TENER
MEMORIA DE LO QUE DIOS HA HECHO EN NUESTRAS VIDAS Y SER AGRADECIDOS.
Éxodos 13:3:
“Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido
de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano
fuerte; por tanto, no comeréis leudado.”
Toda nación
por lo general anualmente honra a los soldados que lucharon y dieron su vida
para que otros pudiesen tener el derecho y privilegio de vivir en un país
libre. Recordar o tener memoria es importante. De hecho, Dios le dio
instrucciones a su pueblo en muchas ocasiones que recordaran de dónde habían
salido y se acordaran de su intervención divina. Es por la poderosa mano de
Dios que somos salvos, que somos protegidos, y podemos vivir en una nación
libre. Nunca tome la libertad a la ligera. Ésta es un preciado producto por el
cual el mundo está hambriento. Su protección es una gran responsabilidad que se
nos delegó.
¿Conoce
usted a alguna persona que ha servido en las fuerzas armadas de su país?
Exprésele esta semana su gratitud por su servicio a la nación.
Primera
Crónicas 16:8: “Alabad a Jehová, invocad su nombre, dad a conocer en los
pueblos sus obras.”
Si usted es
un hijo de Dios, usted debe agradecerle diariamente a Él todo momento de su
vida, sin importar lo que le pase.
¿Alguna vez
le ha agradecido a Dios por el agua que toma? ¿Sabía usted que en diversos
países subdesarrollados las personas no cuentan con agua potable para beber?
Millones de personas mueren anualmente a causa de enfermedades relacionadas con
el agua contaminada.
¿Alguna vez
le ha dado gracias por usar una ayuda auditiva? Algunas personas desearían
tener dicho dispositivo.
¿Le ha dado
gracias a Dios por ese examen que va a tomar hoy? Hay muchos que anhelarían
poder costearse sus estudios universitarios.
¿Le ha
agradecido a Dios su próximo aliento?
Lo que sea
parezca ser una prueba hoy en su vida... ¡agradézcaselo a Dios! Y cuando
quieran filtrarse pensamientos de descontento o murmuración, desarráiguelos al
darle gracias a Dios.
Santiago
1:2: “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas
pruebas.”
En ocasiones
debemos admitir que no tenemos todo “por sumo gozo”.A veces renegamos en lugar
de estar humildemente agradecidos, nos convertimos en intolerables quejosos.
Cómo
deseamos que a partir de hoy empecemos a imitar la fe de los santos que nos
precedieron, como Fanny Crosby, la gran escritora de himnos. Fanny fue ciega la
mayor parte de su vida. Con todo, a la edad de ocho años, ella escribió lo
siguiente: “¡Oh, cuán feliz soy! Aunque no pueda ver, he decidido que en este
mundo, contenta he de estar. Cuántas bendiciones disfruto yo que otros no
pueden. Llorar o lamentarme porque estoy ciega no puedo, ni lo haré.” ¡Y no lo hizo!
¿Cómo puede
aplicar esta gran verdad a su vida el día de hoy? ¿Cómo puede compartir esta
verdad con otra persona?
Segunda
Samuel 22:50: “Por tanto, yo te CONFESARÉ entre las naciones, oh Jehová, y
CANTARÉ a tu Nombre.”
Si tenemos
un accidente automovilístico y escapamos con vida, normalmente le damos gracias
a Dios por habernos salvado la vida. Mas, ¿alguna vez le ha agradecido a Dios
el salvarle la vida al manejar de regreso del trabajo a su casa y no tener
ningún accidente? ¿No es eso muchísimo mejor?
Una historia
ilustra esto de una manera conmovedora. Una familia escuchó que una persona en
su iglesia dio una ofrenda de amor muy significativa en memoria de su hijo
quien había muerto en el campo de batalla. Camino a casa, la esposa le preguntó
a su marido: “¿Por qué no damos una ofrenda por nuestro hijo?” Él preguntó:
“¿Por qué? Nuestro hijo no ha fallecido.” Ella respondió: “¿No crees que esa es
una buena razón para hacerlo?”
¿Qué es lo
que debe hacer en toda circunstancia, ya sea que esté a salvo o apesadumbrado?
“Hermanos
míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que
la prueba de vuestra fe produce paciencia” - (Santiago 1:2-3).
Santiago 1:2
es un versículo interesante porque tiene la palabra “cuando” en vez de la
palabra “si”. Verá, alguna gente cree que la vida siempre va a ser “color de
rosa”, acolchonada con pétalos y días soleados. Si yo asegurara tal cosa,
estaría hablando con la Biblia cerrada y una cabeza vacía. Sea usted salvo o
no, la vida le garantiza una cosa: ¡dificultades! Habrá pruebas, opresión,
malentendidos. Y cuando usted se entrega a Cristo, no se torna inmune a estas
cosas. Las pruebas son parte de la vida, pero cómo los creyentes se comportan
en respuesta a esas pruebas motiva a que un mundo incrédulo se detenga y lo
note. Usted puede hablar de la fortaleza de un creyente por lo que se necesita
para detenerle.
Decida, por
usted mismo, ser responsable. Si es casado, pida a su esposa que conteste la
siguiente pregunta. Si es soltero, pida la ayuda de un amigo de confianza:
¿Cómo calificarías la forma en que he respondido a las pruebas en mi vida, el
año pasado, en una escala del 1 al 10? Significando 1 que he agradecido la
oportunidad de aprender a ser paciente, y 10 que me he enojado por cada
piedrita que la vida puso en mi camino. ¿Aprendió algo nuevo acerca de sí
mismo? ¿Algo en lo cual debe mejorar el próximo año?
CONFIAR EN
DIOS EN MEDIO DE LA ANGUSTIA.
¿Cómo
Confiar cuando uno está Angustiado?
La vida de
Job era un modelo maravilloso de vida valiente. Job confió en Dios en las
buenas. Ahora la escena estaba preparada para determinar si Job confiaría en
Dios en situaciones humanamente imposibles.
El siguiente
capítulo en la vida de Job es oscuro. Soportó pérdidas como pocos han conocido.
Su casa, destruida; su familia, muerta; su salud, en ruinas; sus finanzas, eliminadas. Sus amigos
cuestionaban su reputación santa. En el largo proceso de resolver sus preguntas
y luchas, Job finalmente resolvió confiar en Dios—costara lo que costara. Había
adorado. Se había humillado. Se había sentado en silencio. Finalmente respondió
a su esposa: “Recibo lo que Dios ha enviado. He recibido lo bueno; ahora recibo
la adversidad.” Vuelva a leer eso. Es el secreto de la estabilidad.
Hallo tres
razones reales por las cuales Job pudo responder de esa manera:
1. Primero,
miró hacia arriba y halló consuelo en la soberanía de Dios. Vio mucho más que
las acciones de Dios; vio el corazón de Dios. Aceptó lo que Dios dio y lo que
Dios quitó. Vio el amor soberano de Dios, y le dijo a su esposa: “Acaso no
deberíamos recibir lo uno y lo otro sin cuestionarlo?”
2. Job
también miró hacia adelante y recordó la promesa de Dios. En el capítulo 19 Job
dijo: “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo”
(19:25). Job recordó la promesa de Dios de que al fin todo se resolverá.
Mirando hacia adelante, sintió ánimo.
3.
Finalmente, Job miró hacia adentro y se dejó moldear por la instrucción de
Dios. Job 42:6 dice que Job miró su vida, y se arrepintió “en polvo y ceniza.”
Vio que Dios le había instruido en el sufrimiento y enfermedad como de ninguna
otra manera. Dijo, en efecto: “Señor, por primera vez honradamente puedo decir:
‘Me entrego a ti como nunca antes.’”
Exige
valentía que el creyente se entregue a un Dios soberano al enfrentar
situaciones imposibles. Tal vez eso es exactamente lo que usted necesita hacer
en este mismo momento. Me viene a la mente la oración que elevó una vez una
persona sabia y consagrada:
"Señor,
estoy dispuesto a recibir lo que tú das. Estoy dispuesto a privarme de lo que
tú no das. Estoy dispuesto a aflojar lo que tú quieres tomar. Estoy dispuesto a
sufrir lo que tú infringes. Estoy dispuesto a ser lo que tú quieres que sea.
Señor, estoy dispuesto".
Amigo y
amiga, si sus días han sido difíciles y sus noches han sido como un túnel
oscuro y largo, halle su consuelo en el control soberano y amor eterno de Dios.
Su Salvador sabe su punto de aguante. Los golpes, destrozos y adversidad que
usted está soportando están diseñados para moldearlo; no para arruinarlo. Su
fuerza y valentía aumenta conforme Dios tiene su mano sobre usted. Recordar el
secreto de Job puede determinar toda la diferencia.
CAÍDOS PERO
NO DERROTADOS.
“Y no nos
metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder,
y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:13).
Mike Kolen,
quien jugó fútbol americano con el equipo de los Delfines, de Miami, una vez
contó la siguiente historia: “Cuando me gradué de la Universidad de Auburn, el
entrenador Shug Jordan me pidió que buscara talentosos jugadores para él. Yo le
dije: ‘Está bien, entrenador. ¿Qué clase de jugadores necesita?’ Y él
respondió: ‘¿Has visto a jugadores que cuando los tumban, allí se quedan?’ ‘Sí,
los he visto.’ ‘Bueno, es la clase de jugadores que no necesito. ¿Has visto a
jugadores que no importa cuántas veces los tumben, se vuelven a levantar?’
‘¡Sí! ¿Son esos son los jugadores que quiere?’ ‘No. Yo quiero al jugador que
siempre los tumba’.”
Estamos
agradecido que el Señor Jesús nos levanta cuando estamos caídos, tumbados.
Pero, ¿no le gustaría a usted tumbar al diablo, para variar? Puede hacerlo, si
aprende a orar: “Señor, no me dejes caer en tentación, mas líbrame del mal.”
¿Cuál es su
más grande tentación? ¿El chisme, el alcohol, las drogas, la lujuria, el poder?
Amigo,
cualquiera que sea su lucha, no salga hacia el mundo hoy sin orar, primero,
Mateo 6:9-13.
AGRADECIDOS
POR SER ESCOGIDOS Y LLAMADOS POR DIOS.
“Más
vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido
por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las
tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Los creyentes
en Cristo son un reino de sacerdotes; así que para entender lo que eso
significa, veamos en el Antiguo Testamento lo que alguien tenía que hacer si
quería ser sacerdote. La primera cosa que un sacerdote hacía era bañarse “de la
cabeza a los pies”. Esto simbolizaba que era salvo (vea Tito 3:5). Cuando somos
salvos, somos bañados desde la cabeza hasta los pies en la sangre limpiadora de
Cristo. Después de ese baño, el sacerdote recibía ropa de lino, que
representaba la justicia que es provista por nuestro Señor. Luego era ungido
con aceite, que simbolizaba al Espíritu Santo. ¡Cuán animador es descubrir que
la Palabra de Dios fluye del Antiguo al Nuevo Testamento para describir
detalles esenciales para el creyente!
Usted ha
sido escogido para servir y compartir. Comparta el mensaje de salvación con
alguien, dándoles a conocer nuestra dirección electrónica, y le quedarán
eternamente agradecidos.
GRACIAS
PORQUE DIOS HACE GRANDES COSAS.
“Él hace
grandes cosas, que nosotros no entendemos” (Job. 37:5).
Dios es
grande y su obrar es también grande. El versículo afirma esta verdad. Cuando
actúa manifiesta Su grandeza, de manera que lo que hace escapa generalmente de
la comprensión del hombre, al ser infinita. Pero, además, las cosas que Dios
hace son también incomprensibles. La Biblia nos enseña a alabarle porque”
su grandeza es inescrutable” (Sal.
145:2).
El versículo
nos invita a considerar primeramente la grandeza de Dios a la luz de las
grandes cosas que hace. La primera mirada tiene que ser a la grandeza de la
creación. El impacto que el universo produce en quien lo observa es asombroso.
Millones de
estrellas formando enormes galaxias que se sustentan y funcionan con una
precisión matemática, es la manifestación de la grandeza de Dios. Todo esto
vino a la existencia por Su palabra. Tan sólo fue suficiente que la
omnipotencia se hiciera oír en un mandato: Sea, para que la creación fluyese
como un juego de los dedos divinos. Pero, no solo hace grandes cosas en la
dimensión cósmica del universo, sino en el pequeño mundo del hombre. La tierra
es una exhibición de la grandeza divina. Nosotros mismos somos una admirable
referencia de la infinita sabiduría de Dios. Los miembros de nuestro cuerpo, la
compleja estructura de la mente, la admirable grandeza de nuestros ojos, la
actividad del corazón y de cada órgano sorprende por su precisión. De ahí que
no podamos por menos que decir “Él hace grandes cosas”. Pero la grandeza de
Dios tiene que ver también con cada situación de la vida del creyente. En
ocasiones el permiso divino trae a nuestra experiencia, las dificultades de una
prueba, la tristeza de una situación, los dolores de una enfermedad, el
abandono de alguien a quien amamos, o la crítica y murmuración que lastiman
profundamente. Cualquier circunstancia, por compleja que nos parezca, no escapa
al conocimiento de Dios. En aquello que a nosotros nos parece incomprensible y
nos cuesta entender que sea permitido, Él está haciendo grandes cosas, que no
entendemos. Está consolidando nuestra fe, animándonos para que nos acerquemos
más a Él, enseñándonos el camino conforme a Su propósito, y despertando en
nosotros una nueva visión orientada, no hacia lo que estamos pasando, sino al
glorioso futuro que prepara para nosotros.
El versículo
que nos hace ver a Dios, nos lleva a conocer que muchas de las cosas que Él
hace nosotros no las entendemos. Su pensamiento es grande, infinitamente más grande
que el nuestro. Sus caminos nos parecen estrechos, dificultosos, resbaladizos y
complejos, pero son mucho más altos que nos nuestros. Todo lo que permite es
bueno, porque Él es bueno. En ocasiones procuramos hacer lo que nos parece
mejor, pero es Dios quien hace aquello que no entendemos y que sin embargo es
lo mejor para nosotros.
Quiero
conocer esta verdad: “Él hace grandes cosas que yo no entiendo”. No quiero
resistirme a la admirable experiencia de sentir que está conduciendo mi camino.
Quiero mirar el futuro como una etapa llena de Su gracia, porque sé que “Dios
cumplirá siempre su propósito en mí”.
AGRADECIDOS
Y VIVIENDO SIN AFÁN.
Filipenses
4:6: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante
de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
En ocasiones
nos quejamos cuando no debemos. En una ocasión el pastor Rogers manejaba a lo
largo del país con un caballero. En ese entonces, todos sus hijos estaban en
colegios privados y Joyce y él estaban “casi en bancarrota”. Empezó a quejarse
un poco del gran costo de mandar a uno de sus hijos a la universidad. El amigo
se volteó y le exclamó: “Yo daría cualquier cosa en este mundo para que mi hijo
fuese a la universidad.” Entonces, pensó: “¡Qué espíritu tan malagradecido
poseo!” ¿Se queja a veces de los platos sucios? Existen muchas personas en
diversos países que desearían tener platos, ¡aunque sean sucios! Debemos ser
agradecidos en todo.
Regocíjese
en las bendiciones del Señor para con su vida. Corte de raíz esa tentación de
quejarse y murmurar en su vida hoy.
DANDO
GRACIAS SIEMPRE A DIOS.
Efesios
5:20: “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro
Señor Jesucristo.”
HAY CUATRO
TIPOS DE INDIVIDUOS:
1. Existen
los que siempre están quejándose y renegando. ¿Ha conocido usted a alguno de
ellos? Son capaces de iluminar una habitación con tan sólo salir de ésta. Ese
es el nivel más bajo de vida.
2. Hay otros
que llevan vidas de ingratitud. No se quejan, pero nunca le agradecen a Dios
las bendiciones tan obvias que reciben. Eso está un poco mejor, más no mucho.
3. Luego
existen los que le agradecen a Dios las bendiciones innegables que reciben de
Él. Cuando algo bueno sucede, están agradecidos. Ese es un mejor nivel.
4. Sin
embargo el más alto de todos los niveles, es estar agradecido por todo y en
todo tiempo. Ese es el secreto de una vida feliz y productiva.
Incline su
rostro ante el Señor y piense en cada situación difícil que está enfrentando.
Ahora, agradézcale a Dios por cada una de esas dificultades.
DE GRACIAS
PORQUE LAS RIQUEZAS REALES ESTÁN ESCONDIDAS EN CRISTO.
El apóstol
escribió: … Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría
y del conocimiento. (Colosenses 2:3)
Según se ven
las cosas usted posiblemente es una persona impresionante. Tal vez tiene una
linda casa. Supongo que sus vecinos estarían de acuerdo en que usted trabaja
duro… tal vez esta trepando por la escalera hacia el éxito, ¿verdad?. . .Usted
gana un salario, y sus posesiones materiales están creciendo en número, pero…la
verdad es que tal vez aun poseyendo todas esas cosas se siente vacío por dentro
y por fuera, y está fingiendo. Ninguna cosa de su propio "reino" le
ha dado la felicidad que esperaba. Así que está pensando: "Tal vez si
consiguiera un trabajo mejor," o "consiguiera una casa más
grande," o “un mejor auto”, o “una mejor posición”, etc.
No permita
que la cortina de humo de más dinero le ciegue los ojos a la verdad. Hay mucho
más en ser rico que ganar más dinero. Séneca, el romano, tenía razón: "El
dinero nunca ha hecho a nadie rico." ¿Quiere riquezas? Entonces escuche a
Jesús: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas (Mateo 6:33).
Para hallar
riquezas reales cambie los valores de su reino.
AGRADECIDOS
EN LA PRESENCIA DE JESUCRISTO EL SEÑOR.
Salmos 100:4:
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza;
alabadle, bendecid su nombre.”
Un
predicador iba a bordo de un tren. Allí vio a un varón muy bien vestido y a una
mujer muy elegante y con costosas alhajas. La mujer se quejaba de todo: el
tren, el clima, las noticias, la comida, el servicio. El predicador decidió
entablar una plática con la pareja. Le preguntó al hombre a qué negocio se
dedicaba y éste le respondió. Luego le preguntó: “¿Qué hace su esposa?” Él le
contestó: “Ella está en el negocio de producciones: produce su propia
infelicidad.”
Existen
muchas personas así. Estos individuos producen su propia miseria porque fallan
al no ser agradecidos. Sólo Cristo puede cambiar nuestras vidas y crear en
nosotros un corazón agradecido.
Hoy dele
gracias a Dios por algo que comience con cada letra del alfabeto.
ALEGRÍA Y
GOZO Y AGRADECIMIENTO POR LAS PRUEBAS.
Santiago
1:3: “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”
Un hombre tenía un gran reloj de
caja. Un día le dio lástima el reloj porque éste tenía un pesado péndulo. Y
dicho péndulo siempre colgaba del reloj. El hombre dijo: “Oh. Señor Reloj,
usted ha cargado ese pesado péndulo por tanto tiempo; se lo voy a quitar para
que pueda descansar.” El reloj protestó diciéndole: “No quites ese péndulo de
mí. Es el que me hace funcionar.” De la misma manera, las pruebas y
tribulaciones de la vida están presentes para fomentar nuestra perseverancia.
Están para que continuemos adelante, continuemos confiando, continuemos orando
y continuemos dependiendo en Dios.
¿Cuándo fue
la última vez que compartió con alguien la necesidad de estar agradecidos por
sus pruebas? ¿Cuándo fue la última vez que se lo dijo a sí mismo?
DIOS NOS
LLAMÓ A SER AGRADECIDOS.
Colosenses
3:15: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo
fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”
El pastor
Rogers creció en Florida, zona de huracanes. Cuando él era niño aprendió que en
el centro del peor huracán, existe un sitio de calma llamado el “ojo” de la
tormenta. Cuando la tormenta pasa, hay una quietud como la de un pacífico
estanque en una noche de verano.
Amigo,
amiga, en su tormenta hay un centro de paz. Ese centro es el corazón de Dios.
Él está allí. Él es el gran YO SOY en medio de su tormenta. Como alguien bien
afirmó: “Dios da una paz que el mundo no puede quitar.” Es una paz
sobrenatural.
¿Tiene usted
la paz de Dios en su corazón? Afiáncese hoy a las promesas de Salmos 29:11.
Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová
bendecirá a su pueblo con paz.
Isaías 26:3. Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.
Y Romanos 5:1-2. Justificados, pues, por la fe,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;
5:2 por
quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.
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