¿TE HAZ
PREGUNTADO ALGUNA VEZ POR QUÉ UNA CRUZ? 1 Corintios 1:18
(c)
Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota.
¿Te has
puesto a pensar que el emblema de nuestra fe es una cruz? La cruz ha sido el
logotipo del Cristianismo por más de 2,000 años. Es el símbolo más reconocido
del mundo. Y todo comenzó con dos pedazos de madera donde los criminales eran
ejecutados. Un instrumento de muerte. La pregunta es: ¿Por qué una cruz?
Después de todo si yo fuera Dios no hubiese representado la fe con algo
asociado a la muerte. ¡No es buena Publicidad!
Hoy en día
todas las empresas buscan un emblema que represente victoria, abundancia y
prestigio; un logotipo que se quede imborrable mente en las mentes de los
consumidores, que sea claro, irresistible y deseable. Sin embargo, Dios eligió
una cruz no una velita ni un arco iris; tampoco una estrella o una paloma.
La cruz no
era un símbolo de victoria ni de abundancia, mucho menos algo deseable. Era un
símbolo de una gran pérdida y humillación. Pero para Dios representa poder.
Poder para perdonar TODOS nuestros pecados por más horribles, sucios u oscuros
que sean. Poder para que busquemos la reconciliación los unos con otros. Poder
para derrotar al maligno. En la cruz, el pecado, la culpabilidad y la muerte
fueron derrotados. Y por último, poder para transformar nuestras vidas y ser más como Dios y menos como nosotros.
La Pascua es
un recordatorio de que Dios quiere que seamos personas de la cruz. Que seamos menos
egoístas y más amorosos. El problema con muchas personas es que quieren
celebrar la Pascua sin una cruz.
La pregunta
es: ¿Estás viviendo como una persona de la cruz? ¿Has experimentado el perdón
de Dios a los pies de la cruz? Le has dicho a Dios: "Señor, cada día
cuando me levante, tomaré mi cruz. Seré un seguidor tuyo. Y cualquier cosa que
haya en mi vida que te desagrade, o deshonre, lo crucificaré".
Como puedes
ver, en este mundo hay muchos caminos que podemos tomar. Podemos ser personas
de posesiones, prestigio, poder, placer o prosperidad. Podemos acumular muchos
emblemas que nos hagan sentir que verdaderamente somos alguien en esta vida.
Pero al final, solamente existe un símbolo que vale algo en la próxima... La
cruz.
Hebreos
12:2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.”
¿Qué
significa poner sus ojos en Jesús para que Él supla todas sus necesidades?
Bueno, supongamos que José, le presta dinero a un amigo y luego éste se da
cuenta que no puede pagárselo. José, quien anda detrás de él, le informa: “Si
no puedes pagarme me veré forzado a quitarte tu propiedad.” Entonces, el
endeudado va a donde otro amigo, Víctor, y le cuenta su apremiante situación y
le suplica ayuda. Víctor le afirma: “Yo me encargo de todo.” En otras palabras:
“No te preocupes, déjamelo a mí.” De igual forma cuando la Biblia nos exhorta a
poner nuestros ojos en Cristo Jesús, significa que debemos recurrir a Él
cualquiera sea su necesidad.
¿Está
alguien dependiendo de usted para suplir sus necesidades? ¿Está usted, por lo
tanto, poniendo sus ojos en Dios para poder hacerlo o lo está tratando de
llevar acabo solo?
Hebreos
12:2: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se
sentó a la diestra del trono de Dios.”
¿Cómo
obtiene usted fe? Poniendo sus ojos en Jesús. La fe se produce en el corazón.
Usted no tiene que forzar la fe. Suponga que una persona necesita cruzar un
gran río y no está seguro si el puente puede soportar su peso. Entonces, puede
hacer una de dos cosas: Una, ponerse de pie a orillas del río y tratar de
adquirir suficiente valor para hacerse creer que dicho puente puede soportarle;
luego lo cruzara tímidamente. O dos, podría observar cómo los camiones de carga
cruzan ese poderoso puente de hierro y concreto y ¡creer! Fe es el resultado de
ver la resistencia del mencionado puente. De la misma manera, no es una fe
grande en Dios lo que usted necesita, sino fe en un Dios grande.
Intente
hacer algo tan grande en su vida hoy, que de seguro fracasará a menos que Dios
esté en ello.
Apocalipsis
7:12: “La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la
honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los
siglos.”
Un hombre
que se emocionaba demasiado en la iglesia. Continuamente gritaba: “¡Alabado sea
el Señor!” Un día, unos miembros de su congregación vinieron a hablarle cuando
él araba sus campos. Al terminar de platicar, él inclinó su rostro y explicó:
“Sé que es verdad. He interrumpido los cultos, pero saben, me siento ahí y
pienso todo lo que el Señor ha hecho por mí: Cómo murió en agonía, y derramó su
sangre en la cruz por mí... cómo Él ha perdonado todos mis pecados... cómo me
ha llenado del Espíritu Santo y... ¡cuida de mi mula mientras le alabo!”
Si ser salvo
y saber que irá al cielo no lo emociona, usted tiene callos en su alma. ¡Es
emocionante conocer al Señor Jesucristo!
¿Cuándo fue
la última vez que usted levantó sus manos y grito: “¡Alabado sea el Señor!”?
¡Quizás ahora mismo sea un buen tiempo para hacerlo!
Colosenses
1:20: “Haciendo la PAZ mediante la SANGRE de la CRUZ.”
¿Cómo puede
la CRUZ traer PAZ si Jesús es el que colgó en ésta? En la cruz, no se apaciguó
la maldad, sino que la impiedad fue confrontada. En la cruz, el pecado no fue
pasado por alto. EN LA CRUZ, EL PECADO FUE EXPIADO Y PAGADO. La magna justicia
de Dios fue confrontar la mayor maldad del hombre, y la justicia ganó y la PAZ
se alcanzó por medio de la SANGRE derramada en la CRUZ. ¡Gloria a Dios por la
cruz! ¡Gracias a Dios por Jesús!
Durante este
tiempo del año, al celebrar la muerte, sepultura y resurrección del Señor
Jesucristo, tome unos momentos para alabar a Jesús por el poder y la esperanza
que usted posee gracias a la RESURRECCIÓN.
Primera
Corintios 15:27: “Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y
cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a Él, claramente se exceptúa
aquel que sujetó a Él todas las cosas.”
Dios nos ha
dado la autoridad del reino. Jesús afirmó: “He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”
(Lucas 10:19).
Cuando
nuestros problemas sobrepasan nuestra capacidad, recordemos que esos mismos
problemas están bajo los pies de nuestro Señor. No hay necesidad de desanimarse
cuando lleguen las pruebas. Es el camino que su Salvador ya caminó por usted.
¡Es el camino de la cruz y Él tiene la victoria!
Escriba la
dificultad más grande que debe enfrentar hoy. Luego, coloque ese papel en el
suelo. Obsérvelo... ahora usted tiene una vislumbre del ángulo o lugar
estratégico desde el cual Dios ve los problemas en su vida.
Filipenses
3:10: “A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de
sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte.”
Un día el
pastor Rogers fue con un amigo a visitar a un hombre de negocios. Este
apreciado amigo y varón de Dios empezó compartiendo su testimonio de cómo el
Señor lo había salvado. Luego añadió algo que le dejó atónito, boquiabierto. Él
dijo: “Yo solía creer que Jesucristo murió en la cruz, que fue sepultado y que
resucitó de entre los muertos. Pero ya no creo eso.” El pastor Rogers estaba
estupefacto. Después con una sonrisa en su rostro, explicó: “Sí, ya no creo
eso. Ahora lo sé.”
¡Qué cambio
de parecer! Pasar de creer a conocer al Salvador. ¡Qué revelación y
transformación más gloriosa!
¿Conoce
usted a Jesucristo? ¿Le conoce realmente o sólo cree que Él murió, fue
sepultado y resucitó?
“Y estando
en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le
dio un nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:8-9).
En ocasiones
añadimos más a la humanidad de Jesús para probar que Él es Dios. Pero si usted
piensa que Jesús sólo tenía una máscara de hombre en vez de ser un verdadero
ser humano, entonces ha perdido una bendición. Verá, es la humanidad de Jesús
la que nos enseña cómo debemos vivir como creyentes en este mundo. ¿Y cómo
vivió Jesús? Él mismo dijo: “Porque el que me envió, conmigo está; no me ha
dejado solo el Padre, porque Yo hago siempre lo que le agrada” (Juan 8:29). Él
vivió en sujeción a su Padre. Y porque Él escogió someterse, Dios le dio
autoridad. Este es el principio para usted y para mí para la vida diaria. Nunca
tendremos autoridad, hasta que no estemos dispuestos a estar bajo autoridad. La
autoridad no se desarrolla por sí misma. Siempre proviene de una fuente más
alta de poder.
Escriba su
propia definición de la palabra “humildad”. ¿Sería eso una descripción de usted
mismo? Pídale a Dios que le ayude a tener la actitud de su Hijo.
“Pues así ha
dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos” (Hageo
1:5).
¿Sabe lo que
significa “Jehová de los ejércitos”? Literalmente significa “Dios
Todopoderoso”, y habla de la grandeza de Dios. Martín Lutero en su himno
“Castillo Fuerte Es Nuestro Dios” usa la palabra griega “Sabaoth”para “Jehová
de los ejércitos” cuando escribe: “El que venció en la cruz, Señor y Salvador,
Y siendo el solo Dios, Él triunfa en la batalla.” Cuando David enfrentó a
Goliat, usó ese nombre para Dios: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina;
mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos” (1 Samuel 17:45). Y
aunque Goliat era un gigante, David dijo que no era demasiado grande para
derrotarlo, si Dios estaba a su lado.
Hay más de
230 referencias de “Jehová de los ejércitos” en la Biblia. Dos Salmos que
resplandecen con esta descripción de Dios, son los Salmos 46 y 84. Adore a Dios
hoy leyendo estos Salmos.
UN VERDADERO
CRISTIANO ESTÁ DISPUESTO A TODO.
“Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo” (2 Timoteo 2:3).
Muchos de
nosotros sabemos hablar muy bien religiosamente. Somos como el jovencito que
llamó a su enamorada para decirle: “Cariño, tú eres preciosa para mí. Te amo
tanto que pelearía con bestias salvajes con tal de estar a tu lado. Caminaría
sobre vidrios rotos con tal de sostener tu mano...Y si es que no llueve, te iré
a ver mañana por la noche.” Muchos creyentes son intensamente sentimentales, pero
pobres en cuanto a sacrificio. No sabemos lo que es luchar por el Señor
Jesucristo. Si usted está buscando una manera fácil de servir al Señor,
¡olvídelo! Somos llamados a soportar penalidades como buenos soldados de la
cruz. ¿Cuántas penalidades soportaría usted?
He aquí una
pequeña prueba: ¿Cuándo fue la última vez que usted ayunó? ¿Cuándo fue la
última vez que usted pasó una hora en oración? ¿Cuándo fue la última vez que
usted pasó sus vacaciones en un corto viaje misionero? ¿Cuándo fue la última
vez que usted fue perseguido por su fe? ¿Cuándo fue la última vez que pasó una
noche encarcelado por haber compartido su fe?
“Porque el
fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10:4).
El mundo
piensa que pecado es ser malo y que ser justo es ser bueno. Dicen: “Si es que
soy una buena persona, entonces iré al cielo.” Para ellos, Dios es como Papá
Noel, que hace una lista y la revisa dos veces para determinar si hemos sido
buenos o malos. Eso no es así. La justicia yace sólo en el Señor Jesucristo. Él
dejó el cielo, vino a la tierra, vivió una vida justa y perfecta. Luego sufrió,
derramó su sangre y murió en una cruz como expiación o sacrificio por nuestros
pecados: Fue sepultado y resucitó por el poder de Dios, y ascendió a la gloria.
Su sangre fue aplicada al propiciatorio de Dios: eso es justicia. Gálatas 2:21
nos dice: “[...] si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió
Cristo.” ¿Sabe lo que eso significa? Si usted pudiera salvarse siendo bueno,
entonces el Calvario fue un error. Si hubiera habido otra manera de que usted
se salve, Dios no hubiera dejado que su Hijo muriera sobre una cruz.
“Ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:39).
Un
historiador nos dice que después de la inquisición española, los soldados de
Napoleón descubrieron un calabozo, en donde encontraron un esqueleto todavía
encadenado. Para su sorpresa, ellos miraron en la pared el dibujo de una cruz.
En la cabecera de la cruz estaba escrita la palabra “altura”; al pie de la
cruz, la palabra “profundidad”; y a los lados de la cruz, las palabras
“anchura” y “largura.” Para ese prisionero, la cruz fue una ilustración de las
dimensiones del amor de Dios. El amor de Dios es expansivo y eterno.
“El cual fue
entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”
- (Romanos 4:25).
Un escéptico
hablaba un día con una niñita. Ella amaba al Señor Jesús con todo su corazón, y
el hombre, tratando de hacerle dudar de su fe, le dijo: “Jovencita, el
cristianismo no es la única religión,
¿sabes? Hay muchas religiones en el mundo. Asimismo hay muchos Cristos. ¿En
cuál de esos Cristos crees tú?” Ella pensó por un momento y le respondió: “Yo
creo en Aquel que resucitó de entre los muertos.” ¡Amén! ¡Ese es el Cristo en
el que yo también creo! La muerte de Cristo en la cruz sin su resurrección no
puede salvarle. Si Cristo murió en la cruz y eso fue todo lo que sucedió,
entonces Jesús no fue nada más que otro líder religioso. ¿Sabe usted cuál es la
prueba positiva de que Dios aceptó su pago por el pecado? Él lo levantó de la
muerte. Si Jesús estuviera aún en la tumba, su esperanza del cielo no valdría
ni la mitad de un aleluya.
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