martes, 9 de mayo de 2017

DIOS QUIERE NO SOLO OIDORES SINO TAMBIÉN HACEDORES DE SU PALABRA.

DIOS QUIERE NO SOLO OIDORES SINO TAMBIÉN HACEDORES DE SU PALABRA.
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.”
Hace varios años la empresa de inversiones de E. F. Hutton usó un lema publicitario que decía: “Cuando E. F. Hutton habla, todos escuchan.”
¡Si tan sólo la gente tuviera el mismo respeto y reverencia hacia Dios y su Palabra! Ése es el tipo de oído que debiéramos tener para escuchar la incomparable palabra del Dios viviente.
¡Si usted no inclina su oído, podría estar perdiéndose de escuchar algo valioso! Se ha dicho que Dios no solamente nos llamará a cuenta por lo que hemos escuchado, sino también por lo que hubiésemos escuchado si hubiésemos prestado atención.
¿Toma nota de los sermones de su pastor? Si no lo hace, quizás es hora de empezar a hacerlo. Dichas notas podrían ser de gran ayuda cuando se presenten entre semana esas oportunidades de enseñanza en su hogar y con sus amistades.
¿QUÉ ES ESO QUE TIENES EN TU MANO?
Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano?
Y él (Moisés) respondió: Una vara.
“Él (Dios)  le dijo: “Échala en tierra.” Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano” (Éxodo 4:2-4 RV 1960).
Moisés no es sólo un ejemplo excelente de un pastor, uno quién conduce y dirige aquellos sobre quien él tiene a su cargo, pero él es también un cuadro claro de cómo el poder de Dios funciona por medio de  vasijas humanas.
Cuando Dios primero llamó a Moisés y le dijo que fuera donde el Faraón y exigiera  que dejara ir  a los esclavos israelitas, Moisés protestó diciendo que él no era el adecuado ni  estaba  equipado para hacer eso. Dios entonces le dijo a  Moisés que pusiera atención a la vara de Pastor que tenía en su mano, un símbolo de como Moisés se ganaba la vida. Encuentro eso fascinante. Dios no dijo, “Tienes razón; tú no sirves para nada. Llamaré alguien más.” Tampoco dijo Él, “Moisés, tú no sabes lo  brillante y poderoso que eres. “Él simplemente preguntó, “¿Qué es eso en tu mano?” Entonces, cuando Moisés lo identificó como la vara  de un pastor, Dios lo desafió a lanzarlo en la tierra. Moisés así lo hizo, y la vara se convirtió  en una serpiente, ilustrando simbólicamente  que la capacidad  y las habilidades de Moisés ahora eran mortales. Pero entonces Dios exigió algo extraño; Él le dijo a Moisés que recogiera la serpiente por la cola.
Ahora bien, alguien que sabe algo en absoluto sobre serpientes sabe  que NO  las recogemos por la cola, ya que eso  deja a la serpiente libre de darse vuelta y mordernos. La lógica humana nos dice recogerla por su cabeza porque entonces podemos controlar sus colmillos venenosos. Pero Dios quiso que Moisés viera que esta criatura peligrosa sólo podría ser controlada por el poder de Dios, no el poder de Moisés. La única forma como Moisés podría aprender eso era dejar a un lado la lógica humana y obedecer la orden de Dios, sin tener en cuenta su  timidez.
Hay una lección muy fuerte en esto para todos nosotros. Dios ha tejido en nuestros mismos seres los dones  motivacionales, o pasiones, que nos conducirán naturalmente hacia al propósito  de Dios para nuestras vidas. Moisés, aunque criado en un palacio, había dejado aquella vida y había tomado la existencia humilde de un pastor, la misma profesión que Dios había diseñado para Él que ayudaría a preparar a Moisés para un  trabajo mayor,  guiar el pueblo  de Dios. Pero no era suficiente  para Moisés  identificar y seguir la pasión que Dios había puesto dentro de él; él también tenía  que someter esa pasión  a los propósitos  de Dios. De ahí, el ejemplo de Dios que le dice a Moisés lanzar abajo su vara de  pastor, que entonces se convirtió en una criatura peligrosa, y luego Dios que ordena a Moisés recogerla de  una forma  aún más peligrosa. La pasión innata de Moisés, dada por Dios,  para ser un pastor estaba  representada en aquella vara, pero esa  misma  vara  tenía que ser sometida  al propósito  de Dios antes de que esto evidenciara el poder de Dios para  realizar Su propósito.
Y esta es una  lección para cada uno de nosotros. Somos tan diferentes a  Moisés, en que Dios ha tejido una pasión en nosotros que nos conducirá hacia el propósito  de nuestra vida. Pero si queremos ver ese propósito realizado con  éxito, debemos someter esa pasión al propósito  de Dios, reconociendo que somos incapaces de realizarlo por  nuestra propia fuerza. Cuando hacemos esto, el poder de Dios se elevará dentro de nuestras vidas y luego se desbordará en las vidas de los demás en formas  que nunca podíamos haber imaginado.
Dios no es un respetuoso de personas. Él nos ha llamado a cada uno de nosotros para realizar Su propósito, y Él nos ha equipado con una pasión que nos conducirá  últimamente a ese propósito. ¿La pregunta es, someteremos esa  pasión a Su propósito de derramar  Su poder en un mundo que tan desesperadamente lo necesita?



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