LA FE SE
PRODUCE EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE Y LA MUJER.
Hebreos
12:2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.”
¿Cómo
obtiene usted fe? Poniendo sus ojos en Jesús. La fe se produce en el corazón.
Usted no tiene que forzar la fe. Suponga que una persona necesita cruzar un
gran río y no está seguro si el puente puede soportar su peso. Entonces, puede
hacer una de dos cosas: Una, ponerse de pie a orillas del río y tratar de
adquirir suficiente valor para hacerse creer que dicho puente puede soportarle;
luego lo cruzara tímidamente. O dos, podría observar cómo los camiones de carga
cruzan ese poderoso puente de hierro y concreto y ¡creer! Fe es el resultado de
ver la resistencia del mencionado puente. De la misma manera, no es una fe
grande en Dios lo que usted necesita, sino fe en un Dios grande.
Intente
hacer algo tan grande en su vida hoy, que de seguro fracasará a menos que Dios
esté en ello.
EL AMOR SE
EXPRESA CON EL CORAZÓN.
Marcos
12:30: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu CORAZÓN, y con toda tu ALMA, y
con toda tu MENTE y con todas tus FUERZAS.”
EL CORAZÓN
BUSCA LA SABIDURÍA.
Hijo mío, si
recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo
estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia,
si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la
plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el
temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la
sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de
sana sabiduría a los rectos; es escudo a los que caminan rectamente. Es el que
guarda las veredas del juicio, y preserva el camino de sus santos. Entonces
entenderás justicia, juicio y equidad, y todo buen camino. Proverbios 2:1-9.
Si desea de
manera genuina la sabiduría de Dios, no se preocupe, porque Él ha prometido
dársela. Él dice: ' 'Yo amo a los que me aman, y me hallan los que con
diligencia me buscan" (Prov. 8:17). Las siguientes son dos disciplinas
adicionales que le ayudarán a conectarse con Dios, con Su sabiduría y Su
comprensión.
La
disciplina de la oración persistente: Si invoca a la inteligencia y al
entendimiento llamas a gritos... (v. 3).
Quizás el
acto más descuidado en la vida cristiana es la oración constante. Una oración
persistente. Una oración continua, sin cesar. No me malentienda. No estoy
sugiriendo que debemos pasar más tiempo en oración.
Aumentar el
tiempo de oración no debería ser nuestro enfoque. A lo que me refiero es a
desarrollar una mentalidad orientada a la oración. Un estilo de vida que
incluya una conversación constante con el Señor a través del día.
¿Está lleno
de preocupaciones? Haga que eso sirva para expresar sus preocupaciones ante
Dios. ¿Le agobia el conflicto? Comparta eso al Señor y pídale Su intervención.
¿Se siente perplejo por un problema? Pídale a Dios comprensión y
discernimiento. No guarde sus problemas ni sus preguntas para una sesión de
oración al final del día. Converse con Dios durante todo el día.
Ore
constantemente, sin hacer a un lado esos momentos de reflexión. Asegúrese de
dedicar unos minutos durante el día, cinco o tantos como sea necesario,
buscando un lugar a solas donde pueda separarse de las distracciones.
La
disciplina de la constancia diaria:. . . si la buscas como a la plata, como a
un tesoro escondido,.. (v. 4).
Este proverbio está hablando de diligencia y
esfuerzo. Nos llama a buscar los preceptos de Dios como si estuviéramos
tratando de encontrar un tesoro. Dios nos pide que lo busquemos de la misma
forma en que lo haríamos por un tesoro escondido. Para algunos, esto puede
sonar como un juego superficial, pero no lo es. Es una búsqueda diligente de la
mente de Cristo. Ciertamente no podemos ganarnos su favor y ciertamente no está
reteniendo su sabiduría para hacernos trabajar más, no obstante, es muy
importante que desarrollemos un deseo de obtener Su sabiduría y de que este
deseo sea más intenso que nuestra lujuria natural por la riqueza.
Desarrollar
amor por la sabiduría divina comienza con la decisión de hacer que esta sea una
prioridad en nuestras vidas. Jesús dijo: “Porque donde esté tu tesoro, allí
también estará tu corazón” (Mateo 6:21). Es un principio biológico: uno siempre
valora más lo que busca con intensidad. Salomón declaró que ese deseo de obtener
sabiduría sería recompensado:
. . .
entonces entenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios
(Proverbios 2:5).
REFLEXIÓN:
¿Qué es
aquello que le hace orar con más frecuencia? ¿Cuáles son aquellas cosas que
pide comúnmente? No hay nada de malo en pedirle a Dios que cambie las
circunstancias, pero la oración tiene también el potencial de cambiarle a
usted, sus perspectivas y sus valores, sus actitudes y sus deseos. Por ahora,
piense en una situación difícil y pídale al Señor que le ayude a pensar o a
comportarse diferente con respecto a ello.
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