miércoles, 7 de mayo de 2014

HOY ES URGENTE PREDICAR LA PALABRA, LA VENIDA DE JESUCRISTO ESTÁ CERCA.

HOY ES URGENTE PREDICAR LA PALABRA, LA  VENIDA DE JESUCRISTO  ESTÁ CERCA.
4:1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino,
4:2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
4:3 Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias,
4:4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.
4:5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
4:6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
HOY ES NECESARIO ESCOGER A QUIÉN  SEGUIR.
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” - (Deuteronomio 30:19).
En una ocasión el pastor Adrián Rogers testificaba a una jovencita en la Florida. Él le  preguntó si quería recibir a Jesús como su Señor y Salvador. Se le llenaron los ojos de lágrimas, y dijo: “Yo no veo cómo… No… No puedo hacerlo hoy.” Él le explicó: “¿No se da cuenta que si no lo recibe, lo que hará es negarlo?” Ella contestó: “Oh, yo no lo negaría por nada.” El Pastor añadió: “Pero con Él no hay cosas a media.” Aun así, ella rehusó aceptarle. Entonces, él insistió: “Antes de que se vaya, ¿estrecharía mi mano?” Ella contestó: “Bueno… Seguro.” Él prosiguió: “Si acepta a Cristo como su Salvador, estreche mi mano derecha. Si escoge el infierno y rechaza a Cristo, tome mi mano izquierda.” Ella rehusó ambas manos. Cada persona tiene una opción. No hay territorio neutral.
Una de dos: o usted corona a Jesús como Señor de su vida o no lo hace. ¿Qué hará usted, mi amigo? ¡Coronadle con muchas coronas! Y si eso le motiva a alabarle, entonces alábele con el himno: “A Cristo coronad.”
CUMPLIR: LA MISIÓN, LA VISIÓN Y LOS PROPÓSITOS: 2 Timoteo 4: 7- 8, Juan 17: 4-6.
¿ CUÁL ES LA CARRERA QUE DIOS HA PUESTO ANTE USTED?.
4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
Cuando Jesús llegó al final de su vida dijo: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4). Él se mantuvo en el camino. Lo mismo hizo Pablo. Ellos lograron lo que Dios les había mandado hacer. Todo hombre tiene una carrera que debe correr. Toda mujer tiene una carrera por delante. Dios sabe el curso. Y todo lo que Dios demande de usted, Él le dará el poder para llevarlo a cabo. Ya sea que usted tenga nueve o noventa años, sea joven o viejo, rico o pobre: ¡Dios posee un plan para su vida! ¡Dios tiene una carrera que quiere que usted corra!
¿Cuál es la carrera que Dios ha puesto ante usted? Dele gracias a Dios por el poder que le da para terminar la trayectoria.
Primera Corintios 6:12: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.”

Si usted quiere ser un vencedor en la carrera que Dios tiene para usted, debe aprender la disciplina de poner a un lado sus pesas. En muchas ocasiones, estas pesas son cosas buenas en nuestras vidas. Con todo, las cosas buenas son malas cuando éstas nos impiden hacer lo mejor. La vida sería simple si fuese una opción entre lo bueno y lo malo. Sin embargo, generalmente, es una opción entre lo bueno y lo mejor. Nuestro versículo enseña: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen.” Cuando medite en la palabra “convienen”, piense en una expedición, puesto que usted va hacia algún lugar, y si algo le retrasa en su caminar, es exceso de equipaje y usted necesita deshacerse de éste, puesto que no conviene.

Pregúntele a Dios: “¿Existen cosas lícitas, permisibles en mi vida que están impidiéndome correr la carrera que me has dado?” Si el Señor le revela algo, pida disciplina para poder hacerlas a un lado. Primera Corintios 9:24: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.”

Los corredores no sólo necesitan deshacerse de pesas que pueden estarlos retrasando, sino que también necesitan remover cosas que están en su camino con las cuales puede tropezarse. Como creyente, las cosas buenas en la vida pueden hacernos reducir la velocidad, pero el pecado nos detendrá por completo: nos hará una zancadilla. ¡Es mejor que usted aprenda a tratar el pecado como el pecado lo trataría a usted! El pecado será despiadado con usted, y usted necesita ser despiadado con el pecado. Segunda Timoteo 2:19 manda: “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.”
¿Existe algún pecado sin confesar en su vida que le está haciendo tropezar? Ore el Salmo 139:23-24.
EL CONSEJO DE JESUCRISTO Y DEL AÓSTOL PABLO ES: 2 Timoteo 4: 5- 6, Juan 17: 1- 3.
4:5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
4:6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
17:1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Juan 12:24: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”

Usted puede ver el tamaño de un creyente por lo que lo detiene. Hebreos 12:1 enseña que nosotros debemos correr “con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Y esta palabra “paciencia” no se usa en el sentido que actualmente nosotros la usamos. Ésta significa literalmente ‘perseverancia’. Todos sabemos que un corredor va ganar o perder la carrera primordialmente por su perseverancia. Usted no puede detenerse. Cuando siente dolor, no puede parar. Cuando siente que sus pulmones arden, no puede parar. Cuando sus pies los sienten como plomo, no puede parar. Cuando su costado le duele, ¡usted no puede detenerse! ¡Usted nunca será un atleta espiritual si es un desertor! Ningún dolor. Ninguna ganancia.

¡Dele gracias a Dios por su poder que le equipa para poder correr la carrera y ganar la corona del vencedor!
Marcos 11:22: “Respondiendo Jesús, les dijo: “Tened fe en Dios.”

Se le preguntó a algunos creyentes: “¿Cómo están?” Ellos respondieron: “Bueno, bajo las circunstancias...” ¿Cómo se metieron allí? Las circunstancias son como un colchón. Se supone que usted debe estar arriba, no debajo de éste. Bajo las circunstancias, usted se sofoca; sobre ellas descansa bastante bien. La única manera en que usted puede correr la carrera es quitando sus ojos de las cosas o las personas a su alrededor y poniéndolos en Jesús. Él es el creador de la carrera. Él es la meta a la que usted corre. Si pone su mira en Jesús para que Él le provea toda necesidad en su carrera, usted encontrará que la fe crece en su corazón y en su vida. Verá, lo que se requiere no es una gran fe en Dios; sino fe en un gran Dios.
RELACIÓN CON DIOS: LAS MARCAS CON DIOS.

En nuestro diario caminar Dios deja marcas en nuestra vida.  Esas marcas nos recuerda quién y para qué nos llamó.
Son como cicatrices porque regularmente esas marcas producen dolor, pero luego vemos la recompensa de parte de Dios.
La Biblia habla de hombres y mujeres que quedaron marcados por Dios y sus vidas no fueron las mismas.
Jacob es uno de ellos:
Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones, quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. Entonces el hombre le dijo:
—¡Suéltame, que ya está por amanecer!
—¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre.
—Me llamo Jacob —respondió.
Entonces el hombre le dijo:
—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Génesis 32:22-28.
LAS MARCAS DE DIOS EN UN VERDADERO LÍDER.
Dios siempre deja algunas marcas y estas son muy significativas.
Primera Marca. La Interrupción: Pensar en que nuestra vida, le pertenece a Dios. Dios quiere hacer cambios en nuestra vida; en las manos de Dios están los Tiempos. Isaías 49: 8- 9.
49:8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;
49:9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán sus pastos.
Filipenses 1: 6. 1:6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
El Apóstol Pablo fue interrumpido por el Espíritu Santo en su viaje a Filipos (Hechos 16: 6. 16:6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; El Espíritu Santo da un nuevo rumbo a nuestra vida.
Órale al Señor y dígale que en sus manos están los tiempos y que nos interrumpa cuando Él quiera.
Segunda Marca. El Desafío: Después que Dios interrumpe nuestros proyectos y tal vez nos saque de una gran comodidad y nos plantee un desafío. La interrupción se da en el presente, pero el desafío es para el futuro. Dios nos desafía, pero nos sostiene. El desafío puede ser en áreas en que hemos fallado o que presentamos más dificultad.
Muchas veces estamos en la comodidad, en un lugar, una ciudad donde lo tenemos todo y Dios nos desafía a salir a otro lugar, donde cambien las condiciones; unas veces el clima, alejados de los hijos, de la familia y amigos.
Moisés experimentó un desafío en el mar rojo. Dios le dijo levanta la vara y pasa el mar rojo.
Tercera Marca. La Compasión: Dios tiene compasión por los perdidos; Él quiere que integremos los valores y sintamos compasión por los que no conocen a Dios.
Jesús tuvo compasión. Mateo 9: 36- 38. 9:36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
9:37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.
9:38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
¿ Cuánta compasión tenemos por las ovejas, las de nuestra Iglesia?.
¿ Cuánta compasión sentimos por los que aún no son las ovejas?.
Cuánta compasión tenemos por mi Ciudad, mi País?.
Cuarta Marca. La Confianza: A la interrupción, el desafío y la compasión se suma para complementar la confianza. El que nos llamó nos va acompañar todo el tiempo; Él tiene el total control. “ El salmista decía: Dios mío en ti confío, no sea yo avergonzado, no se burlen de mí, mis enemigos. Por las fallas y los momentos difíciles, las desilusiones; nos hemos vuelto desconfiados.
Pero Dios nos da la confianza y por eso nos llama a tener compasión por los necesitados y perdidos. Confiar en aquel que nos interrumpió la vida, nos desafió, tuvo compasión. El saber que Dios es Soberano, nos debe llenar de confianza. En la única persona en quien podemos confiar a ciegas es en Dios.
Quinta Marca. La Meta Divina: Todo lo que hagamos, lo que emprendamos es para llegar a una meta divina, la meta es Dios. 2 Timoteo 4: 7- 8. 4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. La meta divina es acabar mi tarea en la tierra, como lo dijo Pablo.
En Juan 5:17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.
En Juan 17: 4- 6. Dice. 17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
¿ Estoy cumpliendo con las metas que tiene Dios para mí?. Todo lo que hagamos nos debe estar llevando a la meta divina, que es la meta de Dios.
Es hora entonces de hacer nuestra tarea y recibir la Marca de Dios como un buen Líder.
Segunda Timoteo 4:7: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
Cuando Jesús llegó al final de su vida dijo: “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17:4). Él se mantuvo en el camino. Lo mismo hizo Pablo. Ellos lograron lo que Dios les había mandado hacer. Todo hombre tiene una carrera que debe correr. Toda mujer tiene una carrera por delante. Dios sabe el curso. Y todo lo que Dios demande de usted, Él le dará el poder para llevarlo a cabo. Ya sea que usted tenga nueve o noventa años, sea joven o viejo, rico o pobre: ¡Dios posee un plan para su vida! ¡Dios tiene una carrera que quiere que usted corra!

¿Cuál es la carrera que Dios ha puesto ante usted? Dele  gracias a Dios por el poder que le da para terminar la trayectoria.

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