EL SERMÓN
DEL MONTE NOS DA LAS DIRECTRICES PARA LOGRAR LA TAN ANHELADA PAZ.MATEO 5: 1-19.
5:1 Viendo (Jesús)
la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.
5:2 Y
abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
BIENAVENTURADOS
TODOS LOS QUE BUSCAN ESA PAZ DE DIOS.
BIENAVENTURADOS:
HOMBRES DE BIEN HOMBRES DE PAZ.
El Señor
Jesucristo nos da las Bienaventuranzas o Beatitudes: actitudes que deben ser.
Éstas no son trivialidades, sino actitudes que tratan con el carácter del
creyente. Su reputación es lo que otros piensan de usted, mas el carácter es lo
que Dios sabe de usted. Las Bienaventuranzas no dicen: “Bienaventurado es lo
que usted tiene”, ni: “Bienaventurado es lo que usted hace”, sino:
“Bienaventurado lo que usted es”.
¿Qué es lo
que la mayoría de las personas en el mundo están haciendo? Están buscando la
felicidad. Si usted busca la felicidad, nunca la encontrará. Sin embargo, si se
pone en paz con Dios, la bienaventuranza lo encontrará.
¿Ha estado
buscado su valor en lo que tiene o en lo que usted hace? Confiésalo ante el
Señor y medite en las actitudes que debe tener.
Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en
espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
¿Qué
significa ser pobre en espíritu? Jesús está hablando de ser un mendigo. Él está
diciendo: “Bienaventurados son los mendigos.” Él no está hablando aquí de
finanzas, sino de una persona espiritualmente pobre. Antes de que una persona
pueda entrar en el reino de los cielos debe reconocer primero que NO importa
cuánto tenga en el reino material o en el reino psicológico, está rotunda y
totalmente en quiebra espiritual y es un mendigo ante Dios. Si esa persona no
ve eso, nunca jamás entrará en el reino de los cielos.
El pastor
Rogers solía mencionar a menudo que era simplemente un mendigo mostrándole a
otro mendigo dónde encontrar comida.
¿Se ve usted
a sí mismo como un mendigo en necesidad del Pan del Cielo?.
Mateo 5:4:
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.”
Nosotros hemos
hecho todo lo posible para no sentir ningún dolor. Tenemos psicólogos que
adormecen nuestra neurosis. Consejeros que nos absuelven de culpa. Doctores que
calman nuestro dolor. Agentes de seguros que remueven nuestras preocupaciones.
E incluso en la muerte tenemos la funeraria que trata de embellecer la muerte
para nosotros. Con todo, Jesús era un varón de dolores. Él vio el pecado a su
derredor y éste quebrantó su corazón. En Mateo 23:34-39, leemos cómo Jesús
sufrió por Jerusalén y la destrucción que el pecado forjó en los corazones de
los hombres.
Bienaventurados
los que lloran: porque ellos recibirán consolación. Mateo 5:4.
Llegamos a
Sión por un valle de lágrimas. Podría creerse que el llanto y la bendición eran
términos irreconciliables, pero el Salvador, que es infinitamente sabio, los
une en esta bienaventuranza. Por tanto, lo que Dios ha juntado no trate de
separarlo el hombre.
Llorar sobre
nuestro pecado y el pecado de los demás es el sello que Dios pone sobre sus
fieles hijos. Cuando el Espíritu de gracia es derramado sobre la casa de David,
o sobre cualquiera otra casa, harán llanto. Por medio del llanto recibimos las
más ricas bendiciones, del mismo modo que por el agua se obtienen los frutos
más excelentes.
¿Las cosas
que quebrantan el corazón de Jesús, quebrantan el suyo? ¿Están sus ojos secos,
sin lágrimas, en un mundo que se dirige al infierno? Es hora de ser como Jesús.
“Bienaventurados
los que lloran, porque ellos recibirán consolación” - (Mateo 5:4).
Jesús reveló
las Bienaventuranzas en secuencia a propósito porque es la forma en que
crecemos en santificación. Primero, vemos nuestra condición espiritual en
bancarrota en Mateo 5:3, lo que quebranta nuestro corazón. Aquí en el versículo
cuatro la palabra “lloran” habla de una forma fuerte de lamentación, no una
lágrima sentimental. Lo que necesitamos hoy son hombres y mujeres quebrantados
por su pecado. Proverbios 14:9: “Los necios se mofan del pecado; mas entre los
rectos hay buena voluntad.” Jesús habla de esta buena voluntad, cuando Él dice
que recibirán consolación. El Espíritu Santo es nuestro Consolador cuando
estamos quebrantados a causa de los pecados que cometimos. ¿Sabe dónde
deberíamos estar? Postrados ante Dios llorando amargamente por la esterilidad
de nuestras vidas, la frialdad de nuestros corazones y la iniquidad de nuestras
actitudes. ¿Y cuál sería el resultado? Seremos consolados.
Escriba la
(s) forma (s) en que Dios le ha quebrantado en este año pasado y la sanidad que
Él trajo. Use este testimonio de la gracia de Dios para motivar a un hermano o
hermana, o a un alma perdida.
Mateo 5:5:
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.”
¿Qué
significa ser manso? Primero, permítanos decirle lo que no es antes de decirle
lo que es. La mansedumbre no es debilidad. La palabra “manso” significa
‘ceder’. Literalmente tiene la idea de fuerza bajo control. Cuando un animal,
sobre todo un caballo, es domesticado, está entrenado para que un jinete pueda
sentarse en su lomo o para que pueda tirar de un arado. El término apropiado
para este proceso es que el animal ha sido domado o amansado. Ahora cede al
jinete o al yugo. El animal ahora exhibe fuerza bajo control. Eso es
mansedumbre.
Le invito a
leer Mateo 11:29 y 21:5. ¿Qué dice Jesús de Sí mismo y cómo puede usted
emularlo?.
11:29 Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas;
21:5 Decid a la hija de Sion:
He aquí, tu
Rey viene a ti,
Manso, y
sentado sobre una asna,
Sobre un
pollino, hijo de animal de carga.
Mateo 5:9:
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
En una
ocasión el pastor Rogers leyó acerca de un joven predicador que estaba en clase
en una universidad liberal y el profesor dijo: “Los creyentes nunca debemos
tener ningún enemigo. Nunca debemos ser controvertibles.” Y agregó: “Lo que
nosotros necesitamos es seguir el ejemplo de Jesús.” El joven alzó su mano y
preguntó: “Si Jesucristo fue tan espléndidamente considerado y diplomático,
¿cómo se las arregló para que lo crucificaran?”
Paz no es
apaciguamiento. Es una relación correcta con Dios la que conlleva a una
relación correcta con sí mismo y nos guía en las relaciones correctas con
otros. Literalmente, paz es el fruto de justicia. Es la justicia de Dios
gobernando y reinando en su corazón.
Hebreos
12:14. ¿Hay conflictos que usted puede resolverse al convertirse en un
pacificador? Si es así, confiadamente ponga su mano en la del Señor y traiga
paz.
“Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores,
ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está
su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:1-2).
Las
Bienaventuranzas nos enseñan el fundamento de cómo debemos ser y vivir, tal y
como los Diez Mandamientos en el Antiguo Testamento nos enseñan cómo vivir.
Ahora, existe una palabra clave en lo que acabo de decir: “ser”. Verá, el mundo
está más interesado en la palabra “tener”. Si usted tiene cosas, entonces es
considerado bendecido según el mundo interpreta dicha palabra. El mundo piensa
que la felicidad emana de su habilidad, dinero, astucia, posesiones, belleza,
poder o fama. Sin embargo, creo que conocemos personas que poseen mucho y son perfectamente
miserables. La felicidad no proviene de lo que una persona tiene, sino de lo
que la persona es.
Los
epitafios son generalmente escritos acerca del carácter de una persona. Escriba
qué desea que su lápida diga.
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