Los Nombres de Tu Pastor: ABOGADO
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo. – 1 Jn. 2:1
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo. – 1 Jn. 2:1
Hno. Juan con Maria
Amado Pastor Jesús,
Nunca pude haberlo imaginado. ¡Un Abogado personal sólo para mí! ¡Pero es verdad! Y cómo Te necesito.
Sabes lo débil y frágil que soy. Qué tan frecuentemente Te he decepcionado y he traído lágrimas a Tus ojos. No quiero pecar. No quiero desobedecerte. Pero lo hago. Parece que mientras me esfuerzo más para intentar no pecar, más fracaso (Ro. 7:15).
Pero Tú eres tan fiel conmigo. Constantemente me colocas ante Dios Todopoderoso, Tu Padre, y yo, y defiendes mi caso. Tú me representas. Cuando el Padre me ve a mí, Él Te ve solo a Ti. ¡Estoy en Ti! Y todos mis pecados limpiados en la cruz fueron alejados como lo están el oriente del occidente (Sal. 103:12). Gracias a Ti, ya no hay absolutamente más condenación contra mí (Ro. 8:1).
Así que cuando el enemigo – ese terrible acusador de los hermanos (Ap. 12:10) – ponga mis pecados delante de Dios, yo no temeré. No sentiré culpa. Te recordaré, abogando por mí y proclamándome sin culpa debido a Ti. Ahora mismo Tú eres el Justo y Recto declarándome ser justo y recto, exactamente como Tú. Confiaré en Tu palabra, Pastor Jesús. No en el enemigo.
Esto es demasiado para que yo pueda comprenderlo. Momento a momento tomas mi lugar, mi Abogado. Me llamas limpio, redimido, aprobado, y totalmente perdonado. El Padre, el Juez del universo está de acuerdo. ¡Eso me da paz! Y me motiva más aún a decirle a otros acerca de Quién eres Tú realmente y todo lo que has hecho por mí. Estas son las buenas nuevas.
Gracias, mi amado Pastor y eterno Abogado. Quiero adorarte hoy con mi vida. Amén.
Nunca pude haberlo imaginado. ¡Un Abogado personal sólo para mí! ¡Pero es verdad! Y cómo Te necesito.
Sabes lo débil y frágil que soy. Qué tan frecuentemente Te he decepcionado y he traído lágrimas a Tus ojos. No quiero pecar. No quiero desobedecerte. Pero lo hago. Parece que mientras me esfuerzo más para intentar no pecar, más fracaso (Ro. 7:15).
Pero Tú eres tan fiel conmigo. Constantemente me colocas ante Dios Todopoderoso, Tu Padre, y yo, y defiendes mi caso. Tú me representas. Cuando el Padre me ve a mí, Él Te ve solo a Ti. ¡Estoy en Ti! Y todos mis pecados limpiados en la cruz fueron alejados como lo están el oriente del occidente (Sal. 103:12). Gracias a Ti, ya no hay absolutamente más condenación contra mí (Ro. 8:1).
Así que cuando el enemigo – ese terrible acusador de los hermanos (Ap. 12:10) – ponga mis pecados delante de Dios, yo no temeré. No sentiré culpa. Te recordaré, abogando por mí y proclamándome sin culpa debido a Ti. Ahora mismo Tú eres el Justo y Recto declarándome ser justo y recto, exactamente como Tú. Confiaré en Tu palabra, Pastor Jesús. No en el enemigo.
Esto es demasiado para que yo pueda comprenderlo. Momento a momento tomas mi lugar, mi Abogado. Me llamas limpio, redimido, aprobado, y totalmente perdonado. El Padre, el Juez del universo está de acuerdo. ¡Eso me da paz! Y me motiva más aún a decirle a otros acerca de Quién eres Tú realmente y todo lo que has hecho por mí. Estas son las buenas nuevas.
Gracias, mi amado Pastor y eterno Abogado. Quiero adorarte hoy con mi vida. Amén.
Medita acerca de los nombres de Jesús. Serás refrescado y renovado.
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
-- Dr. Juan Jauchen
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