DESCUBRIR
UNA SABIDURÍA INVALUABLE.
Howard
Carter se quedó boquiabierto cuando escuchó la pregunta de su asistente.
Por varios
siglos, los arqueólogos, turistas y ladrones de tumbas habían buscado las
sepulturas de los faraones egipcios. Se creía que ya todo estaba descubierto.
Pero por alguna razón, él estaba convencido de que todavía había una tumba más.
Y entonces, finalmente… ¡Eureka!
Howard
Carter penetró la silenciosa oscuridad y vio lo que ningún otro hombre moderno
había visto. Uno de sus ayudantes que estaba detrás de él, le preguntó:
"¿Puedes ver algo?" ¡Qué si podía ver algo! El área estaba llena de
animales de madera, estatuas, baúles, carruajes, esculturas de cobras, vasijas,
dagas, joyas, un trono y hasta un ataúd hecho a mano en cuya tapa se veía
esculpida la imagen de oro de un rey adolescente. Todo el lugar estaba lleno de
oro. Ese fue, por supuesto, el descubrimiento arqueológico más emocionante del
mundo: la tumba y el tesoro del rey Tutankamón.
No creo que
haya muchas emociones tan grandes como el gozo de un súbito descubrimiento. El
dolor y el costo de la búsqueda, se olvidan instantáneamente. Las inconveniencias,
las muchas horas, los muchos sacrificios, todo se disipa ante la alegría de
descubrir algo especial. Uno se pierde en el momento al ver un descubrimiento
maravilloso al igual que un niño cuando mira una araña.
" Salomón escribió acerca del mayor descubrimiento
de todos: el tesoro de la Escritura. "Hijo mío, si recibes mis
palabras,...si la buscas como a plata y la procuras como a tesoros escondidos,
entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de
Dios" (Proverbios 2:1, 4-5).
¡Qué gran
descubrimiento! En la Escritura se encuentran bóvedas de sabiduría invaluable
que no se puede encontrar si uno anda deprisa. La verdad de Dios se encuentra
allí, esperando que la descubran. La Palabra de Dios, al igual que una mina
profunda, está lista para ceder sus tesoros. ¿Puede usted ver algo?
Descubriendo
el tesoro juntos, Carlos
A. Zazueta
MI
MAYOR TESORO Y MI MAYOR RIQUEZA ES JESUCRISTO EL SEÑOR.
Salmos 23:1:
“Jehová es mi Pastor; nada me faltará.”
John Muir,
naturalista escocés y fundador del Club Sierra, sostuvo una conversación con el
magnate ferrocarrilero E. H. Harriman.
EL PASTOR
QUE POSEE TODO, TODO FUE CREADO POR ÉL.
Soy más rico
que tú -le afirmó Muir a Harriman.
¿Y cómo
puede ser eso cierto? -le preguntó Harriman.
Bueno -le
explicó Muir-, porque no tienes todo lo que quieres y yo sí, por eso es que soy
más rico que tú.
1. Soy más
rico que tú -le afirmó Muir a Harriman.
2. ¿Y cómo
puede ser eso cierto? -le preguntó Harriman.
3. Bueno -le
explicó Muir-, porque no tienes todo lo que quieres y yo sí, por eso es que soy
más rico que tú.
Tal vez
estos dos hombres tenían un juego de palabras entre ellos. No sabemos si alguno
de ellos estaba verdaderamente satisfecho con su vida, más de una cosa estamos
seguros: nuestra búsqueda por la SATISFACCIÓN no terminará cuando encontremos
la olla de oro al final del arco iris. Solamente puede ser HALLADA en JESÚS.
¿Qué le
satisface a usted? ¿Acaso son sus posesiones? ¿Sus amistades? ¿Su trabajo?
Pídale al Señor que le llene con la única fuente de satisfacción eterna: Él
mismo.
GRANDES
COSAS. MARAVILLAS DE DIOS.
“Él hace
grandes cosas, que nosotros no entendemos” (Job. 37:5).
Dios es
grande y su obrar es también grande. El versículo afirma esta verdad. Cuando
actúa manifiesta Su grandeza, de manera que lo que hace escapa generalmente de
la comprensión del hombre, al ser infinita. Pero, además, las cosas que Dios
hace son también incomprensibles. La Biblia nos enseña a alabarle porque”
su grandeza es inescrutable” (Sal. 145:2).
El versículo
nos invita a considerar primeramente la grandeza de Dios a la luz de las
grandes cosas que hace. La primera mirada tiene que ser a la grandeza de la
creación. El impacto que el universo produce en quien lo observa es asombroso.
Millones de
estrellas formando enormes galaxias que se sustentan y funcionan con una
precisión matemática, es la manifestación de la grandeza de Dios. Todo esto
vino a la existencia por Su palabra. Tan sólo fue suficiente que la
omnipotencia se hiciera oír en un mandato: Sea, para que la creación fluyese como
un juego de los dedos divinos. Pero, no solo hace grandes cosas en la dimensión
cósmica del universo, sino en el pequeño mundo del hombre. La tierra es una
exhibición de la grandeza divina. Nosotros mismos somos una admirable
referencia de la infinita sabiduría de Dios. Los miembros de nuestro cuerpo, la
compleja estructura de la mente, la admirable grandeza de nuestros ojos, la
actividad del corazón y de cada órgano sorprende por su precisión. De ahí que
no podamos por menos que decir “Él hace grandes cosas”. Pero la grandeza de
Dios tiene que ver también con cada situación de la vida del creyente. En
ocasiones el permiso divino trae a nuestra experiencia, las dificultades de una
prueba, la tristeza de una situación, los dolores de una enfermedad, el abandono
de alguien a quien amamos, o la crítica y murmuración que lastiman
profundamente. Cualquier circunstancia, por compleja que nos parezca, no escapa
al conocimiento de Dios. En aquello que a nosotros nos parece incomprensible y
nos cuesta entender que sea permitido, Él está haciendo grandes cosas, que no
entendemos. Está consolidando nuestra fe, animándonos para que nos acerquemos
más a Él, enseñándonos el camino conforme a Su propósito, y despertando en
nosotros una nueva visión orientada, no hacia lo que estamos pasando, sino al
glorioso futuro que prepara para nosotros.
El versículo
que nos hace ver a Dios, nos lleva a conocer que muchas de las cosas que Él
hace nosotros no las entendemos. Su pensamiento es grande, infinitamente más
grande que el nuestro. Sus caminos nos parecen estrechos, dificultosos,
resbaladizos y complejos, pero son mucho más altos que nos nuestros. Todo lo
que permite es bueno, porque Él es bueno. En ocasiones procuramos hacer lo que
nos parece mejor, pero es Dios quien hace aquello que no entendemos y que sin
embargo es lo mejor para nosotros.
Quiero
conocer esta verdad: “Él hace grandes cosas que yo no entiendo”. No quiero
resistirme a la admirable experiencia de sentir que está conduciendo mi camino.
Quiero mirar el futuro como una etapa llena de Su gracia, porque se que “Dios
cumplirá siempre su propósito en mí”.
Autor:
Samuel Pérez Millos.
SU PALABRA
ES UNA RIQUEZA TAMBIÉN INVALUABLE.
ALIMENTARNOS
DE LA PALABRA.
“Desead,
como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella
crezcáis para salvación". 1 Pedro 2:2.
Hace poco,
estaba padeciendo un terrible resfriado y perdí el apetito. Podía pasar todo el
día casi sin comer. Me bastaba con beber agua, pero sabía que no podría
sobrevivir mucho tiempo así. Tenía que recuperar el apetito porque mi cuerpo
necesitaba alimentarse.
Cuando los
israelitas volvieron del exilio en Babilonia, su apetito espiritual estaba
debilitado, ya que se habían alejado de Dios y sus caminos. Para que la gente
recuperara la salud espiritual, Nehemías organizó un seminario bíblico, y
Esdras fue el maestro.
Esdras leyó
del libro de la ley de Moisés desde el amanecer hasta el mediodía, para
alimentar al pueblo con la verdad de Dios (Nehemías 8:3), y todos escucharon
atentamente. Es más, su apetito por la Palabra de Dios se despertó de tal
manera que los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas se reunieron al
día siguiente con Esdras para estudiar la ley de manera más detallada, porque
querían entenderla mejor (v. 13).
Cuando nos
sentimos separados de Dios o espiritualmente débiles, podemos hallar alimento
espiritual en su Palabra. «Desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación» (1 Pedro
2:2). Pídele al Señor que renueve tu deseo de tener comunión con Él, y empieza
a alimentar tu corazón, alma y mente en su Palabra.
Reflexionemos:
Al alimentarnos de la Palabra de Dios, nos mantenemos fuertes y saludables en Él.
Así el pecado no nos engaña, estamos firmes ante la tentación, somos
conscientes de la presencia de Dios y el regreso de Cristo.
Autor:
Escritores de Nuestro Pan Diario.
¿Por qué
debemos estudiar la Biblia? 5 Razones sencillas
1- Debemos
estudiar la Biblia porque es la Palabra de Dios. (2 Ti. 3:16).
2- Debemos
estudiar la Biblia porque es eficaz y actual para nuestras vidas. (He. 1:2,
4:12)
3- Debemos
estudiar la Biblia para discernir los errores doctrinales de hoy (1 Ti. 4:1-6)
4- Debemos
estudiar la Biblia porque ella nos equipa para servir a Dios (2 Ti. 3:17;
Ef.6:17; He. 4:12).
5- Debemos
estudiar la Biblia, para estar alertas ante las tentaciones y engaños del
diablo (2 Co.11:3 - Ef. 6:11-17- 1 P. 5:7-8)
Alguien
escribió: “La Biblia es un libro no sólo para leerse, es un libro para
estudiarse a fin de poder ser aplicado a tu vida, de otra manera, es como
tragarse un bocado de comida sin masticar y después escupirlo; sin aprovechar
ningún valor nutricional.
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