Los Nombres de Tu Pastor: TODOPODEROSO
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor,
el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. – Ap. 1:8
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor,
el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. – Ap. 1:8
Hno. Juan con Maria
Todopoderoso y amoroso Jesús, mi Pastor,
Cada mañana, cuando observo salir el sol, me viene a la mente Tu increíble poder. La luna y las estrellas, colocadas delicadamente en los cielos, me cuentan de Tu gloria. Tu calmaste los mares tormentosos y Tu levantaste a Tu amigo de la tumba. Tú eres Jesús, el humilde carpintero de Nazaret. También eres el Señor del universo.
Tú creaste todo. Todo lo visible y lo invisible, todo cuanto hay en los cielos y en la tierra. Por medio de Ti forman un todo coherente (Col. 1:16-17). Esto es demasiado para que yo pueda comprenderlo. Nada es imposible para Ti (Lc. 1:37). Y Tú eres mi Pastor.
Lo que me sorprende aún más que Tu poder es la manera en que elegiste no usarlo. Pudieras haber bajado Tú mismo de la cruz. Pero Tú - motivado por el amor y la obediencia – permaneciste ahí para morir. En cualquier momento a Tu elección, Tu poder podría consumir el mundo con fuego, pero en vez de eso eliges cada mañana hacer llover Tus misericordias (Lam. 3:22). Pacientemente estás haciendo obrar todas las cosas para bien de aquellos que Te aman (Ro. 8:28). Y algún día toda la tierra será llena del conocimiento de Tu gloria (Hab. 2:14). ¡Porque Tú escogiste no usar todo Tu poder ahora!
¡Eres maravilloso! ¡Tu manera de pensar es tan diferente a la mía! Tú eres todopoderoso, pero también nos amas a todo el mundo y Tu sabiduría es infinita. Así que hoy, mientras espero un milagro en mi vida y en las vidas de los que me rodean, no me daré por vencido. Confiaré en Tu poder increíble. Y también recordaré Tu amor y Tu sabiduría. Enséñame a no quejarme (1 Co. 10:10). Infunde en mí más de Tu paciencia (Stg. 1:4). Y permíteme descansar, sabiendo que contigo nada es demasiado difícil para Ti (Gn. 18;14).
Te amo, omnipotente Pastor del rebaño. Quiero caminar en paz a Tu lado, un paso a la vez. Nunca demasiado rápido, ni demasiado lento. Y no temeré. Porque eres fuerte, sabio y lleno de infinito amor. Estoy confiando en Ti. Amén.
Cada mañana, cuando observo salir el sol, me viene a la mente Tu increíble poder. La luna y las estrellas, colocadas delicadamente en los cielos, me cuentan de Tu gloria. Tu calmaste los mares tormentosos y Tu levantaste a Tu amigo de la tumba. Tú eres Jesús, el humilde carpintero de Nazaret. También eres el Señor del universo.
Tú creaste todo. Todo lo visible y lo invisible, todo cuanto hay en los cielos y en la tierra. Por medio de Ti forman un todo coherente (Col. 1:16-17). Esto es demasiado para que yo pueda comprenderlo. Nada es imposible para Ti (Lc. 1:37). Y Tú eres mi Pastor.
Lo que me sorprende aún más que Tu poder es la manera en que elegiste no usarlo. Pudieras haber bajado Tú mismo de la cruz. Pero Tú - motivado por el amor y la obediencia – permaneciste ahí para morir. En cualquier momento a Tu elección, Tu poder podría consumir el mundo con fuego, pero en vez de eso eliges cada mañana hacer llover Tus misericordias (Lam. 3:22). Pacientemente estás haciendo obrar todas las cosas para bien de aquellos que Te aman (Ro. 8:28). Y algún día toda la tierra será llena del conocimiento de Tu gloria (Hab. 2:14). ¡Porque Tú escogiste no usar todo Tu poder ahora!
¡Eres maravilloso! ¡Tu manera de pensar es tan diferente a la mía! Tú eres todopoderoso, pero también nos amas a todo el mundo y Tu sabiduría es infinita. Así que hoy, mientras espero un milagro en mi vida y en las vidas de los que me rodean, no me daré por vencido. Confiaré en Tu poder increíble. Y también recordaré Tu amor y Tu sabiduría. Enséñame a no quejarme (1 Co. 10:10). Infunde en mí más de Tu paciencia (Stg. 1:4). Y permíteme descansar, sabiendo que contigo nada es demasiado difícil para Ti (Gn. 18;14).
Te amo, omnipotente Pastor del rebaño. Quiero caminar en paz a Tu lado, un paso a la vez. Nunca demasiado rápido, ni demasiado lento. Y no temeré. Porque eres fuerte, sabio y lleno de infinito amor. Estoy confiando en Ti. Amén.
Medita acerca de los nombres de Jesús. Serás refrescado y renovado.
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
Ora a los nombres de Jesús. Hay poder en Sus nombres.
Predica los nombres de Jesús. ¡Observa cómo los demás son transformados!
-- Dr. Juan Jauchen
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