viernes, 14 de noviembre de 2014

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN CREÉIS EN DIOS CREED TAMBIÉN EN MÍ.

NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN CREÉIS EN DIOS CREED TAMBIÉN EN MÍ.
Jesús les lava los pies a los discípulos; Jesús predice que a Él lo iban a traicionar y a matar, y también predice Su segunda venida; el Espíritu Santo es prometido.
EL HOMBRE DE ÉSTE SIGLO TAMBIÉN ANDA PERTURBADO.LE CREE AL MUNDO Y NO A DIOS.
 Los once apóstoles estaban convencidos que Jesús era el Mesías. Junto con la multitud, ellos también se unieron a clamar: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!» (Juan 12:13). Pero, Jesús anteriormente había dicho: «que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día» (Mateo 16:21). Durante esas pláticas los discípulos «tenían miedo» porque Jesús les había dicho que Él se tenía que ir al Padre. Los apóstoles también estaban perturbados que Él les había dicho que uno de ellos iba a traicionarle (Juan 13:21-22).
MI PAZ  OS DEJO MI PAZ OS DOY; YO NO OS LA DOY COMO EL MUNDO LA DA.
Unas de las palabras más consoladoras que Jesús habló fueron al mismo momento que los líderes religiosos estaban planeando cómo matarle pero Él bien lo sabía. Con una suma calma Jesús dijo: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en Mí. . . . (Voy), pues, a preparar lugar para vosotros. Y si Me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis. . . . La paz os dejo, Mi paz os doy; Yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo» (14:1-3,27).
EL SEÑOR NOS ENSEÑA CÓMO ENFRENTARNOS A LOS PROBLEMAS DEL MAÑANA. ES CONFIANDO EN ÉL, NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN, NI TENGAN MIEDO.
La historia es mucho más clara para nosotros hoy en día dos mil años después al leer el relato completo. Sin embargo, como los discípulos, ocasionalmente, cada uno de nosotros nos tenemos que enfrentar a los temores de lo que pasará mañana. Cuando nos enfrentamos a las pérdidas financieras, a un divorcio, a las enfermedades, a las desventajas físicas, o a «muchas otras cosas» que les pasan a los que aman al Señor, necesitamos recordar que el Señor sabe cómo cuidar todos nuestros futuros. Nosotros también podemos tener la suma confianza en las Palabras consoladoras de nuestro Señor: «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en Mí» (14:1).
NO NOS SORPRENDAMOS  POR LAS DIFICULTADES, GOCEMONOS POR SER PARTICIPANTES DE LOS PADECIMIENTOS DE CRISTO.
Nosotros tenemos que elegir si vamos o no vamos a permitir que «nuestros corazones se turben». Cada contratiempo ofrece una oportunidad para vencer la tensión que existe, el temor, la depresión, y cómo desarrollar la paciencia y la fe en el Señor. «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de Su gloria os gocéis con gran alegría» (I de Pedro 4:12-13).

EN LA REVELACIÓN DE SU GLORIA NOS GOZAREMOS CON  ALEGRÍA.

Nosotros necesitamos estar agradecidos por el ministerio del Espíritu Santo en y a través de nuestras vidas.

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