EVITEMOS EL
ANALFABETISMO BÍBLICO.
Salomón
reconoció un factor trágico en la humanidad: queremos desesperadamente hacer
las cosas a nuestra manera y odiamos que nos digan qué hacer. Dice el profeta
Isaías: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por
su camino” (Isaías 53:6).
Salomón
entonces dice a sus hijos que no cometan los errores que él cometió y los anima
a que pongan la Palabra de Dios como prioridad y que la obediencia se convierta
en un hábito para toda la vida:
“Guarda mis
mandamientos y vivirás; guarda mi enseñanza como la niña de tus ojos.
Átalos a tus
dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón” (Pr.7:2,3).
Aunque la
lectura y el estudio de la Biblia de forma regular son importantes, debo
enfatizar en el valor de la memorización de la Escritura. Cuando uno decide
aprender versículos de memoria es como atar las verdades de Dios a nuestras
almas. En este pasaje, la palabra “átalos” quiere decir “unir una cosa con la
otra”. Nosotros utilizamos la palabra “correlacionar” para dar a entender esta
idea. Las Escrituras se correlaciona mucho mejor cuando están unidas a
nosotros. Podemos entender mejor la vida cuando tenemos la Biblia en nuestra
cabeza.
Estos
versículos de Proverbios 7 nos animan a memorizar la Escritura. Cuando
escribimos algo, no lo hacemos con la intención de confundirnos más. Por el
contrario, lo hacemos para aclarar ideas. El Señor dice que escribamos sus
mandamientos y enseñanzas “en la tabla de nuestro corazón”. Cuando esté
aprendiendo de memoria algunos versículos, no lo haga de una forma desordenada.
Aprenda los versículos de manera correcta. Cuando no ponemos atención en este
detalle, las probabilidades de utilizarlos son mínimas. Yo lo asemejo de la
forma en que planeamos un vuelo. Debemos saber el nombre de la empresa, el
número de vuelo y el horario de abordaje. Si no lo hacemos, probablemente
sufriremos las consecuencias.
“Inclina tu
oído y escucha las palabras de los sabios; dispón tu corazón a mi conocimiento.
Porque es cosa placentera que las guardes en tu corazón, y que a la vez se
afirmen en tus labios” (Pr. 22:17, 18).
Me encantan
estos dos versículos. Constantemente me animan a mantener esa disciplina. La
idea de tener la Palabra de Dios “afirmada en los labios” debe convencernos de
la importancia de seguir este hábito. Lo digo una vez más: no hay nada mejor
para evitar el analfabetismo bíblico que memorizar las Escrituras.
Reflexión
Piense en
algo que haya memorizado antes y que todavía puede recitar. ¿Cuáles son otros
recuerdos que asocia con esto? ¿De qué forma le han impactado a través de los
años? ¿Qué efecto cree que tendrá en su mente memorizar versículos de la
Escritura?
LA PALABRA
DE DIOS SIGNIFICA SU PODER. Salmo 19.
19:1 Los
cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el
firmamento anuncia la obra de sus manos.
19:2 Un día
emite palabra a otro día,
Y una noche
a otra noche declara sabiduría.
19:3 No hay
lenguaje, ni palabras,
Ni es oída
su voz.
19:4 Por
toda la tierra salió su voz,
Y hasta el
extremo del mundo sus palabras.
En ellos
puso tabernáculo para el sol
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