sábado, 1 de julio de 2017

DESCUBRIR UNA SABIDURÍA INVALUABLE.

DESCUBRIR UNA SABIDURÍA INVALUABLE.
Howard Carter se quedó boquiabierto cuando escuchó la pregunta de su asistente.
Por varios siglos, los arqueólogos, turistas y ladrones de tumbas habían buscado las sepulturas de los faraones egipcios. Se creía que ya todo estaba descubierto. Pero por alguna razón, él estaba convencido de que todavía había una tumba más. Y entonces, finalmente… ¡Eureka!
Howard Carter penetró la silenciosa oscuridad y vio lo que ningún otro hombre moderno había visto. Uno de sus ayudantes que estaba detrás de él, le preguntó: "¿Puedes ver algo?" ¡Qué si podía ver algo! El área estaba llena de animales de madera, estatuas, baúles, carruajes, esculturas de cobras, vasijas, dagas, joyas, un trono y hasta un ataúd hecho a mano en cuya tapa se veía esculpida la imagen de oro de un rey adolescente. Todo el lugar estaba lleno de oro. Ese fue, por supuesto, el descubrimiento arqueológico más emocionante del mundo: la tumba y el tesoro del rey Tutankamón.
No creo que haya muchas emociones tan grandes como el gozo de un súbito descubrimiento. El dolor y el costo de la búsqueda, se olvidan instantáneamente. Las inconveniencias, las muchas horas, los muchos sacrificios, todo se disipa ante la alegría de descubrir algo especial. Uno se pierde en el momento al ver un descubrimiento maravilloso al igual que un niño cuando mira una araña.
"          Salomón escribió acerca del mayor descubrimiento de todos: el tesoro de la Escritura. "Hijo mío, si recibes mis palabras,...si la buscas como a plata y la procuras como a tesoros escondidos, entonces entenderás el temor del Señor, y descubrirás el conocimiento de Dios" (Proverbios 2:1, 4-5).
¡Qué gran descubrimiento! En la Escritura se encuentran bóvedas de sabiduría invaluable que no se puede encontrar si uno anda deprisa. La verdad de Dios se encuentra allí, esperando que la descubran. La Palabra de Dios, al igual que una mina profunda, está lista para ceder sus tesoros. ¿Puede usted ver algo?
Descubriendo el tesoro juntos, Carlos A. Zazueta
            MI MAYOR TESORO Y MI MAYOR RIQUEZA ES JESUCRISTO EL SEÑOR.
Salmos 23:1: “Jehová es mi Pastor; nada me faltará.”
John Muir, naturalista escocés y fundador del Club Sierra, sostuvo una conversación con el magnate ferrocarrilero E. H. Harriman.
EL PASTOR QUE POSEE TODO, TODO FUE CREADO POR ÉL.
Soy más rico que tú -le afirmó Muir a Harriman.
¿Y cómo puede ser eso cierto? -le preguntó Harriman.
Bueno -le explicó Muir-, porque no tienes todo lo que quieres y yo sí, por eso es que soy más rico que tú.
1. Soy más rico que tú -le afirmó Muir a Harriman.
2. ¿Y cómo puede ser eso cierto? -le preguntó Harriman.
3. Bueno -le explicó Muir-, porque no tienes todo lo que quieres y yo sí, por eso es que soy más rico que tú.
Tal vez estos dos hombres tenían un juego de palabras entre ellos. No sabemos si alguno de ellos estaba verdaderamente satisfecho con su vida, más de una cosa estamos seguros: nuestra búsqueda por la SATISFACCIÓN no terminará cuando encontremos la olla de oro al final del arco iris. Solamente puede ser HALLADA en JESÚS.
¿Qué le satisface a usted? ¿Acaso son sus posesiones? ¿Sus amistades? ¿Su trabajo? Pídale al Señor que le llene con la única fuente de satisfacción eterna: Él mismo.
GRANDES COSAS. MARAVILLAS DE DIOS.
“Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos” (Job. 37:5).
Dios es grande y su obrar es también grande. El versículo afirma esta verdad. Cuando actúa manifiesta Su grandeza, de manera que lo que hace escapa generalmente de la comprensión del hombre, al ser infinita. Pero, además, las cosas que Dios hace son también incomprensibles. La Biblia nos enseña a alabarle porque” su  grandeza es inescrutable” (Sal. 145:2).
El versículo nos invita a considerar primeramente la grandeza de Dios a la luz de las grandes cosas que hace. La primera mirada tiene que ser a la grandeza de la creación. El impacto que el universo produce en quien lo observa es asombroso.
Millones de estrellas formando enormes galaxias que se sustentan y funcionan con una precisión matemática, es la manifestación de la grandeza de Dios. Todo esto vino a la existencia por Su palabra. Tan sólo fue suficiente que la omnipotencia se hiciera oír en un mandato: Sea, para que la creación fluyese como un juego de los dedos divinos. Pero, no solo hace grandes cosas en la dimensión cósmica del universo, sino en el pequeño mundo del hombre. La tierra es una exhibición de la grandeza divina. Nosotros mismos somos una admirable referencia de la infinita sabiduría de Dios. Los miembros de nuestro cuerpo, la compleja estructura de la mente, la admirable grandeza de nuestros ojos, la actividad del corazón y de cada órgano sorprende por su precisión. De ahí que no podamos por menos que decir “Él hace grandes cosas”. Pero la grandeza de Dios tiene que ver también con cada situación de la vida del creyente. En ocasiones el permiso divino trae a nuestra experiencia, las dificultades de una prueba, la tristeza de una situación, los dolores de una enfermedad, el abandono de alguien a quien amamos, o la crítica y murmuración que lastiman profundamente. Cualquier circunstancia, por compleja que nos parezca, no escapa al conocimiento de Dios. En aquello que a nosotros nos parece incomprensible y nos cuesta entender que sea permitido, Él está haciendo grandes cosas, que no entendemos. Está consolidando nuestra fe, animándonos para que nos acerquemos más a Él, enseñándonos el camino conforme a Su propósito, y despertando en nosotros una nueva visión orientada, no hacia lo que estamos pasando, sino al glorioso futuro que prepara para nosotros.
El versículo que nos hace ver a Dios, nos lleva a conocer que muchas de las cosas que Él hace nosotros no las entendemos. Su pensamiento es grande, infinitamente más grande que el nuestro. Sus caminos nos parecen estrechos, dificultosos, resbaladizos y complejos, pero son mucho más altos que nos nuestros. Todo lo que permite es bueno, porque Él es bueno. En ocasiones procuramos hacer lo que nos parece mejor, pero es Dios quien hace aquello que no entendemos y que sin embargo es lo mejor para nosotros.
Quiero conocer esta verdad: “Él hace grandes cosas que yo no entiendo”. No quiero resistirme a la admirable experiencia de sentir que está conduciendo mi camino. Quiero mirar el futuro como una etapa llena de Su gracia, porque se que “Dios cumplirá siempre su propósito en mí”.
Autor: Samuel Pérez Millos.
SU PALABRA ES UNA RIQUEZA TAMBIÉN INVALUABLE.
ALIMENTARNOS DE LA PALABRA.
“Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación​"​. ​ ​1 Pedro 2:2.
Hace poco, estaba padeciendo un terrible resfriado y perdí el apetito. Podía pasar todo el día casi sin comer. Me bastaba con beber agua, pero sabía que no podría sobrevivir mucho tiempo así. Tenía que recuperar el apetito porque mi cuerpo necesitaba alimentarse.
Cuando los israelitas volvieron del exilio en Babilonia, su apetito espiritual estaba debilitado, ya que se habían alejado de Dios y sus caminos. Para que la gente recuperara la salud espiritual, Nehemías organizó un seminario bíblico, y Esdras fue el maestro.
Esdras leyó del libro de la ley de Moisés desde el amanecer hasta el mediodía, para alimentar al pueblo con la verdad de Dios (Nehemías 8:3), y todos escucharon atentamente. Es más, su apetito por la Palabra de Dios se despertó de tal manera que los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas se reunieron al día siguiente con Esdras para estudiar la ley de manera más detallada, porque querían entenderla mejor (v. 13).
Cuando nos sentimos separados de Dios o espiritualmente débiles, podemos hallar alimento espiritual en su Palabra. «Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación» (1 Pedro 2:2). Pídele al Señor que renueve tu deseo de tener comunión con Él, y empieza a alimentar tu corazón, alma y mente en su Palabra.
Reflexionemos: Al alimentarnos de la Palabra de Dios, nos mantenemos fuertes y saludables en Él. Así el pecado no nos engaña, estamos firmes ante la tentación, somos conscientes de la presencia de Dios y el regreso de Cristo.
Autor: Escritores de Nuestro Pan Diario.
¿Por qué debemos estudiar la Biblia? 5 Razones sencillas
1- Debemos estudiar la Biblia porque es la Palabra de Dios. (2 Ti. 3:16).
2- Debemos estudiar la Biblia porque es eficaz y actual para nuestras vidas. (He. 1:2, 4:12)
3- Debemos estudiar la Biblia para discernir los errores doctrinales de hoy (1 Ti. 4:1-6)
4- Debemos estudiar la Biblia porque ella nos equipa para servir a Dios (2 Ti. 3:17; Ef.6:17; He. 4:12).
5- Debemos estudiar la Biblia, para estar alertas ante las tentaciones y engaños del diablo (2 Co.11:3 - Ef. 6:11-17- 1 P. 5:7-8)
Alguien escribió: “La Biblia es un libro no sólo para leerse, es un libro para estudiarse a fin de poder ser aplicado a tu vida, de otra manera, es como tragarse un bocado de comida sin masticar y después escupirlo; sin aprovechar ningún valor nutricional.


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