TODA LA
CREACIÓN DE DIOS AL SERVICIO DE LOS HOMBRES PARA QUE SEA FRUCTÍFERA.
¡ÉL CONFIÓ
EN TI!
En el
principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba
vacía, y la oscuridad cubría las aguas profundas. En 5 días creo todo lo que en
la tierra hay: cielo, tierra, mares, plantas, sol, luna, estrellas, animales
marinos, aves, animales salvajes, animales domésticos y animales pequeños.
El sexto día
Dios dijo: Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como
nosotros. Así que creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios
los creó; hombre y mujer los creó. Luego los bendijo con las siguientes
palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen
sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los
animales que corren por el suelo». Entonces Dios miró todo lo que había hecho,
¡y vio que era muy bueno! dice Génesis 1.
¿Podrías
confiar algo preciado que te costó mucho a alguien que sabes que posiblemente
no lo cuide, lo pierda y hasta lo arruine? probablemente NO, ni yo lo haría.
Sin embargo nuestro creador si lo hizo. Dios mismo confió en el hombre y dio
autoridad sobre las obras de sus manos en lo que se refiere a la tierra y lo
que la llena; una autoridad con responsabilidades.
Fuimos
creados para ser fructíferos (que producen beneficios), llevar fruto para
nuestra familia, barrio, ciudad, país; a
cada uno de nosotros nos dio capacidades
Dios para cumplir lo que nos encomendó; acudamos a nuestro creador primeramente
agradecidos por todo y pidámosle sabiduría, inteligencia y fuerzas para
obedecerle.
“Por cuanto
me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo,
Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.”
Salmos 92: 4-5 NTV.
UNA MANERA
DE DAR GLORIA DIOS ES HACIENDO PARTE DE SU OBRA.
Mateo 25:21:
“Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
Un hombre
habló con su pastor un día y le dijo: “No sé qué es lo que pasa, pero para mí
Dios ya no es real.” El pastor sabiamente le preguntó: “¿Hay algún pecado en tu
vida?” En un momento de honestidad, el varón respondió: “Hace muchos años yo
diezmaba, pero un día pensé que Dios no necesitaba el dinero tanto como yo, así
que dejé de hacerlo.” El pastor respondió: “¿Dirá acaso Dios: ‘Mi hijo me ha
desobedecido, no puede confiarme sus posesiones, por lo tanto, le bendeciré aún
más con recursos financieros’, hará Dios esto?” Por supuesto que no. Si usted
no le es fiel en lo poco, Él no le bendecirá con más.
¿Está usted
diezmando de su ingreso a la obra de Dios? Si no lo está haciendo, es hora que
empiece a hacerlo.
¿QUÉ HABLA
USTED A OTROS DE DIOS?
Primera
Crónicas 16:8: “Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los
pueblos sus obras.”
Si usted es
un hijo de Dios, usted debe agradecerle diariamente a Él todo momento de su
vida, sin importar lo que le pase.
¿Alguna vez
le ha agradecido a Dios por el agua que toma? ¿Sabía usted que en diversos
países subdesarrollados las personas no cuentan con agua potable para beber?
Millones de personas mueren anualmente a causa de enfermedades relacionadas con
el agua contaminada.
¿Alguna vez
le ha dado gracias por usar una ayuda auditiva? Algunas personas desearían tener
dicho dispositivo.
¿Le ha dado
gracias a Dios por ese examen que va a tomar hoy? Hay muchos que anhelarían
poder costearse sus estudios universitarios.
¿Le ha
agradecido a Dios su próximo aliento?
Lo que sea
parezca ser una prueba hoy en su vida... ¡agradézcaselo a Dios! Y cuando
quieran filtrarse pensamientos de descontento o murmuración, desarráiguelos al
darle gracias a Dios.
¿YA LE DIO GRACIAS
A DIOS POR EL REGALO DE LA SALVACIÓN?
Efesios
2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Si usted
piensa que llegará al cielo por medio de obras, le garantizamos que siempre se
preguntará si ha hecho suficiente. Usted no tendrá una salvación “que se
conoce”, sino una salvación “que se espera”. En lugar de estar erguido y
firmemente de pie como un signo de admiración, estará cabizbajo y dudoso como
un signo de interrogación. Y así estará hasta que entienda que la salvación es
exclusivamente por gracia. Suponga que todo el que quiera ser salvo, tenga que
correr alrededor de la cuadra. Algunos no pueden correr. ¿Cómo sería en el caso
que tuviera que leer un capítulo de la Biblia para ser salvo? Algunos no pueden
leer. Ahora bien, existe una cosa que asegura esa promesa y ésta es la gracia.
¿Con quién
puede usted compartir las Buenas Nuevas hoy? Piense en alguien y pídale a Dios
un amor valiente y una oportunidad divina para poder hacerlo.
Lea y medite
en lo que dice el Salmo 34: 3- 7.
34:3
Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos
a una su nombre.
34:4 Busqué
a Jehová, y él me oyó,
Y me libró
de todos mis temores.
34:5 Los que
miraron a él fueron alumbrados,
Y sus
rostros no fueron avergonzados.
34:6 Este
pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró
de todas sus angustias.
34:7 El
ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los
defiende.
Salmo 34:
11-15.
34:11 Venid,
hijos, oídme;
El temor de
Jehová os enseñaré.
34:12 ¿Quién
es el hombre que desea vida,
Que desea
muchos días para ver el bien?
34:13 Guarda
tu lengua del mal,
Y tus labios
de hablar engaño.
34:14
Apártate del mal, y haz el bien;
Busca la
paz, y síguela.
34:15 Los
ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos
sus oídos al clamor de ellos.
Escuche lo
que dice el Salmo 100:
100:1 Cantad
alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
100:2 Servid
a Jehová con alegría;
Venid ante
su presencia con regocijo.
100:3
Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo,
y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo
somos, y ovejas de su prado.
100:4 Entrad
por sus puertas con acción de gracias,
Por sus
atrios con alabanza;
Alabadle,
bendecid su nombre.
100:5 Porque
Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad
por todas las generaciones.
Termine diciéndole
al Señor lo que dice el Salmo 119: 8-13, 17- 18.
119:8 Tus
estatutos guardaré;
No me dejes
enteramente.
119:9 ¿Con
qué limpiará el joven su camino?
Con guardar
tu palabra.
119:10 Con
todo mi corazón te he buscado;
No me dejes
desviarme de tus mandamientos.
119:11 En mi
corazón he guardado tus dichos,
Para no
pecar contra ti.
119:12
Bendito tú, oh Jehová;
Enséñame tus
estatutos.
119:13 Con
mis labios he contado
Todos los
juicios de tu boca.
119:17 Haz
bien a tu siervo; que viva,
Y guarde tu
palabra.
119:18 Abre
mis ojos, y miraré
Las
maravillas de tu ley.
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