A PUERTAS
DEL CIELO O DEL INFIERNO USTED DECIDE HOY.
“¿No sabéis
que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios,
ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con
varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente
posee la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus
indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el
hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas6:7). A Dios no se le pasa por
alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos
13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no
podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos;
mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”
¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él
limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado
alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos?
Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo.
Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por
la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
Satanás y
todos los incrédulos serán echados al eterno «lago de fuego» (Apocalipsis
20:10,13,15). Sin embargo, «la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda
impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. . .
Dios se lo manifestó. . . . (De) modo que no tienen excusa. Pues habiendo
conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias. . . y su
necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y
cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre
corruptible . . . Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las
concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios
cuerpos» (Romanos 1:18-27).
Tres veces
leemos que Dios «los entregó a la inmundicia», a sus «pasiones vergonzosas», y
a una «mente reprobada» (1:24,26,28). Hay personas que ven el sexo como no más
que un apetito físico que hay que satisfacer. Pero, Cristo nos ha dicho: «Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8). La
relación sexual es un don de Dios que trae una satisfacción que dura y nos
llena sólo cuando está dentro de la relación matrimonial de un hombre con una
mujer.
Por casi
todo el mundo hay una gran ignorancia de la Biblia que nos inquieta porque aún
sigue creciendo, pues la Biblia es el único Libro que revela el pecado tal y
como es — una rebelión contra Dios. Dios solo tiene el derecho de establecer
las normas de la justicia.
No hay
victoria sobre la perversión sexual hasta que se vea por lo que verdaderamente
es, no una enfermedad ni un estilo de vida alternativo, pero un pecado. Las
buenas nuevas nos dicen: «Pero ahora estamos libres de la Ley, por haber muerto
para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen
nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra» (Romanos 7:6).
Dios desea
cuidar de nuestras vidas. Vamos a confiar en Él.
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