EL PODER DE
LAS PALABRAS EN EL CORAZÓN DE UN CREYENTE.
Proverbios
18:21. La muerte y la vida
están en poder de la lengua,
Y el que la
ama comerá de sus frutos.
¿ CÓMO
ANIMAS A LAS PERSONAS QUE EVANGELIZAS?.
UTILIZA
PALABRAS PODEROSAS COMO ÉSTAS.
Ted Stallard
era sin duda "el peor" de los alumnos: sin interés por la escuela,
descuidado, con la ropa siempre arrugada, siempre despeinado, uno de esos
chicos del colegio de cara impasible, mirada inexpresiva, fría y distraída.
Cuando la señorita Thompson le hablaba, Ted siempre respondía con monosílabos.
Poco atractivo, sin motivación, actitud distante, no resultaba fácil quererlo.
Aunque su
maestra decía que quería a todos los de la clase por igual, en su interior no
era totalmente sincera. Cada vez que corregía los trabajos de Ted experimentaba
cierto placer perverso poniendo una "tacha" al lado de las respuestas
incorrectas. Pero un día decidió indagar un poco más. Buscó el dossier de Ted y
leyó lo que otros maestros habían escrito sobre él. En el dossier estaba
escrito 1º grado "Ted promete en su trabajo y su actitud, pero tiene una
mala situación familiar"; 2º grado "Ted podría dar más. La madre está
muy enferma. Recibe poca ayuda de su casa"; 3º grado "Ted es un buen
chico pero demasiado serio. Aprende lentamente. Su madre murió el curso
pasado"; 4º grado "Ted es muy lento, pero se porta bien. Su padre
muestra poco interés por él".
La señorita
Thompson se dio cuenta del problema y se avergonzó de sí misma. Se sintió peor
cuando sus estudiantes le llevaron sus regalos de Navidad, envueltos en
preciosos moños y papel brillante, excepto el de Ted. Su regalo estaba mal
envuelto en papel grueso, de color marrón que obtuvo de una bolsa de alimentos
y pegado con cinta adhesiva.
Sobre el
papel simplemente estas palabras: "Para la Srta. Thompson, de Ted".
Ella se sorprendió de que le hubiera llevado un regalo. Cuando lo abrió,
apareció una pulsera recargada de piedras falsas a la cual le faltaban la mitad
de las cuentas, y una botella que era un cuarto lleno de perfume.
Los otros
chicos empezaron a burlarse de los regalos de Ted, pero la señorita Thompson
tuvo por lo menos suficiente sentido común como para hacer que se callaran de
inmediato poniéndose la pulsera y echándose un poco de colonia en la muñeca.
Levantó la mano para que los demás chicos olieran y dijo "¡Huele muy
bien!"
Al final del
día, cuando terminó la clase, y los otros chicos se habían ido, Ted se acercó a
la mesa y dijo "Señorita Thopmson... Señorita, huele igual que mi madre...
y la pulsera de ella le queda realmente muy linda también. Me alegra que le
gustaran mis regalos".
Al día
siguiente, cuando los chicos llegaron al colegio, los recibió una maestra
nueva. La señorita Thompson se había convertido en otra persona. Ya no era sólo
una maestra, era una persona comprometida a la comunicación constructiva. Había
pasado a ser una persona empeñada en querer a sus chicos y en hacer por ellos
cosas que trascendieran su presencia. Ayudaba a todos sus alumnos, pero
especialmente a los más lentos, y sobre todo a Ted Stallard. A finales del
curso lectivo. Ted había mejorado notablemente. Estaba a la altura de la
mayoría de sus compañeros y hasta aventajaba a algunos.
Durante
mucho tiempo no supo nada de Ted. Un día recibió una nota que decía:
"Querida Señorita Thompson: Quería que fuera la primera en saberlo, Voy a
terminar segundo de la clase. Cariños, Ted Stallard".
Cuatro años
después, llegó otra nota: "Querida Señorita Thompson: Acaban de decir que
soy el primer promedio de mi promoción. Quería que lo supiera antes que nadie.
La universidad no fue fácil, pero me gustó. Cariños, Ted Stallard".
Y cuatro
años más tarde: "Querida Señorita Thompson: Ahora ya soy Teodoro Stallard,
médico. ¿Qué le parece? Quería que usted fuese la primera en saber que me caso
el mes que viene, el 27 para ser más exacto. Quiero que venga y se siente donde
se habría sentado mi madre si viviera. Usted es mi única familia ahora. Papá
murió el año pasado. Cariños, Ted Stallard".
La señorita
Thompson fue a la boda y se sentó donde se habría sentado la madre de Ted.
Merecía sentarse allí porque sus palabras le habían otorgado ese privilegio.
Algo que Ted no olvidaría nunca.
Nuestras
palabras son poderosas. Salomón dijo, "En la lengua hay poder de vida y
muerte; quienes la aman comerán de su fruto."
La Madre
Teresa de Calcuta dijo, "Las palabras amables pueden ser breves y fáciles
de pronunciar, pero sus resonancias son en verdad infinitas".
De manera
que esta semana, comprométase a darles vida a los demás con sus palabras, ya que
éstas tienen un profundo impacto en aquellos que nos rodean.
LA FIDELIDAD
DE DIOS PARA LLAMARNOS A SU OBRA.
“Fiel es
Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo
nuestro Señor” (1 Corintios 1:9).
Discipulado
es compañerismo con Cristo, conocer a Cristo, amar a Cristo, morar en Cristo.
Muchos se han unido al movimiento llamado cristianismo, en vez de haberse
rendido al hombre que es la causa del cristianismo. Estas personas están
“haciendo cosas por Cristo”, en vez de estar a los pies de Cristo,
escuchándole. Ahora, no hay nada de malo en el servicio y por cierto debemos
servir a Dios, pero necesitamos aprender que debemos ministrar a Jesucristo,
como sus discípulos, antes de que podamos ministrar a otros. Jesús valora el
tiempo que usted pasa con Él mucho más que las cosas que puede hacer por Él.
¿Sabía usted eso?
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