jueves, 18 de mayo de 2017

¿CUÁLES DE ESTOS PROBLEMAS ESTÁ USTED ENFRENTANDO HOY?

¿CUÁLES DE ESTOS PROBLEMAS ESTÁ USTED ENFRENTANDO HOY?
Está usted plagado (a) de dudas? ¿La depresión, la soledad y la inferioridad se mantienen sobre usted como una nube tenebrosa? ¿Crea la tensión diaria de la vida un pozo de ira en lo íntimo de su ser? ¿Se encuentra paralizado (a) por el temor? ¿Está experimentando la enfermedad de la amargura?
¿CUÁNTOS DE ESTOS PROBLEMAS SON POR SU PECADO?
Isaías 1:18: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos.”
En una reunión del Ejército de Salvación, entre la multitud había un sarcástico que gritaba: “¿Te puedes callar? ¡Estás soñando!” De repente, él sintió que le jalaban su abrigo. Era una niña y ésta le dijo: “Ése que está hablando es mi papá; él solía ser un borracho y golpeaba a mi mamá. No teníamos suficiente comida. Después mi papá se entregó a Cristo, y su vida cambió. ¿Ve a la mujer que está allá? ¿Ve que feliz está? Ella es mi mamá. Señor, si mi papá está soñando, ¡no lo despierte!”
¡Qué Salvador, que puede tomar a un pobre pecador perdido, lavarlo, salvarlo y hacerlo una nueva persona! ¡Aleluya!
EL CONTROL DE TU VIDA LA TIENE DIOS. CONFÍA EN ÉL
Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Salmo 37:5.
El testimonio de Susan Smart revela que en su último vuelo, estaba practicando una maniobra a 5.000 pies de altura cuando perdió el control del avión Cessna 150 que pilotaba sola y empezó a dar vueltas incontrolablemente hacia el vacío. Después de varios segundos de pánico recordó las palabras de su instructor: “Si alguna vez empiezas a dar vueltas en un Cessna 150, suelta los mandos. Está hecho para volar solo”.
Susan se gritó así misma varias veces: - ¡Suéltalo! Finalmente quitó las manos de los mandos y se tapó la cara. Después de desviarse y bajar en declive un rato, el avión volvió a su vuelo normal. Ella descendió más de un kilómetro, pero sobrevivió por haber obedecido a su instructor.
Como seres humanos se nos hace difícil confiar en Dios cuando todo en nuestra vida da vueltas sin control. Nuestros sentimientos nos piden a gritos que sucumbamos al pánico, que dudemos de las promesas de Dios, que ignoremos su intervención y que tratemos de resolver los problemas sin Él. Pero esto es imposible, porque solo con su dirección somos capaces de enfrentar cualquier prueba y salir victoriosos.
Si sientes que te encuentras en este estado, hoy es el día indicado para que le permitas a Dios tomar el control de tu vida y así cumplir su maravilloso propósito en ti. Él tiene el poder para hacer lo que tú no puedes. Dios te ama y no te dejará. Si pones tu confianza en Él, no te defraudará.
En las horas más oscuras de tu vida, aprende a confiar en Dios. Por más que la adversidad parezca arrasar tus sueños, recuerda que Dios no perdió el control de la situación, Él continúa al mando de todo y te llevará al destino seguro.
ESCUCHE LO QUE DICE EL SALMO 91:
1. El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2. Yo le digo al Señor: “Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.”
Este es un salmo que habla directamente a los temores de cada persona y su necesidad de protección y seguridad. Está claro que la protección de Dios a los que se acercan a Él estaba centrada fundamentalmente en la mente del autor. En el Salmo 91:1-2, encontramos una descripción de un lugar especial para abrigo y refugio.
En el primer verso, la imagen visual es de uno que está resguardado en el lugar más seguro de Dios, su sombra y así protegidos por Su presencia. Tenemos que centrarnos en el que “habita” o vive en el lugar secreto de Dios, estos serán aquellos protegidos por su presencia omnipotente. No es quien pretende vivir en la presencia de Dios que será protegido, pero el que realmente vive allí. La enseñanza clara de todo esto es que para el creyente apropiarse de las promesas de Dios debe vivir en comunión perfecta con Dios, nunca actuando en la voluntad propia, pero haciendo sólo lo que Dios dirige en su Palabra. Debe estar totalmente consagrado al servicio de Dios y totalmente rendido a la autoridad de Jesús.
El versículo dos nos dice que tenemos que confiar y reconocerlo como nuestro refugio y fortaleza. No debemos confiar en nuestras propias fuerzas y el intelecto para que nos salve del peligro. Tenemos que reconocer adonde nuestra protección real se encuentra. Esto implica la fe. Hebreos 11:6 dice, “Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a los que le buscan.”
3. Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas,
Lo que aprendemos del Salmo 91:3-8 es que Dios protege aquellos que son suyos. Él no permitirá ningún peligro o amenaza a su vida, excepto los que se filtra a través de Su mano soberana. Pero en cuanto a la enfermedad final del pecado, los que creen están eternamente liberados de su final inevitable.
Cabe señalar que las condiciones de la salvación son los mismos tanto en el Antiguo y Nuevo Testamento. Dios ha establecido las condiciones y que deben cumplirse para ser salvos. Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.22.  Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros? ‘23 Entonces les declararé: Nunca os conocí. Lejos de mí, hacedores de maldad.” – Mateo 7:21-23.
EL SALMO 46 NOS RECUERDA:
46:1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
LA PAZ DE CONFIAR.
 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. - Salmo 46:10
Creo que tengo grabadas las huellas digitales de mi madre en la rodilla por tantas veces que me apretó la pierna en la iglesia y me susurró frases conocidas como: «Quédate quieto». De niño, era muy inquieto; en especial, en lugares como la iglesia. Por eso, durante años, cuando leía: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios…» (Salmo 46:10), pensaba que se refería a no estar inquieto.
Sin embargo, la palabra hebrea traducida quietos significa «dejar de luchar». La idea es “bajar las manos” y dejar que Dios intervenga en la situación, sin que uno interfiera. Este simbolismo es interesante, ya que solemos usar las manos para apartar cosas del camino, para protegernos, para contraatacar o defendernos. Cuando las bajamos, nos sentimos indefensos y vulnerables, a menos que podamos confiar en que «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones» (vs. 1), y que «el Señor de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob» (vs. 7). En otras palabras, Dios nos dice: ¡Deja de luchar y espera que yo obre. No necesito tu ayuda!
En todas las circunstancias de la vida, podemos experimentar la paz de confiar en la presencia y el poder de Dios en medio de las dificultades, cuando aguardamos en oración y con paciencia que Él nos libre. Así que, ¡baja las manos, porque las de Dios están obrando a tu favor! Deja tu problema, situación, conflicto, injusticia, mal entendido, o mal obrar en tu contra, en las manos del Todopoderoso.
Reflexión: Cuando ponemos nuestros problemas en las manos de Dios, Él pone su paz en nuestro corazón.
RENOVANDO LA CONFIANZA MIENTRAS ESPERA EN DIOS.
Mi Desafió: Hoy deseo animarte a confiar y descansar en Dios, esperar en Su Tiempo.
1- Primer paso: No esté Ansioso/a - busque a Dios y así tendrá su Paz.
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil. 4:6,7
2- Segundo Paso: Renueve diariamente sus pensamientos- y Dios le guiará por senderos de paz. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros Fil. 4:8,9
3- Tercer Paso: Aprenda a contentarse en la situación que Dios le tiene, aprenda a ser humilde y a disfrutar la vida abundante que Dios le da, aproveche bien su tiempo que es vida, crezca en Dios. "No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad". Fil. 4:11,12
4- Cuarto Paso: Fortalézcase en Dios, no dependa de sus fuerzas porque fracasará,  aprenda a estar firme en su convicción de esperar en Dios, espere Su voluntad y Su Tiempo, no se maneje por caprichos, impulsos o deseos. Entregue el Control de su vida a Dios en toda situación. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Fil. 4:13
JESUCRISTO ES NUESTRA ESPERANZA
Hay, para las luchas de la vida, un Dios que está atento a nuestro clamor. Según el salmista, ese «Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia» (Salmo 46:1). Y es su Hijo Jesucristo, el Maestro divino, quien nos da los pasos a seguir. «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados —nos invita Cristo—, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí —nos instruye—, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave —concluye— y mi carga es liviana» (Mateo 11:28-30). Permitamos que Jesucristo sea nuestro Maestro y nuestro socorro.
¿PARA QUIÉN ES LA SALVACIÓN Y CÓMO SE OBTIENE?
La salvación es para todos y se obtiene creyendo en el Hijo de Dios y aceptándolo como Salvador. «Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios…. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el SEÑOR, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo» (Romanos 3:22,23;10:8-10). «Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida» (1 Juan 5:11,12).
Dios ama a todo pecador y no quiere que ninguno se pierda, pero debido a que es santo, él odia el pecado. Por eso envió a su Hijo Jesucristo para salvar, cambiar y dar un nuevo corazón a los que le invitan a ser su Salvador personal. «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16).
¿CUÁNDO Y DÓNDE SE PUEDE RECIBIR LA SALVACIÓN?
La salvación se puede recibir a cualquier hora y en cualquier lugar. Ahora mismo, si usted lo desea, puede hacerlo mediante una oración en la que emplea la fe que Dios ya le ha dado. Al orar, tome los siguientes pasos:
Reconozca que es pecador (confesión de pecados) Pídale perdón a Dios por haberlo ofendido (arrepentimiento)
Declare con sus labios que Cristo es el Hijo de Dios que murió y resucitó al tercer día para salvarnos (profesión de fe para salvación) Entréguele el control de su vida a Cristo



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