LA IGLESIA
TAMBIÉN TIENE SUS ENEMIGOS.
EL ATAQUE A
LA IGLESIA.
En el mundo
tendréis aflicción.
Juan 16:33
No
debiéramos sorprendernos cuando se ataca a la iglesia porque Cristo dijo que
así sucedería. Como el mundo, la carne y Satanás están detrás de tal
hostilidad, Cristo nos ordenó que veláramos y oráramos "para que no
[entremos] en tentación" (Mt. 26:41). Pedro advirtió: "Sed sobrios y
velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar" (1 P. 5:8). Para estar preparados, Pablo dijo
"Nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la
coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo" (1 Ts.
5:8).
Puede ser
difícil mantener su testimonio cristiano cuando la persecución es sutil y no
manifiesta. Recuerdo haberle preguntado a un pastor ruso "¿Es difícil
pastorear una iglesia en su país?" El pastor respondió: "No, es fácil
porque sé cuál es la posición de todo el mundo. Pero ¿cómo puede alguien
pastorear una iglesia en los Estados Unidos, donde la avenencia es tan común y
sutil?" Muchos que se dicen cristianos quieren la aceptación del mundo y
por lo tanto, no están dispuestos a defender la causa de Cristo.
LA IGLESIA
ES UNA COMUNIDAD DE CREYENTES EN CRISTO.
Nuestro Señor
entonces introdujo las palabras «Mi iglesia» por primera vez (16:18). Una
«iglesia», es una comunidad de personas que son hermanos y hermanas que se
cuidan en compañerismo los unos con los otros y con Jesucristo quien es «la
Cabeza del cuerpo que es la iglesia». La iglesia está compuesta de personas
redimidas por Su sangre y comprometidas a Jesucristo como su Salvador y Señor
bajo la disciplina de la Palabra de Dios. Ellos reconocen su responsabilidad de
ayudarse los unos a los otros en vivir en pacto de relación con Cristo sabiendo
que la iglesia es el Cuerpo de Cristo «Vosotros, pues, sois el Cuerpo de
Cristo, y miembros cada uno en particular» (I de Corintios 12:27).
Aunque
parece muy extraño, algunos de los seguidores de Jesucristo se descuidan de su
responsabilidad del compañerismo con otros creyentes cada domingo para celebrar
el día del Señor. Sin ellos saberlo, su influencia espiritual con su propia
familia llega a ser débil e ineficaz. Aun peor, ellos profanan el día del Señor
con sus placeres egoístas.
En una
comparación sorprendente, «Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
Palabra, a fin de presentársela a Sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese
mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha» (Efesios
5:25-27; ver I de Corintios 1:10).
Nuestra
adoración nunca es en vano cuando adoramos a nuestro Señor Jesucristo como Dios.
NO DEJEMOS
DE CONGREGARNOS COMO ALGUNOS TIENEN POR COSTUMBRE.
Casi todos
los creyentes se congregan para adorar al Señor Jesucristo el primer día de la
semana. Jesús resucitó de entre los muertos «el primer día de la semana»
(Marcos 16:9). De esta forma, le honramos como el Señor de nuestras vidas al poner
a Jesús en primer lugar cada semana. El día de reposo tiene su contraparte en
el nuevo pacto: «para que en todo tenga (Jesucristo) la preeminencia (el primer
lugar). . . . Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a
días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que
ha de venir» (Colosenses 1:18; 2:16-17).
La Pascua,
que conmemoraba la libertad de Israel de la esclavitud en Egipto, fue
reemplazada durante la última Pascua de Cristo, cuando Él mismo estableció la
Cena del Señor. Mientras que Jesús y Sus apóstoles estaban comiendo los
alimentos que representaban la Pascua, «tomó Jesús el pan, y bendijo (dándole
gracias a Dios), y lo partió, y dio a Sus discípulos, y dijo: Tomad, comed;
esto es Mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio,
diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que
por muchos es derramada para remisión de los pecados» (Mateo 26:26-28).
RESISTIR
HASTA EL FIN EN LA IGLESIA.
Resistir
hasta el fin.
Bienaventurado
el varón que soporta la tentación [las pruebas].
Santiago
1:12
El verbo
soportar en el versículo de hoy se refiere a resistir con paciencia y de forma
victoriosa. Implica pasiva o incluso penosa supervivencia y se concentra en el resultado
de ser victorioso. La persona que pasa por las pruebas y sale victoriosa nunca
abandona su fe ni a su Dios. Demuestra que es un cristiano genuino.
Algunas
personas van a la iglesia, dicen creer en Cristo y hasta se bautizan. Pero
cuando se enfrentan a los problemas, ellas desaparecen. Y tal vez nunca
vuelvan. Quizás afrontaron una relación quebrantada, la muerte de un ser
querido, o alguna otra lucha, y las circunstancias fueron tan insoportables que
culparon a Dios y se fueron, convencidas de que el cristianismo no es la
solución.
Como
creyentes, podemos pasar por tiempos de luchas y de dudas, pero nunca será
destruida nuestra fe. Nos aferramos al Señor a pesar de nuestras pruebas porque
lo amamos. Esa perseverancia amorosa resulta en verdadera bendición.
LA IGLESIA
SIEMPRE RECIBIRÁ LOS ATAQUES.
ESTEMOS
FIRMES.
Estad así
firmes en el Señor.
Filipenses
4:1
El versículo
de hoy trae a la mente la imagen de un soldado que se mantiene firme en medio
de la batalla. Pablo empleó la misma metáfora en Efesios 6:11: "Vestíos de
toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo". Estar firmes espiritualmente quiere decir no comprometer su
testimonio cristiano al dejarse abatir por las pruebas o las tentaciones.
Me entristece
que muchos creyentes no tomen en serio a Dios y sus mandamientos. En vez de
conocer a Dios, muchos prefieren que los entretengan. Esa indiferencia
considera sus mandamientos como simples sugerencias. Pero nuestro soberano
Señor nos manda que estemos firmes. Inmanente en ese mandato está la capacidad
de obedecer.
DEMOSTREMOS
EL AMOR POR NUESTRA IGLESIA.
EL AMOR DEL
APÓSTOL PABLO A LA IGLESIA.
Porque Dios
me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de
Jesucristo.
Filipenses
1:8
El apóstol
Pablo trataba a los creyentes con un espíritu amable y afectuoso. A menudo daba
órdenes con genuinas expresiones de amor a las personas. Tenía un lugar
especial en su corazón para la iglesia de Filipos. Se dirigía a esos creyentes
como "hermanos míos amados y deseados" (Fil. 4:1).
Manifestaba
su amor en su deseo de permanecer con ellos para su "provecho y gozo de la
fe" (1:25). Pablo estaba dispuesto a ser ofrecido "sobre el
sacrificio y servicio de [su] fe" (2:17). Y solamente los creyentes de
Filipos habían "[participado con él] en razón de dar y recibir"
(4:15), que también revela su vínculo especial con ellos.
Pablo era un
dialéctico y un teólogo sin igual, su capacidad intelectual era asombrosa, pero
también estaba dotado de una gran capacidad para amar a las personas. Su
ministerio puede ser eficaz solo cuando ame a las personas.
EL GOZO DEL
CRISTIANO POR SU IGLESIA.
EL GOZO DEL
APÓSTOL PABLO POR LA IGLESIA.
Hermanos
míos amados y deseados, gozo y corona mía.
Filipenses
4:1
El gozo del
apóstol Pablo venía de los demás creyentes. El versículo de hoy dice que los
creyentes de Filipos eran su "gozo y corona". A los creyentes
tesalónicos igualmente les dijo "¿Cuál es nuestra esperanza, o gozo, o
corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor
Jesucristo, en su venida? Vosotros sois nuestra gloria y gozo" (1 Ts.
2:19-20).
Pablo se
regocijaba en la salvación y en el crecimiento espiritual de la iglesia, que
está representada por la palabra corona. El término se refiere a una corona de
laurel, algo que un deportista recibía en los tiempos bíblicos por ganar un
torneo (1 Co. 9:25). Pero un deportista no era el único que recibía tal corona
de laurel. Si alguien era agasajado por sus compañeros, también recibiría una como
invitado de honor al gran banquete. De modo que la corona simbolizaba el éxito
o una vida provechosa. Los creyentes de Filipos eran el galardón de Pablo;
prueba del éxito de sus esfuerzos. Cuando usted sirva con sus dones, Dios
quiera que sienta el gozo que sentía Pablo.
UN BUEN
SOLDADO LE SIRVE AL PAÍS HASTA LA MUERTE.
UN BUEN
SOLDADO DE JESUCRISTO.
Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
2 Timoteo
2:3
Valor,
convicción e integridad son virtudes respetables desde un punto de vista
secular, pero es necesario que se manifiesten en la vida de todos los
cristianos. Es que el nombre "cristiano" nos identifica con Cristo,
que nunca transigió ni se apartó de la verdad. Él es el ejemplo perfecto de
integridad valerosa.
Es lógico
entonces que se nos llame a ser estables y a estar firmes como Cristo y a no
dudar (Stg. 1:6). Exhortaciones a estar firmes (Ef. 6:11, 13-14) y ser fuertes
(1 Co. 16:13; 2 Ti. 2:1) confirman que hemos de ser valerosos y intransigentes
al vivir para Jesucristo.
Casi todos
deseamos verdaderamente estar firmes y no tropezar en nuestro andar con Cristo.
Ninguno de nosotros quiere ser aplastado bajo el peso de las pruebas de la vida
ni ser derrotado por el ataque furioso del mundo, de la carne y de Satanás.
Pero debemos comprender que permanecer firmes y ser fuertes no es fácil porque
libramos una lucha espiritual (2 Ti. 2:3-4). Tenemos que estar preparados para
sufrir "penalidades" a lo largo del camino como buenos soldados de la
fe.
LAS
DIVISIONES Y CONFLICTOS EN LA IGLESIA.
SÚPLICA POR
LA CONCORDIA.
Completad mi
gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma
cosa.
Filipenses
2:2
El apóstol
Pablo era un gran teólogo, y a menudo trató importantes temas doctrinales. Se
opuso al legalismo de los judaizantes (Fil. 3:2) y a los criterios disolutos de
otros falsos maestros (vv. 18-19). Sabía que tales enseñanzas pervertían la
doctrina de la salvación y amenazaban la vida de la iglesia. Pero también
comprendía que la discordia en la iglesia era igualmente una amenaza para su
vida. Es que el conflicto le quita a la iglesia su poder y destruye su
testimonio. Los enemigos de Cristo se afanan por buscar formas de desacreditar
a la iglesia.
Por lo
visto, la discordia en la iglesia de Filipos estaba a punto de destruir la
integridad de su testimonio. Así que Pablo les dij "Solamente que os
comportéis como es digno del evangelio de Cristo, para que o sea que vaya a
veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu,
combatiendo unánimes por la fe del evangelio" (1:27). Tenemos un Espíritu
entre nosotros, de modo que no hay razón alguna para la discordia.
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