NO SE TURBE
VUESTRO CORAZÓN CREÉIS EN DIOS CREED TAMBIÉN EN MÍ.
Jesús les
lava los pies a los discípulos; Jesús predice que a Él lo iban a traicionar y a
matar, y también predice Su segunda venida; el Espíritu Santo es prometido.
EL HOMBRE DE
ÉSTE SIGLO TAMBIÉN ANDA PERTURBADO.LE CREE AL MUNDO Y NO A DIOS.
Los once apóstoles estaban convencidos que
Jesús era el Mesías. Junto con la multitud, ellos también se unieron a clamar:
«¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!» (Juan
12:13). Pero, Jesús anteriormente había dicho: «que le era necesario ir a
Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de
los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día» (Mateo 16:21). Durante
esas pláticas los discípulos «tenían miedo» porque Jesús les había dicho que Él
se tenía que ir al Padre. Los apóstoles también estaban perturbados que Él les
había dicho que uno de ellos iba a traicionarle (Juan 13:21-22).
MI PAZ OS DEJO MI PAZ OS DOY; YO NO OS LA DOY COMO
EL MUNDO LA DA.
Unas de las
palabras más consoladoras que Jesús habló fueron al mismo momento que los
líderes religiosos estaban planeando cómo matarle pero Él bien lo sabía. Con
una suma calma Jesús dijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed
también en Mí. . . . (Voy), pues, a preparar lugar para vosotros. Y si Me fuere
y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde
Yo estoy, vosotros también estéis. . . . La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no
os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo»
(14:1-3,27).
EL SEÑOR NOS
ENSEÑA CÓMO ENFRENTARNOS A LOS PROBLEMAS DEL MAÑANA. ES CONFIANDO EN ÉL, NO SE
TURBE VUESTRO CORAZÓN, NI TENGAN MIEDO.
La historia
es mucho más clara para nosotros hoy en día dos mil años después al leer el
relato completo. Sin embargo, como los discípulos, ocasionalmente, cada uno de
nosotros nos tenemos que enfrentar a los temores de lo que pasará mañana.
Cuando nos enfrentamos a las pérdidas financieras, a un divorcio, a las
enfermedades, a las desventajas físicas, o a «muchas otras cosas» que les pasan
a los que aman al Señor, necesitamos recordar que el Señor sabe cómo cuidar
todos nuestros futuros. Nosotros también podemos tener la suma confianza en las
Palabras consoladoras de nuestro Señor: «No se turbe vuestro corazón; creéis en
Dios, creed también en Mí» (14:1).
NO NOS
SORPRENDAMOS POR LAS DIFICULTADES,
GOCEMONOS POR SER PARTICIPANTES DE LOS PADECIMIENTOS DE CRISTO.
Nosotros
tenemos que elegir si vamos o no vamos a permitir que «nuestros corazones se
turben». Cada contratiempo ofrece una oportunidad para vencer la tensión que
existe, el temor, la depresión, y cómo desarrollar la paciencia y la fe en el
Señor. «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido,
como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois
participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación
de Su gloria os gocéis con gran alegría» (I de Pedro 4:12-13).
EN LA
REVELACIÓN DE SU GLORIA NOS GOZAREMOS CON
ALEGRÍA.
Nosotros
necesitamos estar agradecidos por el ministerio del Espíritu Santo en y a
través de nuestras vidas.
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